"Allí donde domina el derecho a la propiedad, donde todo se mide con dinero, no puede hablarse de equidad y bienestar social." (Santo Tomás Moro)
Retomo el punto donde lo dejé. En
el artículo I toqué el tema de la pobreza, así que ahora nos toca el tema
Inclusión.
¿Inclusión o Exclusión?
Definir Inclusión parece algo
extremadamente difícil y hay poca literatura sobre el tema. Parece productivo darle
la vuelta e ir al concepto opuesto: Exclusión. El término fue acuñado en
Francia en los años 60 y 70 por René Lenoir, Secretario de Estado para la
Acción Social del gobierno francés, en su libro Los Excluidos: Un francés de cada
diez. El libro alcanzó resonancia entre los pensadores galos y europeos, y
expresaba el tema de la marginación de diversos sectores del progreso y
desarrollo económicos. La idea apuntaba a un ideal republicano de cohesión
social y reparto adecuado de los frutos del crecimiento, so pena de que el
tejido social se debilite y se ponga en riesgo el sentido de pertenencia a la
comunidad política mayor. Si hay sectores de la población que se perciben
excluidos de los beneficios que una sociedad produce, dichos sectores no
tendrán interés en sostenerla, sino más bien en cambiarla o en secesionarse de
ella. Es interesante relevar que esta idea de exclusión no se relaciona a la
dependencia, concepto económico, sino a la pertenencia, concepto político. Los
excluidos no se quieren ir necesariamente, lo que quieren es participar de sus
beneficios sociales, pero si no lo logran, su reacción sería de protesta
política, en diversas formas: Migración individual, secesión, autonomismo u
otras.
Jacques Delors y sus
colaboradores metieron el concepto de Exclusión en el pensamiento de la Unión
Europea, que lo adopta oficialmente en 1989. Desde aquí la idea y su
contraparte la Inclusión, se expande a través de organismos internacionales
como Naciones Unidas, OIT y el Banco Mundial. Los laboristas británicos crean
una oficina gubernamental denominada Social
Exclusion Unit (Unidad contra la Exclusión Social) integrada a la
Secretaría del Gabinete del Primer Ministro, con un sesgo más práctico,
dirigido a lo económico. Según parece nosotros hemos hecho algo semejante en nuestro
orden republicano, dedicándole un novísimo Ministerio.
¿Exclusión o Pobreza?
El tema de la Exclusión, y su
contraparte la Inclusión, está traslapado con el tema de la Pobreza, y en
cierto modo se le opone. Aún cuando en estos primeros meses de gobierno se haya
creado una primera síntesis, aún debemos diseminarla para transformarla en
Políticas Públicas. Seguimos aferrados a un concepto de pobreza que, como hemos
visto en el anterior artículo, tiende al economicismo, y no considera una serie
de circunstancias sociales con valor propio, como la participación política, la
integración social, la redistribución de los beneficios sociales y la
pertenencia. Lo opuesto a la Pobreza es la Riqueza, pero no es la Pobreza un
determinante de la pertenencia a una determinada Sociedad, por lo menos no en
el sentido extremo. Pero parece claro que la Pobreza es una de las principales
causas o factores de la Exclusión. Una ventaja de emplear Exclusión es que
abarca un énfasis mayor en el tema democrático, al centrarse en el ejercer los
derechos sociales, culturales y económicos de las personas para lograr
estándares de vida más adecuados a la condición humana. Convierte la solución
del problema de la pobreza en una cuestión de derechos y obligaciones sociales,
reformula la función del Estado y permite ampliar la mirada en función del tema
primigenio de cohesión social y refundación de una sociedad que integre a todos
sus miembros respetando la diversidad. Y ello abarca temas como la Inversión
Pública, es decir complementar la capacidad de gasto de las familias con la
posibilidad de acceder a la infraestructura y servicios necesarios, como
escuelas, hospitales y demás.
La dinámica social de la
Inclusión
Si dejáramos a la sociedad a su
suerte, sin nadie que planifique y dirija, tal vez llegáramos a la sociedad
perfecta del neoliberalismo, pero creemos más bien que la entropía sería cada
vez mayor. Cuando el Estado y la Sociedad permiten la Exclusión, las
posibilidades de mantener integrada la sociedad disminuyen y se produce el
riesgo del colapso, a manos precisamente de los grupos de excluidos. La
recurrencia de conflictos sociales es un indicador fiable, nos parece, de este
hecho. La inclusión social se enfatiza en la medida que trata de aumentar
sensatamente la riqueza, mientras a la vez la distribuye de modo que el factor
trabajo obtiene una parte más sustancial del ingreso nacional, rompiendo las
barreras sociales que han determinado una distribución demasiado desigual de la
riqueza. Una legislación laboral sólida traslada recursos desde las utilidades
a los bolsillos de los trabajadores, potenciando los mercados internos y
eliminando exclusiones sociales. Los programas para balancear la distribución
del producto social en dirección a ciertos grupos maltratados tradicionalmente,
como jóvenes NINI, madres solteras y ancianos, potencian los mercados internos
y elimina ciertos factores de exclusión. Así también lo hacen el cumplimiento
de las leyes a favor de las personas con discapacidad, el impulso a la
educación inclusiva y la consideración de los derechos de los grupos étnicos y
lingüísticos tradicionales. Se reconoce en todos estos grupos de Excluidos su
contribución a la nacionalidad, se eleva su autoestima, se les incorpora a la
Nación y de paso se cambian los paradigmas acerca de la Pertenencia.
