Han pasado varios meses desde la
campaña electoral que terminó ungiendo a Ollanta Humala como Presidente de la
República del Perú. Las aguas se han aquietado, aunque de modo
extraordinariamente diferente a cómo se podría haber previsto. Se nota que
muchos no desean volver la mirada a dichas épocas, a la mucha tinta que se
derramó y las muchas cosas que se dijeron, pues leerlas y recordarlas hoy en
día probablemente traería a los que las perpetraron agruras y malas
digestiones. Hoy, sin embargo, y debido a las exclusivas ganas de fastidiar la
paciencia que a veces se apoderan de mí, pisaré el terreno fangoso del Recuerdo
y la Remembranza, antes que se pierdan en la lontananza del pasado remoto, que
en nuestra Patria suele iniciarse a dos o tres semanas del acontecimiento. Y como
el tema lo amerita, relacionaremos la Política de la Campaña Electoral con las
conocidas posiciones contrapuestas y complementarias sobre la determinación de
las características y actos humanos: La Genética y el Medio Ambiente.
Mensajes iguales y contrapuestos
Durante la muy larga Campaña
Electoral de los años 2007 a 2011, recordemos, se dio una constante, incisiva y
total ofensiva mediática contra Ollanta Humala, dirigida y financiada por los
órganos representativos de lo que después, con fortuna, ha sido denominado
entre jocosa y agresivamente por el Periodista Juan Carlos Tafur la Derecha Bruta y Achorada, en adelante
DBA. Una parte del mensaje de esta guerra mediática orientada a la demolición
del candidato Ollanta se concentraba en afirmaciones hechas por su Señor Padre,
Don Isaac Humala, cuya escasa capacidad para ejercer el derecho de callarse sus
opiniones fue explotada inmisericordemente por los conocidos plumíferos de la
DBA. Sin embargo, lo que llamaba la atención era la afirmación jamás
verbalizada pero omnipresente que subyacía a la crítica: Los hijos heredan las características de los padres. De esta manera,
si Don Isaac afirmaba por ejemplo que se haría bien en fusilar a los
homosexuales, su hijo Ollanta con absoluta seguridad y sin duda alguna pensaría
exactamente lo mismo y los fusilaría masivamente en un eventual y catastrófico
gobierno suyo. Falacia evidente por supuesto, pero no por eso menos machacada.
El problema fue en la segunda
vuelta electoral. En la primera los tres candidatos Kuczynski, Toledo y
Castañeda se habían demolido mutuamente con tal entusiasmo que los tres
quedaron fuera de carrera y le cedieron el paso a Doña Keiko Fujimori Higuchi,
candidata que enfrentó en Segunda Vuelta a Ollanta Humala. El mensaje
anteriormente machacado acerca de que los
hijos heredan las características de los padres encontróse con una suerte
de corroboración extraordinaria, aunque muy comprometedora, porque si se le
aplicaba a la Otra lo que al Uno se había aplicado con tanta constancia, pues
la Señora Keiko no salía tan bien librada. Los medios controlados por la DBA
echaron la reversa y trataron de decir que no se había dicho lo que se había
dicho cuando se había dicho sino al revés y por todo lo contrario, tratando de
sortear al toro con una chicuelina que ni El Niño de la Capea. El retorcimiento
intelectual y la descolocación conceptual de toda la campaña de los medios de
la DBA fue patente, e incluso tuvieron que reconstruir su estrategia a toda
prisa. Esto debe haber causado mucha gracia en los predios ollantistas en su
momento, entre otras razones porque estas disparadas al pie hacían trizas la credibilidad
necesaria en los medios que trataban de influir y determinar a la opinión
pública. Y es que no se les ocurrió mejor idea que seguir disparándose al pie
predicando exactamente lo contrario que predicaban acerca de Ollanta Humala:
Keiko Fujimori no era igual a su padre.
