LA MUJER QUE FUE JUEVES (Y QUE EN REALIDAD ES SÁBADO)
o Tratando de Detener el Tiempo
Parafraseo el título de la
novelita de Gilbert K. Chesterton, porque parece singularmente apropiada para describir lo que viene pasando en los últimos
días en los medios de des-comunicación en el Perú. En esta novela, un agente de
policía trata de atrapar a peligrosos delincuentes anarco-terroristas a través
de la infiltración. Sabe que la dirigencia del enemigo se organiza en un comité
central de siete miembros, con los nombres clave de cada uno de los días de la
semana. Jueves era el jefe de la organización, y el final resulta en la jocosa
constatación de que tanto Jueves como los demás días de la semana resultaban
ser policías infiltrados … . Y, como en
la novela, parece ser que nuestros patrióticos medios de des-comunicación andan
buscando a Jueves para atraparlo, con la salvedad de que, como en la novela,
parece ser que quedarán con el palmo de narices correspondiente.
En todo caso, la búsqueda de La Mujer Que Fue Jueves, es decir la
Alcaldesa de Lima, Susana Villarán, tropieza con el pequeñísimo inconveniente
de que los días de la semana tienden a seguir avanzando desde tiempos
inmemoriales. Y además que tras una semana, viene otra. Y, para información, sucesivamente.
Imagino que de repente los medios están recurriendo a un afamado contemporáneo
de Chesterton, el amigo Herbert George Wells y su Máquina del Tiempo, a fin de
detener el tiempo en el Jueves, pero por desgracia el tiempo tiene la manía de
continuar linealmente hacia adelante, unidireccional y en un solo sentido, como
lo ha venido haciendo desde el Big Bang,
y el mito del eterno retorno en términos periodísticos es solamente un mito. En
todo caso, algo ganamos, pues los medios emplean sus energías en tratar de detener
el Tiempo en el Jueves, y así se olvidan un tanto de la basura cotidiana que suelen
servir. E incluso podríamos saludar este hecho como el inicio del empleo de las
neuronas por parte de los que orquestan la movida. Pero no. Es verdad que han
encontrado algo interesante de qué hablar, y ello parece haber ocupado las
pocas neuronas dedicadas normalmente a la preparación de la ración de sangre y
tripas sanguinolentas que nos ponen en frente a diario. He notado, y espero que
mis lectores se hayan percatado de lo mismo, que de manera nada orquestada y
totalmente espontánea los medios están, de manera absolutamente casual y todos
a la vez, tratando de DETENER EL TIEMPO
EN EL JUEVES.
(Para los poquísimos que no lo
saben, ese jueves al que se refieren, se inició el operativo de La Parada que
concluyó de manera exitosa el subsiguiente sábado.)
Parece que para los medios de des-comunicación
nunca un hecho de un día fue tanto para tantos. Un jueves de tantísima
trascendencia, de tan extraordinariamente grande importancia, que apaga,
difumina y reduce a todos los demás días de la semana. Y del mes. Si el Lunes o
el Domingo pudieran hablar – lo dudamos, los medios no los van a entrevistar –
hablarían del maltrato que sienten, de la discriminación absoluta en que viven,
y en cómo se les ha invisibilizado del modo más arbitrario. Debe ser bien feo
eso de sentir que no se existe. Pero no parece que eso le importe a los que la
mueven. Para ellos el Jueves ha adquirido el Poder de una suerte de magia
chamánica que determina que no puedan apartarse de él. Cosa obsesivo
compulsiva, pudiera ser.
Indudablemente, es esta una
situación ridícula y completamente arbitraria. Ya sabíamos desde las elecciones
pasadas que ellos les atribuyen a los peruanos neuronas reducidas y sinapsis limitadas,
y por ello no se molestan en diseñar estrategias inteligentes, que de repente son
costosas. Y ello resulta en que dichas “estrategias” son facilísimas de ser
deconstruidas. Creo que suponen que todo el mundo es bestia, y se come un
discurso contradictorio y absurdo. Si estos medios de comunicación aspiran por
casualidad a ser creídos, se las verán en problemas tratando de sostener que seguimos
siendo colonia de España porque en los primeros minutos de la Batalla de
Ayacucho nos estaban sacando la ñoña. O que ganamos las Batallas de Arica y de
Angamos porque en la primera media hora se contuvo el ataque enemigo. O que el
menú de un cocinero, por ejemplo Gastón Acurio, es malo porque eligió papa
blanca y no amarilla en el plato de entrada. O que puesto que en la mañana estuvo
nublado hasta las 7 am hubo oscuridad todo el día. O que ganamos el partido
porque en el primer tiempo hicimos un gol (y pasamos por alto los siete que nos
encajaron en el segundo tiempo). La verdad, todo esto es para sonreírse
compasivamente. O lo sería si no fuera porque tenemos a periodistas
supuestamente independientes que están convirtiendo lo que queda de su
credibilidad en chichirimico al tratar de Detener el Tiempo.
Yo no sé mucho de nada, pero
tengo un poquito de sentido común. Y Shakespeare también, por aquello de “Todo
está bien si termina bien”, pequeña pieza de sabiduría convencional que nos
dice que un criterio para juzgar las cosas es por sus resultados. El
antiquísimo Edda poético dice “No juzgues una cerveza hasta después de haberla
bebido”. Es decir, no hago nada llenando titulares sobre el papel de la
etiqueta o el metal de la chapita si no me termino la chela. Es decir, para
saber si ganamos la batalla, ¿qué tal si esperamos a que termine? Y para ver si
el partido se ganó, perdió o empató, ¿qué tal si chequeamos el score del final,
no el del primer tiempo?
Las cosas tiene procesos – parece
mentira que haya que explicar esto – y para ver sus resultados hay que ver qué
pasa cuando el proceso termina. Y si termina y nos seguimos empecinando en ver
lo que pasó en el primer cuarto de hora, nos corremos el riesgo de usar las
mismas anteojeras que están empleando los medios. Como el Tiempo no se detiene,
tras el tal Jueves, vino el Viernes, y luego el Sábado. Y la Mujer Que Fue Jueves, resulta que en
verdad, es la Mujer del Sábado. Y
todos sabemos qué pasó el Sábado.
Es decir, y vamos a decirlo con todas sus letras: Susana
Villarán ganó, aunque eso no les guste a los medios y traten de Detener el
Tiempo. Como decía un periodista deportivo, no recuerdo quien: El Tiempo Corre, el Tiempo Pasa, el Tiempo
no se detiene. Y punto por hoy.
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