70 a 79 - CRÓNICAS DE LECTURAS

CRÓNICAS DE LECTURAS – 70
Futurología y Administración

I
El Riesgo de Quedarse Atrás

Cómo serían de antediluvianos aquellos tiempos en que este humilde servidor estudiaba Administración que no existía siquiera la Administración Hotelera, la cual ejercí posteriormente durante algunos años con regular éxito. Los cursos, los profesores, las prácticas, las ideas y las proyecciones no habían cambiado demasiado desde los tiempos en que Frederick Taylor y Henri Fayol establecieron sus célebres principios sobre Administración, y estudiarlos constituía la base misma de dicha Ciencia. No había computadoras en aquellos días, las calculadoras eran exóticas y las reglas de cálculo comunes. Los libros de Administración solían ser una aburrida repetición con mayor o menor profundidad de los mismos y constantes tópicos. Incluso si cambiabas de país los tópicos seguían los mismos, con la variante del idioma en que estaban expuestos. Pero aunque las cosas no cambien mucho en siglos, cuando irrumpe una época revolucionaria a todo lo que no cambió en centenares de años le da por cambiar cada pocos meses, y a veces menos. Ello lo enfrenta a uno con dificultades de diverso tipo, de las que solamente menciono dos: En cuanto a las tendencias y modas te quedas irremediablemente retrasado; y de  cajón tienes que hacer algo inmediata y rápidamente para recuperar el terreno perdido. En sociedades estamentarias como la latinoamericana en general, y la peruana en particular esto significa irremediablemente pagar algún tipo de cupo a alguien, tanto para poder mantenerte más o menos vivo y en el mismo estatus mientras te renuevas (costos indirectos), como para pagar lo que cuesta renovarse y ponerse al día (costos directos). Ello constituye parte inevitable de tus obligaciones laborales y profesionales, y por ellas descuidarás a tu familia, tus hijos y tu mujer. Lo previsible es que la susodicha al final o se irá con otro que tenga tiempo y plata para atenderla, o se quejará que no la atiendes lo suficiente, a ella y a tus hijos, a los que dejarás de ver por estudiar para no quedarte atrás y por trabajar más para ganar la plata que los mocosos esos gastan. Luego ellos crecen y se convierten en extraños que dejaron de identificarte como referente, y que te pasarán esa factura del abandono en la adolescencia. Esos costos nadie los ha medido aún ni clasificado en la consabida estructura de los mismos en que la vida se ha transformado para mal.

Otro efecto mucho más cercano al tema de esta Crónica, es que por la normal un proceso súbito de cambios revolucionarios e irreversibles significará encontrarse con cierto tipo de libros cuya lectura es considerada imprescindible para poder mantenerte en la cresta de la ola y aumentar tu competitividad, libros cuya lectura te debería guiar por las nuevas anfractuosidades de la Innovación y la Creatividad, libros cuyos conceptos e ideas prevén el futuro y extraen las conclusiones que deben guiar la Administración de toda Organización (Hoy a eso le llaman Buenas Prácticas y Lecciones Aprendidas, con mayestáticas mayúsculas). Para remontar el oleaje del Cambio hay que mirar Adelante, Prevenir para Dominar, cuál metafórico surfer, las diversas Olas de lo que se viene, a la prepo y con todo. Y es a esto a lo que hoy se le llama Futurología, que ha sustituido con gran ventaja, en mi modesta opinión, a la Quiromancia, la Lectura de las Hojas de Té y la Astrología. Por cierto que esto de la Olas viene a cuento, pues en la época en que este humilde servidor era joven, feliz e indocumentado se puso de moda un libro que pareció marcaría la pauta para el resto que se vendría después: La Tercera Ola  de Alvin Toffler (Nueva York, 1928), que reseñaré ahorita. Esta obra tuvo como efecto el empezar a numerar las Olas del Cambio y la Innovación, de modo que a estas alturas debemos estar en la decimoquinta o decimonovena, porque tras Alvin Toffler los gurús de la Futurología de la Gestión y la Administración surgieron literalmente como los hongos después de la lluvia, cabalgando cada cual a la manera de su preferido Jinete del Apocalipsis, aunque siempre con un aire positivo que de alguna manera recuerda a los libros de autoayuda. Leí muchos de estos libros, precisamente porque trataba de no quedarme atrás, y aprovechaba mi ventaja comparativa de leer más y mejor que la mayoría. Entre los principales autores estaban Peter Drucker, William Deming, Stephen Covey, Jay Forrester, Vance Packard, Russell Ackoff, Peter Senge, Buckminster Fuller, Arthur Clarke, etcétera. No sé cuando empezó todo esto, cuando lo agarré me encontré con muchos libros que había que leer de todos modos porque si no te quedabas irremediablemente atrasado. Probablemente uno de los primeros sea Los Trepadores de la Pirámide, de Vance Packard, publicado en 1964 y que alcanzó muchísimas ediciones, dedicado al análisis de la carrera de los ejecutivos y que a diferencia de Toffler poseía un pespunte predictivo más o menos limitado.  
 
II
La Tercera Ola, de Alvin Toffler

La Tercera Ola fue publicada entre 1979 y 1980, como parte de una serie de obras que constituyeron verdaderos y justificados best-sellers, como El Shock del Futuro y El Desafío Mundial (que retomaba, volteaba, refundía y superaba al vetusto El Desafío Americano de Jean Jacques Servan-Schereiber) y al revés de la mayoría de los textos que le sucedieron establecía una perspectiva básicamente macroeconómica, o quizá deberíamos decir simplemente macro u holista. Su trascendencia resultó inmensa, las perspectivas fundamentales del post-industrialismo se establecen no por vez primera por supuesto, muchos otros habían estado trabajando el tema; pero sí era novedad la llegada al gran público con explicaciones accesibles en ediciones masivas. La Tercera Ola está dedicada a predecir – o mejor previsionar – el futuro que se viene, empleando al efecto herramientas de análisis provenientes de la Historia, la Economía y otras Ciencias, en un momento en el que las apuestas generales se inclinaban a prever la sucesión de crisis económicas globales por sobrecalentamiento producto de los inmensos gastos que la Guerra Fría exigía, si es que no por una Tercera Guerra Mundial que, además de resolver radicalmente el tema económico, mandaría todo lo demás al traste. La Tercera Ola presupone obviamente las Dos Olas inmediatamente anteriores: La Revolución Agrícola del Neolítico y la Revolución Industrial del Siglo XVIII, consideradas como procesos continuos, lo que era ciertamente una novedad. Se consideraba el desarrollo en cada una de estas etapas históricas de las fuentes de Energía, las comunicaciones, la economía y los procesos productivos, amén de la conformación social derivada de estos. Como es obvio, la Segunda Ola modificaba las características fundamentales de la Primera, en un proceso de cambio, revolución o vuelta de tuerca que desataba modificaciones en los aspectos antedichos, así como nuevos procesos futuros.       

La Tercera Ola se refiere a los cambios que el mundo pasó entre 1939 y 1979. En este período los cambios, se postula, no debieran ser desmoralizadores o propendentes a la destrucción de la civilización, sino que se limitan a poner en cuestión y romper paradigmas de la Segunda Ola que parecían sólidos e inamovibles, y de ahí el patatús que provocan. Rasgos fundamentales de la Tercera Ola son así la personalización de los productos industriales de consumo, con el impacto subsecuente en el desarrollo y crecimiento de los mercados de competencia monopolística; la explosión del marketing; la descentralización de la producción y el notabilísimo cambio desatado en los sistemas de gestión y administración debidos al surgimiento de la Cibernética, la Computación y las Comunicaciones Globales, entre otras cosas. Asimismo los cambios en el aparato y estructura económicos rebotan en la sociedad, que se adapta a ellos planteando una cultura “sin hijos”, con la consiguiente reducción de la explosión demográfica y la tendencia a largo plazo de la estabilización de la población mundial y su envejecimiento. La familia nuclear propia de la Segunda Ola se desdobla en diferentes tipos de familia más abiertas y funcionales a la economía. La soledad se convierte en un problema social mayor. Quizá la previsión más interesante es la desaparición o reducción significativa del problema ideológico, aunque Toffler no preveía el colapso de la Unión Soviética sino la transformación de su aparato económico en una dirección industrialista. En todo caso, lo cierto es que aunque ciertas predicciones están aún en proceso y otras adoptaron formas diferentes e incluso extrañas, el libro se estudió a conciencia como  punto de partida en el novísimo campo de estudio de la Futurología. Encontrarás el libro en http://www.frrg.utn.edu.ar/frrg/apuntes/cmasala/La%20Tercera%20Ola%20Toffler.pdf.

III
Peter F. Drucker

… brillan por su ausencia los hombres (…) efectivos en las tareas ejecutivas. (…) Abundan en el plano ejecutivo los muy inteligentes. La imaginación no escasea. El nivel de conocimientos es, en general, muy elevado. (…) Muchos individuos brillantes (…) no comprenden que su notable intuición no es por sí misma un logro. Ignoran que ésta sólo se torna efectiva mediante un trabajo duro y sistemático. (Peter DruckerEl ejecutivo eficaz),
Peter Ferdinand Drucker (1909 – 2005) es tal vez el autor que más me gusta de esta Crónica, sea porque me lo encontré primero, sea por tener la invalorable virtud de ir directamente al grano cuando hay que ir al grano. Como administrador de hoteles y otros negocios me he encontrado muchísimas veces en las circunstancias donde más que un conocimiento profundo de ciertos contenidos académicos necesitas pensar rápido, calcular diversas opciones, todo ello desplegando cualidades de astucia, paciencia, audacia y fortaleza. El Ejecutivo, el Director, el Jefe, el Mandamás, el Que la Mueve, el Capo, el Boss, el que da órdenes y crea las condiciones para que se cumplan es uno de los factores principales estudiados a cabalidad por el principal Filósofo de la Administración del Siglo XX. Y es que ser Filósofo de una especialidad – el famoso Ph. D. (Philosophy Doctor o whatever) que tantos matan por tener tras su nombre por el prestigio que aporta - no es más fácil que ser filósofo a secas, debe ser mucho más complejo. Digamos en simple que todas las superempresas ultramodernas de hoy en día son impensables sin las ideas de Drucker y su compadre e invisibilizado socio intelectual Fritz Machlup. Ahora bien, cualquier Filósofo que se respete escapa de las anteojeras ideológicas y de los estados de pérdidas y ganancias y se concentra en un aspecto que el profesional utilitarista a secas no distingue bien: Los seres humanos, el mismo tuétano de toda organización y empresa humana. La gestión de las organizaciones, los sistemas de información y sobre todo el gran concepto de la sociedad del conocimiento, descubierto y/o inventado por Drucker, han cambiado espectacularmente la realidad de la gestión y administración del siglo XXI. Drucker fue alumno de Keynes y de Schumpeter, recogió de ellos más que las teorías – productos que suelen ser fusibles –, la actitud y la capacidad del pensar económico. De hecho, Peter Drucker no se hallaba a sí mismo en las disertaciones sobre política económica, su orientación fue siempre hacia la empresa, la organización, lo que estudia esa rama del conocimiento que llamamos la microeconomía.    

Mucho escribió el hombre, y no lo he leído todo. En todo caso mi primer encuentro con Drucker fue a través de la transcripción de sus Seminarios dictados en Madrid y Barcelona hacia mediados de la década de 1970 Reflexiones para un Director, en el que delinea sus ideas fundamentales. Sus capítulos nos dan una idea de las preocupaciones que Drucker trataba de manejar con los administradores y gestores y con el público en general durante toda su obra: La eficacia puede aprenderse, Los Problemas de Crecimiento de la Empresa; Qué sabemos sobre guía y conducción de hombres; Panorámica Mundial de la Dirección; El Dirigente del Futuro. Su concentración en el tema humano y no en entelequias es, nos parece, la marca del verdadero Futurólogo y el Buen Administrador: No es imprescindible que seamos amados, pero sí que seamos respetados. Y esto lo necesita tanto el que manda como el que trabaja, porque si éste último no respeta a sus directivos no puede respetarse a sí mismo. No hay nada  peor que tener que decir que trabaja uno con un director incompetente. Entre sus obras hallaremos libros de texto para Administradores, como Management: Tasks, Responsibilities and Practices, y conjuntos de ensayos dedicados a la previsión futurista, tales como Tecnología, Gerencia y Sociedad, El management del futuro, La sociedad post-capitalista, Desafíos de la Gerencia en el Siglo XXI; en este último Drucker desarrolla a profundidad el auto-management, la auto-gestión personal, a través de conjuntos de interrogantes que cada persona se puede dirigir a sí misma y desde cuyas respuestas se puede tomar decisiones: ¿cuáles son mis puntos fuertes?, ¿cómo me desempeño?, ¿soy lector o soy escucha?, ¿cómo aprendo?, ¿cuáles son mis valores?, ¿a dónde pertenezco?, ¿cómo puedo contribuir?. Las respuestas a estos interrogantes en la mente postmoderna de hoy estoy seguro le hubieran intrigado. Una aproximación a Drucker:  http://administracionenred.edu.do/descargas/uasd/ADM%20112131551/PETER%20DUCKER%20LECTURA.pdf

IV
La Quinta Disciplina de Peter Senge

Si hay algo que resulta difícil para todos es definir qué es o qué se entiende por buena educación. Algo en lo que todos podríamos estar de acuerdo – si es que todos hiciéramos cabal e igualitario uso del pensamiento - es que no hay viento favorable para el que no sabe adónde va. Y eso es parte de nuestro inmenso desconcierto cuando tratamos de hablar de Administración y Gestión, tanto en general como de la Educación. Porque cuando lo hacemos no lo hacemos desde nuestras seguridades sino fundamentalmente desde nuestras incertidumbres. Y la mayor de nuestras incertidumbres es qué va a pasar con nuestro entorno, nuestro país, nuestro mundo en el futuro. A nadie se le ocurriría zarpar con un buque o iniciar un proceso de producción sin una idea clara del destino o del producto a fabricar. Es decir sin planificación orientada al objetivo. Pero como tendemos a confundir la Realidad con el Indicador, entendemos que un chico o chica estarán bien educados si están “listos para la Universidad”, lo que quiere decir poco más o menos que están “bien” si consiguen ingresar, hacer amigos suficientemente bien ubicados, pasar los cursos y muy especialmente pagar las pensiones; para que les den al final el Indicador - Cartón o licencia que les permitirá posicionarse adecuadamente, sea eso lo que sea. Podemos con esto avanzar hacia Peter Senge (1947 - ), gurú moderno que desde la Administración y la Ingeniería trata de entender con algo de solvencia las principales líneas de desarrollo y desempeño de los profesionales en el futuro. Peter Senge es Ingeniero de Sistemas procedente del Massachussets Institute of Technology – M.I.T. (Instituto Superior Tecnológico de Estados Unidos que se lleva de encuentro a todas las Universidades de América Latina juntas), y con estudios en la Universidad de Stanford.

En su libro La Quinta Disciplina  - que pueden encontrar y bajar sin remordimientos desde: http://www.alumnos.inf.utfsm.cl/~vpena/ramos/ili260/textos/La_Quinta_Disciplina.pdf) ha estudiado un problema fundamental que se puede resumir así:  Cuando ingresé en la escuela de graduados del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en 1970, ya estaba convencido de que la mayoría de los problemas que enfrenta la humanidad se relacionan con nuestra ineptitud para comprender y manejar los sistemas cada vez más complejos de nuestro mundo. Los hechos no han alterado esta convicción. En la actualidad, la carrera armamentista, la crisis ecológica, el tráfico internacional de drogas, el estancamiento del Tercer Mundo y los persistentes problemas del presupuesto y la balanza comercial de los Estados Unidos dan testimonio de un mundo donde los problemas son cada vez más complejos e interconectados. Esto evidencia el proceso mental seguido: Una o varias intuiciones sobre los problemas, que se procede a falsear de acuerdo a los principios del método científico, y a los que se aplican herramientas mentales de análisis para encontrar sus implicancias y establecer modelos de acción que se opongan a los que Senge llama modelos mentales, que son básicamente el pre-juicio elevado a la categoría de sentido común por presencia de anteojeras ideológicas y/o axiológicas irracionales. Podríamos hacer mucho más acá con estos conceptos, pero creo que la tendencia está clara y lo podemos dejar ahí.

V
Colofón

Por supuesto todo lo que estamos tratando acá tiene sentido en el contexto de un entorno en el que se haya producido por lo menos una Revolución Social más o menos acorde con la revolución industrial, se haya desplegado el sistema de valores del liberalismo económico y en consecuencia obliterado la mentalidad colonial y mercantilista que caracteriza a los grupos dominantes hispanoamericanos y particularmente al peruano. Como por nuestros lares ésto no ha ocurrido, por esta parte del camino el liberalismo es un pretexto para lograr acumulación y mantener la exclusión económica, social y política a como dé lugar. Si no me creen hagan el esfuerzo de leer la aburridísima página editorial del decano de la prensa peruana, que repite los mismos contenidos ideológicos sobre  Educación publicados antes en El Mercurio de Chile, con los resultados conocidos. En fin, el tema de los gurús da para más y a ver si lo vuelvo a tocar. Ya saben chicos, vayan a los que saben, no a los que creen que saben; vayan al autor, no al comentarista. 

     
Crónicas de Lecturas -  71
Umberto Eco

I
Eruditos, Sabios y Polígrafos

Umberto Eco(Alessandria - Italia, 1932) es uno de los autores contemporáneos más eruditos, y la verdad es que joroba percatarse cuánto sabe y cuánto ha leído el maldito, me produce una envidia como una pirámide recién construida, grandota y colorada. Cómo se hará para lograr más que sea un poco de eso. Hay pocos tipos comparables con Umberto Eco, seguro hay más aparte de Fernando Savater y de los peruanos Marco Aurelio Denegri y Leopoldo Chiappo. Por suerte, de la envidia consciente puede surgir algo mejor que estas confesiones de impotencia intelectual en un tiempo que mejor emplearía en tratar de ser erudito en serio, pues si algunos llegan es porque hay ruta. Me he tropezado con este signoride tantas maneras y para tan diferentes cosas, que si elaborara una línea de tiempo intelectual la podría delimitar entre a.E. (antes de Eco) y d.E. (después de Eco). Pero dejemos de tontear y hagamos algo productivo: Comprender al hombre y su obra. Empecemos con la erudición: Poseerla es tener un saber profundo en algún área del conocimiento, un erudito en semiótica o en egiptología es aquel cuyos saberes en las dichas superan no sólo los de hombres y mujeres corrientes, sino los de la gran mayoría de especialistas. En la erudición se valora la cantidad, el erudito retiene muchos bits de información. Pero esta valoración es ambivalente, tiende a circunscribirse a disciplinas donde abunda la data, como la Historia y la Literatura. Hoy se critica la erudición como fin de la educación, pues en tiempos de Internet no es lo que solía ser y más bien tratamos de enseñar a razonar. Para remate la erudición sugiere un desagradable regusto de inequidad: ¿Quiénes pueden ser eruditos? De seguro ni proletarios ni campesinos sin las facilidades de los que por nacimiento tienen plata y ocio. Ser erudito arroja cierto tufo aristocrático, y vale la pena diferenciar dilettantismo  de erudición: el diletante circula de un área del saber a otra sin profundizar en ninguna, conversa de todo en un salón pero no sabe nada a profundidad; un erudito en cambio sí que se ha metido y no solamente sabe más sino que sabe mejor.

