Páginas - Crónicas de Lecturas

viernes, 18 de noviembre de 2011

LIMA MILENARIA


LIMA MILENARIA

“Esta campaña es una exquisita locura. Pero una locura bien seria, que tiene sus raíces en las investigaciones que se han venido produciendo en los últimos 30 años y que transformaron todo lo que sabíamos de Lima antes de 1535. Después de todo, ¿cuántos lugares del mundo pueden despertarse un día y decir: caray, se nos había olvidado de contar un par de miles de años?”
(Javier Lizarzaburu, Blog Lima Milenaria)

La iniciativa de nuestro amigo el Periodista Javier Lizarzaburu – profesional de la prensa muy digno de ese nombre – ha madurado hasta convertirse en una campaña ciudadana en la que el decano de la prensa nacional se ha comprado el pleito, y aunque tengamos con el dicho amplios desacuerdos de línea política, su importancia y llegada es innegable, y su compromiso digno de ser relevado. La campaña Lima Milenaria es idea de mi tocayo Javier, su autoría, obsesión y niña bonita. Llegado a Lima tras exitosa carrera en el exterior, Javier reencontró sus raíces nacionales, lo que le impulsó a pensar, como peruano bien nacido, qué hacer para mejorar la sociedad en que vive. El resultado es Lima Milenaria.

Recuperar lo que nos pertenece

Recuperar la Historia es importante. Esto se ha dicho en todos los tonos en un país como el nuestro, que vive centrado en algunos aspectos visibles y más o menos cercanos de nuestra historia, de la que, por otra parte, podemos sentir justificadísimo orgullo. La Historia, memoria de los grupos humanos, determina de manera consciente e inconsciente el devenir presente de las personas y las comunidades, y nos plantea las rutas a seguir hacia el futuro, la Lima y el Perú del Tercer Milenio. También existen posiciones contrarias, que se oponen a la “historización” de nuestra sociedad y su estructura educativa, a la que acusan de retrógrada. Tal vez haya algo de cierto en ello, y aún así lo dudo, para países como Brasil, Uruguay, Argentina y Venezuela, cuyo pasado precolombino, aunque importante, no registra logros civilizatorios primigenios notables. No es falta de ellos, pues el devenir geohistórico determinó que hubiera regiones del mundo donde se combinaron la habilidad de las gentes para la supervivencia con retos geográficos que requirieron respuestas radicales. Entre estos pocos lugares estuvieron las cuencas de los ríos Nilo, Yang-Tze-Kiang, Indo y Tigris-Éufrates, así como la Península de Yucatán y los Andes Centrales. Vale decir, los habitantes de estos países continúan su devenir tras miles de años de haber inventado la civilización. No es poca cosa saber quiénes somos, de dónde venimos, qué logramos antes de hoy.

Devenir en el tiempo

Dícese que una sociedad debe conocer su Historia. El devenir de nuestros abuelos, bisabuelos, tátaras y demás antepasados nos determina de manera especialísima. La aparición de grupos nuevos que se insertaron en la estructura cultural y étnica primigenia nos añadió rasgos que son parte de lo que somos hoy. Los rasgos se relacionan, se combinan y se integran para crear algo nuevo: Lo que somos hoy en día. Negarnos a reconocernos a nosotros mismos en todo o en parte es aceptar una suerte de esquizofrenia calculada, un poco como la familia que trata desesperadamente de ocultar el cadáver que el abuelito chingüengüenchón asesinó en un arranque, y que desborda las posibilidades de almacenaje del armario o el desván. Negar nuestra base étnica indígena ha sido y es en el Perú una suerte de marca de fábrica de aristocracia vetusta y exclusión social. Pero siendo claro, tengo el mayor de los respetos por los aristócratas que se las juegan para construir una democracia de iguales y contribuyen eficazmente con la Nación apostando por la integración social y colocando sus recursos y su educación privilegiadas al servicio de ésta. Sean ellos bienvenidos al esfuerzo nacional, y mostrémoslos a esos otros que aún se atrincheran en posiciones nostálgicas de poder y exclusión social. Para ellos no reza la acusación de deserción hecha por Basadre.

