UNA FACTURA COSTOSA – Consecuencias de un proceso de revocatoria
En una guerra no hay ganadores ni
perdedores, sólo sobrevivientes. (Anónimo)
Este país no tiene arreglo. Su falta de
casta es manifiesta y su idiotez fenomenal. (García Miró según Twitter)
Pensaba en este artículo y me
equivocaba de medio a medio cuando pensaba en Ganadores y Perdedores. No me
funcionaba porque estaba equivocando el análisis, no podemos pensar en este
asunto como si fuera una competencia de a dos.
Aunque enterarnos signifique pagar la factura de 112 millones de nuevos soles
por todo este proceso de la revocatoria en Lima, revocatoria cuyos efectos
últimos aún no tenemos muy claros. Aunque sí se ve claro que pese a haber
logrado derrotar a la opción mafiosa, daño han hecho, siguen haciéndolo, y ha
habido bajas. Recordemos que un principio de política real es: “si no gano yo,
no gana nadie”.
Un abuso del Derecho
El evidente abuso del Derecho que
ha constituido esta revocatoria ha sido la principal arma para paralizar la
ciudad. Porque eso sí lo han logrado en toda la línea. Esto seguramente lo
entiende poca gente porque como nuestra cultura política es incipiente, no se comprende
que la Ley no cohonesta el abuso del derecho, y por ello muchos han argumentado
que siendo la Ley así, hay que aplicarla y ya. De hecho eso pasó, y hemos visto
que la DBA no tiene absolutamente ningún escrúpulo en fastidiarle la vida a la
gente, cuando de sus intereses monetarios se trata. Y encima, como muestra don
García Miró, se quejan contra la realidad.
Comisiones de por medio
Habiendo tanta plata que
administrar por medio – porque este tema no abarca solamente al presupuesto
municipal, sino las comisiones sobre obras públicas – el conflicto no está en
la base en lo exclusivamente político, sino en el reparto. Si no, no nos
explicamos la angurria del ex - alcalde de Lima, que parecía bastante apurado
en llegar nuevamente a la alcaldía antes de las elecciones programadas
correspondientes, hasta el extremo de inmolar a su hijo al Moloch de dicho
interés. Me parece que califica como factor el hecho que hay comisiones sobre
por lo menos Siete Mil Millones en
juego mientras hablamos, que podrían ascender a entre 700 y 1000 millones en
comisioncitas. No fastidien, es un bocado interesante, y explica la presencia
de toda suerte de rayas, barracudas y tiburones medianos y pequeños. Pero el
tiburonaje se organiza jerárquicamente, y los Tiburones Mayores apuestan tanto
a las ganancias inmediatas como a la organización de un entorno favorable a
seguir haciendo buenos negocios, es decir a la sostenibilidad de un cierto
modus operandi. En tal sentido parece que el ex - alcalde de Lima no tiene
definitivamente el olfato del ex – presidente, mucho más trejo, aunque en esta
ocasión parece haber demostrado ser mucho mejor táctico que estratega.
La Plata Grande
A la vez observamos que hay
sectores de la derecha económica que están encontrando mucho más rentable
trabajar con gente más confiable, que les asegure menores costos por coimas y
cupos, a la vez que mayor eficiencia. Parte de estos sectores se ha separado de
los que aún apoyan a la dupla Alan-Castañeda y están conformando gremios
propios, separándose de los dirigentes tipo Benavides, demasiado comprometidos
con una opción ideológica presentada como salvadora, en la que obtenía ventajas
por encima de los colegas, lo que definitivamente no gusta. Esta derecha económica es mucho menos ideológica pues, parafraseando
cierto dicho, la ideología no solamente no se come, sino que no rinde
utilidades en el mediano plazo, en especial si se continúa con un vetusto
esquema encomendero y mercantilista. Los estados de pérdidas y ganancias suelen
ser más orientadores que lo que dicen ciertos analistas políticos, algunos de
los cuales parecen francamente creer en pajaritos. En la columna del Debe hay
demasiada plata en coimas, cupos e intereses sobre capitales inmóviles por 15 o
más años. El dato es claro: La incapacidad de manejar conflictos sociales ha
costado quince años de no-inversión y de no-ganancias. Y eso no le conviene a
nadie: El modus operandi político
Alan-Castañeda, basado en la confrontación ideológica y el empleo de la fuerza ha
sufrido de colapso económico y está en crisis. La plata grande ya “no llega
sola”, hay cada vez menos empresarios dispuestos a pagar cierto tipo de
“honorarios de éxito”. Se espera del poder político que deje hacer, no que
detenga la inversión, y se toleran ciertos niveles de corrupción, pero no
tantos: Es esa angurria lo que se ha evidenciado en la campaña del Sí, y he ahí
un buen motivo por el que la CONFIEP apoyó a la actual administración municipal,
pese al argumento senderista de la chichi y el aldo.