El erudito está más cerca de la sabiduría, entendida como conjunto de habilidades obtenidas al aplicar la inteligencia a la experiencia, con lo que se obtienen generalizaciones que retroalimentan la propia reflexión y discernimiento. La erudición es análoga a un Gran Disco Duro de almacén de data, mientras que la sabiduría se parece más a los sistemas operativos de aplicación de operaciones lógicas, racionales e incluso intuitivas, generando un círculo virtuoso creciente de habilidades de pensamiento, un constante feed-back de información y procesos cognitivos, estéticos y valorativos. Por ello se asocia con la prudencia, la cautela, la sensatez, la claridad del juicio, el comedimiento, la previsión y otros contenidos de valor estético y axiológico, y no machacaré más este concepto, el punto queda establecido. Falta aún la Polígrafía: Se define Polígrafo a una persona que escribe con solvencia sobre alta diversidad de temas; otra acepción refiere al que descifra contenidos secretamente cifrados. Combinar ambos significados se aplica al divulgador que trata de hacer fácil lo difícil, objetivo confesado de este humilde Cronista. Las personas que escriben de temas diversos, descifrando el conocimiento, deben saber algo de algunas cosas, sea por la académica o por la libre, gracias a la lectura y/o la experiencia. Y Umberto Eco califica como polígrafo, erudito y sabio: Doctor en Filosofía y Letras, especializado en Semiótica y Comunicación Visual; crítico literario; narrador, ensayista y novelista; medievalista experto; semiólogo; solvente y opinante en disciplinas tan dispares como la ética, la política, la lógica formal, la gastronomía, la teología y la polemología; consumado experto en cómics y en el origen y simbología de James Bond y Sherlock Holmes, tanto como en la televisión, el cine, la música popular y la cultura de masas. Que es erudito queda probado pues sobre todos estos temas diserta, habla y escribe. El destino me llevó a leer tal vez demasiado de él, primero me alcanzó como ensayista y semiólogo, sus novelas las abordé más tarde. Pero escriba lo que escriba es fácil identificarlo por su desenfado estricto, sólido aunque relativo, estructurado y a la vez suelto. Vaya y qué problema, acabo de darme cuenta que me faltan adjetivos para describir.

II
Obra Abierta /  Apocalípticos e Integrados ante la cultura de masas  /  Lector en Fabula

Obra Abierta, de Umberto Eco, me alcanzó muchos años ha en la colección Obras Maestras del Pensamiento Contemporáneo de Origen/Planeta, que dio a conocer autores que de otro modo no nos hubieran llegado, la espera de cada semana fue placer añadido al acto de leer: Obra Abierta, escrita en 1962, es la número 16 de la colección, entre Carr y Jaspers. Fue mi debut con la Estética, disciplina a la que no daba bola por no ver su importancia. Se pregunta Eco cómo una obra de arte puede postular la libre interpretaciónde sus destinatarios y a la vez exhibir estímulos que regulen el orden de sus interpretaciones. Yo no entendía no sólo la pregunta misma (que presento simplificada), sino menos aún su trascendencia y por qué había que escribirse todo un libro solamente para poder plantearla. Por entonces yo era muy bruto, y no es que haya cambiado mucho, el tiempo me ha dado paciencia nomás. Porque si te digo que Obra Abierta trata de lo que te dice tratar - de la cultura popular y los medios de comunicación - pues no te digo sino una parte gruesa de la verdad, alcanzar la más fina ya es chamba. Para ser solvente en Eco hay que leerlo todo, concéntricamente, como estadio avanzado de la macrooperación lectora. El significado que Eco transmite crece y se perfecciona conforme el autor te introduce en su mundo, al enriquecer tus operaciones de revisión o chequeo por añadido de estímulos. Empecé a entender algo de Obra Abierta leyendo Apocalípticos e Integrados ante la cultura de masas (de 1965) y releyendo Obra Abierta; y ambos leyendo Lector in Fabula (1979) y releyendo ambos anteriores. Ya sé que es una jarana leer así, pero créanme, compensa. Yo creí que lo había entendido cabalmente, ya dije que yo era muy bruto, pero no puedo dejar de pensar qué me hubiera pasado si hubiera leído La estructura ausente, La forma y el contenido, El signo, Tratado de semiótica general, Desde la periferia del imperio, Semiótica y Filosofía del Lenguaje, Kant y el ornitorrinco, etcétera. Algo me dice que los teóricos de la revolución del futuro irán a Eco y otros semióticos para estructurar algo mejor que lo que había.                         

Puede que Obra Abierta sea expresión del postmodernismo al constatar desde la Semiótica el derrumbe del orden de la civilización del Siglo XX. La Obra Abierta se opone a la Obra Cerrada, poseedora y dadora de contenidos unívocos estéticos y artísticos. El arte siempre trata de ser unívoco, desde el paleolítico los pintores rupestres tratan de ordenar el caos de su mundo en contenidos inteligibles: Acercarse a golpear la figura del Bisonte atrae a las potencias tutelares de la cacería y eso es una Catarsis, como unos miles de años después conceptuará Aristóteles. Eso dinamita la postmodernidad: La catarsis no es válida, sólo puede agarrarse desde fuera del arte: Bertolt Brecht no hace arte sin el espectador, la inconsistencia se resuelve afuera, en la praxis revolucionaria. En el mismo sentido Eco se refiere a los símbolos de Kafka y a las sugerencias poéticas de Mallarmé y narrativas de Joyce. Todos van al lector / espectador, recurren al que está fuera del Arte para desambigüar el Arte en ejercicio de su Libertad. Por eso resulta realmente importante entender la no-libertad, el sujeto pasivo que no es libre, que no rebota el contenido y no ejecuta arte porque es la carne de cañón de la cultura de masas, a ese se refiereEco en Apocalípticos e Integrados ante la cultura de masas. Mientras la Vanguardia innova y recibe el aporte del Otro, la cultura de masas predigiere y elimina el potencial creador, vacía de contenido la obra de arte al plantearla unívocamente como generadora de tercio excluido: O eres Apocalíptico o eres Integrado. Los Apocalípticos son pesimistas, casi siempre aristócratas conservadores o progres cuya critica se resuelve en que el Tiempo Pasado fue Mejor Siempre; y postulan a la implícita o explícita volver al pasado de la mano de alguna auctoritasque les parezca resista el embate de la Sospecha. Los Integrados son optimistas y benévolos sobre el resultado final de la cultura de masas, ven el asunto a la democrática como acceso libre a la cultura y son menos críticos.  Personajes paradigmáticos de ambas posiciones son el Apocalíptico Theodor Adorno y el Integrado Marshall MacLuhan. Por mi parte soy enemigo de lo unívoco, creo que Eco no toma partido por ninguno sino por superar dialécticamente la confrontación: No son Pasado y Futuro los enfrentados, sino Pesimistas y Optimistas. Y así como estos no son necesariamente los términos en que se resuelve la dialéctica de la situación, nos falta releer y analizar la relación entre Vanguardia y Cultura de Masas en el medio donde entran en contacto y conflicto: En la mente.  

A partir de acá seguro se me pasará por alto un montónpor no haber leído más a Eco. Se me disculpará no ser semiótico ni semiólogo, si alguien me ayuda a hacer potables cuestiones tan abstrusas a las víctimas de la Cultura de Masas, pues be my guest. Reconozco mi falta en leer Lector in Fabula sin lo que Eco hizo desde Apocalípticos e Integrados en adelante, pero en esta última obra trata más del lector, y nos sentimos más representados: se acaban ya las dilaciones y a este lector,siempre al lado, siempre encima, siempre pegado a los talonesdel texto, lo colocamos en el texto. Es una manera de tenerleconfianza, pero al mismo tiempo de limitarlo y de vigilarlo. (…) había que optar entre hablar del placer que proporcionael texto o de las razones en virtud de las cuales el textopuede proporcionar placer.Tratemos de ser justos: caemos presos de nuestras inconsistencias y lo único que nos salvará es la ingenuidad o la inocencia: A veces usamos una que otra reflexión de Umberto Eco como nuestra, así ha sido en otras Crónicas (Y casi digo Fábulas), y no nos arrepentimos porque fueron pertinentes y porque después de todo la copia todos la hacemos, mucho de lo que creemos nuestro es simple falta de memoria de mediano plazo. Nos pasa así con el capítulo 9 de Lector in Fabula: Estructuras Actanciales e Ideológicas, posible último refugio del devaluado término “Ideología”, en el que se analiza a profundidad determinados aspectos de la obra de Gérard de Nerval, Víctor Hugo, Thomas Mann, Eugenio Sué, Edgar Allan Poe, Virgilio, Sófocles, etcétera, como pretexto para redefinir el Lector Modelo y las estructuras construidas en función de éste. Puede que haya pocos libros de lectura compleja que sean tan remuneradores como éste. Los lectores que no somos semiólogos ni filólogos tendremos seria dificultad para captar todo el libro, aún considerado individualmente y no parte del pensamiento de Eco, como postulamos al principio. A continuación algunos vínculos útiles: Obra Abierta: http://www.bsolot.info/wp-content/uploads/2011/02/Eco_Umberto-Obra_abierta.pdf; Apocalípticos e Integrados: http://www.ifdcelbolson.edu.ar/mat_biblio/tecnologia/curso1/u1/01.pdf y Lector in Fabula: http://www.bsolot.info/wp-content/pdf/Eco_Umberto-Lector_in_fabula_La_cooperaci%C3%B3n_interpretativa_en_el_texto_narrativo.pdf

III
Cómo se hace una Tesis
Técnicas y procedimientos de investigación, estudio y escritura

Este es con seguridad uno de los libros más bonitos, oportunos y remuneradores que he leído. Y me encantaría que todos los muchachos que tienen que hacer sus Monografías, trabajos de Investigación y Tesis lo leyeran hasta asimilarlo completo, y hartarse y saciarse de él si es que eso es posible. Creo haber dicho esto ya, pero qué importa: El saber, la erudición, el rigor que el conocimiento debe tener para ser conocimiento no tienen por qué ser adustos y solemnes. Siempre me ha dado en la nariz que cuando le ponemos tal solemnidad a la cosa retrocedemos a lo dieciochesco, lo aristócrata, lo exclusor, lo pituco, a erigir barreras para que los de abajo no suban ni disputen el lugar a los de arriba. Quizá exagere, pero nunca he dejado de ver cómo esas cosas pasan, por eso cuando encuentro un esfuerzo honesto y exitoso de de-solemnización y de hacer fácil lo que debe ser fácil, pues que me gusta particularmente y lo celebro en voz alta. El tema de Cómo se hace una tesis es precisamente cómo se hace una tesis, y no me convocaría tanto si no fuera que como profesor de Metodología me he encontrado con textos sobre el tema que son realmente una suerte de Manual de Carreño de la Investigación Científica, unos ladrillos imposibles de leer, petulantes al extremo, pedantes a la enésima potencia, y sobre todo, aburridísimos. Y no digo que el aburrimiento no sea parte de un texto complejo, el mismo Eco no es nada sencillo de entender en varios de los libros que ya mencioné. Pero no es lo mismo tratar de hacer las cosas más difíciles de lo que son que más fáciles. A veces simplemente no se puede, y ahí es donde entra la disciplina, la concentración y el esfuerzo del lector, el trabajo y la contracción cuya recompensa final es el comprender lo que es difícil per se.
La motivación de Eco al escribir este libro fue realista y generosa. No se le escapa que los estudiantes son de diversas procedencias, y sin despreciar a ninguno trata de “igualar” el partidor en el mejor sentido del término. Piensa en el estudiante que a lo mejor trabaja y se pasa el día en la oficina. En el que es muy pobre (y) que, teniendo que escoger un examen, calcula el precio de los diversos textos prescritos y se dice “este examen es de tantas liras”, y de dos complementarios elige el que cuesta menos. Estudiantes que (…) (luchan) por encontrar un sitio en un aula atiborrada (…). Estudiantes a quienes nadie ha explicado jamás cómo se busca un libro en una biblioteca y en qué biblioteca (…) Los consejos de este libro están especialmente destinados a ellos. Y se distingue con facilidad el gozo y la alegría y el desenfado con que se ha escrito este libro, y cómo el eximio y erudito humanista tejedor de complejas urdimbres conceptuales se esfuerza para estampar la palabra de simple significado en vez de la del doble, en encontrar el ejemplo que iluminará la idea, en expresarse subliminalmente con tan genial sencillez, que le lleva a cambiar a partir del capítulo VI el tipo de letra para dejar claro que sí se puede; y que no exige a nadie comprar fichas de ningún tamaño, sino usar el papel más simple … pero eso sí, con los datos necesarios, ni más ni menos. Sin ampulosidades  ni huachaferías. Práctico y al punto. Y a veces pueblerinamente chabacano, como en el principio de sus Conclusiones: hacer una tesis significa divertirse y la tesis es como el cerdo, en ella todo tiene provecho.Acá un vínculo a esta pequeña belleza metodológica:  http://web.usal.es/~mom/tesis_eco.pdf.
Aprovechamos además para disparar el Elogio del Resumen, artículo de Eco en la misma línea del libro: http://www.bnp.gob.pe/portalbnp/pdf/libros_y_artes/Librosyartes4_10.pdf

IV
El Nombre de la Rosa / Apostillas al Nombre de la Rosa

El Nombre de la Rosafue la primera incursión de Umberto Eco en la Novela, y le salió magistral (propia de un maestro), porque se atreve impertérrito el hombre a pontificar de la novela como si hubiera escrito doscientas antes, rememorando la teoría del espadachín de Los Tres Mosqueteros: ComoD´Artagnan, Umberto Eco no tenía la práctica, pero domina tanto la teoría que escribe con una solvencia que  avergüenza a los que no nos atrevemos a novelizar. Vergüenza con su envidia más, claro, porque ¿cuándo romperé el chivato y escribiré “eso” que tengo ahí guardado? ¿Se necesita acaso ser Umberto Eco para combinar registros con la solvencia con que lo hace el magister? El Nombre de la Rosa contiene tantos elementos yuxtapuestos que no se sabe por dónde empezar: Es una novela anglosajona de detectives por sus personajes y la trama extraña para un italiano; pero a la vez es barroca y medieval, tanto por su ambiente en la bien conocida Italia Medieval (lo que la hace también Novela Histórica), como por las preocupaciones de la época, reflejadas en la vetusta aunque vigente polémica teológica de la herejía y su anejo conflicto latente entre ricos y pobres, pregúntesele si no al Gustavo Gutiérrez de la muy actual Teología de la Liberación y a los Cardenales del Opus Dei. Asimismo es telón de fondo la discusión filosófica entre nominalistas y realistas que a su vez marca la relación entre Ciencia y Fe. El  franciscano inglés Guillermo de Baskerville se dirige a la Abadía con su pupilo Adso de Melk a participar de un encuentro teológico que debe resolver una disputa de consecuencias imprevisibles acerca de la posesión de bienes temporales por parte de la jerarquía de la Iglesia Católica, que enfrenta al Papa con los franciscanos espirituales, demasiado cercanos a la herejía. Pero a la vez el Abad le ordena a Guillermo atrapar a un asesino en serie que mata monjes en la dicha Abadía y crea enormes dificultades. Fray Guillermo se aboca al punto empleando la observación, el razonamiento y un empirismo que le debe a Roger Bacon y Guillermo de Ockham, en especial por el uso de su célebre Navaja. En el contexto de la trama se infiltra la presencia de amenazadoras herejías, del poder civil y de la Inquisición; así como la importancia y los rasgos de las antiguas Bibliotecas monacales. Creo que puede decirse que la laberíntica Biblioteca de la Abadía es el personaje más importante de toda la obra. La película de Jean Jacques Annaud es actuada por Sean Connery un jovencísimo Christian Slater, y es de buena factura porque no trata de ser el libro.

Parece claro que El Nombre de la Rosa es en sí una Obra Abierta en el sentido que le dio Eco en su libro de ese título, que comentamos líneas arriba, notable en la multiplicidad de niveles en que puede leerse y disfrutarse su estética, en especial en su aspecto irónico, que es compartido por otras novelas de UmbertoEco.Por ejemplo, puede leerse Baudolino como obra en sí misma, pero también representa la clave picaresca, francamente un poquitín desilusionante tanto por ser España la patria del Pícaro y ver a Baudolino tan atrás del Lazarillo, como después de leer El Nombre de la Rosa. En cambio, en La misteriosa llama de la Reina Loana campea una cierta simplicidad que le han criticado a Eco – no entiendo francamente por qué. Lo cierto es que esa novela me capturó desde el mismo principio y no me soltó hasta la última página, y es que se mete en el medio de los recuerdos y las evocaciones de un hombre que vive en la niebla de la amnesia y en la recuperación desordenada de los recuerdos entre dos - o más – derrames cerebrales. Es una novela entrañable, y trato de volver a ella siempre que puedo, probablemente en pocas obras como esta se ha tratado el tema de la muerte desde una perspectiva de tanta subjetividad. En cambio La Isla del Día de Antes, que me fue recomendada con muchísimo calor y que también es una Obra Abierta, me resultó interesante y bien narrada y sin embargo, qué les digo … me dejó frío, los fuegos artificiales pueden ser lindos, pero para mí deben tener contenido. Tengo en la cola de lectura El cementerio de Praga y El péndulo de Foucault. Así que ya saben, si me los quieren regalar no se sientan cortos, mándenmelos nomás que yo haré el reconocimiento y agradecimiento correspondiente. Las Apostillas al Nombre de la Rosa son un texto de poética que Umberto Eco publicó en 1985, explicando una serie de aspectos de la novela, en especial iluminando el tema del barroquismo y arrojando luz sobre la descripción de las ilustraciones y esculturas de la época.
Adjunto al presente link, y haciendo click en él, sírvase encontrar El Nombre de la Rosa: http://www.juventudrevolucionaria.org/biblioteca-jrap/E/Eco,%20Umberto%20-%20El%20Nombre%20De%20La%20Rosa.pdf

V
Colofón

Tratamos de licuar la envidia haciendo los pleitos homenajes necesarios. Nos gustaría ser Umberto Eco y pontificar sobre todo lo que hay enCielo y Tierra desde el conocimiento en profundidad y una clara y transparente comprensión. Sí que es envidia, pero creo que de la sana, de la que trata de imitar lo que está bien. Quieran las potencias divinas darnos muchos muchachos y chicas así en el futuro, y entretanto a seguir leyendo y aprendiendo. 


CRÓNICAS DE LECTURAS – 72
Narrativa en Serie

I
¿Nunca segundas partes fueron buenas?