Un primer análisis
En primer lugar, es bastante
obvio que eso ya lo sabíamos. Las personas que, con posible y pedante
injusticia, nos jactamos del empleo de algún sector de nuestros cerebros en el
mismo nivel cuando menos que su equivalente hepático; y que sostenemos
posiciones a favor de la equidad social, la integridad intelectual y la
justicia, no podemos pensar de otra manera. El matrimonio bien avenido entre
principios éticos más o menos sólidos con una inteligencia más o menos
despejada, determina que no se pueda creer en barbaridades como que los hijos
heredan las taras morales de los padres. Y esto es válido para “A” y para “B”,
para Ollanta y para Keiko. Un viejo refrán decía que de padres cojos, hijos bailarines, y, contrario sensu, que el hijo
de un tuerto no tiene nada de cíclope. Si el problema fuera genético, no
podríamos explicarnos las diferencias realmente existentes entre padres e
hijos, y se pasaría por alto el hecho de la natural rebeldía adolescente, que
casi siempre busca diferenciarse de los padres. Aldo Mariátegui, egregio
director de un medio de comunicación, no podría, por ende, sostener las
creencias que sostiene, diametralmente opuestas a las de su ilustre abuelo José
Carlos Mariátegui La Chira. Por otra parte, pasada cierta edad, las personas
tienden a emplear sus cerebros. En algunos casos esa edad puede ser muy
temprana. Mi hija me demostró palmariamente que no estaba dispuesta a tragarse
cualquier contradicción que se le dijera, cuando frente a una gran figura que
representaba a un perro yo, haciéndome el gracioso, le dije: “Mira, Paula, un helicóptero”. Ella me
miró con una desaprobación tan evidente, con tanta vergüenza ajena del
exabrupto paterno, que atinó a jalonearme hacia abajo a fin de ponerme en el
nivel de su impresionante medio metro de estatura para decirme quedamente al
oído: “No, papá, ese es un guau-guau”. Y luego mirarme con una expresión
preocupada que valía por todo un discurso de Aristóteles, del tipo “Piensa antes de hablar, ¿quieres? No me hagas
pasar vergüenza ajena”. Es magnífico, aunque terriblemente exigente, eso
que los hijos le crean más a sus ojos que a sus padres.
Genética y Medio Ambiente
Que la Genética tiene algo qué
hacer en el parecido entre hijos y padres, tiene. Pero no es tanto como se
cree. El medio ambiente cuenta. Los árabes dicen, con sabiduría de siglos, que
los jóvenes se parecen más a su tiempo que a sus padres. Y aunque decimos que
“De tal palo, tal astilla”, también sabemos que “En casa del herrero, cuchillo
de palo”. Johann Sebastian Bach era hijo y nieto de músicos, y fue padre y
abuelo de músicos. Obviamente ello implica un entorno musical que para qué te
cuento. Pero que tenía habilidades propias que determinaron que fuera él el
genio musical en una familia dedicada a la Música, las tenía. Por el otro lado
es patente que muchas familias cuentan con sus ovejas negras, rojas y de otras
y diversas coloraciones. A veces los hijos eligen la misma profesión que los
padres, a veces no. Mis hijos mayores me hacen el honor de pensar de manera muy
diferente a la mía en muchos aspectos, y yo lo único que les pido es coherencia
entre lo que dicen y lo que hacen. La oposición entre padres e hijos es más
conocida, repito, que los agujeros de las orejas del hombre de Lauricocha, y
puede alcanzar ribetes emocionales dramáticos. Educadores y Psicólogos sabemos
que muchos niños y jóvenes hacen contra-identificación de la conducta paterna,
de manera que, por ejemplo, hijos de padres irresponsables o autoritarios se
convierten ellos mismos en padres de familia responsables y afectuosos. Por el
contrario, hay hijos irresponsabilísimos surgidos de familias ejemplares. Las
variables intermedias al respecto son infinitas, por desgracia o por suerte.
