CRÓNICAS DE LECTURAS – 86
Ciencia y Tecnología (III)
I
Ciencia, Burguesía y Liberalismo
No hace mucho encontré una lista
de esas que está de moda, en este caso los Libros de Divulgación Científica que
se dice cambiaron el Mundo, elaborada por la revista inglesa New Scientist; que representa la opinión
autorizada de sus editores, evidentemente duchos en el tema. Aunque divulgar
suena a algo más pequeño, menor o inferior a aprender, algunos lo entienden
como poner algo de conocimiento al alcance de estos indios brutos para que se
lo culturicen y se lo aprendan a trabajar y a no chistar ni hacer huelgas. Sin
embargo y por el lado opuesto y desde tiempos inmemoriales el conocimiento se
ha considerado como arma fundamental en manos de los oprimidos, produciendo
hombres y mujeres sin vocación de ratones o gusanos. Por ello es que
secularmente se ha tratado de mantenerlo aparte, no vaya a ser que obreros,
mujeres, negros, indígenas, homosexuales, etcétera, aprendan que tienen
derechos y armen el tole tole de la revolución social, siempre tan incómoda. Y
esto desde Hipatia de Alejandría
hasta Frederick Douglas, por lo
menos. En algún compartimiento mental reptiliano de la Derecha Bruta y Achorada
(DBA) está instalado que la indiada no
puede ser más que los que semos
la aristocracia, y si se le concede el privilegio de ejercer sus derechos es
satisfaciendo el costo de mercado más intereses, que curiosamente esta DBA no
ha pagado nunca. Y le llaman así resentimiento a la rebelión e igualación al
esfuerzo por superarse. Este estamento político no ha alcanzado la modernidad,
y en América Latina y últimamente en España tiemblan frente al fantasma bolivariano, que representa su
fantasía de masas despojadas – las bajas
por fuego amigo del crecimiento económico – haciéndose con el poder
dirigidas por caudillos iluminados en dioramas revolucionarios calcados de La Libertad guiando al Pueblo de Eugene Delacroix. Es que puedes usar
computadoras y a la vez estar emocionalmente estacionado en el temor de fines
del siglo XVIII. Me pregunto qué libros se hubieran escrito Hegel y Marx de haber sido psicólogos. Desde una perspectiva histórica y
descriptiva hay un clásico al respecto: El
Burgués, contribución a la historia espiritual del homo economicus moderno del
controvertido Werner Sombart (1863 –
1941), editado en 1913, donde se encuentra interesantes conceptos al respecto.
Sin caer en juicio moral y
tratando puramente de ser descriptivos, se podría decir que una Burguesía se
define a sí misma por una serie de valores que sostiene, y por ello está en su
naturaleza abrir la cancha y poner la Ciencia en tantas manos como le sea
posible – cuando menos en ciertas etapas - porque necesita que las gentes se
sumen a su proyecto libertario económico y político. Dicho proyecto libertario
- liberal constituye un relato generador de un sustrato racional y emocional
necesario para el desarrollo capitalista, útil en sus inicios heroicos. El
reclamo constante de los liberales de hoy es que las cosas no son como
deberían, y que no siguen el manual de instrucciones liberal. Lástima que la
tirana realidad y el mercantilismo feudal y estamentario deformen el
capitalismo de Libre Mercado hacia el oligopolio recalcitrante y los estamentos
aupados en concentraciones acaparadoras del capital, como pasa hoy en España y
América Latina. Los liberales de hoy olvidan su pasado y que las revoluciones
se inventaron para desbrozar y sacar de la ruta esos estorbos, pero los de hoy
no son del mismo temple que sus antecesores, y creen que se puede hacer
tortilla sin sacar del huevo ni la clara ni la yema. El desarrollo capitalista
no es cuestión de voluntades sino de condiciones y necesidades que enmarcan la
libertad, y no al revés, léanse a Hegel,
muchachos. Por ello les es complicadísimo entender, por ejemplo, que la
Burguesía China se forma al compás de un desarrollo social dirigido por los
cuadros del Partido Comunista Chino, cuya concepción del desarrollo se ha
filtrado al resto de Asia. Como ellos utilizan la ideología y no se someten a
ella, conocen mejor el significado del pragmatismo, que no es como acá un
pretexto para hacer lo que me venga en gana o para justificar mis carencias
intelectuales. Y esto necesita ser estudiado para ser comprendido y adaptado.