Estimado lector, he metido una vez más la pata y he empezado por la parte en vez de por el todo, por la especie en vez de por el género, por las series de novelas históricas en vez de las series de novelas en general. Como más vale tarde que nunca, haré como que no metí las cuatro: Muchas obras literarias se han escrito seriadas, y por lo general obedecen al criterio de que si la primera novela o narrativa tuvo éxito en ventas las continuaciones compartirán dicho éxito cuando menos en parte, y así ganar 100,000 con la primera significa, digamos, unos 50,000 con la segunda. O 20,000, pero de todos modos se gana, es cuestión de mantenerlo en la misma cuenta, así se maneja costos para las segundas, terceras, cuartas y quintas partes, o para series que compartan tema, personajes, estilo o contexto, spin-off le llaman a eso en el ambiente de negocios de las motion pictures. No hay error en repetir un esquema exitoso, la obra de arte es autónoma y supera al autor, como los personajes de fuerte personalidad, tales como Sherlock Holmes, Harry Potter, Drácula, Superman, Lituma, el Capitán Alatriste, Allan Quatermain, D´Artagnan o El Nictálope. Las cartas de Julio Verne a su editor muestran a la posteridad las discrepancias entre ambos respecto del personaje Nemo en Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino. Mario Vargas Llosa retoma el personaje Lituma, de La Casa Verde, en Lituma en los Andesy en alguna otra obra por la necesidad de editar una novela cada año según contrato, y para no sacarse nuevos personajes de la manga. Es sabida la antipatía de Arthur Conan Doylea su hijo putativo literario Sherlock Holmes, al que liquida al final de su primera serie, lo que reparó sobre la marcha por la doble presión de los lectores que reclamaban más Holmes, y los editores que convertían dicha popularidad en tintineantes libras esterlinas. El caso de Alfredo Bryce Echeniquees algo más penoso, tras Tantas Veces Pedro se repite en los contextos, situaciones y personajes, y su narrar se hace repetitivo. Tal vez su compulsión a la copia se haya iniciado en la necesidad de satisfacer a sus editores.

Ahora bien, seguramente seré injusto con algunas series, pero como no me cansaré de decir nunca, mis selecciones tienden a obedecer a ciertos criterios: Uno, tengo que haberlo leído de cabo y rabo; dos, tienen que haberme gustado o por lo menos de una manera u otra tiene que ser importantes para mí. Conviene decir que las series se caracterizan por la continuidad, por tener una trama específica con Origen, Nudo y Desenlace desplegado a lo largo de todos los libros, aunque claro está que pueden soportar todas las subtramas necesarias o posibles. Por ello no puedo incluir en ella las series de Biografías Noveladas o de Novelas Históricas, cuya trama ya viene dada por la historia personal biografiada (ejemplo es la magnífica serie César, de Colleen McCullough, aunque a veces caiga en detallismo), o por el simple hecho que ya sabemos en qué acaba la historia (como en Los Reyes Malditos, de Maurice Druon). Para efectos de esta Crónica subsano el error que no es tan error pero sí fastidio de haber cronicado series de novelas históricas sin haberme referido a las series de novelas en general. Por ello trato en esta Crónica de ser ecléctico, y he elegido un conjunto de novelas de fantasía (la serie de Harry Potter de J.K. Rowling), otro de novelas testimoniales (La Guerra Silenciosa de Manuel Scorza), y otro de Ciencia Ficción (Fundación, de Isaac Asimov). Que aproveche.

II
Harry Potter (J. K. Rowling)

Joanne Rowling es el verdadero nombre de la escritora británica de seudónimos J.K. Rowling y Robert Galbraith, con el que escribe en género negro y para adultos. Se conoce con tal detalle la biografía best-seller de J.K. Rowlingque es difícil ser original, pero igual trataré. Cuando leí Harry Potterhallé lo que se me perdió desde la adolescencia: un personaje del que me sintiera solidario. Y es difícil no serlo con un niño que sin culpa alguna se la pasa como la mona. Pero es momento de ver qué pasa cuando nos estereotipamos. Los que escribimos - tengamos éxito o no y sea lo que sea el éxito - somos seres humanos y nos sometemos a las mismas reglas que usted, amable lector. Sufrimos cuando no hay plata y si nos pica nos rascamos con igual energía, al escribir recogemos lo que sentimos y lo hacemos carne en el relato, basados en lo que somos. Si no sabemos cómo es lo que queremos decir, pues no decimos nada; y así el relato en apariencia infantil es mortalmente adulto y eso pasa a Harry Potter. No tengo la menor duda que Harry Potter fueron dos relatos, o yo no sé leer. Si bien no estoy en el ajo del cómo Joanne Rowling escribió Harry Potter, ella no hizo secreto del proceso que la llevó a donde está ahora. Y así hago metalectura y algunas hipótesis que me atrevo a decir: Imagínate, lector, tu primer libro, el tomo uno, la opus prima, el suceso especial, hay gente que no sobrevive su primer libro, otros veteranos en publicar y otros que se aburren. Imagínate tu relato sobre un joven tan rechazado por su entorno como tú por las editoriales. Él sabe dónde refugiarse malamente de la gris melancolía cotidiana que se sabe de memoria, pero no sabe que es un mago que no sabe que hay un mundo de magos paralelo al mundo muggle. Súbitamente todo se revela de una vez, y para siempre sabes quién eres. Este relato puesto en negro sobre blanco necesita una cierta extensión, ni más ni menos. Y estoy de lo más seguro que en el original de la Rowling los que conocemos hoy como tomos uno y dos eran uno solo, los que obviamente se partieron en dos para reducir riesgos y maximizar ganancias.

La historia auguraba éxito, el olfato del editor no es solamente intuición. La demanda genera su oferta, no todos tienen talento ni hay tanta realeza suelta para que le impriman a la Alteza Real No Sé Cuántos sus cuentos de avioncitos para niños. Según Charles Chaplin el talento sobra y la diferencia la pone el chambear a lo bestia, el problema editorial no es que falte sino que sobra. Por eso los autores se ayudan con especialistas. Joanne y su agencia Christopher Little Literary Agents contactaron doce editoriales que rechazaron la obra, las que ahora se jalarán los pelos. Se arriesgó en cambio la pequeña Bloomsbury, dícese por Alice Newton, de 8 años, Investigadora Oficial en la editorial del papi en Libros para Niños. Si eso es leyenda fabricada, a estas alturas qué importa: La obra se vendió como pan caliente y Joanne, tranquila respecto a sus ingresos y más suelta de huesos – un escritor exitoso pone las reglas -, dispara un proceso creativo más libre, pues no tiene que inventar todo ni convencer a nadie. Desarrolla así una trama cuya base ya se contrastó con editoriales, lectores e incluso espectadores. A favor de Joannediremos que donde otros se hubieran repetido a sí mismos para ir más rápido a los millones de dólares, ella se reinventó totalmente en Harry Potter y el prisionero de Azkaban, notablemente diferente, más adulta, más compleja, inicio de la Segunda y Más Importante Saga de Harry Potter: la Iniciación del Niño que Sobrevivió, su avance a la adultez, sus decisiones morales, su confrontación con su Otro-Yo Voldemort; y tras 4,200 páginas se nos muestra a Harry Potter maduro, con sus hijos en la estación del tren a Hogwarts, con su cicatriz que se nos advierte no duele. Como otras cicatrices que nos deja la vida así no seamos magos. Parece posible identificar incluso una Tercera Saga, si miras los tamaños y comparas y ves que la Segunda Saga parecería resolverse en Harry Potter y el Cáliz de Fuego, y dejarla suelta al final es un certero golpe de efecto narrativo. La muerte del personaje Sirius Black (en el cine un solvente Gary Oldman) marca la diferencia y el límite entre la Segunda y la Tercera Partes, el entrar a la adultez y sus pesadas cargas: pérdidas dolorosas, responsabilidades a asumir, decisiones difíciles. Con Harry Potter y la Orden del Fénix se acaba la travesura, o más bien empiezan las mortales travesuras adultas, en las que se juega la vida, y eso hace inolvidable la saga de Harry Potter, aunque hay quien cree que no pasará la prueba generacional. Pero yo me animo a apostar que sí.  

III
La Guerra Silenciosa (Manuel Scorza)

No abunda la literatura peruana en series de novelas. Hay en ello un tema editorial y de segmentación, y los autores consagrados no han tratado, y si han tratado, el entusiasmo no les duró. Pero hay una notable excepción en la importante serie de novelas La Guerra Silenciosa, de Manuel Scorza(1928 – 1983). Es cierto que Scorza unía a su compromiso político y a su sensibilidad estética un finísimo olfato comercial, combinación no común en la gente en general, menos en los escritores. La editorial Peisa combinaba estas tres características - política, estética y comercial – en un solo emprendimiento que registrsus pérdidas agropecuarias y en pecuarias y en os la serie entera, pencia de mercado. Pero hay afortubes as comparaciones consigó éxitos notables y quedó desafortunadamente pasmada con la repentina muerte de Scorza en un accidente de aviación. La Guerra Silenciosa se ubica en una clave entre lo real-maravilloso y lo real-horroroso, más bien éste que aquél, más bien sarcástica que irónica, más bien real-mágica que mágica-real. Narra la lucha por la tierra que las comunidades campesinas del centro del Perú libraron contra los latifundistas, el más poderoso la Empresa Cerro de Pasco Corporation. Lee cualquiera de estas novelas o la serie entera y luego pregúntate, amigo lector, por qué la gente de nuestro país le tiene resquemor a las compañías mineras y a los gamonales, y por qué trata de compensar el histórico ninguneo a que fue sometida con eso que a veces llaman “resentimiento”. Es fácil criticar de fuera cuando no has tenido que mascá arena por siglos de estar obligado al silencio e incluso a sonreír frente al abuso reiterado y consuetudinario, frente al cual la única victoria posible es permanecer. Ese llamado “resentimiento” sigue vigente, aunque la palabra se desgaste en proteger el titubeante ego de los que desconocen nuestra historia de abusos y maldades y carecen de los recursos para asumir y licuar culpas, y creen aún que porque tienen zapatos el suelo ha sido siempre de cuero. El primer Cantar o Balada, Redoble por Rancas(1970), es la crónica exasperantemente real de una lucha solitaria: la que en los Andes Centrales libraron, entre 1950 y 1962, los hombres de algunas aldeas sólo visibles en las cartas militares de los destacamentos que las arrasaron. Llamar a estos relatos Cantar o Balada se justifica en la medida que no sabemos qué es esto que leemos: Novela, Testimonio, Crónica, acaso canto popular o cuento para hacer dormir a los niños, aunque los nombres son reales, excepto los de aquellos justos que hay que proteger de la justicia … 

Los Cantares o Baladas de Manuel Scorza son así un testimonio duro, pertinaz, ferozmente irónico hasta en los nombres de sus capítulos (Sobre la pirámide de ovejas que sin afán de emular a los egipcios levantaron los ranqueños), y cuyo dramatismo no decae en ningún momento. La lucha en Rancas se pasma con la masacre de la comunidad y la captura de Héctor Chacón, El Nictálope. Pasa la bandera a la Comunidad de Yanahuanca que invade las tierras que les arrebataron secularmente en Garabombo el Invisible (1972), personaje que será jirca de comunidades en la sierra central. La tercera balada es El Jinete Insomne (1977), iniciada con De cómo el río Chaupihuaranga siguió apellidándose Chaupihuaranga pero cesó de ser río (porque esas cosas pasan en el mundo inventado por latifundistas y gobiernos, e incluso se verá al ínclito Juez Montenegro, del Honorable Poder Judicial de la República, adelantar el tiempo en la región de su control), y del cómo la Comunidad de Yanacocha continúa la lucha contra la pared sobre la que le cierran todas las posibilidades, y de cómo Don Raymundo Herrera cabalgó sin dormir protegiendo el título de propiedad de Yanacocha, antiguo de 1711, pero que no pudo evitar la masacre. En el Cuarto Cantar o Balada, el Cantar de Agapito Robles (1977), el personero de ese nombre de la extinguida Comunidad de Yanacocha enfrentará al Todopoderoso Doctor Montenegro(¿No intentarás seguir tu guerra contra el doctor? No se puede. Los humanos no pueden combatirlo.Ha detenido los ríos, ha encarcelado los meses y si se encapricha ordenará oscurecer el sol) defendiéndose con la danza mágica en la que su poncho multicolor incendia la pradera. El Quinto y último Cantar o Balada es La Tumba del Relámpago (1979), que sigue la actividad de la Cerro de Pasco Corporation y la lucha del Alcalde y flamante abogado Genaro Ledesma Izquieta. Manuel Scorza representa, junto con Ciro Alegría y José María Arguedas, al indigenismo peruano. No he encontrado estas obras para bajarlas, pero leerlas bien vale la pena para ver las cosas de la realidad con otros ojos, más mágicos y a la vez más reales.      

IV
Fundación (Isaac Asimov)

Isaac Asimov es de los Tres Grandes de la Ciencia Ficción en lengua inglesa con Robert Heinlein y Arthur C. Clarke y de él ya hablamos. Sin embargo, en nuestro planeta hay más de estos escritores: Stanislas Lem, Aldous Huxley, Philip José Farmer y otros dan motivos para discutir esta afirmación de los Mejores, que podría solamente indicar un eventual colonialismo mental a caballo de la clásica xenofobia literaria estadounidense. Pero de esto ya tratamos, y si incluimos esta serie (Fundación) es porque sus valores van más alln, ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽a Fundacios escritos por el porpio Asimov como continuaciojnes nos da qu  ; y solo al fginal amos de fundacines consigá, strictu sensu, de la ciencia ficción, que por cierto no le ha escatimado elogios ni reconocimientos: La Serie se considera lo mejor del subgénero en todos los tiempos, aunque surgió casi de casualidad, lo que sabemos por el mismo Asimov, escritor chismoso y de tan prolífica producción que hizo pensar a muchos que atrás el seudónimo Isaac Asimov se escondía un sindicato de escritores, así que a Asimov le dio por chismear sobre la chamba que se daba para escribir. La cantidad de obras que se le atribuye es muy grande, y aunque es posible que mantuviera un batallón de negros escribiendo para él, también es posible la otra posibilidad. Pruebas al canto: En la España del Siglo XVI, a Don Félix Lope de Vega y Carpio se le llamaba el monstruo de la naturaleza no por feo, sino por su desmedida creatividad en una época en que el canon prescribía el verso, y se le atribuyen 21 millones de esos, en cualquier caso un montón. Otros escritores prolíficos como Jack London y Emilio Salgari demuestran que Asimov es verosímil. Pero no nos salgamos de Fundación. Inicialmente fueron tres libros escritos por entregas y editados como Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación. A pesar del éxito editorial nadie se ha atrevido a filmar la saga, a estas alturas no creemos por dificultades técnicas, dado lo que Lucas y Spielberg han estado logrando. Los premios no quedaron atrás, pero da que pensar que hayan venido después cuatro libros escritos por el propio Asimov: dos secuelas (Los Límites de la Fundación; Fundación y Tierra) y dos “precuelas” (Preludio a la Fundación y Hacia la Fundación). Después se le ocurriría integrar en su saga la otra de los robots, a fin de completar el Universo Asimov rellenando los vacíos.

Pero la verdadera inspiración está en lo que al principio fue una trilogía de libros: La Fundación. En ella no hay Tierra, nadie sabe de dónde salió el ser humano. Hay un Imperio que abarca la Galaxia, un Imperio abocado a su decadencia prevista por el matemáticoHari Seldon, creador de la psicohistoria, ciencia que estudia las reacciones de masas empleando matemáticas ultravanzadas con capacidad de predecir – y manipular - las grandes tendencias. Se prevé que el imperio caerá en una crisis de treinta mil años, y Seldondecide crear Dos Fundaciones cuyo objetivo será reducir la barbarie a mil años. La Trilogía original consta de los libros Primera Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación. A esta trilogía original se le agregaron cuatro volúmenes escritos por el propio Asimov, y tras su fallecimiento otros tres volúmenes de otros autores se insertaron en la saga. Este recurso editorial para seguir sacándole el jugo a Asimov después de muerto parece no funcionó bien, y eso que los dichos libros son buenos: El Temor de la Fundación de Gregory Benford;Fundación y Caos de Greg Bear; y El Triunfo de la Fundación de David Brin. Toda la historia del Universo Asimovcon Robotse Imperioestá inserta en la cronología del libro de Brin (El Triunfo de la Fundación),desde 1982 - nacimiento de Susan Calvin, que en 2007 ya trabaja en Norteamericana de Robots y Hombres Mecánicos S.A. La cronología de los relatos no concuerda bien con laedición de los libros, pero podemos tratar de explicitarla: Empieza la cosa con El Robot Completo, de 1982, serie de historias cortas de robotsque incluye Yo, Robot de 1950. Viene después la primera novela larga, Bóvedas de Acero, de 1954, primera novela de robots y aparición del detective Elijah Baley. Continúa con El Sol Desnudo, de 1957; Robots del Amanecer, de 1983; y Robots e Imperio, de 1985, estas dos escritas para enganchar ambas series. Las Corrientes del Espaciode 1952 es la primera novela del Imperio; le seguiría cronológicamente Las Estrellas, como Polvo…de 1951; Un Guijarro en el Cielo, de 1950; y Preludio a la Fundación, de 1988. Hacia la Fundación, de 1993 antecede a la clásica Fundaciónde 1951, la primera de las tres con las que Asimov cimentaría su fama. Obviamente vienen Fundación e Imperio de 1952 y Segunda Fundación, de 1953. Las secuelas son Los Límites de la Fundación, de 1982, para mí la más floja; y Fundación y Tierra, 1983.

V
Colofón

Cuando era chico me gustaban los libros gruesos porque me prometían mayor cantidad de disfrute en el tiempo. Al revés de casi todos mis contemporáneos, siempre consideré un libro grueso mejor que uno delgado, por lo interesante y movilizador que es meterse en un Universo como los de Asimov, Scorza o Rowling. He visto a mucha gente desanimarse por el grosor de un libro y la expectativa de muchas horas de lectura que depararía. Todo lo que puedo decir al respecto es que les tengo mucha lástima. Lee lo que quieras.