Es claro que la cosa entonces no
es tan simplona como decir el reparto de la plata municipal, el presupuesto
municipal es solamente de unos 300 millones, uno de los más pequeños del
continente para una ciudad como Lima. Esto de repente lo puede pensar Marco
Tulio, operador que va solamente del codo a la mano, y gracias. El problema de
fondo es el entorno en el cual se administran los ingresos producto del
crecimiento económico, una vez que el Ministro de Economía cobra y guarda en
caja el super-cupo para rescates de emergencia. Hay que preguntarse por qué
Correa, Evo Morales, Cristina, el Partido Travalhista, el Frente Amplio y hasta
Michele Bachelet ganan las elecciones y se sostienen sólidamente en el poder, y
analizar cómo este modelo se está implantando con el evidente apoyo de sectores
económicos. Así que cada vez se evidencia más la vaciedad de gritar
“¡chavismo!”, que resulta en nada más que un estornudo mental y la baja en la
tasa de ganancias, la cosa es cómo se organiza la plata, y si la clase política
tradicional – representada en nuestro país por Alan, Castañeda y demás miembros
de la Banda – lo sigue gritando es porque carece de otros argumentos que los
puramente ideológicos para justificar los honorarios de éxito. Y las
generaciones aprenden, cambian y se asustan menos que antes.
Somero análisis del partido de revocatoria
Parece obvio que a la luz de los
acontecimientos, estamos ante un complicadísimo empate. Tengo cada vez más la
incómoda sensación de que Nadie Ganó,
nada bueno está saliendo de todo esto, y en ese sentido puede decirse que los
revocadores consiguieron su objetivo de complicarle la vida a sus adversarios,
que no son solamente Susana Villarán y los chochamus de Fuerza Social. Lo único
que objetivamente se puede decir de una consulta popular como la recientemente
padecida es que constituye una chaveta apuntada contra la administración de la
ciudad. El que interprete el asunto de otro modo o trate de justificarlo en
realidad le hace el juego a la mafia, y las últimas veces que una burguesía
hizo eso terminó entregándoles el poder y coludiéndose en crímenes contra la
Humanidad. Suele pasar cuando apreciamos más nuestras billeteras que a las
gentes con las que convivimos, es decir cuando nuestros valores se trastocan. Cuando
una guerra termina no hay ganadores ni perdedores, solamente sobrevivientes, y a
la hora de hacer balance debemos considerarlo.
Cuando empezó el Partido, Susana
perdía por varios goles. Su equipo no era suficiente, se cometían errores
infantiles y además se había hecho de grandes enemigos. Tácticamente, ya estaba
derrotada, tanto considerando el contra quienes se enfrentaba como con qué
fuerzas propias contaba para resistir. En el activo, sin embargo, tenía dos
hechos estratégicos fundamentales, que son los que al final se han decantado en
el resultado: Aseguraba a la derecha económica menores costos por concepto de
cupos y coimas, a más de una adecuada sostenibilidad basada en un manejo más
técnico de la cosa municipal; y por el otro lado, el gobierno de Ollanta Humala
tenía – y aún tiene - en Susana un pararrayos que lo deja hacer, le da oxígeno
y le permite reforzar ciertas posiciones, pues en los otros escenarios
políticos hay o “convivencia civilizada” o juego limitado.