Hoy Asia maneja conceptos abiertos de desarrollo del capital humano (expresión
que detesto, pero que puede usarse para que la DBA entienda) que no podrían ser
dejadas al mercado sin que éste le pase factura a la sociedad. El conocimiento
desde la perspectiva liberal y desarrollista es un bien libre y no una
mercancía. Ver entonces Escuelas y Universidades con fines de lucro, control de
los mercados del libro, la expansión más o menos adrede de la ignorancia y la
estupidez, es el programa más antiliberal que existe, comparable solamente a
los períodos en los que latifundistas y gamonales quemaban escuelas y
expulsaban profesores de las comunidades campesinas. Es bastante obvio que la
DBA no profesa el Liberalismo, sino que lo utiliza. Por ello fomenta y apoya
toda limitación y rechaza todo avance, aún el más mínimo, no vaya a ser que la
Indiada aprenda sus derechos y quieran
cosas como educación sin fines de lucro, fomento de la Investigación y
Desarrollo, matrimonio igualitario, equidad ciudadana, seguridad contra los
delincuentes, ponerle el alto a la corrupción, cambiar la matriz productiva. Objetivamente
enemigos de la Ciencia y la Cultura, se les oye rebuznar desde sus posiciones
de poder, aireando sus prejuicios como verdad evangélica. En esta Crónica me
propongo presentar tres libros – entre muchos – cuya lectura contribuiría al
des-asnamiento de la sociedad.
II
El Origen de las Especies –
Charles Darwin (1809 -1882)
Este es uno de los primeros
libros científicos de intención divulgadora, de intención ideológica y no
exclusivamente científica. Como Charles
Darwin no se chupaba el dedo y conocía bien la estructura eclesiástica –
que no en vano había estudiado para ser D.
D. (Doctor in Divinity) - sabía
que levantaría la oposición de la Iglesia Anglicana. El mismo Darwin lo explica así: Cuando estaba como naturalista a bordo del
Beagle, buque de la marina real, me impresionaron mucho ciertos hechos que se
presentan en la distribución geográfica de los seres orgánicos que viven en
América del Sur y en las relaciones geológicas entre los habitantes actuales y
los pasados de aquel continente. Estos hechos, como se verá en los últimos
capítulos de este libro, parecían dar alguna luz sobre el origen de las
especies, este misterio de los misterios, (…). A mi regreso al hogar
ocurrióseme en 1837 que acaso se podría llegar a descifrar algo de esta
cuestión acumulando pacientemente y reflexionando sobre toda clase de hechos
que pudiesen tener quizá alguna relación con ella. Después de cinco años de
trabajo me permití discurrir especulativamente sobre esta materia y redacté
unas breves notas; éstas las amplié en 1844, formando un bosquejo de las
conclusiones que entonces me parecían probables. Desde este período hasta el
día de hoy me he dedicado invariablemente al mismo asunto; espero que se me
puede excusar el que entre en estos detalles personales, que los doy para
mostrar que no me he precipitado al decidirme. La teoría que mostraría al
mundo comportaba cuestionar las creencias religiosas en un giro copernicano que
se le daba a la Biología y las Ciencias de lo Vivo, comparable al ocurrido en
las Ciencias Físicas ciento cincuenta años atrás. Por eso se reservó El Origen de las Especies por buen
tiempo, pulsando incluso la posibilidad de la publicación póstuma, y sólo lo
sacó a luz cuando hubo riesgo concreto de que Alfred Russell Wallace le pusiera la mano encima. De 1859 que se
publicó el libro al día de hoy no hay una teoría más confirmada que la de la
Evolución, y cuando los creacionistas fuerzan el concepto de “teoría” para
ajustarlo a la estrechez de su mente y usarlo como arma arrojadiza contra la
ciencia en general, suelen hacen el ridículo. Se constata un fenómeno: Conforme
la educación universal se expande a fines del siglo XIX y principios del XX, la
Teoría de la Evolución es más aceptada y entra en el sentido común. En la
segunda mitad del siglo XIX hay recalcitrantes creacionistas que oponen los
cálculos del Obispo Usher a las
proposiciones científicas, pero con las generaciones masivamente pasadas por
los sistemas públicos de educación, el auditorio de estas gentes se va
reduciendo hasta que hacia la década de 1930 la Teoría de la Evolución es
aceptada universalmente y la derrota creacionista parece absoluta. Así la Teoría de la Selección Natural se
convirtió en la base de la Biología Evolutiva moderna, vigorizada con los
descubrimientos de Gregor Mendel y
el desarrollo científico posterior.