CRÓNICAS DE LECTURAS – 73
Lectura en Pantalla (on line y off line) – Parte Dos

I
Pequeña Historia de la Lectura (Parte Uno)

La Lectura, hablando en simple, es un medio para almacenar y administrar Información. En la guerra constante que los seres organizados emprendemos contra la entropía, la información es un elemento de organización tan fundamental que sus  soportes y sustratos físicos surgen espontáneamente para actuar como almacenes y operadores. El curioso fenómeno que llamamos “vida” es, entre otras cosas, mover información de un conjunto de coordenadas espacio-temporales a otro. Dicho ampulosamente, diríamos que se trata de vencer el paso del tiempo, de permanecer lo más posible, como individuos y conjuntos. Los soportes formados por estructuras de ADN (Ácido Des-Oxi-Ribonucleico) pasan la información de una a otra generación  de seres vivos. Los soportes basados en haces de células nerviosas evolucionan desde el ADN primigenio y conforman sistemas nerviosos que brindan información para tomar decisiones más rápidas y pertinentes que lo que permite el estereotipado hardware de ADN, congelado en un momento del tiempo. Con esto se las arreglaron bastante bien las especies por algunos miles de millones de años. El ser humano, recién llegado a la danza contra la entropía, requirió de más almacén de información y de mejoradas habilidades de procesamiento, por ello inventó el alfabeto, la lectura, los gnomones, las Bibliotecas, las matemáticas, los quipus, la contabilidad, las yupanas, los escribas, los ziggurats, los ábacos y las tablillas de barro, entre muchas otras cosas, para incrementar y mejorar el manejo de datos. La herramienta para ello es el activísimo Cerebro, que usa desmesuradas cantidades de energía para ejecutar su chamba fundamental: optimizar recursos. El cerebro halla formas de hacer cosas con mayor eficiencia y eficacia, y lo hace magníficamente bien dada cierta amplitud de los parámetros culturales.

En la actualidad la Lectura es sin duda el centro de las operaciones de conservación y procesamiento de información. La cantidad y movilidad de la información en nuestro planeta presenta un Incremento en el tiempo cada vez mayor, y una pendiente cada vez más cercana al infinito. Las operaciones mentales que asociamos a la Inteligencia crecen en cantidad y complejidad. La Lectura / Escritura no es excepción: Se inventa hace unos 5000 años, y la inteligencia – sea cuál sea su definición – desde entonces aumenta exponencialmente. Hoy sabemos que la experiencia modifica la estructura sináptica del cerebro individual, y aunque necesitemos más información al respecto parece que la vieja polémica entre Lamarck y Darwin sobre la herencia de información adquirida individualmente - resuelta tiempo ha a favor del segundo - podría tener que reabrirse dialécticamente: Es decir, ni tú ni yo tenemos la razón, sino todo lo contrario. Pero no nos compliquemos, el cerebro modifica su estructura sináptica a lo largo de la vida y podría resultar que ello quede registrado en el ADN que se transmite a las nuevas generaciones, lo que explicaría muchas cosas. En todo caso, como los seres humanos inventamos los símbolos y los signos no hace mucho tiempo (cinco milenios son un suspiro para la evolución), el cerebro no desarrolló aún circuitos neuronales dedicados al efecto y especializa poco a poco – como suele ocurrir en los procesos evolutivos – circuitos ya existentes para otras funciones. Cuando aprendemos a leer en la infancia dichos circuitos “improvisados” y “reciclados” se activan y por eso una manzana y la pintura de una manzana nos parecen igualmente reales, y si somos chibolitos estiramos la mano para alcanzar la manzana del cuadro o la foto, por supuesto si la queremos. Al principio no muchos debieron tener la habilidad para  “escribas”, los primeros intelectuales de la Historia capaces de “leer” y “abstraer” símbolos y signos.      

II
Pequeña Historia de la Lectura (Parte Dos)

Con la Lectura / Escritura y otros inventos parecidos como la Contabilidad, las tareas sociales se agilizan, los mecanismos de control social mejoran, el Poder se sofistica y sutiliza. Las elites se alertan, tratan que el conocimiento no salga del círculo dominante, lo frenan y contienen, reteniendo lo necesario para sus fines: Pirámides y Grandes Murallas, esclavizar gentes, levantar ejércitos, banquetear a lo grande, cosillas análogas a las de hoy. El mito de Prometeo encadenado y torturado para siempre por entregar el conocimiento al hombre, compadecido de verle padecer hambre y frío, expresa el milenario castigo que las clases dominantes le reservan al imbécil que se le ocurra pasarse a la Indiada, que la chusma no debe empoderarse del saber de los Dioses. Pero los cerebros se modificaban para elaborar y seguir argumentos y reflexiones y la creatividad dio un Gran Salto Adelante, mayor conforme crecía el número de gente capaz de leer y escribir. Por siglos dichas operaciones estuvieron separadas, no era raro escribir sin entender lo escrito, que se decodificaba en un segundo paso, la lectura en voz alta. Y otro cambio será hacia el siglo III d. C. la adopción de la lectura silenciosa, para procurar recogimiento y devoción a los monjes, únicos lectores por entonces. Asimismo los alfabetos ideográficos ceden lentamente a los silábicos y fonéticos, más fáciles de decodificar. Leer en silencio aporta nuevas formas de reflexionar e interpretar y propende a la autoconciencia. Pero la Lectura en voz alta se conserva hasta hoy en contextos precisos. El siguiente cambio se produce hacia el siglo XII en la escritura del alfabeto fonético, con los signos de puntuación, las separaciones en párrafos y las mayúsculas. Imaginemos si podemos un texto sin separaciones, puntuación, mayúsculas, ello nos da idea de la dificultad enfrentada por los Traductores italianos que hubieron de inventar Capítulos y Versículos para aportarle unidades de sentido a la Bibliahebrea traducida a la Vulgata. En otra Crónica vimos a Richard Burton traduciendo Las Mil y Una Noches a un inglés sin puntuación ni saltos de párrafo para mostrar cómo fluye la narrativa árabe. Los párrafos, la puntuación y las mayúsculas y otros signos asisten la Comprensión del sentido de los textos, une lectura con respiración, da base a macrooperaciones lectoras más complejas. 

Se ha abundado tanto en el tema de la revolución causada por la Invención de la Imprenta que casi resulta ocioso seguir haciéndolo, pero cuando Johann Gutenberg se mandó con eso todo cambió para siempre. Los libros se multiplicaron por cien, por mil y luego por decenas y centenas de mil. Con el crecimiento exponencial de la Oferta los costos de los libros se vinieron al piso y los precios bajaron, haciendo accesible la lectura a millones de gentes. Hacia 1490 circulaban 12 millones de libros, y el proceso echado a andar era irreversible. Por supuesto, y con rapidez que denota profunda conciencia de sus intereses, tanto el Estado como la Iglesia hicieron lo suyo para tratar de mantener el control, que eventualmente recobraron a través de mecanismos como la censura, de la que trataremos en otra Crónica que ya tenemos casi lista. Pero el Cambio no se detuvo: Aparece en el último tercio del Siglo XX la escritura / lectura digital y lo remueve todo otra vez. El paso de la web 1.0 a la web 2.0 implicó dejar de ser simples recipiendarios de información para convertirnos en productores de la misma, y si no me engaña mi memoria, de lo que trata todo esto es precisamente de información, su procesamiento y soportes: Blogs como éste, páginas web, redes temáticas, foros, listas de interés, manejo de gráficos y fotografías, motion pictures, microblogging, etcétera, todo en conexión diferida o en tiempo real, pero siempre sobre una pantalla. El Procesamiento más la Telecomunicación nos ha convertido en un solo gran cerebro global, enorme y asaz chismoso, al que los Poderes tratan de controlar con cierta desesperación. Hacia el año 2011, según la revista Science, la humanidad interconectada generaba cada dos días la misma cantidad de información – no calidad, ese es otro precio – que lo que la misma hizo en la totalidad de los últimos 5000 años. En cifras: 5 Hexabytes = 1018 bytes cada 48 horas. Es decir 10.000,000.000, 000.000,000 bytes. O por ahí.      

III
Intento de un Pequeño Estado del Arte

Hoy probablemente podríamos meter todo el contenido de la proverbial Biblioteca de El Nombre de la Rosa de Umberto Eco en un solo disco duro, y nos sobraría harto espacio virtual. Menos del 0,1 % de la información del mundo está sobre soporte de papel. Vale decir, el 99,9 % de toda la información del mundo está digitalizada y sólo podemos acceder a ella digitalmente. La razón fundamental son los costos, ya hemos visto que nuestro cerebro tiende a buscar espontáneamente cómo hacer las cosas mejor, más rápido y con menos recursos. Y ello a pesar que construimos nuestras imágenes simbólicas del mismo modo que construimos las del mundo real, o por lo menos con los mismos circuitos nerviosos. Hay discusión entre si estamos más adaptados al libro de papel o al libro en pantalla, y yo la siento como una discusión entre lectura silenciosa y lectura en voz alta, o si es mejor leer con música o en silencio. Lo que yo pienso es Lee como quieras, porque el cerebro es plástico, y puesto a la tarea de aprender lo hace según la experiencia del medio ambiente que vive y ha vivido, de donde no hay que sorprenderse si es que demora en adaptarse. Hay base para suponer que la tendencia del cerebro al soporte físico de papel, el libro tal como lo conocemos, es análoga a la que hubo respecto al rollo en tiempos helénicos. El cerebro se modifica a sí mismo, no es una entelequia ni metafísica, y lo digo en serio, el cerebro reconstruye todo el santo tiempo sus estructuras cognitivas reformulando químicamente su citoarquitectura. No hay gran diferencia – si acaso en la intensidad medida en cantidad de estímulos por segundo – entre leer un libro que nos sacuda emocionalmente e inyectarse LSD. El secreto del cerebro es el mismo del ADN: La forma es fondo, el cómo adquirimos información determina como la percibimos y transmitimos.

Y esto significa que la herramienta para leer condiciona la Lectura. Fueron todos seres humanos los que inventaron sucesivamente el rollo de papiro, la tablilla cuneiforme, el pergamino, el papel y la imprenta en China y en Europa, y la máquina de escribir del Siglo XIX. El que escribía a mano y aprendió mecanografía sabe que sus procesos mentales cambiaron nada sutilmente. La tan vilipendiada Lectura en F que se produce en Pantalla (dos / tres líneas del primer párrafo – paseo por la izquierda del borde, uno o dos líneas del medio y nuevo paseo por la izquierda hasta el fondo de la página web) es una técnica de toma de decisión más ilustrada y costoefectiva sobre continuar o no la lectura que la mayoría de las ocasiones en las que se decide continuar o no con una lectura de la que desconocemos casi todo. Y esto se refleja en el mucho menos tiempo que se demora un “nativo digital” en encontrar una información “x” por comparación con un “inmigrante digital”. Acá lo importante para padres y educadores es saber enseñar a Tomar Decisiones en lo cognitivo, lo metacognitivo y lo axiológico. Y eso no se hace en la Computadora. Por cierto baso estas afirmaciones en la Investigación Nielsen – Norman, a la que me referí en Crónica anterior y que definió la Lectura en F, la de la University College of London dirigida por David Nicholas; la del Laboratorio de Investigación de Usabilidad de Software de la Universidad Estatal de Wichita; la de la empresa israelí de software ClikTale, especialmente valiosa por lo masivo de su estudio en cuanto al tiempo de permanencia en las páginas web; y la de Ziming Liu, de la Universidad Estatal de San José, que describe la aleatoriedad de la exploración en pantalla y su centro no en la Lectura Lineal sino en los motores de búsqueda de palabras-clave.

IV
La Coexistencia Pacífica: Lectura Lineal y Escaneo

Pero donde por lo general está el problema de fondo es en las capacidades y habilidades lectoras que, dícese, los estudiantes deberían tener y no tienen debido a la Pantalla. Relativizo esta afirmación dado que la queja proviene normalmente de un deber-ser del que francamente no estamos para nada seguros. No tenemos ni la más remota idea de qué tipo de habilidades lectoras – y de cualquier otra índole - serán necesarias en el futuro. En cualquier futuro. Sólo sabemos con seguridad que cualesquiera sean esas habilidades, nuestros sistemas educativos están obsoletos y anquilosados, y en consecuencia son básicamente inútiles y prescindibles. En mi país aprende a entender lo que lee una de cada cinco personas, así que no me vengan ahora con la lectura en libro y las habilidades curriculares, mejor haríamos en cantar, todos juntitos en coro y con música de huayno: Este librito que tú me regalaste / este librito que tú me regalaste / pío, pío, pío, pío / no sé que dice / pío, pío, pío, pío / no entiendo ná. Ahora bien, nos es posible encontrar un par de cosas que se pueden decir “desde el otro lado”, es decir desde las habilidades que la Lectura en pantalla tal como es, efectivamente no forma ni puede formar dejada suelta. Y el asunto no se resuelve repartiendo computadoras del mismo modo que no fomentamos la música tirando pianos Steinway por paracaídas a las tribus no contactadas de nuestra Amazonía.

¿Qué falla en este esquema? Falla el hecho que las Computadoras conectadas a Internet son un Medio de Comunicación análogo a la Radio, la TV y la Prensa Escrita y debe por ende ser tratado como tal. TV, Radio y Periódicos pueden ser utilizados como medios para educar, los profes lo sabemos bien. Pero no te sirve si no la empleas como empleas la RV, la Radio o los diarios. Si la dejamos que se apodere de nuestras vidas, pues ahí sí que nos desestabiliza, porque la pantalla atrae. Y porque siempre el entretenimiento será más fácil, que para eso es entretenimiento. La palabra mágica – que la hay –para resolver este problema, es administración. Administración de las habilidades, la educación, el trabajo, las actividades, el tiempo. El aprendizaje es espontáneo, lo que hay que hacer es organizarlo. La experiencia de la Escuela en la nube de Sugata Mitra lo ha demostrado (Ver el enlace en http://memoriasdeorfeo.blogspot.com/2013/05/un-agujero-en-la-pared-una-nube-en-el.html) demuestra a mi humilde entender que los niños y niñas se equivocan bastante menos que los sistemas que pretenden amaestrarlos.

La cuestión parece más simple así: ¿Es posible administrar las cosas para que la Lectura en Pantalla y la Lectura Lineal coexistan pacíficamente y se refuercen entre sí? En realidad nosotros no somos quienes para dar las respuestas porque queramos o no, nuestros primeros años fueron de lectura lineal y nuestros cerebros se adaptaron a ello, así que estamos influidos… pero, stop y firmes… aún así todos los días estamos en Internet mirando y mirando páginas web, interactuando, buscando información, chateando, escribiendo correos, haciendo las mil y una cosas que se hacen en las redes sociales. Y escribo esto en un Blog. Y no solamente no me he muerto sino que… sigo leyendo linealmente, y más y mejor que nunca. Y si yo, inmigrante digital, puedo y no me hago problemas, los nativos digitales también pueden, y mejor… pero eso significa que hay que enseñarles a leer, y cuando digo eso no me refiero solamente a decodificar, sino a comprender. Y a disfrutar del leer, y nada de eso es del otro Mundo. Pero es exigente en la medida que te obligará a leer y a entender lo que lees. Pero esas son las cosas que se hacen por los hijos.

V

Colofón

Si existe, entonces, una conclusión. Parafraseando a Shakespeare: El problema, querido Horacio, no es nuestro destino, somos nosotros.  Me reafirmo: Lee lo que quieras.


CRÓNICAS DE LECTURAS – 74
Literatura Infantil (I) – Charles Perrault

I
Infantiles, sí, pero no tanto…

He encontrado esta espantosa sigla: LIJ (Literatura Infantil y Juvenil) y de veras que no la entiendo. Por qué juntar lo Infantil con lo Juvenil, por qué pasar por alto la Pubertad y la Adolescencia. Ya sé, no me digan, es conveniencia de las editoriales, si hoy en día incluso se hacen congresos de escritores de LIJ. Yo no sé ustedes, pero los motivos por los que leo me los tengo claros y soy bien relajado: Leo porque me gusta, porque aprendo, porque esta cabeza – la que traigo puesta - llega de un modo a la primera página de un libro y sale de otro en la última. Vale decir leo porque me conviene, porque me da mi regalada gana, y no le busco tres pies al Gato… ni aunque tenga Botas. Aparte, cuando veo a mi hija comerse los libros como malvaviscos me invade la satisfacción que justifica hasta el hecho de buscar trabajo bajo las piedras. Se trata de poner lo mejor en cartelera: La madre de mi hija gusta de los libros grandes, elegantes, bien editados, con dibujos y colores full arte, la estética le manda y no hay nada mejor que ser uno mismo con los propios vástagos. Aunque a mí la estética del libro me seduzca, la veo menos que al contenido, y trato de respetar los procesos, pero como profe no puedo evitar preocuparme, aunque a veces le deje la chamba al Espíritu Santo, por intentar no exagerar en lo que mi hija - y mis hijos mayores en su momento – lee o deja de leer. Y si la literatura en general se guía por un criterio estético en lo fundamental ¿por qué no la LIJ? Creemos que lo infantil es sinónimo de fácil y nada más falaz. La lectura para niños, como sabían los viejos contadores de cuentos y como saben hoy los editores, muestra conflictos, argumentos y mensajes de grande complejidad. No me canso de decir que los niños son niños y no idiotas, como parecen creer incontables padres y educadores. Las historias “para” niños son escritas por escritores “para” niños, de bagaje axiológico propio e intención específica, a veces sólo la de ganar plata con su pericia. Pero si el escritor es bueno – debe serlo si reúne la solvencia literaria con la docente - la Literatura se orienta a lograr en los niños el disfrute estético, lúdico y creativo; y además cumple finalidades pedagógicas y formativas, en particular como correa de transmisión de Valores y datos sobre la Vida. Cuando funciona.

Como en la actualidad los padres estamos con justicia alarmados por el estado del mundo que le dejamos a los vástagos, nos preocupa qué aprenden porque en el mejor de los casos el futuro se ve negro y ferozmente competitivo, y sospechamos sobrellevarlo les será algo más fácil con habilidades desarrolladas en el leer y comprender. Creo que es eso lo que justifica hoy en día a la Literatura Infantil a los ojos de padres y maestros. Pero los chicos y chicas no son igualitos todos, Richard Bamberger en Promoción de la Lectura los clasifica por sus gustos y preferencias en lectores realistas (prefieren temas cotidianos), estéticos (juegan con palabras y sonidos), románticos (apegados a la fantasía y la magia) e intelectuales (orientados al conocimiento), y como no hay tipos puros, ganan los chibolos cuando padres y maestros nos ponemos anarquistas y les dejamos al alcance todo tipo de Libros de Literatura Infantil, y de la otra. Al principio no había Literatura Infantil, ni LIJ ni más vainas de esas, los viejos contadores de historias no diferenciaban el auditorio ni apartaban a los chicos cuando la historia se volvía no apta, para ellos mientras más mejor. Por otra parte, un juego de video de hoy expone a los chicos a historias mucho más dramáticas y sanguinarias que La Niña de los Fósforos. La mayor parte de las veces que papis y mamis “protegen” a sus hijos, a quien en realidad protegen es a ellos mismos de su propia insolvencia e incapacidad para enfrentar el dolor y la triste realidad del mundo. Y así las viejas historias sobreviven de contrabando, a pesar de ser modificadas hasta lo irreconocible por bienintencionados editores que cubren la necesidad … de los padres. Las viejas historias – podríamos incluir los viejos mitos - no fueron hechas por preocupados educadores, sino por literatos que trataban de contar buenas historias. A los Clásicos definitivos nos dedicaremos en adelante, y perdónennos que nos olvidemos de la LIJ.  

