CRÓNICAS DE LECTURAS – 72
Narrativa en Serie
I
¿Nunca segundas partes fueron buenas?
Estimado lector, he metido una
vez más la pata y he empezado por la parte en vez de por el todo, por la
especie en vez de por el género, por las series de novelas históricas en vez de
las series de novelas en general. Como ya está hecho y más vale tarde que nunca, haré lo mejor en estos casos, que es hacer como que
no metí las cuatro, y empezar como si nada hubiera pasado:
Mucha narrativa se ha escrito en serie, formando varias novelas, obedeciendo al criterio de que si la primera tuvo éxito en ventas las continuaciones compartirán dicho éxito cuando menos en parte. Así, ganar 100,000 con la primera significa, digamos, ganarse unos 50,000 con la segunda ... o 20,000, de todos modos se gana, es cuestión solamente de tenerlo en la misma cuenta, así se maneja los costos. Ello vuelve rentables las segundas, terceras, cuartas y quintas partes, o las series que compartan tema, personajes, estilo o contexto, spin-off le llaman a eso en el ambiente de negocios de las motion pictures y ahora de las editoriales. No es error repetir un esquema exitoso, la obra de arte es autónoma y supera al autor. Se ve en los personajes con personalidad marcada, como Sherlock Holmes, Harry Potter, Drácula, Superman, Lituma, el Capitán Alatriste, Allan Quatermain, D´Artagnan o El Nictálope. Las cartas de Julio Verne a su editor muestran a la posteridad las discrepancias entre ambos respecto del Nemo de Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino y La Isla Misteriosa. Mario Vargas Llosa retoma a Lituma de La Casa Verde en Lituma en los Andes y en alguna otra obra por tener que editar una novela cada año por contrato, y para no sacarse de la manga nuevos personajes. Es sabida la antipatía de Arthur Conan Doyle a su hijo literario Sherlock Holmes, al que liquida al final de su primera serie, lo que reparó sobre la marcha por la doble presión de los lectores que reclamaban más Holmes, y los editores que convertían dicha popularidad en tintineantes libras esterlinas. El caso de Alfredo Bryce Echenique es más penoso, tras Tantas Veces Pedro empieza a repetir los contextos, situaciones y personajes, su narrar se hace cansado y reiterativo. Tal vez su compulsión a la copia se iniciaraq en la necesidad de satisfacer a sus editores.
Mucha narrativa se ha escrito en serie, formando varias novelas, obedeciendo al criterio de que si la primera tuvo éxito en ventas las continuaciones compartirán dicho éxito cuando menos en parte. Así, ganar 100,000 con la primera significa, digamos, ganarse unos 50,000 con la segunda ... o 20,000, de todos modos se gana, es cuestión solamente de tenerlo en la misma cuenta, así se maneja los costos. Ello vuelve rentables las segundas, terceras, cuartas y quintas partes, o las series que compartan tema, personajes, estilo o contexto, spin-off le llaman a eso en el ambiente de negocios de las motion pictures y ahora de las editoriales. No es error repetir un esquema exitoso, la obra de arte es autónoma y supera al autor. Se ve en los personajes con personalidad marcada, como Sherlock Holmes, Harry Potter, Drácula, Superman, Lituma, el Capitán Alatriste, Allan Quatermain, D´Artagnan o El Nictálope. Las cartas de Julio Verne a su editor muestran a la posteridad las discrepancias entre ambos respecto del Nemo de Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino y La Isla Misteriosa. Mario Vargas Llosa retoma a Lituma de La Casa Verde en Lituma en los Andes y en alguna otra obra por tener que editar una novela cada año por contrato, y para no sacarse de la manga nuevos personajes. Es sabida la antipatía de Arthur Conan Doyle a su hijo literario Sherlock Holmes, al que liquida al final de su primera serie, lo que reparó sobre la marcha por la doble presión de los lectores que reclamaban más Holmes, y los editores que convertían dicha popularidad en tintineantes libras esterlinas. El caso de Alfredo Bryce Echenique es más penoso, tras Tantas Veces Pedro empieza a repetir los contextos, situaciones y personajes, su narrar se hace cansado y reiterativo. Tal vez su compulsión a la copia se iniciaraq en la necesidad de satisfacer a sus editores.
