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martes, 1 de julio de 2014

CRÓNICAS DE LECTURAS 86 - CIENCIA Y TECNOLOGÍA (III)

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CRÓNICAS DE LECTURAS – 86
Ciencia y Tecnología (III)

I

Ciencia, Burguesía y Liberalismo

No hace mucho encontré una lista de esas que está de moda, en este caso los Libros de Divulgación Científica que se dice cambiaron el Mundo, elaborada por la revista inglesa New Scientist; que representa la opinión autorizada de sus editores, evidentemente duchos en el tema. Aunque divulgar suena a algo más pequeño, menor o inferior a aprender, algunos lo entienden como poner algo de conocimiento al alcance de estos indios brutos para que se lo culturicen y se lo aprendan a trabajar y a no chistar ni hacer huelgas. Sin embargo y por el lado opuesto y desde tiempos inmemoriales el conocimiento se ha considerado como arma fundamental en manos de los oprimidos, produciendo hombres y mujeres sin vocación de ratones o gusanos. Por ello es que secularmente se ha tratado de mantenerlo aparte, no vaya a ser que obreros, mujeres, negros, indígenas, homosexuales, etcétera, aprendan que tienen derechos y armen el tole tole de la revolución social, siempre tan incómoda. Y esto desde Hipatia de Alejandría hasta Frederick Douglas, por lo menos. En algún compartimiento mental reptiliano de la Derecha Bruta y Achorada (DBA) está instalado que la indiada no puede ser más que los que semos la aristocracia, y si se le concede el privilegio de ejercer sus derechos es satisfaciendo el costo de mercado más intereses, que curiosamente esta DBA no ha pagado nunca. Y le llaman así resentimiento a la rebelión e igualación al esfuerzo por superarse. Este estamento político no ha alcanzado la modernidad, y en América Latina y últimamente en España tiemblan frente al fantasma bolivariano, que representa su fantasía de masas despojadas – las bajas por fuego amigo del crecimiento económico – haciéndose con el poder dirigidas por caudillos iluminados en dioramas revolucionarios calcados de La Libertad guiando al Pueblo de Eugene Delacroix. Es que puedes usar computadoras y a la vez estar emocionalmente estacionado en el temor de fines del siglo XVIII. Me pregunto qué libros se hubieran escrito Hegel y Marx de haber sido psicólogos. Desde una perspectiva histórica y descriptiva hay un clásico al respecto: El Burgués, contribución a la historia espiritual del homo economicus moderno del controvertido Werner Sombart (1863 – 1941), editado en 1913, donde se encuentra interesantes conceptos al respecto. 

Sin caer en juicio moral y tratando puramente de ser descriptivos, se podría decir que una Burguesía se define a sí misma por una serie de valores que sostiene, y por ello está en su naturaleza abrir la cancha y poner la Ciencia en tantas manos como le sea posible – cuando menos en ciertas etapas - porque necesita que las gentes se sumen a su proyecto libertario económico y político. Dicho proyecto libertario - liberal constituye un relato generador de un sustrato racional y emocional necesario para el desarrollo capitalista, útil en sus inicios heroicos. El reclamo constante de los liberales de hoy es que las cosas no son como deberían, y que no siguen el manual de instrucciones liberal. Lástima que la tirana realidad y el mercantilismo feudal y estamentario deformen el capitalismo de Libre Mercado hacia el oligopolio recalcitrante y los estamentos aupados en concentraciones acaparadoras del capital, como pasa hoy en España y América Latina. Los liberales de hoy olvidan su pasado y que las revoluciones se inventaron para desbrozar y sacar de la ruta esos estorbos, pero los de hoy no son del mismo temple que sus antecesores, y creen que se puede hacer tortilla sin sacar del huevo ni la clara ni la yema. El desarrollo capitalista no es cuestión de voluntades sino de condiciones y necesidades que enmarcan la libertad, y no al revés, léanse a Hegel, muchachos. Por ello les es complicadísimo entender, por ejemplo, que la Burguesía China se forma al compás de un desarrollo social dirigido por los cuadros del Partido Comunista Chino, cuya concepción del desarrollo se ha filtrado al resto de Asia. Como ellos utilizan la ideología y no se someten a ella, conocen mejor el significado del pragmatismo, que no es como acá un pretexto para hacer lo que me venga en gana o para justificar mis carencias intelectuales. Y esto necesita ser estudiado para ser comprendido y adaptado. Hoy Asia maneja conceptos abiertos de desarrollo del capital humano (expresión que detesto, pero que puede usarse para que la DBA entienda) que no podrían ser dejadas al mercado sin que éste le pase factura a la sociedad. El conocimiento desde la perspectiva liberal y desarrollista es un bien libre y no una mercancía. Ver entonces Escuelas y Universidades con fines de lucro, control de los mercados del libro, la expansión más o menos adrede de la ignorancia y la estupidez, es el programa más antiliberal que existe, comparable solamente a los períodos en los que latifundistas y gamonales quemaban escuelas y expulsaban profesores de las comunidades campesinas. Es bastante obvio que la DBA no profesa el Liberalismo, sino que lo utiliza. Por ello fomenta y apoya toda limitación y rechaza todo avance, aún el más mínimo, no vaya a ser que la Indiada  aprenda sus derechos y quieran cosas como educación sin fines de lucro, fomento de la Investigación y Desarrollo, matrimonio igualitario, equidad ciudadana, seguridad contra los delincuentes, ponerle el alto a la corrupción, cambiar la matriz productiva. Objetivamente enemigos de la Ciencia y la Cultura, se les oye rebuznar desde sus posiciones de poder, aireando sus prejuicios como verdad evangélica. En esta Crónica me propongo presentar tres libros – entre muchos – cuya lectura contribuiría al des-asnamiento de la sociedad. 