II
Charles Perrault y losCuentos de mi Madre la Oca

En 1697 el francés Charles Perrault (1628 – 1703) publica las Historias y Cuentos de Tiempos Pasados, que subtituló Cuentos de mi Mamá Gansa o Cuentos de mi Madre la Oca. Inaugura así ciertos recursos literarios, como el autor falso (tal Mi Madre la Oca, popular e imaginaria dama francesa del campo que parece se sacaba los cuentos de la manga) y el concepto mismo del Cuento de Hadas. Pero no es él quien inventa a la dama, a la que se puede rastrear a comienzos del siglo, basada en la verdadera y famosa Bertha Pied d´Oye (Bertha Pie de Ganso), quien al parecer hacial el año 1000 era una eximia narradora de cuentos y esposa del Rey de Francia Roberto II. Perrault inaugura también el Érase una vez, como la no menos famosa coletilla y fueron felices por el resto de sus días, asícomo las reiteraciones tipo Abuelita, que (ojos, orejas, manos) tan grandes tienes, y las moralejas finales en verso. De hecho Perrault pone por escrito y en forma culta las historietas de viajeros, quitándoles el contenido vulgar y “no apto”, dando inicio a la larga tradición de versiones edulcoradas y “rebajadas” para niños. Por cierto que ello empata con la alta consideración en que tenemos la niñez en este siglo XXI, y aunque parece que en eso se nos está pasando la mano, ese es otro tema, y la gracia es que Perrault empata. Es el clásico definitivo de los cuentos infantiles y muchísimos autores copiarán sus temas, personajes y caracteres con absoluto descaro y  desprecio de su época. Pero es así que los cuentos de Perrault han alcanzado a ser hoy tan ampliamente conocidos. Por ello estoy seguro se me perdonará si trato de no abundar tanto en los más conocidos y me centro en los menos reproducidos. 

De La Bella Durmiente del bosque se elimina en las versiones modernas “rebajadas” la segunda parte, en que la malvada madre del príncipe es una ogresa que trata de comerse a todo el mundo, y como buen francés Perrault resuelve el asunto aunando la bondad a la astucia para triunfar de las maquinaciones. La Caperucita Rojaclásica no tiene final feliz, la niña es devorada por el mismo lobo que se comió a la abuela, los cazadores que le abren la panza al susodicho fueron añadidos posteriores de los hermanos Grimm en busca de un artificial final feliz, porque la Caperucita no simboliza el Bien ni la Ingenuidad como en las versiones modernas, sino más bien la Necedad y la Estupidez. En La Cenicientaque se edita en nuestros días no se introducen en general grandes cambios, excepto por los añadidos y continuaciones artificiales que Disney se sacó de la manga para modernizarlas y hacer más plata con las segundas partes. Las variantes que se han introducido en diversas películas tienden a rescatar y acercarse al espíritu de la obra, aún en aquella donde metían de contrabando a Leonardo da Vinci. Pulgarcito(O Meñiquín) muestra un tema muy reiterado, repetido por los Hermanos Grimm en Hansel y Gretel: la familia de pobres leñadores que no consigue alimentar a sus hijos y los abandona en el bosque por no verlos morir de hambre, lo que debe haber ocurrido demasiadas veces en la edad media. Pulgarcito es pequeño en tamaño pero grande en astucia, tan cara a Perrault como valor fundamental en que sostiene el triunfo del bien sobre el mal, y consigue sobrevivir y aún rescatar a sus hermanos ahí donde otros más grandes y fuertes hubieran fallado.

Todos estos cuentos han inspirado muchas obras de arte, con cuya referencia no agotaré a mis lectores, pero es imposible no mencionar en música y ballet, de Peter IlitchTchaikovsky, La Bella Durmiente: http://www.youtube.com/watch?v=DJH0luFp2Vs. De Maurice Ravel, Mi Madre la Oca: http://www.youtube.com/watch?v=o3rir1bWTyI. De Serge Prokofiev, La Cenicienta: http://www.youtube.com/watch?v=Y6G0WG6YwBo. De Montsalvagé, El Gato con Botas: http://www.youtube.com/watch?v=4pGqPvlzyrE&list=PLTZs4J2kcevmw5HteVWkLrx5ODdC1VswE

III
Charles Perrault y másCuentos de mi Madre la Oca

En El Gato con Botas, que Perrault llama originalmente Maese Gato, éste es dejado como única herencia a un muchacho que planea comérselo, parece lo único a hacer con él, pero el Gato le convence de dejarlo hacer, se dota de botas y un saco, y usa de diversas triquiñuelas para hacerse necesario al Rey de la comarca y hacer pasar a su amo pobretón como Marqués de Carabás, en una historia de creativo arribismo social para aprovechar las ocasiones como fuente de posibilidades, pero que se sostiene moralmente en la vera amistad que une al Gato con su amo. Al final el Gato logra que un Ogro que devasta la región se convierta en ratón y se lo come, la agradecida hija del Rey se enamora del muchacho y etcétera etcétera viven felices para siempre y el Gato se la pasa magnífico el resto de sus días. Pareciera que el Gato es un sinvergüenza amoral, pero en épocas de inmovilidad social se asciende usando de las propias habilidades pues la vida es difícil y la realidad manda, no siempre se puede ser moral a rajatabla. Piel de Asnopresenta contenido escatológico y edípico: Los valiosos excrementos de oro del asno dan fondo a una historia en que hay riesgo de incesto padre-hija, estorbadosin embargo por la intervención de un hada madrina que aconseja a la hija del Rey haga demandas imposibles y así evite una boda incestuosa. Así solicita y obtiene la piel del asno mágico, que cuando se la pone la convierte muy convenientemente en una damisela fea, y así escapa a otro Reino. Como siempre lleva puesta la piel la nombran Piel de Asno, y encuentra chamba en las cocinas de una granja. Un día que anda sin camuflaje, el consabido Príncipe de la comarca la ve por el ojo de la cerradura (mañosón el aristócrata) y cae rendido de amor por ella, pero luego no la encuentra, pues Piel de Asno no se quita la ídem así nomás. El Príncipe insiste en que ella le hornee un pastel para curar el mal de amor. Para mí que algo se olía, porque eso del pastel de curar mal de amores, hecho por la misma de la Piel … seguro que algo se sospechaba, debe haber visto más por la cerradura de lo que se dice.

Por lo demás, la niña bajo la piel del asno guardaba su corazoncito para el Príncipe que tantos extremos hace por su amor, e “inadvertidamente” deja caer un anillo en el pastel. El Príncipe lo encuentra y declara que casará con aquella cuyo dedo encaje en el anillo - véase el parecido con el zapatito de cristal - y por ahí que el dichoso asunto estaba medio arreglado, pero dejemos las teorías de complot; el Príncipe casa con la bella Piel de Asno, la que descubre luego que su papi se ha consolado con una viudita, y… todos a comer perdices. El no saber qué hacerse del incesto ha dado lugar a que Piel de Asno aparezca muy de cuando en vez, y cuando lo hace está editado de todos esos fastidiosos elementos. Por cierto queBarba Azules aún más inconveniente y apenas parece Cuento para Niños. El Barba Azul original parece se remasterizó en su contrario en La Bella y la Bestia, que elimina lo sanguinario y homicida. En la versión de Perrault, el protagonista es un rico aristócrata de talante fiero y salvaje, que tiene a sus vecinos en el puño y con ello pone de relieve lo buen partido que es, concertando varios matrimonios bajo presión con las hijas de los vecinos, esto hasta siete veces. Al final se casa con una astuta damita que accede al sacrificio y se gana la confianza y las llaves del castillo del barbón de marras. Un repentino viaje de negocios saca de circulación al de la Barba, y la curiosidad de su esposa la lleva a abrir el único cuarto prohibido, donde descubre el clóset en que el maldito guarda los siete cadáveres de sus predecesoras. En ese momento llega el Barbón, se arma la gorda, la esposa y su hermana se atrincheran en la torre del castillo y esperan el rescate de sus hermanos en plan de “salvamento de último minuto”. Por cierto que este cuento era, como se dice hoy, based in a true story. Hay acá más sangre que en Freddy y Jason, se ve por qué se le suprime de las ediciones modernas.

IV
Charles Perrault y aún másCuentos de mi Madre la Oca

El cuento epónimo Las Hadas desarrolla el tema de las dos hijas, la menor buenísima y la mayor malvada, desagradable y fea como la madre. La intervención de lac consabida hada premia la amabilidad y generosidad de la hermana pequeña con un don: a cada palabra pronunciada, de su boca brotaría una piedra preciosa o una flor. Siendo la mayor en cambio egoísta y malosa, se le otorga el “don” inverso: cada vez que hablara saldría de su boca un sapo o serpiente. Destino complicado para ambas, me parece, aunque puestos a escoger son preferibles las flores a las serpientes. En todo caso el evidente favoritismo en el reparto de dones determina que la madre y la hija mayor arrojen de casa a la menor, que tiene que irse al bosque. Allí la encuentra un Príncipe (parece que los príncipes no tienen nada mejor que hacer que darse vueltas y vueltas por los bosques en busca de princesas encantadas) que queda, para variar, prendado de su belleza, y se enamora y casa con ella y vivieron felices para siempre. La hija mayor se volvió más malvada y despreciable aún, y su castigo fue morir sola y olvidada en un rincón del bosque. El tema de los valores contrapuestos se encontrará mucho más desarrollado en un cuento que no se reproduce por lo general en las ediciones modernas, probablemente por la complejidad y excesivo realismo de su trama, Riquete el del Copete, un príncipe extremadamente feo (posible antecersor de Cyrano de Bergerac), pero dotado de gran inteligencia y gracia. Decíanle el del Copete porque nació con una mata de pelo en la frente. El hada que presenció su nacimiento le dotó con la facultad de otorgar una inteligencia tan brillante como la suya a la persona a quien él más amara.

En un reino no muy lejos del de Riquete han nacido dos princesitas, una muy bella pero tonta, y la otra fea pero inteligente (Lo que recuerda a Blanca por fuera y Rosa por dentro de Jardiel Poncela). La misma hada que presenció el nacimiento de Riquete estaba por allí, y concedió a la bella pero tonta la facultad de otorgar una hermosura tan perfecta como la suya a la persona a quien ella más amara. Como se ve no parece que al hada le faltara inventiva sino que trataba de empatar geopolíticamente ambos reinos, sus buenas razones tendría. La cosa es que, al revés de lo que nos imaginaríamos, la princesa fea pero inteligente era muy solicitada por su espíritu brillante y sagaz, en tanto que pese a su hermosura a la bonita no le daban bola, cosa que me parece deprimiría a cualquiera. Es por ello que la hermosa se refugia en al bosque a llorar amargamente sus penas cuando, qué extraño, aparece de la nada Riquete el del Copete, que espontánea y fulminantemente se enamora y le pide que se case con él, lo que ella acepta, aunque pide un año de plazo. Hasta aquí todo funciona de perillas, pues entra en acción el don del hada, y ella se vuelve tan inteligente como Riquete. Pero parece que el don no era retroactivo, ella olvida la promesa, y bella e inteligente como ahora es atrae la atención de otros pretendientes más guapos que piden su mano. Al año se aparece Riquete listo para la boda, la princesa es sorprendida y en un prolongado y sutil diálogo la inteligencia del príncipe cautiva a la joven, se dispara el trigger del otro don, y Riquete queda transformado en tan hermoso doncel como bella es la doncella, y así ambos se igualan, se casan y viven felices para siempre.      

Los deseos ridículos es otro cuento de pobres leñadores, como Pulgarcito. Un leñador desengañado y quejoso recibe la visita de Júpiter, que le concede Tres Deseos, los que desperdicia en medio de una discusión a la que se deja llevar por su mujer, que le hará hablar de modo irreflexivo. Grisélida o Griselda trata sobre la misoginia y los prejuicios de género y por eso, y con razón, no se edita. Para ilustrar lo dicho, el joven rey no se casa porque entre las mujeres La cándida se trueca en coqueta, la prudente en alborotadora, la que era alegría de su casa en infierno de la del marido; la económica en derrochadora, la modesta en imperiosa, y la que no osaba levantar la voz en el hogar paterno, quiere mandar en absoluto en el del esposo. Pero al final cede y se casa con una joven, hermosa y virtuosa pastora, Grisélida, a la que conoce casualmente, que le da una hija. Pero la misoginia y el recelo sólo estaban dormidos en el corazón del joven rey, que prueba una y otra vez a Grisélida, la separa cruelmente de su hija, y le miente asegurándole que estaba muerta, cuando solamente la había recluido en un convento. Años después, destierra a Grisélida de su lado y la devuelve a su oficio de pastora. La niña entre tanto ha crecido y es pretendida en matrimonio, y el rey encarga a Grisélida que la atienda sin reparar en que es su hija, y diciéndole que se casará con ella. Al final el mismo rey descubre el asunto, pone las cosas en su lugar y todos viven felices para siempre. Pero en mi modesta opinión ese reyecito se merece un set completo de patadas en salva sea la parte. Los Cuentos de mi Madre la Oca pueden encontrarse aquí:


V
Colofón


Los cuentos de Perrault son más cercanos a la vida real que los que se desarrollarán después, aún con las mismas tramas. Hay en ellos violencia y muerte, y eso que el autor trata de dulcificarlos para hacerlos potables para los niños. Como ya he dicho en otras ocasiones, no me agrada mucho eso de edulcorarles la existencia y la literatura a los niños, y me parece que Perrault, a diferencia de los Grimm – de los que hablaremos en otra Crónica – es  bastante más real y menos romántico. En todo caso testimonia una época, y sus cuentos se siguen leyendo y son recomendables aún.

CRÓNICAS DE LECTURAS – 75
Novelas Históricas (2)
I

Novela Histórica y Reconstrucción

Se puede hacer Novela Histórica basado en acontecimientos o basado en personajes. El tenue hilo que separa la narrativa – que incluye al mito y la leyenda – de la biografía ha sido atravesado varias veces, en ambas direcciones y con resultados curiosos. Pensemos en personajes como Abraham Lincoln, de cuyo imaginario participa la anécdota, muchas de ellas apócrifas pero que parten de una Leyenda que suele estar más viva que la Persona. O en personajes como Sherlock Holmes, al cual el hecho de ser de ficción no le impide ser representativo de la era victoriana, más que Gladstone y más que Kipling; y así podemos circular entre ambos polos. Por otra parte, lo narrado debe ser fiel a la realidad histórica, en el doble aspecto de los hechos y el de las circunstancias. La novela histórica respeta los hechos históricos y describe y explicita las circunstancias, sin modificar nada, aunque sí le sea lícito especular sobre alguna cuestión no del todo conocida. Por las muchas combinaciones posibles, desde la Crónica pasada centramos la cosa en la novela histórica rastreada desde el británico Walter Scott, cuyo Ivanhoe ha resistido la prueba del tiempo, y hasta hoy es no solamente leída sino inclusive puesta en escena una y otra vez, en Cine y TV, apoyadísimo por el otro arquetipo inglés, Robin Hood, cuya historia se ha contado y recontado a través de los últimos seis siglos hasta llegar recientemente al cine sin aquello de robarle a los ricos para darle a los pobres, qué lisura, no le vaya a dar extrañas ideas a los pobres. Discípulos de Scott fueron Robert Louis Stevenson (La flecha negra) y James Fenimore Cooper (El último mohicano); y con ellos quedan más o menos establecidos los parámetros de la Novela Histórica.

En Francia cultivaron la novela histórica Alfred de Vigny (Cinq-Mars) y Víctor Hugo (Nuestra Señora de París y Los Miserables). Cuando el romanticismo ceda paso al realismo, la novela histórica francesa tendrá como exponentes a Gustave Flaubert (Salambó), Alexandre Dumas (Los Tres Mosqueteros y sus secuelas) y Prosper Merimée (La reina Margot) entre otros. Clasificar siempre es difícil, en especial cuando uno se encuentra con Stendhal y sus Rojo y Negro y La Cartuja de Parma, así que no trataré de ser lo que no soy. En Italia Alessandro Manzoni publica Los novios, ambientada en el siglo XVIII; en España Benito Pérez Galdósda a luz sus Episodios Nacionales. La Guerra y la Paz de León Tolstoi es considerada del género, como Quo Vadis? del polaco Henryk Sienkiewicz. En América Latina el género es relativamente ocasional, se confunde bastante con otros, pero los autores terminan por caer dentro del asunto de uno u otro modo: Leopoldo Lugones y La Guerra Gaucha; Manuel Mujica Lainez y Bomarzo; Isabel Allende y La Casa de los Espíritus; Miguel Ángel Asturias y El señor presidente; Mario Vargas Llosa y La Fiesta del Chivo, La Guerra del Fin del Mundo, El paraíso en la otra esquina y El Sueño del Celta; Arturo Uslar Pietri y Las lanzas coloradas; Gabriel García Márquez con El General y su laberintoy El otoño del patriarcaAugusto Roa Bastos y Yo, el Supremo; Alejo Carpentier con El siglo delas luces y la genial El reino de este mundo. Entre los principales autores contemporáneos del género que están en el mainstream anglosajón están  Robert Graves (Yo, Claudio), Mika Waltari (Sinuhé el Egipcio), Naguib Mahfouz (Ajenatón el Hereje), Umberto Eco (El nombre de la rosa, Baudolino), Arturo Pérez Reverte (El capitán Alatriste). En esta ocasión nos centraremos en dos reconocidos autores, uno alemán y el otro francés.

II
Gisbert Haefs (Alemania, 1950)Troya

Tal vez esta es la mejor novela de reconstrucción histórica que he leído jamás. Y estoy casi seguro que no es porque sea demasiado fiel a los aspectos que diferencian una época de otra, sino más bien por el contrario, porque lo que mejor se expresa en esta novela histórica son los rasgos comunes a la experiencia humana, aún pasando por ciertos problemas de estilo y de excesos narrativos que imagino el autor supera eventualmente en otras obras. En un género donde la originalidad es complicada, huidiza y difícil, las interpretaciones y tomas de decisión que asumen todos los personajes en su contexto resultan especialmente vulgares y silvestres y toman en cuenta cuestiones que en otras novelas – y en especial las películas “de época” – se pasan por alto olímpicamente, como las diferencias idiomáticas. El protagonista, el asirio Ninurta, es por partes desiguales según los momentos una suerte de combinación de Allan Quatermain y de Marco Polo. La historia de sus intercambios comerciales, sus amores, los momentos en los que deberá embriagarse de cólera guerrera, sus frustraciones e incluso el conocimiento de su fragilidad psicológica, que supera a través de un viaje que es a la vez la culminación del deber de asesinar a un genocida. Todo esto rodeado de personas que a su vez son en lo fundamental ellos mismos, incluso en las partes que podríamos llamar más inverosímiles. Pero la presencia constante de lo humano nos vuelve todo verosímil, incluso el hecho que a Ulises / Odiseo se le apode Nadie, o que Ninurta cruce su espada con el guerrero Aquiles y salga con vida. Después de todo, los que experimentamos nuestra memoria sabemos que ella nos determina desde lopsicológico y social más que desde el plano lógico o inclusive histórico. Tanto nosotros los seres que nos creemos existentes en primer plano (Léase El Mundo de Sofía para perder esa seguridad para siempre) como los personajes narrados y descritos vivimos en un medio recordando el pasado que nos hace ser como somos de un modo peculiar. Es vulgarísimo y muy especial que nosotros los personajes sepan expresarse sin extremismos, simplemente siendo quienes son. El mismo autor está cómodo en su rol de narrador más o menos omnisciente, siendo lo que debieron ser Odiseo, Ninurta y hasta Solón en su faceta de contador de viejas historias. Me resistiría incluso en llamar histórica a esta novela, preferiría llamarla Novela Memorística, si no fuera porque carezco tan absolutamente de los argumentos literarios para ello.