El Origen de las Especies se gestó en la década de 1830, en el
largo viaje de cinco años en que Darwin
se embarcó a bordo del H.M.S. Beagle,
al mando el Capitán Fitz-Roy. Un
libro surgió de este periplo, Viaje de un
Naturalista alrededor del mundo (http://www.dominiopublico.es/libros/D/Charles_Darwin/Charles%20Darwin%20-%20Viaje%20de%20un%20Naturalista%20alrededor%20del%20Mundo.pdf),
que hemos glosado ya en nuestra Crónica sobre Libros de Viajes. En esta vuelta
al mundo dedicada a levantar cartas geográficas y hacer investigación
científica Darwin reunió la
información que luego estudiaría y sistematizaría en gabinete durante largos
años. Según parece la larga estadía del Beagle
en las ecuatorianas Islas Galápagos resultó decisiva para el joven naturalista,
que encontraba más y más notables diferencias dentro de las semejanzas,
combinadas de una peculiar manera que Darwin
infirió tenía vínculo con los medios ambientes. Los pajaritos pinzones eran
todos pajaritos pinzones, pero la forma de sus picos cambiaba según lo que
comían, y esto no se le pasó por alto al acucioso observador. Esta observación
en particular, como la de la manzana de Newton,
fue decisiva en la génesis de la Teoría: Cada población de una especie la forman
individuos ligeramente diferentes unos de otros, tales variantes son
importantes para la supervivencia, pues en la lucha por la vida (struggle for life – concepto que parece
extraído de Thomas Malthus), el
mejor dotado tiene más posibilidades de alcanzar la edad reproductiva y
efectivamente reproducirse, con lo que los caracteres físicos que les permiten
vivir más tiempo en este mundo pasan a la generación siguiente, y se
perfeccionan sucesivamente generación tras generación, siempre y cuando el
medio ambiente no registre cambios fundamentales. Por la semejanza con la
Selección Artificial realizada por agricultores y ganaderos desde hace miles de
años Darwin denominó a este proceso
la Selección Natural. Estas
constataciones y otras más explican la diversidad de los seres vivos, rompiendo
el paradigma de la permanencia de las especies, e incorporando los conceptos de
la Lucha por la Vida, la adaptación al medio, la idea de los antepasados
comunes y la diversificación de las especies, la constatación de enormes
períodos de tiempo para que esto ocurra (Idea que extraería del geólogo Charles Lyell), y sobre todo el atisbo
de la profunda injerencia del azar en la existencia de los seres vivos, lo que
dará mucho qué hacer a los filósofos de los siglos XX y XXI. Otras obras de Darwin son El Origen del Hombre (1871) y numerosos libros y artículos
referidos a la Selección Natural. Por cierto que ni la eugenesia ni el
darwinismo social se derivan necesariamente de las ideas de Darwin, aunque puedan ser hipótesis a
demostrar deducibles de la teoría de la
selección natural. Una excelente página web
dedicada a Charles Darwin es http://darwin-online.org.uk. El Origen de las Especies en buen
castellano puede encontrarse en el siguiente enlace: http://www.rebelion.org/docs/81666.pdf
III
El Mono Desnudo – Desmond
Morris (Wiltshire, UK, 1928)
Presentar un hecho conocido - y
hasta aburrido - de una manera diferente suele ser tan o más importante que el
contenido mismo de lo divulgado. El Mono
Desnudo es un perfecto ejemplo. Es un best
seller publicado en 1967, y llegó a mi casa hacia 1969 o 1970, y probablemente
fue mi primer libro de divulgación científica, leído a los doce añitos, me
parece, y por supuesto sin supervisión, que no estaba de moda in illo témpore. Le debo casi todo mi
inicial conocimiento teórico sobre el sexo, por cierto. A diferencia de otros
libros, la aureola científica otorgaba veracidad a las conclusiones y daban un
punto sólido de apoyo a un púber con ganas de saber más, la pedantería seguro
proviene de estos datos sin operar y no es de más supervisar lo que nuestros
críos leen. La cosa es que tras una educación que presenta al ser humano como “rey
de la creación” leer este libro es devastador: El ser humano es tratado como lo
que es, una especie animal cercana a los póngidos (gorila, chimpancé,
orangután) y caracterizada por carecer de pelo, de donde El Mono Desnudo. Por supuesto, es evolucionista como todo libro
moderno de Biología, y a la vez parece dio impulso a un grupo de científicos
especializados en la ciencia de la conducta de las especies animales - la etología
-, que empezaron a destacar y publicar: Karl von Frisch, Niko Tinbergen, Irenäus
Eibl-Eibesfeldt, Dian Fossey, David Attenborough, Konrad Lorenz, Richard Davenport, Manuel
Soler, Jane Goodall, etcétera. El
estilo del libro es divulgativo y no está recargado de citas. La estructura
sigue más o menos la inversa de la investigación científica de nivel
descriptivo, empezando por plantear los rasgos del mono desnudo (el ser humano)
en sus conductas más notables, las mismas que se observan en nuestros parientes
con pelo: La conducta sexual y de búsqueda de pareja, la alimentación, la
crianza de los hijos, las relaciones de jerarquía en el grupo social, etcétera.