II

El Origen de las Especies – Charles Darwin (1809 -1882)

Este es uno de los primeros libros científicos de intención divulgadora, de intención ideológica y no exclusivamente científica. Como Charles Darwin no se chupaba el dedo y conocía bien la estructura eclesiástica – que no en vano había estudiado para ser D. D. (Doctor in Divinity) - sabía que levantaría la oposición de la Iglesia Anglicana. El mismo Darwin lo explica así: Cuando estaba como naturalista a bordo del Beagle, buque de la marina real, me impresionaron mucho ciertos hechos que se presentan en la distribución geográfica de los seres orgánicos que viven en América del Sur y en las relaciones geológicas entre los habitantes actuales y los pasados de aquel continente. Estos hechos, como se verá en los últimos capítulos de este libro, parecían dar alguna luz sobre el origen de las especies, este misterio de los misterios, (…). A mi regreso al hogar ocurrióseme en 1837 que acaso se podría llegar a descifrar algo de esta cuestión acumulando pacientemente y reflexionando sobre toda clase de hechos que pudiesen tener quizá alguna relación con ella. Después de cinco años de trabajo me permití discurrir especulativamente sobre esta materia y redacté unas breves notas; éstas las amplié en 1844, formando un bosquejo de las conclusiones que entonces me parecían probables. Desde este período hasta el día de hoy me he dedicado invariablemente al mismo asunto; espero que se me puede excusar el que entre en estos detalles personales, que los doy para mostrar que no me he precipitado al decidirme. La teoría que mostraría al mundo comportaba cuestionar las creencias religiosas en un giro copernicano que se le daba a la Biología y las Ciencias de lo Vivo, comparable al ocurrido en las Ciencias Físicas ciento cincuenta años atrás. Por eso se reservó El Origen de las Especies por buen tiempo, pulsando incluso la posibilidad de la publicación póstuma, y sólo lo sacó a luz cuando hubo riesgo concreto de que Alfred Russell Wallace le pusiera la mano encima. De 1859 que se publicó el libro al día de hoy no hay una teoría más confirmada que la de la Evolución, y cuando los creacionistas fuerzan el concepto de “teoría” para ajustarlo a la estrechez de su mente y usarlo como arma arrojadiza contra la ciencia en general, suelen hacen el ridículo. Se constata un fenómeno: Conforme la educación universal se expande a fines del siglo XIX y principios del XX, la Teoría de la Evolución es más aceptada y entra en el sentido común. En la segunda mitad del siglo XIX hay recalcitrantes creacionistas que oponen los cálculos del Obispo Usher a las proposiciones científicas, pero con las generaciones masivamente pasadas por los sistemas públicos de educación, el auditorio de estas gentes se va reduciendo hasta que hacia la década de 1930 la Teoría de la Evolución es aceptada universalmente y la derrota creacionista parece absoluta. Así la Teoría de la Selección Natural se convirtió en la base de la Biología Evolutiva moderna, vigorizada con los descubrimientos de Gregor Mendel y el desarrollo científico posterior.