Pues lo que podríamos considerar Historia es en esta novela más bien memoria, tanto en el Solón que arranca y cierra la historia – y del que yo hubiera prescindido – como en el resto de un conjunto de personajes desigualmente “civilizados”. El prurito historiográfico de Haefs sirve a la comprensión del mirar el pasado desde un presente específico que es para nosotros, a su vez, pasado. Porque todos los presentes son más o menos iguales, un tanto a la manera que Bertrand Russell diferencia los futuros futuros de los futuros pasados.  En Troya, el gran mérito es lo que se expresa mejor, que no es la mejor parte de la naturaleza humana, esa que se le escapa a los libros de Historia. Pero así y todo y para cumplir con los cánones del género, es perfectamente discernible que la Troya de Haefs se escribió con la Historia de Herodoto de Halicarnaso y los poemas homéricos al frente, en especial considerando que Ulises / Odiseo / Nadie es uno de sus principales cronistas y personajes. No se queda Haefs en la interpretación de fuentes y sobre todo en la soberbia descripción del final del período “heroico” de la historia helena, que lo es no por la abundancia de héroes sino por la ausencia de testimonios escritos expresado en la presencia de poemas orales sobre héroes, y en donde la estructura cronológica está completamente subvertida. Tratemos de imaginar eso en un corto período de 2 o 3 siglos sin escritura en la América Latina, digamos entre 1800 y 2000. Bolívar y San Martín bien podrían ser personajes legendarios cantados en poemas, matadores de dragones y leones de Iberia, y cuya unión en las costas peruanas se cantara como una gran epopeya de héroes unidos contra el Mal. Sería nuestro homérico y heroico poema. Los que emprendan la lectura de esta Troya tendrán su ambigua recompensa en saberse en todo iguales a los héroes de Homero.  El link de la obra, aquí: http://inabima.gob.do/descargas/bibliotecaFAIL/Autores%20Extranjeros/H/Haefs,%20Gisbert/Haefs,%20Gisbert%20-%20Troya.pdf

III
Maurice Druon – Serie Los Reyes Malditos

Maurice Druon (1918 – 2009) es un escritor francés miembro de la Academia que, viéndolo y leyéndolo con alguna solvencia, tal vez no brilla demasiado en un país con tremenda constelación de talentos literarios, pero que sí logra algo que no es muy común en esta nuestra época, tan posmodernamente desesperada por el “triunfo” literario y ahogada en el prurito del logro de una originalidad que venda, aunque no sea original. Druon no se propone mucho, pero lo que se propone lo consigue, es bastante cumplidor en la tarea de escribir profesionalmente y ganarse la vida con su pluma, en lo que de seguro le sacó muchos cuerpos de ventaja a muchísimos autores, posiblemente mejores, más profundos o literariamente más compuestos. En tal sentido escribió respondiendo al mercado y al requerimiento del público, lo que en sí no tiene nada de malo, en especial porque lo que cuenta puede ser interesante. La primera vez que supe de él fue por un libro que G. me obsequió, de literatura infantil: El niño del dedo verde, una pequeña y bonita historia de las que no contaré las circunstancias que la rodearon por no darme mi real gana. La segunda vez que me enteré de la existencia de Druon fue a través de una obra que lo mostraba sin duda como hombre comprometido con su tiempo. Durante la Guerra Mundial se integró a la Francia Libre de Charles De Gaulle y combatió a los invasores germanos con las armas que Dios le concedió. Junto a su tío, el también escritor Joseph Kessel (El León), compusieron la letra del muy original Chant des Partisans (Canto de los Partisanos), himno de la Resistencia Francesa contra la ocupación alemana y la traición de los Vichy´s durante la Segunda Guerra Mundial. Una manera de conocer de primera mano la época es oír su música y conocer sus canciones, hagámoslo en este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=sUZWlf_vuKg&list=PL5D0022472AB83998. Tras cumplir con su deber como resistente, recogió sus bien ganados laureles incursionando en Política como Ministro de Cultura y luego como Diputado por París y miembro de la Academia Francesa.

La historia es en general interesante si se sabe contar. Nunca me he explicado lo que le hacen en las escuelas, y cómo consiguen hacer pesado e indigesto lo que debería ser tan ligero y bacán. Basta con leer libros como esta serie, no extraordinaria pero sí decorosa, o ver buenas películas de reconstrucción histórica, y la chapas a la perfección: El cine necesita de un suministro inagotable de buenas historias a ser contadas, no por nada hay dos Óscares para guionistas, uno por historias originales para la pantalla y otro para las adaptaciones literarias. Y es que, aunque parezca mentira, la gente consume sueños en cantidad y hay que fabricarlos. Las historias verdaderas tienen la ventaja de que no necesitan inventarse, apenas recopilarse, y si se hace el asunto basándose en el verdadero drama humano del amor y el poder, no hay pierde en lo que se puede hacer. Tomemos la anécdota que da pie a estas historias: En la serie de novelas históricas conocida como Los reyes malditos, principal incursión literaria de Druon, la serieempieza hacia 1314 con El Rey de Hierro,  que proporciona la anécdota que dará nombre a toda la serie de libros: El poderoso Rey de Francia Felipe IV El Hermoso de las Dinastía o Familia de los Capetos (También Felipe I de Navarra, no me imagino por qué le dirían el Hermoso, tratemos de no confundirlo con el muy posterior marido de Juana la Loca) posee todo lo que un hombre y un estadista puede desear, en particular tres robustos hijos que le aseguran una vigorosa sucesión. Sin embargo, como buen soberano y celoso defensor de sus intereses y los de Francia, Felipe busca aumentar su poder y riquezas, y para ello suprime la vieja orden religioso militar de los Caballeros de la Orden del Temple, los famosos Templarios, con el pretexto de una vieja deuda con la Corona. Felipe liquidaba así dos pájaros de un tiro: eliminaba un potencialmente poderoso enemigo interno y se apoderaba de sus ingentes riquezas, y políticamente no habría nada que decir de esta maniobra, fuera de las consideraciones morales. Pero acá viene la parte brava: El Gran Maestre de la Orden Jacques de Molay, arrestado y acusado de malas artes, como era la costumbre, es condenado a morir quemado en la hoguera frente al Rey de Francia. Mientras tiene lugar este bárbaro espectáculo, el Gran Maestre maldice al Consejero Real Guillermo de Nogaret, al Papa Clemente V, con sede en Avignon, y al Rey de Francia y sus sucesores: ¡Malditos! ¡Todos malditos hasta la décimotercera generación!

IV
Los Reyes Malditos

Entre 1314 y 1370 la inestabilidad política se ceba con Francia y la debilita en modo tremendo y súbito. Como cuentas de un rosario, Nogaret, Clemente y Felipe el Hermoso mueren repentina y consecutivamente, parece que la maldición de Molay ha marcado para siempre la suerte de los Capetos, y la Corona recae en los hijos del Rey de Hierro, gobernantes débiles y sin personalidadni carácter de estadistas, juguetes de los acontecimientos. Es así que personajes como Roberto de Artois, omnipresente a lo largo de la serie, adquieren relevancia a lo largo de la obra y parecen empeñados en destruir todo rastro de gobernabilidad en la Douce France, hacen casi todo lo que quieren en una Francia entregada a la falta de autoridad. Luis X trata de equilibrarse entre dos grupos antagónicos en formación, que amenazan con despedazar Francia, todo esto en el segundo tomo, La Reina Estrangulada, cuyo link es http://www.laprensadelazonaoeste.com/libros/Druon,%20Maurice%20-%20Los%20Reyes%20Malditos%202,%20La%20reina%20estragulada.pdf. El escaso año y medio del reinado de Luis X, que muere envenenado, deja sumida a Francia en la anarquía, no hay sucesor varón para el trono de Francia, se cuenta en Los venenos de la Corona (Link: http://www.sociedadmedicoquirurgica.com.mx/libros/libros/D/Druon,%20Maurice%20-%20Los%20Reyes%20Malditos%203,%20Los%20venenos%20de%20la%20corona.pdf). Entra así en acción la vieja Ley Sálica que tanto daño causaría a Francia, y que impide a las mujeres acceder al Trono. Apenas a dos años de la muerte de Molay, el Reino de Francia y la Iglesia de Avignon están sin cabezas, y todo el mundo hace lo que le parece, la paranoia se apodera de la familia real y el desconcierto de los cardenales que deben elegir Papa. La novela La Ley de los Varones (link: http://www.laprensadelazonaoeste.com/libros/Druon,%20Maurice%20-%20Los%20Reyes%20Malditos%204,%20La%20Ley%20de%20los%20varones.pdf) cuenta estos tristes acontecimientos; mientras que La Loba de Francia (link: http://bibliotecadigitalei.files.wordpress.com/2013/04/druon-maurice-los-reyes-malditos-5-la-loba-de-francia.pdf) narra la historia de la hija del Rey de Hierro y hermana de sus sucesores,  Isabel de Francia, que casó con Eduardo II de Inglaterra, cuyas preferencias se dirigían más bien a sus favoritos. De esta Loba de Francia se da una versión edulcoradísima y extraordinariamente falsa en la película Corazón Valiente, ya hemos comentado en alguna otra Crónica el vapuleo a mansalva que el guionista Randall Wallace le propinó a la verdad histórica en esta película, donde el que sería Rey Eduardo II sería representado casi como un débil mental que se merecía que su esposa – la dicha Loba – le sacara la vuelta nada menos que con William Wallace, cuya roja y plebeyísima sangre correría por las venas de la realeza inglesa. 

La sexta novela de la serie, La Flor de Lis y el León (link: http://www.forodeliteratura.com/biblioteca/datos/druonmaurice/malditos6.pdf) nos ubica en la desaparición física de la Dinastía de los Capeto y la ascensión al trono de los Valois, con lo que se desata la Guerra de los Cien Años. Que una guerra tenga que durar cien años antes de que se pueda resolver sugiere el increíble embrollo que debe haberse producido en las cabezas de las gentes de la época. En teoría acá terminaba brillantemente la serie: Pero el pueblo no había llegado al final de su penar. Aún habría de conocer un rey prudente, un rey loco, un rey débil y setenta años de calamidades antes que lamaldición del Gran Maestre se disipara en las aguas del Sena, al resplandor de otra hoguera encendida para el sacrificio de una hija de Francia. Evidentemente habrá que esperar la llegada de la joven virgen guerrera Juana de Domrémy o Juana de Arco para ver la superación del embrollo y el final de esta historia. Pero a veces las tentaciones son grandes y se producen excesos: A la última parte de Los reyes malditos y muertos todos los viejos protagonistas Druon le añade como una especie de exordio final De cómo un Rey perdió Francia, séptimo y último volumen de la serie (link: http://vk.com/doc4827744_246560042?hash=f3f17e9069d8e013da&dl=1f46a3b06aab5bc242 ). ¿Por qué lo hizo? No sabemos. El problema de contar la Historia es, como siempre, cuando detenerse; y esta novelita, aunque tiene algún mérito dejada sola a su suerte, no puede uno evitar verla en el contexto de la serie sino como un añadido perfectamente prescindible y desmayadamente narrado, y eso que acaba en una ocasión que puede considerarse perfecta para culminar, la Batalla de Poitiers. El éxito que obtuvo Maurice Druon con esta serie llevó a dos adaptaciones por la Televisión Francesa, televisivas, la primera de ellas (1972) transmitida y retransmitida ad náuseam.  La nueva versión del 2005, con Tcheky Karyo, Gerard Depardieu y Jeanne Moreau no parece haber alcanzado el mismo éxito.

V
Colofón

Entre el francés y el alemán, por una vez ganará el alemán. Pero no le quitamos al francés un ápice de su logro, en especial por lo que podríamos llamar una suerte de modestia de escritor: Ya lo dijimos, entre ambos, Haefs nos parece más escritor y más moderno además, más al tanto de los códigos literarios modernos; pero Druon ha sido maestro de novelistas históricos y muy leído en Francia y fuera de ella gracias al acierto en la elección de su tema histórico y a su falta de pretensiones. Al Perú le falta su Druon, definitivamente, pero en compensación … también le falta su Haefs. Igual los podemos disfrutar. Hasta la próxima.

 CRÓNICAS DE LECTURAS – 76
Literatura Infantil (II) - Los Hermanos Grimm

I
La Literatura Infantil hasta el siglo XX

Los estereotipos y valores obsoletos que pueblan los cuentosinfantiles que vimos en Crónica pasada se deben a que los dichos son muy antiguos y nada infantiles. Pensemos en el personaje llamado “ogro”, gigante comeniños común en los cuentos. “Ogro” derivaría de ugre (“húngaro”), gentilicio de un pueblo que en la edad media dedicó sus desbordantes energías a incursionar por la Europa Central, saqueando, incendiando y asesinando con entusiasmo digno de cualquier otra causa. Otros dicen que proviene del francés ogre o del alto alemán ogyr, pero en todo caso con tipos así circulando no se necesitan más monstruos para mandar al insolente vástago a la cama, con el húngaro como que basta y sobra. Los terrores infantiles a la hora de dormir parece surgieron así, y desde hace siglos papás y mamás acompañan a dormir a sus hijos y les cuentan historias antes de apagar las luces para no dejarlos a merced de su imaginación desbocada. Y es que las historias de ogros se las creían también los adultos, como creían en brujas caníbales como la Baba-Yagá de los eslavos y su cabaña sobre móviles patas de pollo. La oscuridad de la noche albergaba terrores reflejados en cuentos como el de Hänsel y Gretel, que a su vez ilustran el permanente temor a las malas cosechas y consecuentes hambrunas. Los lobos se comían en serio a las niñas de caperuza roja y de otros colores que caminaran sin precaución por el bosque solitario. Así se habría originado en la literatura oral el Cuento para Dormir, empleado didácticamente para enseñar modelos y paradigmas del qué hacer y qué no en situaciones de riesgo, incluyendo responsos para defenderse del Enemigo, como el quiero que alguien me asuste del famosísimo Juan sin Miedo. En el Renacimiento se editan libros impresos para niños: catecismos, abecedarios y libros de urbanidad. Las Fábulas de Esopo y otros autores (le preparamos su Crónica) hacían el gasto. En el Siglo XVII los cuentos empiezan a recopilarse y adaptarse. En Crónica anterior vimos en 1697 a Charles Perrault publicar en Francia sus Cuentos de mi Madre la Oca, y a Jeanne Marie Le Prince de Beaumont escribir La Bella y la Bestia, clásico de todos los tiempos en que la femenina dulzura doma la misoginia (http://tuestarfs.files.wordpress.com/2013/03/la-bella-y-la-bestia-jeanne-marie-le-prince-de-beaumont.pdf). En Inglaterra hacen el gasto los relatos de la Biblia y adaptaciones de Los Viajes de Gulliver de Jonathan Swift y Robinson Crusoe de Daniel De Foe.

Jean Jacques Rousseau, racionalista e Ilustrado, establece en su obra pedagógica Emilio de 1781 los paradigmas en la educación, consolidando la Literatura Infantil como género separado, con estereotipos del deber ser: los varones son aventureros y valientes, rescatan princesas bellas, frágiles y requeridas de protección, cuyo destino es casarse con el príncipe y quedar sometida de por vida a dieta de perdices. En el siglo XIX románticos y nacionalistas padecen la furia de la tradición oral, y llegan así nuevos Clásicos de los Cuentos para Niños: En Alemania los Hermanos Jacob y Wilhelm Grimm recogen el folklore oral germano y publican en 1812 los Cuentos para la Infancia y el Hogar, incluidas versiones de los cuentos de Perrault. En Dinamarca, en 1835, Hans Christian Anderssen publica la colección Cuentos contados para Niños, que incluye El patito feo, La sirenita, El soldadito de plomo, El traje nuevo del emperador, Las zapatillas rojas, El sastrecillo valiente y muchos más, los que cronicaremos. En España, Fernán Caballero (Cecilia Böhl) escribe cuentos, oraciones, adivinanzas y refranes populares e infantiles (1874) mientras que el Padre Luis Colomatrae al Ratón Pérezen sus Lecturas Recreativas, gracias a que al futuro Rey Alfonso XIII se le cayó un diente a los 8 años. Posteriormente los cuentos diversifican a relatos largos que ya no se dirigen sólo a niños, en series y novelas como Alicia en el País de la Maravillas y A través del Espejo, de Lewis Carroll; La isla del Tesoro, de Robert Louis Stevenson; El Libro de la Selva, de Rudyard Kipling; Las Aventuras de Pinocho, de Carlo Collodi; Las Aventuras de Tom SawyeryLas Aventuras de Huckleberry Finn,  de Mark Twain; y la mayor parte de la obra de Julio Verne.

II
Los Hermanos Jacob y Wilhelm Grimm

Los Hermanos Jacob (1785 - 1863) y Wilhelm Grimm (1786 - 1859) eranfilólogos y folkloristas más que narradores o escritores. No se interesaban en los cuentos por los cuentos mismos sino por lo que testimoniaban en cuanto a las variantes dialectales del idioma alemán. Jacob y Wilhelm eran y se sentían alemanes, pero no existía la entidad política llamada Alemania, la que aspiraban a demostrar y unir en lo que después se llamaría ein volk, ein Reich (por el momento mejor no pensar en ein Führer). Si buscáramos alguien parecido en el Perú, encontraríamos la trágica figura de José María Arguedas – a quien le preparamos su Crónica – que trata de reconciliar el Perú con la profundidad de su alma indígena. Los Grimm y Arguedas fueron ambos a la fuente y base de toda identidad nacional: el pueblo tan despreciado por los que se creen algo, aún ahora. La diferencia es que en Alemania a los Hermanos Grimm se les honra como constructores de la nación y por volcar lo nacional en lo universal. De Arguedas no sabemos dónde está su monumento, ni siquiera si lo tiene. En fin, los Cuentos para la Infancia y el Hogar son la obra de la Literatura alemana más difundida, editada y traducida (160 idiomas) del mundo, más que las obras de Goethe,Kafka, Mann,Grass y Böll. Creían los hermanos que los cuentos de hadas provenían del mismo fondo mitológico de obras como El Cantar de los Nibelungos, y ello influyó en su interpretación de lo recopilado, que constantemente sufrió retoques. De ahí la presencia de Hadas, Gnomos, Ninfas, Caballeros, Princesas, Ogros, Gigantes, Duendes y otros personajes fantásticos. De ahí también las tres versiones diferentes de Blanca Nieves y las dos de Caperucita, por ejemplo, porque no todos los Cuentos se recogieron de únicas versiones orales, algunos venían de otros testimonios, o se copiaron de manuscritos medievales y folletos del tiempo de la Reforma. Y tampoco todos los cuentos eran germanos, muchos venían del fondo cultural europeo, y los Grimm redescubren entre otros los argumentos que usó Perrault en Francia siglos antes.