Estas observaciones demuestran que las conductas humanas están predeterminadas
por la herencia genética de nuestros ancestros primates, y de cómo el medio
ambiente natural y social las ha modificado hasta convertirlas en conductas
“naturales”.
El libro empieza con esta
declaración de principios: Hay ciento
noventa y tres especies vivientes de simios y monos. Ciento noventa y dos de
ellas están cubiertas de pelo. La excepción la constituye un mono desnudo que
se ha puesto a sí mismo el nombre de Homo sapiens. Esta rara y floreciente
especie pasa una gran parte de su tiempo estudiando sus más altas motivaciones,
y una cantidad de tiempo igual ignorando concienzudamente las fundamentales. Se
muestra orgulloso de poseer el mayor cerebro de todos los primates, pero
procura ocultar la circunstancia de que tiene también el mayor pene, y prefiere
atribuir injustamente este honor al vigoroso gorila. (…) ya es hora de que
estudiemos su comportamiento básico. Como se ve, no es que Morris sienta que somos muy especiales
por nuestro cerebro, parece que dado que los zoólogos deconstruyen al detalle los
rasgos humanos, entienden que mostramos un inmerecido orgullo que alimenta
nuestra vanidad de seres “superiores” y justifica a nuestros ojos la
depredación a que sometemos nuestro planeta y sus otras formas de vida. Algo
que aprendí en mis trabajos en diversos ecosistemas – en particular la selva
peruana - es que un árbol, un caracol,
un pez tilapia, una ranita o un bacilo de Koch están exactamente igual de vivos
que nosotros, los petulantes seres humanos, y que cuando nos morimos nos pasa a
todos exactamente lo mismo. En fin, las hipótesis que Morris enuncia para explicar la presión evolutiva de la alopecia o
calvicie generalizada del Mono Desnudo son interesantes e imaginativas aunque
no necesariamente aceptables hoy en día que contamos con más datos: Por
ejemplo, el evolucionado cazador primate que residía en cuevas y que por
mutación nació sin pelo podría haber tenido una ventaja comparativa sobre sus primos
con pelo al no albergar tantas pulgas y parásitos transmisores de enfermedades.
O el primate carnívoro carroñero es más proclive a infecciones al devorar
animales por tener pelo, y hay ventaja en perderlo de modo análogo a la
evolución del cuello pelado en los buitres. El descubrimiento del fuego y su uso
para proporcionar calor habría hecho inútil la cubierta pilosa. Incluso se
baraja una posible etapa de vida acuática, basada en la dirección hidrodinámica
de los pelos de la espalda del mono desnudo.
