CRÓNICAS DE LECTURAS – 74
Literatura Infantil (I) – Charles Perrault
I
Infantiles, sí, pero no tanto…
He encontrado esta espantosa
sigla: L I J (Literatura Infantil y
Juvenil) y de veras que no me gusta. Por qué juntar lo Infantil con lo
Juvenil, por qué pasar por alto la Pubertad y la Adolescencia. Ya sé, no me
digan, es conveniencia de las editoriales, si hoy en día incluso se hacen
congresos de escritores de L I J. Yo no sé ustedes, pero los motivos por los que
leo me los tengo claros y soy bien relajado: Leo porque me gusta, porque
aprendo, porque esta cabeza – la que traigo puesta - llega de un modo a la
primera página de un libro y sale de otro en la última. Vale decir leo porque
me conviene, porque me da mi regalada gana, y no le busco tres pies al Gato… ni
aunque tenga Botas. Aparte, cuando veo a mi hija comerse los libros como
malvaviscos me invade la satisfacción que justifica hasta el hecho de buscar
trabajo bajo las piedras. Se trata de poner lo mejor en cartelera: La madre de
mi hija gusta de los libros grandes, elegantes, bien editados, con dibujos y
colores full arte, la estética le
manda y no hay nada mejor que ser uno mismo con los propios vástagos. Aunque a
mí la estética del libro me seduzca, la veo menos que al contenido, y trato de
respetar los procesos, pero como profe no puedo evitar preocuparme, aunque a
veces le deje la chamba al Espíritu Santo por intentar no exagerar en lo que
mi hija - y mis hijos mayores en su momento – lee o deja de leer. Y si la
literatura en general se guía por un criterio estético en lo fundamental ¿por
qué no la L I J? Creemos que lo infantil es sinónimo de fácil y nada más falaz.
La lectura para niños, como sabían los viejos contadores de cuentos y como saben
hoy los editores, muestra conflictos, argumentos y mensajes de grande
complejidad. No me canso de decir que los niños son niños y no idiotas, como
parecen creer incontables padres y educadores. Las historias “para” niños son
escritas por escritores “para” niños, de bagaje axiológico propio e intención
específica, a veces sólo la de ganar plata con su pericia. Pero si el escritor
es bueno – debe serlo si reúne la solvencia literaria con la docente - la
Literatura se orienta a lograr en los niños el disfrute estético, lúdico y
creativo; y además cumple finalidades pedagógicas y formativas, en particular
como correa de transmisión de Valores y datos sobre la Vida. Cuando funciona.
Como en la actualidad los padres
estamos con justicia alarmados por el estado del mundo que le dejamos a los
vástagos, nos preocupa qué aprenden porque en el mejor de los casos el futuro se
ve negro y ferozmente competitivo, y sospechamos que sobrellevarlo les será algo más
fácil con habilidades desarrolladas en el leer y comprender. Creo que es eso lo
que justifica hoy en día a la Literatura Infantil a los ojos de padres y
maestros. Pero los chicos y chicas no son igualitos todos, Richard Bamberger en Promoción
de la Lectura los clasifica por sus gustos y preferencias en lectores realistas
(prefieren temas cotidianos), estéticos (juegan con palabras y sonidos),
románticos (apegados a la fantasía y la magia) e intelectuales
(orientados al conocimiento), y como no hay tipos puros, ganan los chibolos
cuando padres y maestros nos ponemos anarquistas y les dejamos al alcance todo
tipo de Libros de Literatura Infantil, y de la otra. Al principio no había
Literatura Infantil, ni L I J ni más vainas de esas, los viejos contadores de
historias no diferenciaban el auditorio ni apartaban a los chicos cuando la
historia se volvía no apta, para
ellos mientras más mejor. Por otra parte, un juego de video de hoy expone a los
chicos a historias mucho más dramáticas y sanguinarias que La Niña de los Fósforos. La mayor parte de las veces que papis y
mamis “protegen” a sus hijos, a quien en realidad protegen es a ellos mismos de
su propia insolvencia e incapacidad para enfrentar el dolor y la triste
realidad del mundo. Y así las viejas historias sobreviven de contrabando, a
pesar de ser modificadas hasta lo irreconocible por bienintencionados editores
que cubren las necesidades … de los padres. Las viejas historias – podríamos
incluir los viejos mitos - no fueron hechas por preocupados educadores, sino
por literatos que trataban de contar buenas historias. Ahora nos dedicaremos a los Clásicos de la Literatura Infantil, perdónennos que nos olvidemos de la L I J.