Era casi obvio que iban a correr
en ayuda de Susana tanto las bases del partido nacionalista como la CONFIEP,
como los que iban a ser revocados junto con Fuerza Social – el PPC. Una vez los
operadores políticos experimentados vieron la que se venía tomaron sus puestos
en el partidor. Y, por supuesto, pasaron la factura antes de prestar el
servicio. Los revocadores trataron de aislar a Susana empleando el argumento
del movadef y el senderismo como medio para mantener a nacionalistas, confiep y
ppc aparte viendo como el apra y solidaridad nacional se almorzaban a fuerza
social, y se llevaban el asunto en bandeja … lo que, francamente señores, hay
que ser bien caído del palto para creerlo a estas alturas, aunque funcionó
indudablemente para manipular ciertos temores irracionales de algún que otro
vocinglero sector de la población electoral. Y esto nos indica que la capacidad
estratégica de los tiburones grandotes, en especial el que ya sabemos que trata
de ser presidente el 2016, anda de capa caída, a no ser que haya tratado de
eliminar – o subordinar - a Castañeda de la carrera en una plaza en la que el
apra nunca ha sido fuerte.
Un ganador de este proceso ha
sido el fujimorismo, que demostró mucho más estrategia al dar un grácil pasito
de ballet al costado, dejando solamente a operadores secundarios para poder
asistir al banquete caso la revocatoria prosperara. El fujimorismo resulta
ganancioso precisamente por haber sabido mantenerse al margen y contenido lo
suficiente a sus termocéfalos, lo que habla de una mejora en el liderazgo de
Keiko. Sin embargo, la droga encontrada en la empresa de Kenji resulta algo inoportuno
al momento. Pero al margen de esto, el fujimorismo no tenía nada que ganar en
Lima, como sí el apra, y ello puede explicar por qué no se las jugó acá, y es
que en verdad su sitio, si saben manejar bien sus fortalezas, debería estar más
cerca de las grandes ligas, aunque tendrán todavía que librarse de – o controlar
- harto peso muerto. El otro ganancioso
ha resultado ser el nacionalismo humalista. A diferencia del fujimorismo, gana
muchísimo más manteniendo a Susana, un tanto en el sentido británico, que luchó
en la primera guerra mundial hasta el
último soldado francés, y en ese sentido las bases nacionalistas se han anotado
porotos en organización y presencia partidaria, y de hecho han registrado un
triunfo, pero tal como el fujimorismo, no hubieran registrado derrota si la
revocatoria hubiera prosperado. Es notable ver como ambos contendientes tratan,
a la manera de Soviéticos y Norteamericanos en la Guerra Fría, de no tocarse a
no ser a través de intermediarios.
De cómo quién eres y qué haces modifica tu márketing
Encontramos algunos hechos
interesantes en las alianzas que se fueron configurando y que permitieron a
Susana, y no hay que ser retrecheros, voltear un partido que estaba dado por
perdido desde el mismo principio. El conjunto Apra/Solidaridad Nacional jugó sin
el fujimorismo, y con el refuerzo de Lay – que trató de mantener su
predicamento con los conservadores evangélicos a costa de su imagen de
honestidad –, y le costaron el partido el empleo de operadores políticos
francamente impresentables, junto a una segmentación tradicional del mercado,
basada en la melcocha de los niveles socio-económicos combinada con una
percepción cultural francamente premoderna. En definitiva, parece que Otero no
es tan bueno como Favre. Aunque en esto tenemos que decir que no deberíamos
atribuir cualidades semidivinas a Favre – aunque no me parece le disguste
particularmente - sino el muy capaz y
experimentado equipo de Favre el que le ha ganado al probablemente mal pagado
equipo de Otero. Como para hacerse otro artículo al respecto.