El libro se explaya en muchos otros aspectos, como la importancia de la sonrisa y la risa de los bebés en la transmisión de información y la formación de los vínculos sexuales y familiares. Esta sería la base de las investigaciones de la antropóloga Helen Fischer, con una importante orientación de género. En la disputa y controversia constante entre la Genética y el Aprendizaje como determinantes de las conductas pareciera que Desmond Morris toma claro partido por la Genética, que encuentra causa de comportamiento tan diversos y complejos como la estructura de clases sociales, el lenguaje, las creencias que sostenemos, la religión, etcétera. Probablemente en esta discusión pase como en muchas otras, que la solución del dilema termine por reconfigurar el doblete y desaparecer el dilema como conjunto doble de proposiciones contrarias o contradictorias. Por lo demás es un libro notablemente bien escrito, humorístico por momentos e irónico en algunas partes, lo que determinó que fuera criticado por carencia de rigor científico. Tuvo una continuación, El zoológico humano, en el que Morris continúa su investigación desde la perspectiva urbana, analizando el comportamiento de grupo en comparación con la conducta de los otros animales en el zoológico. Pasaré por alto completamente a propósito la notable, interesante y reveladora parte dedicada al Sexo, la que por cierto estoy seguro le aseguró al libro su categoría best-seller. Como buen mono desnudo, sé que ello servirá de acicate para que mis lectores emprendan la lectura de este libro, que no les defraudará pese a los años que han pasado desde su publicación. Por cierto, qué casualidad, acá está: http://ctinobar.webs.ull.es/1docencia/Cambio%20Social/DESMOND.pdf
IV
Breve Historia del Tiempo – Desde
el Big Bang hasta los Agujeros Negros
– Stephen Hawking
(Oxford,
UK, 1942)
Este libro del reconocidísimo Stephen Hawking ha alcanzado el no sé
qué tan honroso título de ser el Libro de Divulgación más vendido en la
Historia, con más de diez millones de ejemplares y quién sabe cuántos más por
la vía filibustera y piratesca de los editores bamba. Es un best-seller inmediato
o repentino, montado sobre el inmenso prestigio de este genio en silla de
ruedas, cuya enfermedad degenerativa (esclerosis lateral amiotrófica), como su
vida privada y sus declaraciones en Ciencia, Filosofía y Religión revisten gran
importancia para la Prensa. Que un libro de divulgación científica alcance esta
cifra de ventas es sumamente raro, y más aún el estar 237 semanas seguidas en
la lista de best-sellers de The Sunday Times, lo que ya es decir. Francamente
no entiendo exactamente por qué es tan popular, aunque seguro tiene que ver el
estilo simple de redacción y la ausencia de las matemáticas superiores
necesarias para entender estos asuntos. Claro que las mates son insustituibles,
y Hawking posee el don de explicarlas
igualmente bien y sin demasiados muertos y heridos en el camino (Alguien
me dijo que cada ecuación que incluyera en el libro reduciría las ventas a la
mitad. Por consiguiente, decidí no poner ninguna en absoluto. Al final, sin
embargo, sí que incluí una ecuación, la famosa ecuación de Einstein, E=mc2.
Espero que esto no asuste a la mitad de mis potenciales lectores). En la
primera edición del libro había una introducción de Carl Sagan, que se retiró en las demás por problemas de copyright. Cuando se publicó Breve Historia del Tiempo en 1988 se
daba en el terreno de la Física Teórica y Experimental una Revolución
Copernicana con desarrollos de los que en América Latina no estamos advertidos,
en particular alrededor de las llamadas GTU,
o Grandes Teorías Unificadas, que tratan
de explicar el Universo (el Cosmos, si se quiere, a tono del Segundo Documental
de Ann Druyan y Neil DeGrasse Tyson - herederos de Carl Sagan - que se presentó este año 2014) a través de la
unificación física y/o matemática de las fuerzas que definen la existencia del
dicho Cosmos. Las Cuatro Fuerzas Clásicas a Unificar son la Gravedad, el Electromagnetismo (Unión de electricidad y magnetismo, vistas
aparte hasta que William Faraday
demostró que eran una y la misma), la Fuerza
Fuerte (junta los protones del núcleo atómico entre sí a través de una
partícula al efecto, el Neutrón) y la Fuerza
Débil (que une la nube electrónica con el núcleo del átomo). Según tengo
entendido estas Cuatro Fuerzas Clásicas están ya reducidas a Tres, aunque la
verdad soy muy ignorante de estos temas y estoy seguro que otros saben de esto inconmensurablemente
más sobre el estado actual de la Física Teórica y Experimental.