Falacias a la vista
Una vez establecido el punto,
llama la atención la increíble escisión que se operó en la mente de algunos
comentaristas políticos. Tras años de enrostrarle al hoy Presidente las ideas
de su padre y señalarlo con el dedo - como si de una verdad evangélica se
tratara - eso de que los hijos repiten a sus padres; ahora pretendían
convencernos de lo contrario, cuando de la otra candidata se trataba. ¿Por qué
podrá haber sido que se limitara el debate “intelectual” de tal manera? ¿Por
qué está tan claro que se defendió la posición exactamente opuesta a la que se
defendía antes? Algunos de estos comentaristas políticos llegaron a defender
abiertamente el racismo y la discriminación por motivos étnicos, que
precisamente sostiene falazmente que los rasgos heredados son más determinantes
que los adquiridos en el medio ambiente, incluso hasta el extremo de negarle
humanidad o derechos a los que no poseen los rasgos supuestamente más mejores. Si
se cree en esta barbaridad, claro está que desde ahí se puede creer en casi
cualquier cosa. La libertad de empresa no está reñida con la ignorancia. Se
puede ser, en nuestro medio, periodista o propietario de un medio de comunicación,
y a la vez ignorar las verdades más elementales de la Genética y del Medio
Ambiente, y elevar a la categoría de Verdad Evangélica aquello que a los
susodichos les conviene creer. Quizá lo único que cabría pedir sería algo de
coherencia. Pero tal coherencia tampoco existía. En esa ocasión fue palmario
que se habían pasado de vueltas o estaban en plena resaca intelectual.
Un inocente análisis
¿Cómo puede alguien sostener a la
vez dos ideas diametralmente opuestas? ¿Cómo puede ser posible que lo que es
verdad para “A” no lo sea para “B”, cuando “A” y “B” están en situación análoga?
Intentemos un ligero y altamente inocentón análisis.
Inocente Posibilidad Uno
Porque en la mente de ciertos
comentaristas políticos no existe tal problema. Es decir, están en condiciones
de aceptar que se pueden hacer dos afirmaciones mutuamente excluyentes pero
igualmente aceptables, y a la vez. En psiquiatría esto es, más o menos, síntoma
de una pérdida consistente de contacto con la realidad, con escisión de los
mundos interior y exterior, y confusión entre las cosas que son con las que se
quisiera que fueran. Esto es algo que creo se denomina esquizofrenia, e implicaría
tratamiento médico urgente, medicamentos incluidos y pijama de fuerza. Pero no
sabemos de ningún comentarista que esté internado en el Asilo de Arkham, ni en
ningún otro.
Inocente Posibilidad Dos
Porque no se tiene conocimiento
de las reglas de la lógica, o se carece de las habilidades necesarias para realizar
operaciones lógicas. Ello produciría afirmaciones contradictorias, del tipo
“Llueve pero a la vez no llueve”, “Ese guaguau es un helicóptero” o, más
complejo, “Los hijos heredan las taras
de los padres, en consecuencia, Ollanta heredó las taras de su padre, pero
Keiko no las heredó”. La posibilidad de hacer estas “operaciones ilógicas” no
es descabellada, si nos atenemos al nivel educativo de nuestra patria. Pero no
nos explica cómo es que algunos de estos comentaristas pueden dirigir hasta la
fecha diarios de circulación nacional y espacios de televisión. Los
propietarios de éstos podrían mostrar un poco de responsabilidad contratando a
gente capaz. Sin embargo, se observó que dicha gente verdaderamente capaz fue
separada de sus exitosas direcciones y espacios, y sustituida por aquellos que
confundían los guaguaus con los helicópteros. Es posible que esto haya pasado
para evitar sobrecostos laborales. No nos consta.
Inocente Posibilidad Tres
Si eliminamos las Posibilidades
Uno y Dos, lo que quede, por más improbable que sea, debe ser verdad. Así decía
por lo menos Sherlock Holmes, poco sospechoso de aconchabamiento con los
Liberales o los Izquierdistas. Es decir, deben existir razones suficientemente
poderosas para que personas supuestamente sanas emocional e intelectualmente
hagan público ridículo. Probemos, siempre con toda inocencia, con el más obvio,
la supervivencia y/o el bienestar económico, que no son moco de pavo para nadie.