Ahora bien, seguramente seré
injusto con mi primera selección, pero no me cansaré de decir nunca que tiendo a obedecer ciertos criterios: Uno, tengo que haberlo
leído de cabo y rabo, si no de qué estoy hablando. Dos, tiene que haberme gustado lo leído, o por lo menos de una
manera u otra tiene que ser importante para mí. Conviene señalar en este punto que la narrativa en serie se caracterizan por la continuidad, por tener una trama específica con Origen,
Nudo y Desenlace desplegado a lo largo de todos los libros, aunque claro está
que pueden soportar todas las subtramas necesarias o posibles. Por ello no
puedo incluir en ella las series de Biografías Noveladas o de Novelas
Históricas, cuya trama ya viene dada por la historia o la biografía (ejemplo es la magnífica serie César,
de Colleen McCullough, aunque a
veces caiga en detallismo), o por el simple hecho que ya sabemos en qué acaba
la historia (como en Los Reyes Malditos,
de Maurice Druon). Y sí debería añadir las narrativas cortas, como los cuentos dedicados a Nick Adams por Ernest Hemingway, o a Luder por Julio Ramón Ribeyro, pero por ahora no lo haré con cargo a resolverlo en otra Crónica. Para efectos de ésta más bien subsanaré el error al que me referí al principio, el fastidio de haber cronicado
series de novelas históricas sin haberme referido antes a las series narrativas en
general. Por ello estoy tratando de ser ecléctico en esta Crónica, y he elegido por ello un
conjunto de narrativa fantástica (la serie de Harry Potter de J.K. Rowling),
otro de narrativa testimonial (La Guerra
Silenciosa de Manuel Scorza), y
otro más de narrativa de Ciencia Ficción (Fundación,
de Isaac Asimov). Espero que aproveche a todos.
II
Harry Potter (J. K. Rowling)
Joanne Rowling es el verdadero nombre de la escritora británica de
seudónimos J.K. Rowling y Robert Galbraith. Con este último escribe en
género negro y para adultos. Se conoce con tal detalle la biografía best-seller de J.K. Rowling que es difícil ser original en lo que se pueda decir de ella, pero igual trataré.
Cuando leí Harry Potter hallé lo que se
me perdió desde la adolescencia: un personaje del que me sintiera solidario. Y
es difícil no serlo con un niño que sin culpa alguna se la pasa como la mona.
Pero interrumpámonos a nosotros mismos y centrémonos en el escritor que no quiere estereotiparse. Los que escribimos -
tengamos éxito o no y sea lo que sea el éxito - somos seres humanos y estamos sometidos a las mismas reglas que usted, amable lector: Si no hay plata, sufrimos; y si
nos pica nos rascamos con energía; y al escribir recogemos lo que sentimos
y lo hacemos carne en el relato, siempre apoyados en quienes somos. Vale decir, si no sabemos qué es
lo que queremos decir, pues no decimos nada. Pero cuando queremos decirlo ... el relato en apariencia infantil se vuelve mortalmente adulto, y eso le pasa a Harry
Potter. No tengo la menor duda que Harry
Potter fueron originalmente dos relatos, o yo no sé leer. No estoy en el ajo del
cómo Joanne Rowling escribió Harry Potter, pero ella no hizo secreto del
proceso que la llevó a donde está. Y así hago metalectura y algunas
hipótesis que me atrevo a decir: Imagínate, lector, tu primer libro, el tomo
uno, la opus prima; un suceso tan especial que hay gente que no sobrevive a su primer libro; mientras otros se hacen veteranos en publicar y otros más incluso se aburren. Imagínate tu relato sobre un joven tan rechazado por su entorno
como tú por las editoriales. Este joven sabe dónde refugiarse malamente de la gris melancolía
cotidiana que conoce de memoria, pero no sabe que es un mago que no sabe que
hay un inmenso mundo mágico paralelo al mundo muggle.
Súbitamente todo se revela de una vez, y para siempre sabes quién eres. Poner esto en negro sobre blanco requiere una cierta extensión, ni más ni
menos. Por eso estoy seguro que en el original de la Rowling los que conocemos hoy como tomos uno y dos eran solamente uno, partido en dos para reducir riesgos y maximizar ganancias.
