“Cuando estás sin trabajo, no estás de vacaciones” (Anónimo)
“en países como el nuestro, (…) cuanto mejor haces tu trabajo, más
rápido te despiden. Cuando logras la excelencia, has llegado a la
inempleabilidad.” (Gustavo Gorritti, referido a otra cosa, la
cancelación-despido de Rosa María Palacios)
“El apostolado no se come.” (Un maestro)
A todos nos preocupa el empleo.
Ganarse la vida es importante. Muchos pasamos por largos períodos de desempleo
abierto, o en esa malsana parodia de empleo que son los mil oficios o el trabajo
a destajo. Y lo que se gana apenas suele alcanzar para malamente cubrir algo de
lo mucho que se tiene que gastar en el país de tarifas más altas de América
Latina, a más de precios oligopolizados a la mala. Puede verse como una
expresión más de lo deformado que está el mercado laboral, y lo hipócrita que es
el discurso sobre la labor del maestro en nuestra sociedad. Somos un país donde
los precios suben por el ascensor y las remuneraciones por la escalera, eso si
es que suben. Los que sobrevivimos a la experiencia del primer gobierno de Alan
García y el primero de Fujimori, agasajados con shocks e hiperinflaciones,
recordamos los primeros usos del verbo “reajustar” como un eufemismo para bajar
las remuneraciones hasta límites inverosímiles de creer, y lo cierto es que
tras un cuarto de siglo no se recuperan los niveles de entonces. Acaso tampoco
sea ya posible. Para los maestros, el crecimiento económico nunca ha sido más
que una finta.
A despecho del crecimiento
acelerado de la economía, lo que ocurre hoy en día es que mientras más abajo
estás en la escala salarial menos aumentan tus remuneraciones, como lo prueba
el hecho que el famoso sueldo mínimo, ajustado a la inflación, registra un
crecimiento tan absolutamente nimio en el transcurso de los años, que bien
podemos considerarlo estacionario en el mejor de los casos. Hace mucho, además,
que perdió toda relación con la canasta básica, que a estas alturas no es más
que otra cifra para la finta. Y, en realidad, más del 95 % de los peruanos seguimos
estando más abajo de los 2000 solifacios mensuales.
Sin embargo, se dice que el
futuro de la nación depende de la Educación. Otra Finta, por supuesto. Basta
ver cómo son tratados los maestros en general en nuestro país. El 5 de octubre
se celebró el Día Mundial de los Docentes, que por acá pasó sin pena ni gloria,
parece que este tema para lo deprimente que es, es preferible soltarlo ahora
que en nuestro Día del Maestro. Siempre conviene que recordemos algunas de esas
cositas tan reales que giran alrededor, no la fantasía que se nos vende. Tomé
la idea de estos mandamientos del blog del colega Wilfredo Pérez Ruiz, y me
apresuro a declarar que he tratado de no copiarlo`.
Los Diez Mandamientos del Docente
en el Perú
Primero: No estudies Educación.
No tiene sentido. Estudia cualquier otra cosa, igual terminarás enseñando, y te
respetarán más que si eres solamente un educador. Si te creíste el cuento del
apostolado, cómprate una Maestría en cualquier otra carrera, no importa cual,
pero que no sea Educación. Ahora bien, si ya no te queda más remedio, pon una
bodega, una fotocopiadora o un bar, para que puedas ganarte la vida.
Segundo: Si te da por ser honesto
intelectualmente, olvídalo, no rinde. La Institución te dirá qué debes pensar y
decir a tus alumnos. No te creas eso de la Libertad de Cátedra, no existe. Tus
opiniones no son valoradas, y tu influencia social es nula, así que no le
discutas a los mandamases, no te hagas problemas y limítate a pasar por caja a
fin de mes, rogando que haya plata.
Tercero: Respeta a tus jefes más
que a tu padre y a tu madre. Ellos únicamente te dieron la vida. Los otros te
pagan por ella, y si no quieres estar en la siguiente lista de desempleados,
toma aire y diles a todo que sí, aunque sea una barbaridad. Elógialos con ganas
y pon por lo alto su ingente aporte a la Educación Nacional. Si no lo haces, te
sacarán a ti y pondrán al recomendado.
Cuarto: Santifica las fiestas a
las que te inviten por el Día del Maestro y otros motivos, aunque abarquen tus
períodos de descanso y malditas las ganas de asistir que tienes. Que te vean participar,
pero nunca, jamás, se te ocurra tomarte por ahí una chelita, porque la Fiesta
no es para ti, sino parte de tu chamba.
Quinto: No desapruebes demasiados
alumnos por la mal entendida idea de que los alumnos están ahí para aprender.
Los alumnos están ahí porque pagan y/o porque quieren sus papeles a fin de año,
y si los jalas mucho en la encuesta te harán cisco. Te evitarás molestos padres
de familia y llamadas de atención de la superioridad si astutamente te evitas
problemas tan nimios como la evaluación.
Sexto: No entregues demasiados materiales
propios. Tus syllabus, planes de clase, separatas, evaluaciones, material
audiovisual y demás dejarán de ser tuyos, otros los utilizarán y se ganarán con
el producto de la quemazón de tus pestañas. La propiedad intelectual es un cuentos
para cazar pajaritos, porque se supone que te la compran con tu remuneración.
Séptimo: No pretendas hacer que
tus alumnos piensen con su cabeza. Dirán que eres muy exigente y hablarán mal
de ti con sus padres y con los coordinadores y directores. Ellos te acusarán de
la deserción escolar y de la disminución de los ingresos, o peor, te acusarán
de comunista, antisistema o infiltrado senderista. Y con eso irás a calentar la
banca del parque y a preguntarte por qué elegiste este oficio.
Octavo: No esperes nada parecido
a la coherencia en este oficio de enseñar. Siempre te dirán que el alumno es lo
más importante, que se preocupan por su formación integral y que tu trabajo
está realmente muy bien. Al concluir el ciclo de estudios igual no serás reprogramado,
y tu curso se lo darán a otro. Y cuando preguntes por qué te dirán que estás
sobrecalificado, o cualquier sandez de esas. La evaluación normalmente es la
encuesta de los alumnos, es esa en la que tienes que fijarte. Pero si quieren
realmente sacarte, la encuesta no importará tampoco.
Noveno: No te creas el cuento de
la evaluación. Se hace para justificar los despidos y reducir costos poniendo a
un recién egresado que cobre la mitad que tú. También la hacen para hacerle a
los padres de familia la finta de que se está en la vanguardia de la Educación
Nacional.
Décimo: No olvides que tú eres un
simple proveedor. Si te retrasan tu mensualidad, es porque hay serios problemas
económicos y todos tienen que poner el hombro, aunque los dueños de la pelota
estén de vacaciones en el Caribe. Y no reclames, porque dirán que eres
“conflictivo”, e igual te pondrán en la lista negra.
Colofón
Ser educador en el Perú no da grandes
satisfacciones que no sean internas y personales. Peleamos sin embargo la mejor
batalla de todas. Somos la vanguardia de la nacionalidad y de la cultura,
aunque nos menosprecien y nos hambreen. Por eso precisamente es que ocurre. Así
que cuando tengamos un salón de clase, no nos amarguemos, porque sigue siendo
una oportunidad para cuando menos de hacer aquello para lo que nacimos. Hay que
tener fe, pero no olvidar la realidad de las cosas. Nunca.
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