El Origen de las Especies se gestó en la década de 1830, en el largo viaje de cinco años en que Darwin se embarcó a bordo del H.M.S. Beagle, al mando el Capitán Fitz-Roy. Un libro surgió de este periplo, Viaje de un Naturalista alrededor del mundo (http://www.dominiopublico.es/libros/D/Charles_Darwin/Charles%20Darwin%20-%20Viaje%20de%20un%20Naturalista%20alrededor%20del%20Mundo.pdf), que hemos glosado ya en nuestra Crónica sobre Libros de Viajes. En esta vuelta al mundo dedicada a levantar cartas geográficas y hacer investigación científica Darwin reunió la información que luego estudiaría y sistematizaría en gabinete durante largos años. Según parece la larga estadía del Beagle en las ecuatorianas Islas Galápagos resultó decisiva para el joven naturalista, que encontraba más y más notables diferencias dentro de las semejanzas, combinadas de una peculiar manera que Darwin infirió tenía vínculo con los medios ambientes. Los pajaritos pinzones eran todos pajaritos pinzones, pero la forma de sus picos cambiaba según lo que comían, y esto no se le pasó por alto al acucioso observador. Esta observación en particular, como la de la manzana de Newton, fue decisiva en la génesis de la Teoría: Cada población de una especie la forman individuos ligeramente diferentes unos de otros, tales variantes son importantes para la supervivencia, pues en la lucha por la vida (struggle for life – concepto que parece extraído de Thomas Malthus), el mejor dotado tiene más posibilidades de alcanzar la edad reproductiva y efectivamente reproducirse, con lo que los caracteres físicos que les permiten vivir más tiempo en este mundo pasan a la generación siguiente, y se perfeccionan sucesivamente generación tras generación, siempre y cuando el medio ambiente no registre cambios fundamentales. Por la semejanza con la Selección Artificial realizada por agricultores y ganaderos desde hace miles de años Darwin denominó a este proceso la Selección Natural. Estas constataciones y otras más explican la diversidad de los seres vivos, rompiendo el paradigma de la permanencia de las especies, e incorporando los conceptos de la Lucha por la Vida, la adaptación al medio, la idea de los antepasados comunes y la diversificación de las especies, la constatación de enormes períodos de tiempo para que esto ocurra (Idea que extraería del geólogo Charles Lyell), y sobre todo el atisbo de la profunda injerencia del azar en la existencia de los seres vivos, lo que dará mucho qué hacer a los filósofos de los siglos XX y XXI. Otras obras de Darwin son El Origen del Hombre (1871) y numerosos libros y artículos referidos a la Selección Natural. Por cierto que ni la eugenesia ni el darwinismo social se derivan necesariamente de las ideas de Darwin, aunque puedan ser hipótesis a demostrar deducibles de la teoría de  la selección natural. Una excelente página web dedicada a Charles Darwin es http://darwin-online.org.uk. El Origen de las Especies en buen castellano puede encontrarse en el siguiente enlace:  http://www.rebelion.org/docs/81666.pdf

III

El Mono Desnudo – Desmond Morris (Wiltshire, UK, 1928)