Stephen Hawking y el Físico Matemático Roger Penrose (autor de El
Camino a la Realidad, libro extraordinario, si bien extremadamente extenso)
han trabajado juntos por décadas en el terreno científico y además han
planteado ciertas ideas filosóficas controversiales, particularmente acerca de
la existencia de Dios, lo que
siempre asegura titulares periodísticos. Ambos mostraron ya en 1965 que las singularidades (nombre genérico de lo
que hoy conocemos como Agujeros Negros)
se podían formar a partir del colapso sobre sí mismas de masivas estrellas
moribundas, por este motivo se les considera descubridores de los Agujeros Negros, si bien nunca
“observaron” uno en el acto de serlo. Imaginemos que observamos desde hace
milenios el cielo, lo que por cierto es verdad, hay registros muy antiguos de
observaciones que los astrofísicos de hoy consultan. La observación en detalle
de los fenómenos estelares genera hipótesis que los explican, y dichas
hipótesis se basan en modelos teóricos matemáticos, que al explicar los
fenómenos observados terminan además por predecir otros. Ello permite orientar
la observación a través de telescopios, radiotelescopios, espectrógrafos y
demás parafernalia tecnológica. El modelo Hawking-Penrose
explica los fenómenos observados en el cielo en relación con la vida de las
estrellas, cuyas diversas fases son fáciles de ver en nuestro inmenso Cosmos; por
ello puede predecir otros fenómenos. Esto en Ciencia se llama un modelo consistente. Por supuesto, es
posible que aparezca un modelo matemático más completo, que explique mejor los
fenómenos y abra la perspectiva de la observación astrofísica, pero mientras
esto no suceda se sostendrá el anterior. Así opera la Ciencia.
En Breve Historia del Tiempo – Desde el Big Bang hasta los Agujeros Negros,
Stephen Hawking trata a éste – el
tiempo – como la realidad relativista que es, desplegando temas de gran
complejidad cosmológica como la Gran
Explosión (Big Bang), la Teoría de
las Supercuerdas (Strings) y los mismos Agujeros Negros (Black Holes). Parece
inevitable que cuando un científico trata de explicar y divulgar conceptos
científicos llegue al público desde la Historia, posiblemente porque ésta es
una disciplina con la que el público está más familiarizado. La evolución de los
conocimientos científicos a través de las edades suele resolverse en las
biografías. Carl Sagan veía el
origen del método científico en la Grecia insular, en el Egeo del siglo VI a.C.; otros lo llevan a los
siglos XVI y XVII, con el estudio de las biografías de Nicolás Copérnico, Johann
Kepler, Tycho Brahe y Galileo Galilei; y en especial con los
trabajos del inglés Isaac Newton (1642
– 1727). Hawking empieza desde acá
hasta el Siglo XX y el desarrollo de la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein y la Teoría Cuántica de
Max Planck. Así explora cómo se ha
entendido la naturaleza del Tiempo llegando a la determinación de las Flechas
del Tiempo, un conjunto de partículas elementales que estarían en relación con
el devenir unidireccional del tiempo. La Ciencia Ficción, por cierto, persigue
a la Física y ha especulado grandemente con partículas elementales llamadas Taquiones
que, se dice, gobernarían el tiempo. Pero acá paro la explicación, o tendría
que escribir muchísimo más. Mejor léanse el libro, no sean flojos. En 2005 se
sacó al fresco la Brevísima Historia del
Tiempo, resumen de la que comentamos hoy. Pero por si acaso, y para que no
digan que los dejo con lo chiquito en vez de lo grande, acá está el original: http://antroposmoderno.com/word/Stephen_Hawking_Historia_del_Tiempo.pdf
V
Colofón
Que las fuerzas retardatarias en
nuestras sociedades tienen éxito en su labor estupidizante de las masas es
patente en el hecho que estos libros, que pueden bajarse de las redes y que son
básicamente gratuitos o por lo menos extremadamente baratos, estoy casi seguro
que no están en ningún Plan Lector de mi país. No son ni muy difíciles de leer
ni muy largos, pero son muy buenos. La medida de nuestra ignorancia está en que
siendo best-sellers, acá no son ni
siquiera conocidos. Que el que tenga oídos, que lea.
POSTDATA:
La Crónica de Lecturas 7 - Ciencia y Tecnología I está en este link: http://memoriasdeorfeo.blogspot.com/2012/03/cronicas-de-lecturas-siete-leer-ciencia.html
La Crónica de Lecturas 14 - Ciencia y Tecnología II está en este link: http://memoriasdeorfeo.blogspot.com/2012/12/cronicas-de-lecturas-catorce-leer.html
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