La historia auguraba éxito, el
olfato del editor no es solamente intuición. La demanda genera su oferta, no
todos tienen talento ni hay tanta realeza suelta para que le impriman a la
Alteza Real No Sé Cuántos sus cuentos de avioncitos para niños. Según Charles Chaplin el talento sobra y la
diferencia la pone el chambear a lo bestia. El problema editorial no es que
falte sino que sobra. Por eso los autores se ayudan con especialistas: Joanne y su agencia Christopher Little Literary Agents contactaron
doce editoriales que rechazaron la obra, editoriales que ahora se jalarán los pelos de frustración. Se
arriesgó en cambio la pequeña Bloomsbury,
dícese gracias a Alice Newton de 8 años, Investigadora
Oficial en la editorial del papi en Libros para Niños. Si eso es leyenda
fabricada, a estas alturas qué importa: La obra se vendió como pan caliente y Joanne, tranquila respecto a sus
ingresos y más suelta de huesos – un escritor exitoso pone las reglas -,
dispara un proceso creativo más libre, que no tiene que inventar todo ni
convencer a nadie. Desarrolla una nueva trama cuya base ya contrastó con
editoriales, lectores e incluso espectadores. A favor de Joanne diremos que donde otros se hubieran repetido a sí mismos
para llegar más rápido a los millones de dólares, ella se reinventó totalmente en la magnífica Harry Potter y el prisionero de Azkaban,
notablemente diferente de las anteriores, más adulta, más compleja, inicio de la Segunda y Más
Importante Saga de Harry Potter: la Iniciación del Niño que Sobrevivió, su avance
a la adultez, sus decisiones morales, su confrontación con su Otro-Yo Voldemort;
y tras 4,200 páginas se nos muestra a Harry Potter maduro, con
sus hijos en la estación del tren a Hogwarts, con su cicatriz que se nos
advierte no duele, como otras cicatrices que nos deja la vida, así no seamos
magos. Parece posible identificar incluso una Tercera Saga, si miras los
tamaños y comparas y ves que la Segunda Saga parecería resolverse en Harry Potter y el Cáliz de Fuego, y
dejarla suelta al final es un certero golpe de efecto narrativo. La muerte del
personaje Sirius Black (en el cine un solvente Gary Oldman) marca la
diferencia y el límite entre la Segunda y la Tercera Partes, el entrar a la adultez
y sus pérdidas dolorosas, sus responsabilidades, sus complicadas y difíciles decisiones. La travesura infantil acaba en Harry Potter y la Orden
del Fénix, y empiezan las mortales
travesuras adultas, donde se juega la vida. En la opinión de este humilde servidor es esa progresión la que hace inolvidable la saga
de Harry Potter, que le hará pasar la prueba generacional.
III
La Guerra Silenciosa (Manuel
Scorza)
No abunda la literatura peruana
en narrativa en serie, menos aún en novelas. Hay en ello un tema editorial y de segmentación, y los
autores consagrados no trataron, y si trataron el entusiasmo no les duró.
Pero hay una notable excepción en la importante serie La Guerra Silenciosa, de Manuel Scorza (1928 – 1983). Es cierto
que Scorza unía a su compromiso
político y a su sensibilidad estética un finísimo olfato comercial, combinación
nada común en la gente normal y menos en los escritores. La editorial Peisa combinaba estas tres
características - política, estética y comercial – en un solo emprendimiento
que registr
ó éxitos notables y quedó desafortunadamente pasmada
con la repentina muerte de Scorza en
un accidente de aviación. La Guerra
Silenciosa se ubica en una clave entre lo real-maravilloso y lo real-horroroso,
más bien éste que aquél, más bien sarcástica que irónica, más bien real-mágica
que mágica-real. Narra la lucha por la tierra que las comunidades campesinas
del centro del Perú libraron contra los latifundistas, el más poderoso la Empresa
Cerro de Pasco Corporation. Lee
cualquiera de estas novelas o la serie entera y luego pregúntate, amigo lector,
por qué la gente en nuestro país le tiene resquemor a las compañías mineras y a
los gamonales, y por qué trata de compensar el histórico ninguneo a que fue
sometida con eso que a veces llaman “resentimiento”. Es fácil criticar de fuera
cuando no has tenido que mascá arena
por siglos de estar obligado al silencio e incluso a sonreír frente al abuso reiterado
y consuetudinario, cuando la única victoria posible es permanecer. Ese
llamado “resentimiento” sigue vigente, aunque la palabra se desgaste en
proteger el titubeante ego de los que desconocen nuestra historia de abusos y maldades, que carecen de recursos emocionales y racionales para asumir y licuar la culpas, y creen aún que porque