Presentar un hecho conocido - y hasta aburrido - de una manera diferente suele ser tan o más importante que el contenido mismo de lo divulgado. El Mono Desnudo es un perfecto ejemplo. Es un best seller publicado en 1967, y llegó a mi casa hacia 1969 o 1970, y probablemente fue mi primer libro de divulgación científica, leído a los doce añitos, me parece, y por supuesto sin supervisión, que no estaba de moda in illo témpore. Le debo casi todo mi inicial conocimiento teórico sobre el sexo, por cierto. A diferencia de otros libros, la aureola científica otorgaba veracidad a las conclusiones y daban un punto sólido de apoyo a un púber con ganas de saber más, la pedantería seguro proviene de estos datos sin operar y no es de más supervisar lo que nuestros críos leen. La cosa es que tras una educación que presenta al ser humano como “rey de la creación” leer este libro es devastador: El ser humano es tratado como lo que es, una especie animal cercana a los póngidos (gorila, chimpancé, orangután) y caracterizada por carecer de pelo, de donde El Mono Desnudo. Por supuesto, es evolucionista como todo libro moderno de Biología, y a la vez parece dio impulso a un grupo de científicos especializados en la ciencia de la conducta de las especies animales - la etología -,  que empezaron a destacar y publicar: Karl von Frisch, Niko Tinbergen, Irenäus Eibl-Eibesfeldt, Dian Fossey, David Attenborough, Konrad Lorenz, Richard Davenport, Manuel Soler, Jane Goodall, etcétera. El estilo del libro es divulgativo y no está recargado de citas. La estructura sigue más o menos la inversa de la investigación científica de nivel descriptivo, empezando por plantear los rasgos del mono desnudo (el ser humano) en sus conductas más notables, las mismas que se observan en nuestros parientes con pelo: La conducta sexual y de búsqueda de pareja, la alimentación, la crianza de los hijos, las relaciones de jerarquía en el grupo social, etcétera. Estas observaciones demuestran que las conductas humanas están predeterminadas por la herencia genética de nuestros ancestros primates, y de cómo el medio ambiente natural y social las ha modificado hasta convertirlas en conductas “naturales”.     

El libro empieza con esta declaración de principios: Hay ciento noventa y tres especies vivientes de simios y monos. Ciento noventa y dos de ellas están cubiertas de pelo. La excepción la constituye un mono desnudo que se ha puesto a sí mismo el nombre de Homo sapiens. Esta rara y floreciente especie pasa una gran parte de su tiempo estudiando sus más altas motivaciones, y una cantidad de tiempo igual ignorando concienzudamente las fundamentales. Se muestra orgulloso de poseer el mayor cerebro de todos los primates, pero procura ocultar la circunstancia de que tiene también el mayor pene, y prefiere atribuir injustamente este honor al vigoroso gorila. (…) ya es hora de que estudiemos su comportamiento básico. Como se ve, no es que Morris sienta que somos muy especiales por nuestro cerebro, parece que dado que los zoólogos deconstruyen al detalle los rasgos humanos, entienden que mostramos un inmerecido orgullo que alimenta nuestra vanidad de seres “superiores” y justifica a nuestros ojos la depredación a que sometemos nuestro planeta y sus otras formas de vida. Algo que aprendí en mis trabajos en diversos ecosistemas – en particular la selva peruana -  es que un árbol, un caracol, un pez tilapia, una ranita o un bacilo de Koch están exactamente igual de vivos que nosotros, los petulantes seres humanos, y que cuando nos morimos nos pasa a todos exactamente lo mismo. En fin, las hipótesis que Morris enuncia para explicar la presión evolutiva de la alopecia o calvicie generalizada del Mono Desnudo son interesantes e imaginativas aunque no necesariamente aceptables hoy en día que contamos con más datos: Por ejemplo, el evolucionado cazador primate que residía en cuevas y que por mutación nació sin pelo podría haber tenido una ventaja comparativa sobre sus primos con pelo al no albergar tantas pulgas y parásitos transmisores de enfermedades. O el primate carnívoro carroñero es más proclive a infecciones al devorar animales por tener pelo, y hay ventaja en perderlo de modo análogo a la evolución del cuello pelado en los buitres. El descubrimiento del fuego y su uso para proporcionar calor habría hecho inútil la cubierta pilosa. Incluso se baraja una posible etapa de vida acuática, basada en la dirección hidrodinámica de los pelos de la espalda del mono desnudo.       