Así, podemos suponer que esta suspensión del juicio está guiada por intereses
distintos a la de la conservación de la cordura, la lógica o la sindéresis. Es
decir, cómo decía el gran Filósofo Wilfrido Vargas, que por la plata baila el
mono.
Posibilidad Tres punto Uno: Los comentaristas mencionados tenían la
creencia real de que lo mejor que le podía pasar a nuestra patria era que Keiko
fuera Presidenta del Perú. Esta creencia podría estar guiada por un patriotismo
acendrado, de bases muy emocionales, que hayan producido que los comentaristas
hayan perdido el contacto con la realidad, de modo que lo que en uno ocurre, en
el otro no pase, aunque la situación sea exactamente la misma. Nuevamente se
pregunta uno si es responsable que se permita a personas tan alienadas de la
realidad que dirijan periódicos o posean espacios radiales o televisivos, por
más bueno y patriótico que sea el motivo.
Posibilidad Tres punto Dos: Los comentaristas poseían un interés
personal en lograr que Keiko Fujimori ganara las elecciones. Tal interés podría
haber sido Directo o Indirecto. En el caso del Interés Directo, y ateniéndonos a
la realidad, podría ser que dicho interés tuviera carácter crematístico explícito.
Imaginemos que el interés se dirija a resolver las necesidades básicas de la
supervivencia. Estos comentaristas percibían un sueldo. Es decir, se les paga para
que bailar al son que desde la jefatura se les toque. Es un motivo interesante
y desde todo punto de vista respetable, cuando es conocido. A ver, pues, quien
no le sonríe al jefe. Un caso interesante al respecto es el de Jaime Bayly, y
la eventual tarifa que habría cobrado, de US$ 20,000 por programa emitido. Yo hasta encuentro justa esa tarifa, pues Jaime Bayly, cuando apoyó desinteresadamente –
suponemos - a Susana Villarán en las elecciones municipales de Lima, ensayó una
suerte de justificación sobre el tema del supuesto o real chavismo de Ollanta,
con el que no podía estar de acuerdo. Podemos entonces discrepar de Jaimito,
pero por lo menos ensayó un anteproyecto de coherencia lógica. De hecho, dicha
coherencia lo hizo más importante y caro, por la sencilla razón que a él se le
podía creer. Es que el muchacho sabe posicionarse. Si lo trajeron desde Miami era
porque a los otros ya no se les creía, así de simple. En cuanto al Interés
indirecto puede tomar las formas de amistades, participación en las mismas
argollas sociales, alianzas políticas, conveniencias personales, ocultamiento
de diversos ajetreos poco amables con las finanzas públicas, etcétera. Igual,
se trataba de defender la plata que llegaba sola, y el proceso que determinaba
que eventualmente seguiría llegando por sí sola.
En resumen y para no cansar, la
verdadera razón para decir que “A” no es igual a “A” era por la plata.
Colofón
Este artículo pensaba dispararlo
en la época de la campaña electoral. Se me refundió por ahí y me olvidé de él
hasta que lo encontré por fin, y con algunas modificaciones de actualidad, aquí
lo presento. Aunque es medio vetustón, igual lo saco al fresco por mor de la
educación política de los peruanos. Un buen recuerdo no es nunca deleznable.
Por ahora ando preparando algo sobre Sedapal, otra cosa sobre la Crisis de la
Educación Formal en nuestro país, y continúo mirando con interés el pandillaje
y la presencia de los “maras” en nuestro país. Continúo además mis Crónicas de
Lecturas. Ojalá pueda cumplir con todo eso. Punto por hoy. El que tenga cerebro
para recordar, que recuerde. Y que piense.
Espero servir a los nobles intereses del blog, agradezco la inclusión.
ResponderEliminarDesearía enterarme sobre lo que viene ocurriendo con las lluvias intensas, que arrasa la infraestructura vial y urbana, la tierra de los campesinos.
atte