tienen zapatos el suelo ha sido siempre de cuero. El primer Cantar o Balada, Redoble por Rancas (1970), es la crónica exasperantemente real de una
lucha solitaria: la que en los Andes Centrales libraron, entre 1950 y 1962, los
hombres de algunas aldeas sólo visibles en las cartas militares de los
destacamentos que las arrasaron. Llamar a estos relatos Cantar o Balada se
justifica en la medida que no sabemos exacto qué es esto que leemos: Novela, Testimonio,
Crónica, acaso canto popular o cuento para hacer dormir a los niños, aunque los
nombres son reales, excepto los de aquellos justos a los que hay que proteger de la justicia …
Los Cantares o Baladas de Manuel Scorza son así un testimonio
duro, terco, permanente, ferozmente irónico hasta en los nombres de sus capítulos (Sobre la pirámide de ovejas que sin afán de
emular a los egipcios levantaron los ranqueños), y cuyo dramatismo no decae
en ningún momento. La lucha en Rancas se pasma con la masacre de la comunidad y
la captura de Héctor Chacón, el
Nictálope. Pasa la bandera a la Comunidad de Yanahuanca que invade las
tierras que les arrebataron secularmente en Garabombo
el Invisible (1972), personaje que será jirca
de las comunidades de la sierra central. La tercera balada es El Jinete Insomne (1977), iniciada con De cómo el río Chaupihuaranga siguió apellidándose Chaupihuaranga pero
cesó de ser río, porque esas cosas pasan en el mundo inventado e impuesto por
latifundistas y gobiernos, e incluso se verá al ínclito Juez Montenegro, del Honorable e Incorruptible Poder Judicial de la República,
adelantar el tiempo en el territorio que domina. La Comunidad de
Yanacocha continúa la lucha arrinconada contra la pared, y le cierran todas las
posibilidades aunque don Raymundo
Herrera cabalgue sin dormir por valles y montañas tratando de proteger el título de propiedad de Yanacocha,
antiguo de 1711, y la masacre no se evitará. En el Cuarto Cantar o
Balada, el Cantar de Agapito Robles
(1977), el personero de la extinguida Comunidad de Yanacocha
enfrentará al Todopoderoso Juez Montenegro
(¿No intentarás seguir tu guerra contra el
doctor? No se puede. Los humanos no pueden combatirlo. Ha detenido los ríos, ha
encarcelado los meses y si se encapricha ordenará oscurecer el sol) defendiéndose de su poder con la danza mágica en la que su poncho multicolor incendia la pradera. El
Quinto y último Cantar o Balada es La
Tumba del Relámpago (1979), que sigue la actividad de la Cerro de Pasco Corporation y la lucha
del Alcalde, profesor y flamante abogado Genaro Ledesma
Izquieta. Conviene señalar que Ledesma es un personaje vivo de la política y la sociedad peruana. Manuel Scorza
representa al indigenismo peruano, junto con Ciro Alegría y
José María Arguedas. No he encontrado estas obras para bajarlas, pero encontrarlas en los libros para leerlas bien vale la
pena, aprenderíamos a ver la realidad con otros ojos quizá más mágicos, más reales.
IV
Fundación (Isaac Asimov)
Isaac Asimov es de los Tres Grandes de la Ciencia Ficción en lengua
inglesa con Robert Heinlein y Arthur C. Clarke y de él ya hablamos. Sin
embargo, en nuestro planeta hay más autores de estos: Stanislas Lem, Aldous Huxley,
Philip José Farmer y otros dan
motivos para discutir esta afirmación de los Mejores, que podría solamente
indicar un eventual colonialismo mental montada sobre la clásica xenofobia
literaria estadounidense. Pero de esto ya tratamos, y si incluimos esta serie (Fundación) es porque sus valores van más
all
á, strictu sensu, de la ciencia ficción,
que por cierto no le ha escatimado elogios ni reconocimientos: La Serie se
considera lo mejor del subgénero en todos los tiempos, aunque surgió casi de
casualidad, lo que sabemos por el mismo Asimov,
escritor chismoso y de tan prolífica producción que hizo pensar a muchos que tras el seudónimo Isaac Asimov se
escondía un sindicato completo de escritores, así que a Asimov le dio por chismear sobre la chamba que se daba para
escribir. La cantidad de obras que se le atribuye es muy grande, y aunque es
posible que mantuviera un batallón de negros escribiendo para él, también
es posible la otra posibilidad. Pruebas al canto: En la España del Siglo XVI, a
Don Félix Lope de Vega y Carpio se
le llamaba el monstruo de la naturaleza
no por feo, sino por su desmedida creatividad en una época en que el canon
prescribía el verso, y se le atribuyen 21 millones de esos, en cualquier caso un
montón. Otros escritores prolíficos como Jack
London y Emilio Salgari
demuestran que un Asimov es verosímil.