La Campaña

La obsesión de mi tocayo – que comparto – se puede conocer mejor acudiendo a su Blog Lima Milenaria, limamilenaria.blogspot.com.  El Blog se presenta así:
“Lima Milenaria: Notas sobre una ciudad mestiza con partida de nacimiento española. Una ciudad donde esas dos raíces en algún momento empezaron a caminar en direcciones opuestas. El discurso oficial dice 476 años de edad, y ¿qué hacemos con el pasado? ¿Con los templos, los vestigios, la comida, la gente, que nos dicen que hemos estado aquí por más de 2.000 años? De repente es hora de contar la historia al revés.”

¿De qué se trata la Campaña? Simple. Lima, esta Ciudad de los Reyes resulta que no tiene cinco siglos, sino muchísimo, muchísimo, muchísimo más. Como habrá sido de potente la raíz indígena que el nombre “Los Reyes”, a pesar de haber sido oficial, terminó obliterado por el nombre indígena, porque “Lima”, señoras y señores, es nombre indio y bien indio, proveniente de la pronunciación española del nombre de nuestro río Rímac, lo que es fácil si pronunciamos la “r” no a la española sino como se hace en el runa-simi, donde la “rr” no se pronuncia. Así nos damos cuenta fácil de que nuestro nombre es más indio que Pachacútec, Taulichusco y Titu Cusi Yupanqui. Computamos la Fundación de Lima como lo que Pizarro hizo en Enero de 1535 en la plaza que estaba frente al palacio de Taulichusco. Recuerda un poco la quisicosa esa de Les Luthiers acerca del conquistador español que fundó una ciudad que no vio que ya estaba fundada y por ello terminó acusado de “fundación ilícita”. Vamos, Lima es mucho más antigua que 1535, y el devenir de sus habitantes originales está aún invisibilizado. ¿Por qué? Pues porque durante muchos años no hemos querido ser indios, y eso por varias razones en las que no abundaré demasiado. Y, señores y señoras, aunque no nos guste, somos indios y bien indios, y podemos sentirnos orgullosos de serlo, pues esos nuestros negados antepasados construyeron la civilización más original del mundo.

Digresión sobre lo Indio

No pasaré por alto que el término “indio” fue una metida de pata del Almirante Cristóbal Colón, que en su búsqueda obsesiva de las Indias – donde estaba la plata de las especias – llegó a estas tierras que se alzaban en el medio de su ruta, computó que había llegado, y cómo quería ver indios ni bien se topó con los habitantes oriundos vio indios, los llamó indios, y cata por qué hay indios en la India e indios en América. La historia de las relaciones entre los grupos indígenas oriundos de América (Abya Yala la llaman los partidarios del origen oriundo, y no me disgusta el nombrecito) con los recién llegados europeos en expansión fue dramática y marcada por guerras, epidemias, revueltas, intolerancias, dominación y exclusión. En cierto modo no importa, pues como decía Stalin el pasado le pertenece a Dios, y de todo lo bueno y todo lo malo, de las desgracias y los abusos nació este algo nuevo de lo que somos parte. Ese algo nuevo somos nosotros, que tratamos de ser nosotros mismos al completo y sin sesgos. Y hasta aquí la digresión.

Identidad y Pertenencia

Algunos psicoanalistas señalan que nuestra sociedad sufre por la carencia de un padre, y además niega a su madre, lo que de alguna manera recuerda ese antiguo constructo ideológico pro-hispánico de lo ibérico como elemento activo y viril y lo indio como elemento femenino y pasivo. Los peruanos hemos tratado de fabricar constructos de nuestra identidad anclados en determinados paradigmas, tratando con desesperación de lograr un sentido de pertenencia que a muchos solamente se les aclara en el extranjero, en medio de “extraños” cuya identidad miramos con envidia. Por eso conviene que sepamos que esta Ciudad de Lima desde la cual escribo posee una larga historia que nos conviene leer desde aquí hacia atrás para entenderla como se debe.

Primero, la geografía. Lima es tres Valles aluviales costeños, de norte a sur los de los ríos Chillón, Rímac y Lurín. Es un caso especial dentro de la geografía costeña del centro del Perú, pues posee tres entradas – tres quebradas – de ingreso a las alturas andinas. Sabemos que donde se producen estas entradas es donde se aposentaron los grupos humanos por razones bastante prácticas, referidas a la multiplicidad de productos procedentes del mar y de los diversos pisos ecológicos vinculados. Económicamente, los Tres Valles y su puerta chalaca al mar resultaban bastante adecuadas para acumular población y riquezas, y por eso su ocupación es tan antigua como 4000 años. No muy lejos al norte está Caral, cuna aparente y muestra representativa de esa interacción entre pisos ecológicos que los peruanos hemos instrumentado durante miles de años con gran provecho y enorme éxito. Es que cuando nos proponemos algo, a los peruanos, señores, no nos para nadie.