II
Charles Perrault y los Cuentos de mi Madre la Oca
En 1697 el francés Charles Perrault (1628 – 1703) publica
las Historias y Cuentos de Tiempos
Pasados, que subtituló Cuentos de mi
Mamá Gansa o Cuentos de mi Madre la
Oca. Inaugura así ciertos recursos literarios, como el autor falso (tal Mi
Madre la Oca, popular e imaginaria dama francesa del campo que parece
se sacaba los cuentos de la manga) y el concepto mismo del Cuento de Hadas.
Pero no es él quien inventa a la dama, a la que se puede rastrear a comienzos
del siglo, basada en la verdadera y famosa Bertha
Pied d´Oye (Bertha Pie de Ganso),
quien al parecer hacial el año 1000 era una eximia narradora de cuentos y
esposa del Rey de Francia Roberto II.
Perrault inaugura también el Érase una vez (Il était une fois), como la no menos famosa
coletilla y fueron felices por el resto
de sus días, así como las
reiteraciones tipo Abuelita, que (ojos,
orejas, manos) tan grandes tienes, y las moralejas finales en verso. De
hecho Perrault pone por escrito y en
forma culta las historietas de viajeros, quitándoles el contenido vulgar y “no
apto”, dando inicio a la larga tradición de versiones edulcoradas y “rebajadas”
para niños. Por cierto que ello empata con la alta consideración en que tenemos
la niñez en este siglo XXI, y aunque parece que en eso se nos está pasando la
mano, ese es otro tema, y la gracia es que Perrault
empata. Es el clásico definitivo de los cuentos infantiles y muchísimos autores
copiarán sus temas, personajes y caracteres con absoluto descaro y desprecio de su época. Pero es así que los
cuentos de Perrault han alcanzado a
ser hoy tan ampliamente conocidos. Por ello estoy seguro se me perdonará si
trato de no abundar tanto en los más conocidos y me centro en los menos
reproducidos.
De La Bella Durmiente del bosque se elimina en las versiones modernas “rebajadas”
la segunda parte, en que la malvada madre del príncipe es una ogresa que trata
de comerse a todo el mundo, y como buen francés Perrault resuelve el asunto aunando la bondad a la astucia para
triunfar de las maquinaciones. La Caperucita
Roja clásica no tiene final feliz, la niña es devorada por el mismo lobo
que se comió a la abuela, los cazadores que le abren la panza al susodicho fueron
añadidos posteriores de los hermanos Grimm
en busca de un artificial final feliz, porque la Caperucita no simboliza
el Bien ni la Ingenuidad como en las versiones modernas, sino más bien la
Necedad y la Estupidez. En La Cenicienta que
se edita en nuestros días no se introducen en general grandes cambios, excepto
por los añadidos y continuaciones artificiales que Disney se sacó de la manga para modernizarlas y hacer más plata con
las segundas partes. Las variantes que se han introducido en diversas películas
tienden a rescatar y acercarse al espíritu de la obra, aún en aquella donde
metían de contrabando a Leonardo da
Vinci. Pulgarcito (O Meñiquín) muestra un tema muy
reiterado, repetido por los Hermanos Grimm
en Hansel y Gretel: la familia de
pobres leñadores que no consigue alimentar a sus hijos y los abandona en el
bosque por no verlos morir de hambre, lo que debe haber ocurrido demasiadas
veces en la edad media. Pulgarcito es pequeño en tamaño pero
grande en astucia, tan cara a Perrault
como valor fundamental en que sostiene el triunfo del bien sobre el mal, y
consigue sobrevivir y aún rescatar a sus hermanos ahí donde otros más grandes y
fuertes hubieran fallado.
Todos estos cuentos han inspirado
muchas obras de arte, con cuya referencia no agotaré a mis lectores, pero es
imposible no mencionar en música y ballet, de Peter Ilitch Tchaikovsky La Bella Durmiente: http://www.youtube.com/watch?v=DJH0luFp2Vs.
De Maurice Ravel Mi Madre la Oca: http://www.youtube.com/watch?v=o3rir1bWTyI.
De Serge Prokofiev La Cenicienta: http://www.youtube.com/watch?v=Y6G0WG6YwBo.