Pero no nos salgamos de Fundación.
Inicialmente fueron tres libros escritos por entregas y editados como Fundación, Fundación e Imperio y Segunda
Fundación. A pesar del éxito editorial nadie se ha atrevido a filmar la
saga, a estas alturas no creemos por dificultades técnicas, dado lo que Lucas y Spielberg han estado logrando. Los premios no quedaron atrás, pero
da que pensar que hayan venido después cuatro libros escritos por el propio Asimov: dos secuelas (Los Límites de la Fundación; Fundación y Tierra) y dos “precuelas” (Preludio a la Fundación y Hacia la Fundación). Después se le
ocurriría integrar en su saga la otra de los robots, a fin de completar el Universo
Asimov rellenando vacíos narrativos.
Pero la verdadera inspiración
está en lo que al principio fue la trilogía de libros La Fundación. En ella no hay Tierra, nadie sabe de dónde salió el
ser humano. Hay un Imperio que abarca la Galaxia, abocado a su
decadencia prevista por el matemático Hari Seldon, creador de la psicohistoria,
ciencia que estudia las reacciones de masas empleando matemáticas ultravanzadas
con capacidad de predecir – y manipular - las grandes tendencias. Se prevé que
el imperio caerá en una crisis que dejada a su arbitrio duraría treinta mil años, pero Seldon decide crear Dos
Fundaciones con el objetivo de reducir el interregno a mil años. La Trilogía
original consta de los libros Primera
Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación. A esta trilogía
original se le agregaron los cuatro volúmenes mencionados del propio Asimov, y tras su fallecimiento se insertaron en la saga otros
tres volúmenes de otros autores. Este recurso editorial
para seguir sacándole el jugo a Asimov
después de muerto no funcionó del todo bien, y eso que los dichos libros son
buenos: El Temor de la Fundación de Gregory Benford; Fundación y Caos de Greg
Bear; y El Triunfo de la Fundación
de David Brin. Toda la historia
del Universo
Asimov con Robots e Imperio está inserta en la cronología del libro de Brin (El Triunfo de la Fundación), desde 1982 - nacimiento de Susan
Calvin, que en 2007 ya trabaja en Norteamericana de Robots y Hombres Mecánicos
S.A. La cronología de los relatos no concuerda bien con la edición de
los libros, pero podemos tratar de explicitarla: Empieza la cosa con El Robot Completo, de 1982, serie de historias
cortas de robots que incluye Yo, Robot
de 1950. Viene después la primera novela larga, Bóvedas de Acero, de 1954, primera de robots y aparición del
detective Elijah Baley. Continúa con El
Sol Desnudo, de 1957; Robots del
Amanecer, de 1983; y Robots e Imperio,
de 1985, estas dos escritas para enganchar ambas series. Las Corrientes del Espacio de 1952 es la primera novela del Imperio;
le seguiría cronológicamente Las
Estrellas, como Polvo… de 1951; Un Guijarro
en el Cielo, de 1950; y Preludio a la
Fundación, de 1988. Hacia la
Fundación, de 1993 antecede a la clásica Fundación de 1951, la primera de las tres con las que Asimov cimentaría su fama. Obviamente
vienen Fundación e Imperio de 1952 y Segunda Fundación, de 1953 y sus secuelas Los Límites de la Fundación, de 1982,
para mí la más floja; y Fundación y
Tierra, de 1983.
V
Colofón
Cuando era chico me gustaban los
libros gruesos porque me prometían mayor cantidad de disfrute en el tiempo. Al
revés de casi todos mis contemporáneos siempre consideré mejor un libro grueso que uno delgado, por lo rico de meterse en un Universo
como los de Asimov, Scorza o Rowling. He visto a mucha gente desanimarse por el grosor de un
libro y la expectativa de las muchas horas de lectura que depararía. Todo lo que
puedo decir al respecto es que les tengo mucha lástima. Lee lo que quieras.
La Segunda Parte de Narrativa en Serie, dedicada a Jean Auel, Jean Paul Sartre, Ernesto Sábato y Arthur Clarke está en:
http://memoriasdeorfeo.blogspot.com/2014/08/cronicas-de-lecturas-91-narrativa-en.html
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