Visto desde estas perspectivas políticas,
sociales y económicas, la Inclusión Social se orientaría entonces a reformular
la concurrencia a los mercados de factores económicos para repartir
adecuadamente el producto nacional y hacer así participar a todos de los frutos
del crecimiento.
Inclusión y economía
La política de Inclusión y sus
determinantes parecerían en consecuencia un modo de reconciliar las necesidades
de la economía con las de la sociedad, integrando la respuesta económica con la
social, en una apuesta de mediano plazo por la reformulación de nuestro país,
coordinada y fomentada desde el poder democrático. Dado que el acceso al
capital ha sido dificultado tradicionalmente por la presencia de oligopolios y
alianzas espurias entre éstos y administraciones estatales febles y no
distributivas, se ha mantenido fuera del reparto de la torta a grandes sectores
de la población. Estos sectores han tenido tradicionalmente grandes
dificultades para crear, acumular y/o acceder al Capital dadas ciertas
condiciones de vida que determinan precisamente su exclusión; como la
oligopolización del sistema financiero, la inoperancia de los sistemas de
Salud, la educación de baja calidad y carencia de formación para el
emprendimiento de los jóvenes, personas con discapacidad, mujeres, agricultores,
etcétera; la dificultad de patentar y desarrollar ciencia y tecnología en
nuestro país, y otros. El ascenso social meritocrático se ha visto así
bloqueado. La respuesta de la sociedad desorganizada fue capitalizar basándose
en la Informalidad social y económica, subordinada a la capitalización formal y
alimentada de sus migajas o por evasión fiscal. Incluir implica por lo tanto
formalizar el capital, de manera que se puedan integrar los sectores excluidos
de la nación a su dinámica económica.
El acceso al trabajo ha sido
tradicionalmente bloqueado también por la hegemonía de actividades económicas
extractivas, como la Minería, intensivas en capital, pero muy pobres en empleo
de mano de obra. La educación de mala calidad y su estructura excluyente, no
proporcionan oportunidades para que las personas puedan responder a las
necesidades reales de la sociedad, y por lo tanto fomenta la emigración, pasa
por alto la tecnologización de la sociedad y prepara para puestos escasos y mal
pagados en el sector de servicios, siguiendo el modelo chileno de mercado, como
se sabe en colapso hoy en día por el lado más insospechado. El trabajo por
ende, también es informal, y como el Capital y la Tierra, y de hecho todo bien
escaso, es objeto de corrupción.
El acceso a la Tierra es
doblemente importante para nosotros desde que la agricultura no solamente es
una actividad productiva, sostenible y con amplias ventajas comparativas, sino
que es tradicional en nuestro país, internacionalmente estratégica, y creadora
de puestos de trabajo. La ciudad abusa del campo en el ámbito de los precios y
la comercialización, en desmedro de grandes grupos de excluidos en nuestro
país. La propiedad agraria es muy insegura, y además difícil de ser
rentabilizada por grandes sectores sociales. La agenda inclusiva en este caso
es tan importante como en el caso del capital y el trabajo.
Pasar de la Exclusión a la
Inclusión
Hay dos aspectos en los que
resulta importante establecer políticas de Inclusión: La distribución social de
los recursos existentes, y la producción de mayor y mejor cantidad y calidad de
recursos. El aumento de la presión tributaria permitiría aumentar la parte del
estado en la Renta Nacional y redirigirla en función de reducir la exclusión
social. Presupone una situación de crecimiento económico sostenido que no se
base solamente en el precio de determinados commodities. Presupone también el
criterio de equidad, lo que implica que la focalización debe ser más eficaz
para atender a las poblaciones más vulnerables e incorporarlas a la economía.
Presupone sobre todo una inyección de fondos hacia la sociedad en su conjunto
que debería dinamizar la inversión pública y privada, y el fortalecimiento de la
economía nacional de mercado, sobre una creciente demanda de bienes y servicios
en el interior, de la mano con una inserción más diversificada, amplia,
profunda y generadora de capitalización en los mercados internacionales.
La idea de la Inclusión Social
parecería ser, por lo tanto, eliminar las tradicionales distorsiones en la
concurrencia de las gentes a los beneficios del mercado, aumentando la
productividad del factor trabajo en base al aumento de los estándares de
calidad de la Educación, la Cultura, la Ciencia y la Tecnología, para así
aprovechar con eficiencia las ventajas comparativas diferenciales que nuestro
país posee. No parece imposible de lograr, si se tiene una ruta específica, los
medios y el equilibrio político suficiente para poder tratar con los actores
políticos, tanto los desplazados como los emergentes.
Segundo Colofón
Da la impresión que es posible
lograr mayores niveles de Inclusión Social. No queremos caer en un optimismo
desaforado. Por otra parte, parece que la población presenta más bien una
tendencia a un optimismo moderado y una cierta confianza en lo que la labor
gubernamental pueda hacer. Qué tan funcional sea un modelo de desarrollo que no
se centre tanto en la dualidad pobreza / riqueza, sino en la de exclusión /
inclusión está por verse. Si bien no todo es plata, mucho es plata. Veremos.
VIENE DE: INCLUSIÓN SOCIAL O CONTRA LA POBRETOLOGÍA (I) - http://memoriasdeorfeo.blogspot.com/2011/10/inclusion-social-o-contra-la.html
CONTINÚA EN: PARTE TRES DE INCLUSIÓN SOCIAL O CONTRA LA POBRETOLOGÍA - http://memoriasdeorfeo.blogspot.com/2011/10/parte-tres-de-inclusion-social-o-contra.html
Muy buenos articulos. Ojala poda mos conversar al respecto.
ResponderEliminarMarco L.