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lunes, 6 de mayo de 2013

JAVIER DÍEZ CANSECO

JAVIER DÍEZ CANSECO

“Pero aquí, señor, no hay un pesetero, aquí hay una persona de principios”


Yo voy a recordar así a Javier Díez Canseco:



Nos acaba de dejar y como que no nos hacemos la composición de lugar ni de tiempo. Solíamos estar a favor, en contra o todo lo contrario, pero estar sin él ahí sí que es complicado, porque si estaba era porque estaba, y si no estaba se sentía demasiado que no estaba. Como ahora. Resulta imposible creer que se ha ido. Y sí se ha ido. Y el problema de hacer semblanzas no es la semblanza, porque semblanzas se hacen de los que ya fueron. Lo difícil de aceptar es el hecho que se ha ido cuando era más necesario, cuando se alistaba a ser el patriarca combatiente que necesitábamos para nuclear el pasado con el futuro, cuando de lo que se trata es de cerrar un círculo, y se necesita un referente político para cerrar ese círculo. No se pudo, no alcanzaron las fuerzas. La enfermedad le fue fulminante y avasalladora, porque a veces el cuerpo no está acorde al espíritu y se le queda muy atrás.
  
Personalmente lo conocí poco, aunque naturalmente todos los conocíamos, y él conocía a todos. Así pasó en la Izquierda siempre, que todos más o menos como que nos conocíamos y nos referenciábamos. Y Javier era uno de los referentes obligados, y no siempre, he de decir, lo consideramos el mejor: El exceso radical, la “enfermedad infantil”, el lenguaje agresivón, la actitud “pum” parecían ser grandes obstáculos para la unidad, que muchos asumimos como valor en sí misma. Es curioso que para algunos Javier fue en exceso radical, mientras para otros le faltaba, Cosas de Nuestra Izquierda Realmente Existente. Pequeñeces, hoy lo vemos frente a los Principios que defendió en su Vida y su Praxis. Así como vemos la increíble e inhumana pequeñez de la Derecha Bruta y Achorada, incapaz de deponer los odios que la definen ni delante de la tumba, achorándose y creyendo que es de machazos patear el cadáver. Es curioso que lo rastrero de los ataques y lo pequeño de los insultitos terminen por colocar un ramillete a la tumba que no le va mal al Combatiente Tribuno: Dime Quiénes son tus Enemigos, y te diré Quién Eres. Y aunque haya cosas que por decencia deben callarse, la decencia para la DBA tiene sentido solamente cuando tiene precio.     

Si de algo estoy seguro es que a Javier le disgustaría que perdiéramos el paso. La Herencia de un Hombre es la inspiración que nos presta en las horas complicadas o amargas, el ejemplo que nos brinda cuando las cosas se pasman y no avanzan. La discusión sigue y la cosa es complicada, compañeros. Javier pertenece a la estirpe de los que ponen sin temor el dedo – ese, el grande en el aire - en la mismísima pus y aprieta hasta reventar la herida. Por eso los mercenarios lo echaron del Parlamento, no fuera a ser que el Hambre y la Sed de Justicia sean contagiosas. Su Herencia, así, es simple: No Cejar en los Principios.

Descansa en Paz, compañero Javier

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