El libro se explaya en muchos otros aspectos, como la importancia de la sonrisa y la risa de los bebés en la transmisión de información y la formación de los vínculos sexuales y familiares. Esta sería la base de las investigaciones de la antropóloga Helen Fischer, con una importante orientación de género. En la disputa y controversia constante entre la Genética y el Aprendizaje como determinantes de las conductas pareciera que Desmond Morris toma claro partido por la Genética, que encuentra causa de comportamiento tan diversos y complejos como la estructura de clases sociales, el lenguaje, las creencias que sostenemos, la religión, etcétera. Probablemente en esta discusión pase como en muchas otras, que la solución del dilema termine por reconfigurar el doblete y desaparecer el dilema como conjunto doble de proposiciones contrarias o contradictorias. Por lo demás es un libro notablemente bien escrito, humorístico por momentos e irónico en algunas partes, lo que determinó que fuera criticado por carencia de rigor científico. Tuvo una continuación, El zoológico humano, en el que Morris continúa su investigación desde la perspectiva urbana, analizando el comportamiento de grupo en comparación con la conducta de los otros animales en el zoológico. Pasaré por alto completamente a propósito la notable, interesante y reveladora parte dedicada al Sexo, la que por cierto estoy seguro le aseguró al libro su categoría best-seller. Como buen mono desnudo, sé que ello servirá de acicate para que mis lectores emprendan la lectura de este libro, que no les defraudará pese a los años que han pasado desde su publicación. Por cierto, qué casualidad, acá está: http://ctinobar.webs.ull.es/1docencia/Cambio%20Social/DESMOND.pdf

IV

Breve Historia del Tiempo – Desde el Big Bang hasta los Agujeros Negros
 – Stephen Hawking 
(Oxford, UK, 1942)

Este libro del reconocidísimo Stephen Hawking ha alcanzado el no sé qué tan honroso título de ser el Libro de Divulgación más vendido en la Historia, con más de diez millones de ejemplares y quién sabe cuántos más por la vía filibustera y piratesca de los editores bamba. Es  un best-seller inmediato o repentino, montado sobre el inmenso prestigio de este genio en silla de ruedas, cuya enfermedad degenerativa (esclerosis lateral amiotrófica), como su vida privada y sus declaraciones en Ciencia, Filosofía y Religión revisten gran importancia para la Prensa. Que un libro de divulgación científica alcance esta cifra de ventas es sumamente raro, y más aún el estar 237 semanas seguidas en la lista de best-sellers de The Sunday Times, lo que ya es decir. Francamente no entiendo exactamente por qué es tan popular, aunque seguro tiene que ver el estilo simple de redacción y la ausencia de las matemáticas superiores necesarias para entender estos asuntos. Claro que las mates son insustituibles, y Hawking posee el don de explicarlas igualmente bien y sin demasiados muertos y heridos en el camino  (Alguien me dijo que cada ecuación que incluyera en el libro reduciría las ventas a la mitad. Por consiguiente, decidí no poner ninguna en absoluto. Al final, sin embargo, sí que incluí una ecuación, la famosa ecuación de Einstein, E=mc2. Espero que esto no asuste a la mitad de mis potenciales lectores). En la primera edición del libro había una introducción de Carl Sagan, que se retiró en las demás por problemas de copyright. Cuando se publicó Breve Historia del Tiempo en 1988 se daba en el terreno de la Física Teórica y Experimental una Revolución Copernicana con desarrollos de los que en América Latina no estamos advertidos, en particular alrededor de las llamadas GTU, o Grandes Teorías Unificadas, que tratan de explicar el Universo (el Cosmos, si se quiere, a tono del Segundo Documental de Ann Druyan y Neil DeGrasse Tyson - herederos de Carl Sagan - que se presentó este año 2014) a través de la unificación física y/o matemática de las fuerzas que definen la existencia del dicho Cosmos. Las Cuatro Fuerzas Clásicas a Unificar son la Gravedad, el Electromagnetismo (Unión de electricidad y magnetismo, vistas aparte hasta que William Faraday demostró que eran una y la misma), la Fuerza Fuerte (junta los protones del núcleo atómico entre sí a través de una partícula al efecto, el Neutrón) y la Fuerza Débil (que une la nube electrónica con el núcleo del átomo). Según tengo entendido estas Cuatro Fuerzas Clásicas están ya reducidas a Tres, aunque la verdad soy muy ignorante de estos temas y estoy seguro que otros saben de esto inconmensurablemente más sobre el estado actual de la Física Teórica y Experimental.        