La gente no toma decisiones
solamente en nombre de su interés tal como lo entendieron los del Sí, el
creerlo es precisamente un tema ideológico, y precisamente el tener un
pensamiento DBA – si es que a eso le podemos llamar pensamiento - impide un libre uso de las neuronas. La gente
decide en su voto más en nombre de qué vota que en el voto mismo, toma una
decisión moral y ética en un sentido amplio del término. Asegurado un mínimo de
secreto en el voto y un mínimo de fe en los mecanismos democráticos, las gentes
tratan de satisfacer necesidades profundas relacionadas con sus deseos utópicos
de quién quieren ser más de en quiénes son. La habilidad marketera consistirá
hoy en día en leer esas necesidades, empatar con ellas, hallar lo que tienes
que puede enganchar con eso, y encontrar el modo de hacerlo llegar a la gente.
Si te encajaron el sambenito de inmoral y corrupto, ya fuiste, porque a partir
de ahí no te van a creer, porque la gente no va a querer venderte su voto, a no
ser a cambio de algo concreto. Me resulta interesante constatar cómo el hecho
de conseguir firmas obsequiando fideos y galletas marcó precisamente la
categoría de donde partían. Y no es que no haya pasado esto muchas veces, el
asunto es cómo lo lee la gente. Cuando el Sí trató de vender “capacidad” versus
“moralidad” pensando que las gentes seguirían el esquema
mercantilista-encomendero de “el mal menor”, no leyeron las lecciones de las
últimas elecciones: Aquellas que ganó la Villarán (la anterior y ésta), y la
que ganó Ollanta. Ni aquellas en las que ganan Correa, Evo, Dilma, Lula,
Chávez, etcétera.
En el márketing moderno el “mal
menor” ya fue. La última vez que funcionó fue el 2006 en las elecciones que
ganó Alan García, y funcionó debido a que las opciones contestatarias estaban
aún aprendiendo modernidad, y no a que la gente haya llegado a la conclusión
que Alan decía la verdad y no era corrupto. El argumento del mal-menor murió
cuando Correa le dijo a sus electores: “Acepten
los obsequios que les den mis oponentes - y guárdenme algunos a mí - y a la hora de
votar, ya saben, voten por mí”. El elemento fundamental del triunfo
alanista del 2006, y los cinco años de marasmo que costó, fue la explotación
del miedo. Tal cómo la opción política del Sí, que compitió en realidad para
venderse como mejor opción a la derecha económica, con lo que se nota que NO ha
aprendido la lección de la elección. Puede que ganen o empaten esta batalla de
Lima, frente a un adversario débil, pero están perdiendo la guerra, y en ese
aspecto hay dos ganadores obvios, aunque por walk-over: El fujimorismo y el
nacionalismo humalista.
Una conclusión
Naturalmente, cuando se trata de
tomar partido, se toma partido y se hace lo necesario. Es precisamente lo que
los ciudadanos hacemos frente a las diversas circunstancias políticas. Ello no
significa que no vamos a mirar las cosas como son, lo que significa decodificar
la angurria, la codicia y las tapaderas ideológicas para ver dónde está el
movimiento. En el Sí se conjugaron el Hambre y la Necesidad: El Hambre de las
masas que no comen Democracia, con la necesidad de los Mafiosos de mantener sus
redes jerárquicas y clientelares. No es nada casual que en El Agustino haya
ganado el Sí, siendo que allí por razones geográficas se aposentan las redes
clientelares y familiares de todo lo que fue La Parada antes de su erradicación.
Una cosa buena es que en medio de todo este tejemaneje político, La Parada
parece no será reinvadida, como estaba preparándose como hueso que los
tiburonazos del sí estaban listos para arrojarles a sus subordinados, con una
astuta mirada a otra parte. Pero nada está dicho y este partido que se ha jugado
al costo de 112 millones, por más que nos haya movilizado, es de segunda división.
Y punto por hoy.
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