De Montsalvagé El Gato con Botas: http://www.youtube.com/watch?v=4pGqPvlzyrE&list=PLTZs4J2kcevmw5HteVWkLrx5ODdC1VswE
III
Charles Perrault y más Cuentos de mi Madre la Oca
En El Gato con Botas, que Perrault
llama originalmente Maese Gato, éste es dejado como única
herencia a un muchacho que planea comérselo, parece lo único a hacer con él,
pero el Gato le convence de dejarlo hacer, se dota de botas y un saco,
y usa de diversas triquiñuelas para hacerse necesario al Rey de la comarca y hacer
pasar a su amo pobretón como Marqués de Carabás, en una historia de
creativo arribismo social para aprovechar las ocasiones como fuente de
posibilidades, pero que se sostiene moralmente en la vera amistad que une al Gato
con su amo. Al final el Gato logra que un Ogro
que devasta la región se convierta en ratón y se lo come, la agradecida hija
del Rey se enamora del muchacho y etcétera etcétera viven felices para siempre y el Gato
se la pasa magnífico el resto de sus días. Pareciera que el Gato
es un sinvergüenza amoral, pero en épocas de inmovilidad social se asciende usando
de las propias habilidades pues la vida es difícil y la realidad manda, no siempre
se puede ser moral a rajatabla. Piel de
Asno presenta contenido escatológico y edípico: Los valiosos excrementos de
oro del asno dan fondo a una historia en que hay riesgo de incesto padre-hija,
estorbado sin embargo por la intervención de un hada madrina que aconseja a la
hija del Rey haga demandas imposibles y así evite una boda incestuosa. Así
solicita y obtiene la piel del asno mágico, que cuando se la pone la convierte
muy convenientemente en una damisela fea, y así escapa a otro Reino. Como
siempre lleva puesta la piel la nombran Piel de Asno, y encuentra chamba en
las cocinas de una granja. Un día que anda sin camuflaje, el consabido Príncipe
de la comarca la ve por el ojo de la cerradura (mañosón el aristócrata) y cae
rendido de amor por ella, pero luego no la encuentra, pues Piel de Asno no se quita
la ídem así nomás. El Príncipe insiste en que ella le
hornee un pastel para curar el mal de amor. Para mí que algo se olía, porque
eso del pastel de curar mal de amores, hecho por la misma de la Piel … seguro que
algo se sospechaba, debe haber visto más por la cerradura de lo que se dice.
Por lo demás, la niña bajo la
piel del asno guardaba su corazoncito para el Príncipe que tantos
extremos hace por su amor, e “inadvertidamente” deja caer un anillo en el
pastel. El Príncipe lo encuentra y declara que casará con aquella cuyo
dedo encaje en el anillo - véase el parecido con el zapatito de cristal - y por
ahí que el dichoso asunto estaba medio arreglado, pero dejemos las teorías de
complot; el Príncipe casa con la bella Piel de Asno, la que descubre luego
que su papi se ha consolado con una viudita, y… todos a comer perdices. El no
saber qué hacerse del incesto ha dado lugar a que Piel de Asno aparezca muy de cuando en vez, y cuando lo hace está editado
de todos esos fastidiosos elementos. Por cierto que Barba Azul es aún más inconveniente y apenas parece Cuento para
Niños. El Barba Azul original parece se
remasterizó en su contrario en La Bella y
la Bestia, que elimina lo sanguinario y homicida. En la versión de Perrault, el protagonista es un rico aristócrata
de talante fiero y salvaje, que tiene a sus vecinos en el puño y con ello pone de
relieve lo buen partido que es, concertando varios matrimonios bajo presión con
las hijas de los vecinos, esto hasta siete veces. Al final se casa con una
astuta damita que accede al sacrificio y se gana la confianza y las llaves del
castillo del barbón de marras. Un repentino viaje de negocios saca de
circulación al de la Barba, y la curiosidad de su esposa la lleva a abrir el
único cuarto prohibido, donde descubre el clóset
en que el maldito guarda los siete cadáveres de sus predecesoras. En ese
momento llega el Barbón, se arma la gorda, la esposa y su hermana se
atrincheran en la torre del castillo y esperan el rescate de sus hermanos en
plan de “salvamento de último minuto”. Por cierto que este cuento era, como se
dice hoy, based in a true story. Hay
acá más sangre que en Freddy y Jason,
se ve por qué se le suprime de las ediciones modernas.
IV
Charles Perrault y aún más Cuentos de mi Madre la Oca
El cuento epónimo Las Hadas desarrolla el tema de las dos
hijas, la menor buenísima y la mayor malvada, desagradable y fea como la madre.
La intervención de la consabida hada premia la amabilidad y generosidad de la
hermana pequeña con un don: a cada palabra pronunciada, de su boca brotaría una
piedra preciosa o una flor. Siendo la mayor en cambio egoísta y malosa, se le
otorga el “don” inverso: cada vez que hablara saldría de su boca un sapo o
serpiente. Destino complicado para ambas, me parece, aunque puestos a escoger son
preferibles las flores a las serpientes. En todo caso el evidente favoritismo
en el reparto de dones determina que la madre y la hija mayor arrojen de casa a
la menor, que tiene que irse al bosque. Allí la encuentra un Príncipe (parece
que los príncipes no tienen nada mejor que hacer que darse vueltas y vueltas por
los bosques en busca de princesas encantadas) que queda, para variar, prendado
de su belleza, y se enamora y casa con ella y
vivieron felices para siempre. La hija mayor se volvió más malvada y
despreciable aún, y su castigo fue morir sola y olvidada en un rincón del
bosque. El tema de los valores contrapuestos se encontrará mucho más
desarrollado en un cuento que no se reproduce por lo general en las ediciones
modernas, probablemente por la complejidad y excesivo realismo de su trama, Riquete el del Copete, un príncipe
extremadamente feo (posible antecersor de Cyrano de Bergerac), pero dotado de
gran inteligencia y gracia. Decíanle el del Copete porque nació con una
mata de pelo en la frente. El hada que presenció su nacimiento le dotó con la
facultad de otorgar una inteligencia tan brillante como la suya a la persona a
quien él más amara.