No es difícil percatarse que las 181 narraciones (algunos las aumentan hasta 211, y otros a 250, francamente no sé porque) recogidas por los Grimm no eran exclusivas para niños, sino que constituían un fondo de creencias campesinas y populares, contadas y recontadas al calor de los fuegos de hogares y tabernas y propaladas por los viajeros. Tampoco los Grimm imaginaron que su libro terminaría siendo tan editado, porque hay cuentos que no pueden “arreglarse” ni “rebajarse” ni con la mejor buena voluntad, como El caballero, la muerte y el diablo, en el que un Gigante se cruza con la Muerte y el mismísimo Diablo y les rompe el alma, siendo socorridos por un caballero joven e ingenuo … pero mejor búsquenlo y léanlo, aunque no lo he encontrado en la web. Las modificacionessufridas por estos textos para llevarlos al público infantil la iniciaron los mismos hermanos Grimm para hacerlos más potables al bienpensante público burgués germano, cuya estética apreciaba el llamado “buen gusto” tan propio del siglo diecinueve, que les “autorizaba” a modificar el cuerpo de la obra. Que esta tendencia era normal lo demuestra Leandro Fernández de Moratín al traducir al castellano El médico a palos de Moliére de modo tal que ni su padre le reconociera. La burguesía de la época marcaba la moda y exigía se tradujera lo que dijera el Bajo Pueblo a su propio idiolecto. Sin embargo, aunque el origen popular está claro, la mayor parte presentan el consabido “final feliz”, si bien no únicamente por gracia de oportunas Hadas Madrinas u otros seres sobrenaturales, sino por la astucia y coraje de niños, jóvenes y adultos; campesinos y trabajadores. En este aspecto los cuentos de los Grimm son sumamente realistas: Las hambrunas, pobrezas y desamparos son un constante telón de fondo contra el que los protagonistas se rebelan y que tratan de superar haciendo uso de sus habilidades. Por desgracia, las versiones Disney pierden mucho en calidad literaria al incorporar elementos forzados para disimular estas circunstancias.

III
Cuentos para la Infancia y el Hogar, de Jacob y Wilhelm Grimm

El mismo nombre de Cuentos para La Infancia y el Hogar denota la intención de entrambos hermanos. Habían empezado su trabajo de recopilación en 1803 en la ciudad de Kassel, interesados en rescatar la riqueza inmaterial representada por estos relatos amenazados de perderse. La idea era publicar tantos volúmenes como historias pudieran rescatarse, pero en la práctica el encontrar diversas versiones los desconcertó muchísimo, y reaccionaron a ello a veces transformando y modificando los relatos, a veces “resumiendo” las diversas versiones en una que pudiera considerarse más o menos la “oficial”, a veces sustituyendo la vieja versión por una nueva recientemente recopilada. Problema peliagudo, en especial sin las herramientas que la crítica literaria y la ciencia del Folklore ponen en manos de los investigadores modernos.  El primer volumen de los Cuentos para la infancia y el hogar se edita en 1812, hace ya 102 años, y como curiosidad entre los primeros informantes estuvieron las hermanas Gretchen y Dorothea, la que casaría – y esperemos haya comido perdices en cantidad - con Wilhelm Grimm. A ellas se debe la primera versión de Hänsel y Gretel y otros cuentos. Jeanette Hassenplug, amiga de Dorothea les contó Barba Azul y El gato con botas, que como recordamos son de Perrault, lo que se explica porque la mamá de Jeanette era francesa. Pero así y todo los Hermanos Grimm los asumieron como alemanes. Así podemos distinguir cómo los mismos Grimm no se percataban de lo evidente, eso hoy en día no  se le hubiera escapado a un acucioso investigador. En 1815 llega el segundo volumen de relatos recopilados en la región de Hesse, y empieza a sentirse la presión del público, poco interesado en la parte teórica y bastante más en los relatos mismos. Así, en 1825 aparece la primera edición ilustrada por Ludwig Grimm, hermano de los mencionados, que alcanzó gran éxito, y como consecuencia los Grimm empiezan a modificar los cuentos de modo más planificado para hacerlos más potables y aceptables al público.

Veamos lo que pasó con algunos de esos cuentos: La famosa Caperucita Roja, versión Perrault, era conocida de los Grimm, Jeanette Hassenplug la contó en versión “oral”, y además se encontró la versión del escritor alemán Ludwig Tieck, Vida y muerte de la pequeña Caperucita Roja, que incluye el final feliz con un leñador. Los Grimm la publican despojada de alusiones eróticas, que entendían de mal gusto. Una versión poco conocida procede de Italia: La abuelita misma se libra del lobo, lo que por cierto indica que lo mejor para mantener entera la salud es jamás meterse con una nonna italiana. La Cenicienta de los Grimm, aún “rebajada” con respecto a la de Perrault es más chocante que la azucarada versión Disney: Las hermanastrastratan desesperadamente que el zapatito de cristal les entre en el pie, una se corta el dedo gordo y la otra se rebana el talón, pero la sangre las delata y el príncipe las repudia; las aves que ayudan a Cenicienta – no hay hadas madrinas en esta versión – les sacan los ojos a las malvadas hermanastras, y se los llevan a Cenicienta como regalo de bodas (ver el cuento Grimm acá: http://psicologoemocional.blogspot.com.es/2013/02/la-cenicienta-cuentos-originales-de-los.html). Blancanieves y los Siete Enanos es ejemplo de añadidos artificiales: La versión Disney muestra una Blancanieves casi niña, cuando en el cuento es más bien rival de la Reina – que por cierto es su madre - en erotismo y sensualidad; asimismo los Enanos persiguen a la reina que cae en un precipicio, lo que no está en el relato. La Reina se queda en su reino, porque en esta versión el crimen sí paga (en la original a la madre le calzaban unos zapatos de hierro al rojo vivo y debía bailar hasta morir), y Blancanieves más bien es llevada lejos por el Príncipe que la salva no con un beso de amor, sino por casualidad, al mover el ataúd de cristal y caer el trozo de manzana de la garganta de Blancanieves, desapareciendo el hechizo (ver el Grimm: http://psicologoemocional.blogspot.com.es/2013/02/blanca-nieves-y-los-siete-enanitos.html). El Sastrecillo Valiente, en cambio, ha llegado tal cual a nuestros días con pocos cambios, pues el centro del asunto es que todo se basa en el malentendido de haber matado siete moscas de un solo golpe, y más bien señalar haber muerto “siete de un solo golpe”, con lo que la fama y el engaño hacen el pastel en este relato de astucia y picardía (verlo acá: http://psicologoemocional.blogspot.com.es/2013/02/el-sastrecillo-valiente-cuentos.html).

IV
Más Cuentos

En el cuento El Príncipe Rana se observa el tema de las transformaciones mágicas, y de cómo las apariencias engañan. Y hablando de engaños, no sabemos de dónde habrá salido el famoso “beso de amor” que ya vimos ni el Príncipe se lo da a Blancanieves, ni la Princesa al príncipe rana, al cual más bien “des-encanta” propinándole un reajuste cognitivo por la vía de arrojarlo contra la pared. Pudiera ser que el beso de amor surgiera como cuestión de marketing, el  tema erótico jala adolescentes, y ello puede haber sido determinante para vender la película (El cuento está acá: http://psicologoemocional.blogspot.com.es/2013/02/el-principe-rana-cuentos-originales-de.html). En La Doncella sin manos, el padre sale de la pobreza cediéndole las manos de su hija al Diablo, y aunque el conocido pacto es parte en la tradición alemana y universal, franco es primera vez que veo que el vendedor vende a otro.  En Rapunzel se ve el tema del hambre una vez más: Los padres venden a Rapunzel a una bruja por comida, y ésta la encierra en una torre, el príncipe la oye cantar y efectivamente sube a la torre donde está encerrada la susodicha empleando su largo cabello (el de ella) como escalinata, pero lo hace cada noche y producto de las conjuntas actividades nocturnas ella queda embarazada de gemelitos. En Hänsel y Gretelquien convence al padre que abandone a los niños en el bosque para que mueran de hambre no es su madrastra, sino su verdadera madre. Por cierto, encontrar a los susodichos hermanos convertidos de mayores en cazadores de brujas por arte de guionistas carentes de imaginación hace que nos preguntemos por la justificación de la existencia cinematográfica de ese Abraham Lincolncazador de vampiros y ese Van Helsing combinado con un Drácula de Pacotilla y un Frankenstein de utilería.De terror. En fin, no nos salgamos de los Grimm: en Los doce hermanoslas maquinaciones de una malvada madre – no madrastra, insistimos, a las madrastras se las ha maltratado demasiado e injustamente, por la necesidad de mantener incólume un estereotipo de madre que no sabemos ni de dónde viene ni a qué sirve - transforman en aves a los susodichos, y al final el hijo condena a muerte a la madre cocinándola en una olla de barro con aceite hirviendo y repleta de serpientes venenosas.

En Los doce cazadores hay episodios de vodevil, con princesas engañadas y abandonadas que se disfrazan de varones, e incluso un león que resulta consejero del rey (idea que retomará C.S. Lewis para Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero), desmayos, soponcios y anillos que nos recuerdan las historias de J.R.R. Tolkien. En Los músicos de Bremen hay una elaborada parábola sobre la vejez y la inutilidad, con pespuntes de fábula, pues los protagonistas son un burro, un perro, un  gato y un gallo; recuerda este cuento de alguna manera esa feroz parábola más parecida a un cuento de terror de Hans Christian Anderssen, La sombra.Y es que el parentesco entre estos relatos para niños y el género de terror resulta más que evidente; En El flautista de Hamelin (link: http://www.soncuentosinfantiles.com/elflautistadehamelin.pdf) hay un personaje diabólico con poderes taumatúrgicos, un pacto que no se cumple por inconsistencias políticas y avaricia, y un concomitante castigo que pagarán los inocentes del apacible pueblo de Hamelin, llevados por el misterioso personaje para no volver a ser vistos jamás. Según parece rememora en forma legendaria el terrible drama de la Cruzada de los Niños, ocurrida durante la Edad Media, y que se llevó a tantos millares de jovencitos a una muerte segura.Julio Verneretomaría esta idea en parte en El experimento del Doctor Ox. Una sombra de esta historia se encuentra también en la película Indiana Jones y el Templo de la Perdición. Más historias de los Hermanos Grimm en los siguientes enlaces: http://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/index%20Cuentos%20originales%20gratis, y http://es.wikisource.org/wiki/Cuentos_escogidos_de_los_Hermanos_Grimm

V
Colofón

Los Cuentos de los Grimm son menos violentos que los de Perrault, menos “lógicos” y más “emocionales”, aunque en muchos de ellos se observa aún la tónica de “enseñar la realidad” más que la de dar ejemplos edificantes. Por otra parte, la intervención de lo maravilloso en estos cuentos es diferentea los de Mi Madre la Oca. Podríamos decir que los valores de un cristianismo más íntimo y personalmente sentido (la solidaridad, el amor al prójimo, la esperanza, la confianza) dan algo de sentido a los “finales felices” de los cuentos de los Grimm. Por cierto, los cuentos de los Grimm son Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 2005. Podemos seguirlos leyendo a nuestros chamacos sin sentir culpa alguna.


Crónicas de Lecturas - 77
Libros provincianos

I
Los libros de provincia

Si compararas las ciudades del Perú tendrías que tirar la perinola para elegir la más hermosa, todas tienen su cosa especial, y no lo digo por adulación o alojamiento cómodo y gratuito, mi país es especial porque siempre es propio y al tiempo ajeno, y me he sentido a mis anchas y a la vez remoto bebiendo en comisión de servicio una chicha de jora en la plaza de Yanaoca, como lustrándome las tabas en la plaza de Chachapoyas, contemplando la lluvia en la plaza de Iquitos, andando la soledad de la madrugada en Huamachuco o el amanecer en Andahuaylas, por mencionar sólociertos sitios. He viajado muchísimo por el Perú, más por chamba que por Turismo. En alguna que otra ocasión alguna que otra institución tuvo a bien confiar en mí y encargarme tareas como enseñar en Escuelas; gerenciar Hoteles; ejecutar Proyectos; entrenar docentes; elaborar Diagnósticos Educativos y Planes de Trabajo; diseñar Planes de Desarrollo Concertado y Presupuestos Participativos; programar y ejecutar Investigaciones en profundidad cuantitativas y cualitativas;Talleres de Capacitación o Levantamiento de Datos, y etcétera, etcétera y más etcétera. En el desempeño de estas más o menos altas funciones (altas en metros sobre el nivel del mar) me he andado mis buenos kilómetros en todas las direcciones. Aburriría a mis lectores hasta la muerte con relatos sobre el soroche o mal de altura en Pampa Galeras; o decómo perdí el rastro entre los ríos Tigre y Pastaza; o cómo quedé varado en la grata compañía de diez mil llamas en Aucará de Huancavelica; o decómo casi me ahogoen una torrentera del río Sisa en el mítico Dorado; o cómo pasé una noche con un frío de congelar pingüinos en la pampa de Anta; o decuándosurqué el Ucayali hacia Shepahua ida y vuelta. Como viajero- a veces como turista -visité Machupichu, Kuélap, Huaca de la Luna, Killarmachay, Huari, Kotosh, Kunturhuasi, la Piedra de Sayhuite, Sillustani, el Cerro de Los Ángeles y un par de docenas más de sitios análogos. Tales experiencias aleccionan el doble propósito de no volver a salir nunca más de Lima, como el de irse de Lima y no volver más. Qué le vamos a hacer, la contradicción es algo muy peruano.

Como cada ciudad grande o pequeña tiene su carácter - compendio de las personalidades que la habitaron antes y habitan hoy -, el esfuerzo del que viaja es entender cómo encajan las personas y las cosas, y eso vale para el Sur de Francia, el Caribe, Singapur y Nueva York como para Yunguyo, Chacas, Ayavaca o Flor de Agosto. Y se encuentra uno que para entender una ciudad o región hay que pasar a través de suslibros. No sé cómo será en otras partes, pero en el Perú una ciudad por más ciudad que sea no puede ser más que la Capital Lima, por el orgullo malentendido que les impide competir y eventualmente ganar. Eso se refleja en esos libros.Como no veo razón alguna para no hacer las cosas bien en provincia, y a la vez conservar la identidad, no entiendo por qué a veces se encierran tras sus muros y miran al resto por encima del hombro. Este y otros rasgos aparecen ensus libros entrañables: El provincianísimo amor a la tierra, que tiende a desaparecer con la homogenización de territorios y personalidades, es siempre apasionada declaración; el intento de trascender más allá de los límites que impone la inevitable geografía física, de romper el marco como colectividad que se adelanta a tomar su lugar; la expresión que se debate entre la recargada elegancia y los vernacularesmodismos; el mirar desde lejos con alguna envidia al main-stream limeño. Hay un rasgo más que desaparece con enorme rapidez pero que aún es visible a lo lejos: La presuposición de que todos te entienden evidencia la creencia de que no te leerán más que en el tout-mondede tu pequeña provincia, lo que por cierto incluye al grupo humano que emigró a la Lima, creencia quedeviene en un sutil encubrimiento de la realidad, en un esconder bajo la alfombra los conflictos internos. Y así se presenta frente único contra el centralismo limeño al modo de cierta nostalgia aristocrática heredada de la prosapia de la vieja y largamente extinta nobleza indo-española, a la que continuamos en nuestro inconsciente rindiendo tributo. Esto explica mucho de lo que somos.Y supongo que lo que es otra gente, en ciudades de otros lugares del mundo.

II
Texao: Arequipa y Mostajo, de Juan Carpio Muñoz

Hablamos de la entrañable Blanca Ciudad de Arequipa, que amamos su más entre las ciudades de nuestro Perú, y sin desmerecer a nadie diré que es la preferida de nuestro limense corazón. La conocimos jóvenes, su paisaje y su gente nos alcanzaron con rapidez y nos llenaron el alma. Residí en ellacortos períodos, me conmueven sus valses, yaravíes y marineras,y apreciamos, valoramos y tratamos de compartir su tradicional y viril rebeldía. Amigos y amigas tenemos allí, naturales o residentes, benditos sean todos los que viven bajo la sombra tutelar del Volcán Misti. Y aunque cierta gente se burle de los arequipeños, poco a poco esto desaparece entre otras razones porque el que se burle de un arequipeño en su delante, no lo hará dos veces. Todo esto se refleja para mí en el vals El Regreso de Mario Cavagnaro, pues Arequipa comparte con dos o tres lugares en el mundo la muy especial distinción de ser un lugar donde he sido feliz, es decir, donde he vivido una mañana, tarde y/o noche perfecta (De paso, aquí una versión moderna del dicho vals por los arequipeños de hoy: https://www.youtube.com/watch?v=UF0T0NPIET8&list=PL19FE732D015AD4D2). Una parte de esa felicidad es la eterna silueta del Volcán Misti en la compilación de la revista Texao. La flor del texao es símbolo de Arequipa, la he visto adornar las extintas campiñas de Yanahuara, Tiabaya, Cayma y otros lugares que hoy son asfalto, como aún permanecehoy en alguna que otra maceta y jardín de la Blanca Ciudad.

El conocido sociólogo, historiador, escritor, coleccionista, profesor e investigador de las tradiciones arequipeñas Juan Guillermo Carpio Muñozes un paradigma para todos aquellos que se lanzan a difundir las bondades de la propia tierra. Su trayectoria vital bien puede equipararse a la de otros que viven el mismo síndrome: Como profesor de Investigación descubrió la falta de sistematizaciones referidas a Arequipa, y así inició la revisión de textos y el fichaje de lo que encontraba, creando una base de datos con base en las anécdotas e historias cortas que caracterizan una época, germen de su obra Texao: Arequipa y Mostajo. La historia de un pueblo y un hombre. Esta obra en cuatro tomos y más de 1500 páginas aparece primero en fascículos en la forma de biografía del prohombre arequipeño Francisco Mostajo, poco conocido y apreciado incluso en nuestro país, pero la dicha biografía trata de ser pretexto para dispararse con una suerte de biografía de la Arequipa republicana, y por ello está acompañada y salpicada de facsímiles de publicaciones de la época, anecdotarios, fotografías de época, letras de yaravíes, pampeñas, huaynos y otras piezas musicales, cronologías de Arequipa, dibujos del autor, recetas de platos típicos, glosarios de términos, descripciones de acontecimientos populares, retratos de personajes sean del común y/o ilustres, todo dato que pudiera arrojar un poco de luz sobre la tierra y los hombres y mujeres de Arequipa, con el fin confesado de conocerla y amarla un poco más. Y así Texao: Arequipa y Mostajo. La historia de un pueblo y un hombre se levanta como testimonio del pasado de la Blanca Ciudad de Arequipa, cuya colectiva resistencia y política vocación la han convertido en el León del Sur. Qué quede de todo esto hoy en día y para el futuro, es un misterio para desentrañar.