Stephen Hawking y el Físico Matemático Roger Penrose (autor de El Camino a la Realidad, libro extraordinario, si bien extremadamente extenso) han trabajado juntos por décadas en el terreno científico y además han planteado ciertas ideas filosóficas controversiales, particularmente acerca de la existencia de Dios, lo que siempre asegura titulares periodísticos. Ambos mostraron ya en 1965 que las singularidades (nombre genérico de lo que hoy conocemos como Agujeros Negros) se podían formar a partir del colapso sobre sí mismas de masivas estrellas moribundas, por este motivo se les considera descubridores de los Agujeros Negros, si bien nunca “observaron” uno en el acto de serlo. Imaginemos que observamos desde hace milenios el cielo, lo que por cierto es verdad, hay registros muy antiguos de observaciones que los astrofísicos de hoy consultan. La observación en detalle de los fenómenos estelares genera hipótesis que los explican, y dichas hipótesis se basan en modelos teóricos matemáticos, que al explicar los fenómenos observados terminan además por predecir otros. Ello permite orientar la observación a través de telescopios, radiotelescopios, espectrógrafos y demás parafernalia tecnológica. El modelo Hawking-Penrose explica los fenómenos observados en el cielo en relación con la vida de las estrellas, cuyas diversas fases son fáciles de ver en nuestro inmenso Cosmos; por ello puede predecir otros fenómenos. Esto en Ciencia se llama un modelo consistente. Por supuesto, es posible que aparezca un modelo matemático más completo, que explique mejor los fenómenos y abra la perspectiva de la observación astrofísica, pero mientras esto no suceda se sostendrá el anterior. Así opera la Ciencia.       

En Breve Historia del Tiempo – Desde el Big Bang hasta los Agujeros Negros, Stephen Hawking trata a éste – el tiempo – como la realidad relativista que es, desplegando temas de gran complejidad cosmológica como la Gran Explosión (Big Bang), la Teoría de las Supercuerdas (Strings) y los mismos Agujeros Negros (Black Holes). Parece inevitable que cuando un científico trata de explicar y divulgar conceptos científicos llegue al público desde la Historia, posiblemente porque ésta es una disciplina con la que el público está más familiarizado. La evolución de los conocimientos científicos a través de las edades suele resolverse en las biografías. Carl Sagan veía el origen del método científico en la Grecia insular, en el  Egeo del siglo VI a.C.; otros lo llevan a los siglos XVI y XVII, con el estudio de las biografías de Nicolás Copérnico, Johann Kepler, Tycho Brahe y Galileo Galilei; y en especial con los trabajos del inglés Isaac Newton (1642 – 1727). Hawking empieza desde acá hasta el Siglo XX y el desarrollo de la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein y la Teoría Cuántica de Max Planck. Así explora cómo se ha entendido la naturaleza del Tiempo llegando a la determinación de las Flechas del Tiempo, un conjunto de partículas elementales que estarían en relación con el devenir unidireccional del tiempo. La Ciencia Ficción, por cierto, persigue a la Física y ha especulado grandemente con partículas elementales llamadas Taquiones que, se dice, gobernarían el tiempo. Pero acá paro la explicación, o tendría que escribir muchísimo más. Mejor léanse el libro, no sean flojos. En 2005 se sacó al fresco la Brevísima Historia del Tiempo, resumen de la que comentamos hoy. Pero por si acaso, y para que no digan que los dejo con lo chiquito en vez de lo grande, acá está el original:  http://antroposmoderno.com/word/Stephen_Hawking_Historia_del_Tiempo.pdf

V

Colofón

Que las fuerzas retardatarias en nuestras sociedades tienen éxito en su labor estupidizante de las masas es patente en el hecho que estos libros, que pueden bajarse de las redes y que son básicamente gratuitos o por lo menos extremadamente baratos, estoy casi seguro que no están en ningún Plan Lector de mi país. No son ni muy difíciles de leer ni muy largos, pero son muy buenos. La medida de nuestra ignorancia está en que siendo best-sellers, acá no son ni siquiera conocidos. Que el que tenga oídos, que lea.

POSTDATA:

La Crónica de Lecturas 7 - Ciencia y Tecnología I está en este link:      http://memoriasdeorfeo.blogspot.com/2012/03/cronicas-de-lecturas-siete-leer-ciencia.html

La Crónica de Lecturas 14 - Ciencia y Tecnología II está en este link:  http://memoriasdeorfeo.blogspot.com/2012/12/cronicas-de-lecturas-catorce-leer.html

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