Esquicio histórico

La urbe limeña fue fundada por los recién llegados españoles sobre las estructuras urbanas de los antiguos curacazgos Ychma-Pachacámac, que poseían un barniz incaico desde que el Sapa Inca pasó por aquí con uno de esos ejércitos que hacen que te lo pienses dos veces antes de ponerte agresivo. Los curacas del Lurín – donde está Pachacámac – y del Rímac – donde están Puruchuco, Pucllana, Armatambo, Huallamarca, Maranga, Mateo Salado, etcétera – hicieron reciprocidad con el poderoso Sapa Inca, y atracaron con la finta esa de que aquí todos somos hermanos y queremos entrar en la gran mancomunidad del Tahuantinsuyo en base a un Tratado de Libre Comercio justo. La conquista pacífica, que le dicen los historiadores.

Al curaca del valle del Chillón, el Colli Cápac (véase el origen del nombre “Collique”), esto no le divirtió nada, se lo tomó bastante a mal, y durante buen tiempo combatió bravamente contra el Ejército del Tahuantinsuyo, puede que apoyado como avanzadilla y estado tampón del norteño reino del Gran Chimú, lo que por cierto demoró el gran ajuste de cuentas andino entre el Tahuantinsuyo en expansión y el dicho Reino Chimú, resuelto con la derrota y conquista de éste por Túpac Yupanqui. El efecto fue que el Colli Cápac al final tuvo que atracar a regañadientes con lo mismo que sus colegas del Rímac y el Lurín. Pero en los tres Valles habían centros urbanos que databan de mucho tiempo atrás, aproximadamente desde la época de los estados regionales, más o menos entre 2500 y 1500 años atrás. La Cultura Lima se había desarrollado primero en el valle del Chancay, cerquita a Caral, y de ahí avanzó hacia el curso bajo de los tres Valles, y podríamos arriesgarnos a decir que su capital fue el conjunto urbano de Maranga, que abarcaba mucho más de lo que es hoy, debido a que la urbanización andina seguía patrones aparentemente rural-urbanos (o rururbanos, como se dice en Geografía Humana), y durante el Virreinato grandes zonas entre el río Rímac y el mar de San Miguel se redefinieron como rurales campos de cultivo. Ya en la República estas regiones se urbanizaron a la occidental, aunque las huacas que sobrevivieron a la rapiña y la incuria fueron declaradas monumentos arqueológicos y más o menos preservadas. Hoy en día se hace el valioso trabajo de recuperarlas y ponerlas en valor para regocijo de nuestra identidad y de las empresas de Turismo.

Así como podemos decir que el Cercado de Lima o Damero de Pizarro fue el centro urbano más importante del Virreinato, podemos decir que el conjunto de Maranga fue el centro urbano más importante de los Tres Valles, así como Pachacámac fue un centro religioso de enorme trascendencia en todo el Tahuantinsuyo, lo suficiente para que los conquistadores incaicos aparentemente establecieran con sus sacerdotes una relación de extraterritorialidad que nos recuerda en algo la relación del Vaticano con el estado italiano. Esto le da a nuestra ciudad de Lima una partida de nacimiento mucho más allá de 1535, con centro en estas Huacas donde se cumplían las funciones políticas de negociación y gobierno que hoy se centran en Palacio de Gobierno, el Congreso de la República, el Poder Judicial, los Ministerios y la Alcaldía metropolitana. Una Capital con todas las de la Ley, aunque claramente subordinada en sus últimas etapas prehispánicas al Cusco Imperial.