En un reino no muy lejos del de Riquete
han nacido dos princesitas, una muy bella pero tonta, y la otra fea pero
inteligente (Lo que recuerda a Blanca por
fuera y Rosa por dentro de Jardiel
Poncela). La misma hada que presenció el nacimiento de Riquete estaba por allí,
y concedió a la bella pero tonta la facultad de otorgar una hermosura tan perfecta
como la suya a la persona a quien ella más amara. Como se ve no parece que al
hada le faltara inventiva sino que trataba de empatar geopolíticamente ambos
reinos, sus buenas razones tendría. La cosa es que, al revés de lo que nos
imaginaríamos, la princesa fea pero inteligente era muy solicitada por su
espíritu brillante y sagaz, en tanto que pese a su hermosura a la bonita no le
daban bola, cosa que me parece deprimiría a cualquiera. Es por ello que la
hermosa se refugia en al bosque a llorar amargamente sus penas cuando, qué
extraño, aparece de la nada Riquete el del Copete, que espontánea
y fulminantemente se enamora y le pide que se case con él, lo que ella acepta,
aunque pide un año de plazo. Hasta aquí todo funciona de perillas, pues entra
en acción el don del hada, y ella se vuelve tan inteligente como Riquete.
Pero parece que el don no era retroactivo, ella olvida la promesa, y bella e
inteligente como ahora es atrae la atención de otros pretendientes más guapos
que piden su mano. Al año se aparece Riquete listo para la boda, la
princesa es sorprendida y en un prolongado y sutil diálogo la inteligencia del
príncipe cautiva a la joven, se dispara el trigger
del otro don, y Riquete queda transformado en tan hermoso doncel como bella es
la doncella, y así ambos se igualan, se casan y viven felices para siempre.
Los deseos ridículos es otro cuento de pobres leñadores, como Pulgarcito. Un leñador desengañado y
quejoso recibe la visita de Júpiter, que le concede Tres Deseos,
los que desperdicia en medio de una discusión a la que se deja llevar por su
mujer, que le hará hablar de modo irreflexivo. Grisélida o Griselda
trata sobre la misoginia y los prejuicios de género y por eso, y con razón, no
se edita. Para ilustrar lo dicho, el joven rey no se casa porque entre las
mujeres La cándida se trueca en coqueta,
la prudente en alborotadora, la que era alegría de su casa en infierno de la del
marido; la económica en derrochadora, la modesta en imperiosa, y la que no
osaba levantar la voz en el hogar paterno, quiere mandar en absoluto en el del
esposo. Pero al final cede y se casa con una joven, hermosa y virtuosa pastora,
Grisélida,
a la que conoce casualmente, y que le da una hija. Pero la misoginia y el recelo
sólo estaban dormidos en el corazón del joven rey, que prueba una y otra vez a Grisélida,
la separa cruelmente de su hija, y le miente asegurándole que estaba muerta,
cuando solamente la había recluido en un convento. Años después, destierra a Grisélida
de su lado y la devuelve a su oficio de pastora. La niña entre tanto ha crecido
y es pretendida en matrimonio, y el rey encarga a Grisélida que la atienda
sin reparar en que es su hija, y diciéndole que se casará con ella. Al final el
mismo rey descubre el asunto, pone las cosas en su lugar y todos viven felices para siempre. Pero en mi
modesta opinión ese reyecito se merece un set completo de patadas en salva sea
la parte. Los Cuentos de mi Madre la Oca
pueden encontrarse aquí:
V
Colofón
Los cuentos de Perrault son más cercanos a la vida
real que los que se desarrollarán después, aún con las mismas tramas. Hay en
ellos violencia y muerte, y eso que el autor trata de dulcificarlos para hacerlos
potables para los niños. Como ya he dicho en otras ocasiones, no me agrada
mucho eso de edulcorarles la existencia y la literatura a los niños, y me
parece que Perrault, a diferencia de
los Grimm – de los que hablaremos en
otra Crónica – es bastante más real y
menos romántico. En todo caso testimonia una época, y sus cuentos se siguen
leyendo, y son recomendables aún.
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