Sin embargo, hay un dato histórico invisibilizado. La mayoría de los limeños de hoy desconoce que la mayor población andina durante el Tahuantinsuyo no estaba en la Sierra Sur alrededor del Cusco Imperial, como muchos creen, sino que se acumulaba precisamente en la sierra y costa del centro del Perú. Los avatares históricos determinaron una significativa reducción de la población hasta extremos difíciles de creer, pero tremendamente reales. La Conquista y las epidemias dieron cuenta de la mayor parte de la población, de resultas que estas tierras quedaron despobladas. Basta mirar cómo la reducciones indígenas del Cercado, Magdalena, Sulco y Carabayllo iban reduciendo su población, así como los centros poblados de Ruricanchu, Limatambo, Late, la misma Maranga y otros. Los nuevos centros urbanos centrados en las antiguas poblaciones de Taulichusco y del Pití-Pití en el también viejo Callau, ganaban población migrante de origen europeo y africano. Esto nos debería hacer ver con otros ojos la supuesta “invasión” provinciana del siglo XX. Desde una visión más amplia del pasado el crecimiento demográfico de la Lima de hoy por migración del interior no sería invasivo sino asumiendo una visión nostálgica colonialista del pasado virreinal. Una lectura más amplia lo puede ver como la recuperación del equilibrio demográfico tradicional en sus antiguos espacios geográficos. La hipertrofia de la actual Lima se relativiza y se convierte en un re-equilibrio con el que tenemos que contar si queremos recuperar una matriz agrícola nacional que hemos estado perdiendo a grandes pasos. La Historia parece repetirse en nuevas formas y con nuevos sesgos, y un nuevo Perú que le debe más de lo que cree a su pasado prehispánico está construyéndose en la acción y el trabajo de los nuevos limeños de Todas las Cepas.

Otro dato histórico invisibilizado que permite reivindicar a Lima para el Perú pasa por un hecho de nuestra Historia Cultural en el que parece haber mucho acuerdo entre los historiadores. El runa-simi, idioma imperial del Tahuantinsuyo y lingua franca de todo el sistema territorial controlado desde el Cusco parece haber tenido su primer origen en… Lima. Supongo que para algunos hispanistas este hecho puede resultar paradójico, y para muchos seguramente es sorprendente. La lengua histórica de Lima no es el castellano, es el runa-simi. Sin anestesia. Y aprovecharemos este hecho para machacar que en la primaria deberíamos por lo menos enseñar a nuestros niños a decir “buenos días, buenas tardes, buenas noches, hola, adiós, ¿cómo estás?” y otros en nuestras entrañables lenguas vernaculares, por lo menos en runa-simi y aimara. Los peruanos deberíamos poder decirnos algunas cosas en nuestras lenguas originarias, y eso, Damas y Caballeros, se llama también Inclusión Social. Así que no es nada descaminado que saludemos a la Lima Milenaria en su propia lengua con un Causachum Lima, tal como lo hicimos hace unos días en la ceremonia de lanzamiento de la Campaña Lima Milenaria en el parque arqueológico Las Leyendas, en el centro mismo de la ciudad prehispánica. Dicho sea de paso, ahí nos dimos el gusto de bailarnos un pasacalle y tomarnos unos pisco sours.

Lo que importa es la gente

Se supone que el sistema educativo actúa como correa de transmisión de los contenidos históricos que entendemos más relevantes para la formación de nuestros niños y jóvenes. Hay profesionales, asociaciones y grupos de la sociedad civil cuyo trabajo se orienta en esta dirección, y es un trabajo importante, porque se orienta a un tema público de largo aliento, que es el huidizo concepto de la Identidad. La Identidad no es una entelequia que anda por ahí flotando en el transmundo, y la peruanidad no existe sin los peruanos ni la limeñidad sin los limeños. Construir identidad y pertenencia no puede hacerse pasando por alto por lo menos mil quinientos años de historia, tres veces más de lo que nos vendieron siempre. Cualquier escala de valores que privilegie lo humano señala que lo que importa es la gente, no las entelequias metafísicas, y ello nos parece está en la preocupación de esta Campaña ciudadana por la Lima Milenaria. Tenemos que vincular a los colegios e instituciones de los Tres Valles. Desde este humilde Blog tomamos nuestro puesto en la reivindicación de la Lima Milenaria. Esperamos y deseamos que nuestra alcaldesa se ponga la camiseta y declare a esta Tres Veces Coronada Villa – que eso también es – Lima, Ciudad Milenaria.

¡CAUSACHUM LIMA!

Post- Data: El entusiasmo a veces nos puede hacer tener lecturas exageradas. Posiblemente algún o algunos datos señalados en el presente artículo presenten inexactitudes, o puede incluso que estén bien equivocados. Perdónesele este hecho a este profe que tan pocas veces tiene la oportunidad de entusiasmarse. De paso, saludamos a la UNIFE, primera Universidad que se suma a la campaña Lima Milenaria. ¿Dónde estáis San Marcos? ¿Dónde estáis Católica? ¿Dónde estáis UPC, Villarreal, UNI, La Molina, etcétera? Punto por hoy.


Peru Blogs

No hay comentarios:

Publicar un comentario