III
San Antonio de Putina… Siempre, de Raúl Castillo Gamarra

Viajé a esta remota provincia de Puno, limítrofe con la República de Bolivia, a la busca de información de primera mano para un diagnóstico educativo. Encontré una herida que sangra fuerte en nuestro país: La Minería Artesanal que destruye las vidas de incontables niños y niñas en los socavones de Rinconada y Cerro Lunar de Oro, a más de 5000 m.s.n.m., en la aurífera montaña de Ananea. Ver lo que vi me cambió la vida para siempre, nunca más he podido enfrentar tales circunstancias a la displicente o a la indiferente. No es que sea muy espectacular, las situaciones graves influyen menos a las personas que la tenaz percepción de las pequeñas cuando siempre estuvieron ahí y de un momento a otro se hicieron obvias. Lo que más recuerdo de San Antonio de Putina son los rostros infantiles, hoy hay en Rinconada 50,000 personas, no menos de quince mil niñas y niños, quince mil rostros. Las gentes de Rinconada y Cerro Lunar son en su mayoría emigrantes hacia una tierra con dolores y alegrías propios, a la que le añaden el atributo de su propia supervivencia. Y desde aquí acábanse mis reminiscencias, dejo la palabra al Profesor y poeta Raúl Castillo Gamarra y a su libro San Antonio de Putina… Siempre, a modo del autor que se mete en su obra y ni siquiera hace la finta de no pertenecer a ella desde la primera línea: El presente trabajo es la expresión de mi identidad, puesto que habiendo nacido y permanecido en Putina hasta los once años soy orgulloso de mi prosapia de putineño, de puneño, de andino. (…) la fuente fundamental (de este libro) la he encontrado en mi corazón, en las conversaciones con mis padres Pantaleón y Clara… y en la charla con mis paisanos de siempre, en el maternal, tierno, jocoso y pícaro quechua de mi pueblo. (…) Ofrezco este libro a mis paisanos para que con sus hijos revisen sus convicciones, y las grandezas y carencias que tiene nuestro pueblo.

Los limeñitos pasamos por estos lugares sin molestarnos en conocer lo que vale la pena: La gente y sus alegrías y luchas; la geografía que los enmarca, la historia que los define. Le hacemos ascos a todo, nuestra criolla mentalidad nos hace creernos corregidores y encomenderos, vamos por ahí como si fuéramos los dueños. Yo me levanto y digo que no soy un insípido y estúpido limeñito como alguno que conozco:Como el Inca Garcilaso, mestizo me llamo y con eso me lleno la boca al reconocerme en cada hombre y mujer de mi tierra, y si eso no le gusta a alguno, pues con su pan se lo coma. Leo el libro de Castillo y aprendo que en San Antonio de Putina están los distritos de Quilpacuncu, Vilcapaza, Sina, Putina y Ananea; que sus rasgos más característicos son las centenarias minas de oro, la puya Raimondi, las aguas termo-medicinales y los camélidos sudamericanos. Sé que es lugar alto, he visto que para vivir ahí se requiere reciedumbre, coraje y paciencia, hay que ser aguerrido pero prudente: Los pueblos y los organismos no están fosilizados, no deben estarlo. Sus hijos hacen la historia. De la provincia salen ríos hacia el Atlántico y hacia el lago Titicaca, es cabecera de cuenca y eso es mucho decir en mi país amenazado por el Calentamiento Global. Pero el valor del libro no está sólo en la data monográfica que el profesor ha acumulado para uso de los lectores, y que me fue tan útil para enmarcar mi propio diagnóstico, sino en sus recuerdos personales y efusiones sentimentales, extendidas a la descripción física y humana de la ruta que lleva a su pueblo e incluso hasta su casa solariega, descripción de la que no está ausente: …he envejecido en la ausencia de mi pueblo. Lo que da pena es que libro tan hermoso y tan personal esté limitado a la provincia misma, acaso a la Región Puno. Algún día aprenderá el Perú a ser peruano. Porque el corazón de mi corazón está en Putina, o al revés, qué importa.     

IV
La fundación de Trujillo del Perú, de Gustavo R. Ferrer

Parte de mis deberes durante mi tiempo como Sub Gerente en el Hotel de Turistas de Trujillofue darle movimiento al Hotel, a su cocina, bar, cafetería, restaurante y salones, cuando menos en grado suficiente para justificar mi presencia y los gastos en que incurría allí. Tuve algún éxito en esa particular función. En todo caso, y como se dice, justifiqué mi presencia y pasé por la experiencia de residir en un lugar y casi no tener oportunidad de conocerlo, tanta chamba tenía por hacer todos los santos días de Dios, y tan terriblemente cansado mi día de franco. Pero no cambiaría esos días por nada, conocí lo mejor de Trujillo del Perú, de vivir y trabajar y hacer amistad con tanexcelente y afectuosa gente. No estoy de acuerdo con eso que dicen que Trujillo es como una Lima en chiquito, de repente porque mi familia pasó por acá antes de irse a la Lima, y eso quien lo sepa que me lo cuente, no estoy tan cercano a mis raíces como quisiera. En todo caso, hay más vida cultural en Trujillo que en la mayor parte de las ciudades de mi tierra, excepto Lima – lo que no es demasiado decir. Mientras habité entre los muros trujillanos asistí a la presentación del libro del título, motivo por el cual lo tengo en mi Biblioteca y aprovecho para reseñarlo. Librito delgado, de redacción casi periodística, se concentra en una de esas cuestiones que en la provincia suelen ser de vida o muerte: La fecha estricta de la fundación española de la ciudad. Ello porque si hay en mi país una ciudad dotada de prosapia y aristocrático desdén por la Capital de la República, esa es Trujillo del Perú, porque no es tolerable para un trujillano bien nacido asumir que su ciudad pueda haber sido fundada después que la Ciudad de los Reyes, esa Lima capital del Virreinato que tendrá lo suyo pero que fue fundada después, pues.

Este libro tiene así una intencionalidad polémica, ha sido escrito para que (a Trujillo) no le resten ni un solo día de su nacimiento como urbe. Por ello hace algo que a los peruanos costeños en apariencia nos gusta mucho en materia de historia: Bucear en el detalle, meterse en la intencionalidad de los actores europeos de la Conquista, mirar en el recóndito rincón que demuestre nuestra tesis: Así entonces, y para llegar al momento en que el malogrado socio de la Conquista Diego de Almagro pasara por el valle del río Moche y fundara Trujillo del Perú, se hacen eruditas disquisiciones referidas al concepto del Conquistador como Empresario, con reseñas y retratos de Colón, Núñez de Balboa, Becerra, Andagoya, Morales, Cortés, Francisco y Gonzalo Pizarro, los Trece del Gallo, Orellana, Hernando de Soto y, por supuesto Diego de Almagro. El conservadorismo trujillano se refleja en la consideración por el Conquistador Español: Todos los actos de Francisco Pizarro fueron los de un noble conquistador que creía en Dios y su Rey y en la casi inexistente presencia de los naturales incaicos del país, a los que se presenta en secreteos y traicioneros pactos para acabar, qué lisura, con los que pretendían conquistarlos. Y así se justifica la poca o ninguna resistencia que los indígenas del norte del Perú presentaron a los invasores españoles, aspecto caro a la historiografía norteña de nuestro país, recordar cómo el Tahuantinsuyo de Pachacútec y Túpac Yupanquiatacó y tomó a traición Chan Chan, capital del reino del Gran Chimú, situado a pocos kilómetros del centro del español Trujillo, y cómo por ello eran odiados más aún que los españoles, al fin aliados que les ajustarían las cuentas a los malditos incas.

Pero lo central del libro es el establecimiento de fechas fehacientes, entre las cuales está la del 6 de diciembre de 1534, fecha de la Fundación Española de Trujillo del Perú según el autor Gustavo Ferrer. Es decir, exactamente 43 días antes que Francisco Pizarro hiciera todo el espectáculo concomitante a la fundación de la ciudad española de Los Reyes sobre el centro urbano que dominara en su tiempo el Curaca Taulichusco en el valle del Río Hablador, el Rímac para los que no sepan. Esto de la fundación de ciudades tenía ciertamente muchas funciones, pero una de ellas sobre la que tal vez no se ha hablado demasiado era la de hacer existir oficialmente la ciudad española sobre la ciudad o población que ya existía al estilo indígena: Lima era una ciudad milenaria, no era pampa vacía cuando Pizarro la “fundó”. Igualmente, Cusco fue “fundada” por los españoles, pese a que era desde mucho antes poderosa y riquísima capital del Tahuantinsuyo. Ahora bien, Trujillo del Perú sí parece fue fundada a mitad del camino entre la viejísima capital moche de Huaca de la Luna, y Chan Chan, capital del epígono Reino del Gran Chimú, para orgullo, justificado o no, de los amables y queridos trujillanos de hoy en día, y por lo tanto posee prosapia española y nada indígena prestado de los moches o los chimúes. Y ahí lo dejo, para tratar de no chocar con Chocano que, como ya mencioné en otras partes, es individuo de pocas pulgas, pésimo humor y gran capacidad para el rencor.

V
Colofón

El amor a la patria es indefinible, es emoción que nos asalta cuando contemplamos aquello que creemos nos pertenece en cuanto colectividad. Hoy en día parece un sentimiento remoto, un valor obsoleto, parece mejor hablar de Identidad o incluso de  Sentido de Pertenencia. Sin desmerecer nada, estos libros muestran cabalmentecomo se sigue luchando por Ser y Pertenecer en el interior de nuestro país, y cada Región debiera así verlos como patrimonio, y leerlos y hacerlos leer. Y punto por hoy.

 CRÓNICAS DE LECTURAS – 78
Biografías: El Malo de la Película – Adolfo Hitler

Un torturador no se redime suicidándose. Pero algo es algo.
(Mario Benedetti)

I
Los Malos de la Película

Las Biografías sobre los malos de la película no tienen pierde, porque a pesar de lo que se descubra y de lo que pase en el futuro, su fama de chicos malos les persigue. El problema de fondo está en el ejercicio de la crueldad contra aquellos que no pueden defenderse. Las cifras no cuentan, miraba la otra vez encuestas sobre los más malos o crueles de la historia, y algunos incluyen a Poncio Pilatos, pese a que solo habría ejercido crueldad conocida sobre una persona, y no era realmente cruel en una época donde ello era tan corriente que a nadie le llamaba la atención emplearla para que los pájaros cantaran La Traviata en guaraní. La crucifixión era común en el Imperio Romano, el empalamiento un deporte practicado desde Chile hasta Rumania, y el ajusticiamiento con su tortura más común hasta la Revolución Francesa. La Crueldad era un componente deseable y deseado del “castigo”, y éste impartido con pocas justificaciones mayores que la voluntad del mandamás. Esto choca con los conceptos modernos, que desde Grocio, Kant y Voltaire tratan de fomentar conductas más humanas.  No hay entonces tanto espacio para la subjetividad en esto de la crueldad, excepto en su “medición”. Podría verse como tema cuantitativo, cosa relativa porque no se es más cruel por matar más gente, sino por cómo se hace. Lo que lo define es el exceso cometido, el dolor infligido, la injustificada vesanía de la tortura, la presencia de venganza y salvajismo en el castigo de una falta. De ahí que el argumento “Nosotros matamos menos” no solamente es políticamente infantil, sino éticamente falaz por la cuanti y por la cuali. Si incluso el hecho de matar se considera crueldad, los estados tratarán, ya que al final hay que matar, de hacerlo “misericordiosamente”. La Guillotina se publicitó como republicanamente rápidapara evitar sufrimiento inútil a la víctima. Por el contrario, se puede ser extremadamente cruel y no querer matar a nadie – por lo menos hasta que canten - como atestiguarían la Inquisición y los gobiernos dictatoriales militares en América Latina. Parece que para ser un verdadero malo de la película hay que unir el homicidio a la alevosía, crueldad y ventaja.

Pensemos en tipos como Calígula, Nerón, Atila (Azote de Dios, nada menos), Genserico, Gengis Khan (Que hizo arma del terror, si bien no fue ni el primero ni el último), Timür Lenk (que erigió pirámides con cabezas humanas), Rasputín, Jorge Rafael Videla, Lucio Cornelio Sila, Leonidas Trujillo, Ricardo Corazón de León, Rodrigo Borgia - Papa Alejandro VI, Herodes el Grande, Charles Manson, Hernán Cortés, Joseph Mengele, Francisco Pizarro, Vlad Tepes (a) Dracul (gran aficionado al empalamiento), José Stalin (12 millones, sin contar los que mandó al GULAG), Asurbanipal, Jean David Nau (a) El Olonés, Idi Amín, Leopoldo II de Bélgica (el rey negrero, anótenle cinco millones de congoleses), Saloth Sar (a) Pol Pot, Alfonso Capone, Iván el Terrible, Jean Bédel Bokassa, Benito Mussolini, Tchaka, Simón de Montfort (Mátenlos a todos, Dios escogerá a los suyos), Augusto Pinochet, Pedro el Cruel, Slobodan Milosevic, Pedro de Torquemada, el Pirata Henry Morgan, Billy the Kid, Juan Martín Boves, las familias Duvalier y Somoza, con ellos no hay duda, ejercieron crueldad sobre víctimas indefensas y básicamente inocentes. Y no diferenciamos autoría mediata de inmediata, tan Caín es quien ordena el asesinato como quien mata por mano propia. Peor aún, si recordamos por ejemplo al cobarde Heinrich Himmler con náuseas por contemplar los cadáveres efecto de sus órdenes a sus subordinados de las SS. Los rankings basados en el número pueden ser una curiosidad pero es mejor no hacer distingos entre asesinos. Que la condición está generalizada se ve también en las mujeres como María Estuardo de Escocia, la condesa Isabel Bathory (asesina de 600 jóvenes núbiles para beber su sangre y obtener de tal modo la eterna juventud), Ilse KochLa Zorra de Büchenwald”, Bloody Mary, Ranavalona I de Madagascar (asesinó más de un millón de sus esclavos con particular salvajismo) y quien sabe cuántas más. 

El problema es que la crueldad parece inseparable de la necesidad política y militar; combinar moral con política y guerra es complejo, un problema nada alejado de las simpatías políticas que tienden a disculpar a personajes de nuestra camada. Ilse Koch, Vlad Dracul o Idi Amín no generan duda, no han creado causa ni ideología a la cual adscribirse ¿pero qué hay de Julio César, Alejandro Magno, el Ché Guevara, Saddam Hussein, George W. Bush, Napoleón Bonaparte, Mao Ze DongFrancisco Franco, Muammar Gaddafi, Harry Truman, Winston Churchill, Vladimir Ilytch Lenin, etcétera. ¿Puede cocinarse una tortilla sin cascar huevos? ¿Cómo logras un objetivo político y militar sin muertos? ¿Se puede acaso, como dice Shakespeare en Enrique V, ganar una guerra sólo con soldados bondadosos? ¿Podía Truman no arrojar la Bomba Atómica? ¿O el Ché liberar Cuba sin fusilar gente? ¿Si te comportas como gente decente, no te gana tu enemigo que no tiene esos límites ético-morales? Olvidamos con facilidad que cuando se rompen generalizadamente las reglas (y la guerra es eso) pues todos las rompen y no pueden juzgarse los hechos del mismo modo que si estuviéramos en situación de paz. Y es un problema eso, porque nuestro propio “conflicto interno” con Sendero Luminoso, que tantos se inhiben de llamar “guerra”, presenta ese problema: Si era guerra, pues entonces se rige por el conjunto de reglas A, y si es “conflicto armado interno” funciona con el conjunto B. Lo que no puede hacer, y es lo que hace la Derecha Bruta y Achorada, es operar a la vez como A y como B. Es decir, con las reglas de la guerra y de la paz para lo que me beneficie, y las reglas de la guerra para jorobar a los adversarios. Qué cuajo. Como decía Unamuno: Vencerás porque tienes la fuerza bruta, pero no convencerás porque no tienes la razón. Ganarás la coyuntura pero prepararás tu derrota en la estructura. A ver quién les hace entender eso. Como trato de no ser partisano, uso el mismo argumento para Lenin y para Franco, por ejemplo, a pesar que la Historia la escriban los vencedores y la verdad sea la primera víctima de la Guerra. Por ello me voy a un personaje incontrovertiblemente malvado: Adolfo Hitler.   
II
Hitler, Estudio de una Tiranía (Tomo I), de Allan Bullock

Pocos individuos más biografiados que este genio del mal, a la vez analizado al extremo, y muchas veces superficial o sesgadamente. Dicen que la biografía que acaba con todas es la última que se ha editado de Ian Kershaw, pero eso no lo puedo afirmar de seguro porque no la he leído aún, está en la lista esperando que tenga plata para comprarla (o que alguien me la obsequie, aguardo que alguien se sienta aludido), y eso puede tomarse su buen tiempo. Por otra parte, lo poco que he leído de Kershaw no me convence aún. Así que entre tanto nos entretenemos con la Biografía de Adolfo Hitler (1889 – 1945), por Allan Bullock(1914 – 2004), publicada en 1952,  que tiene entre sus virtudes la de ser exhaustiva, detallada, global y bastante objetiva en los aspectos a los que se refiere, esto es los elementos y factores históricos y políticos que permitieron el establecimiento de la Tiranía en Alemania y Europa por parte del biografiado. Quizá nos hubiera gustado una aproximación más psicológica, a nuestro entender más explicativa, pero lo cierto es que Bullock cumple con bastante solvencia con lo que se propone, y no se propone más. Los dos tomos de la edición que me poseo – fuera de gazapos horribles de los traductores - tienen un tono bastante diferente, el primero es intimista y personal, y llega aproximadamente hasta el momento en que el Partido Nacional Socialista de Obreros Alemanes (NSDAP) llega al poder y lo ejerce más allá de las fronteras germanas. El segundo tomo abarca por ende el período en que los acontecimientos vitales del devenir de Adolfo Hitler, la historia del Partido, la evolución de la sociedad y el estado (El Tercer Reich) alemán y su intromisión invasiva en los asuntos europeos y mundiales se confunden en uno y el mismo relato. La intención del biógrafo no es explicitada en ningún Prólogo o Prefacio, cosa que no dejamos de agradecer, pero sí está clara en el título y se sugiere mejor en el epígrafe, frase célebre de Aristóteles: Los hombres no se convierten en tiranos para preservarse del frío. Lo que enfatiza el convencimiento profundo de que la tiranía, dictadura o autoritarismo no son una necesidad en el orden de las cosas, no se suceden necesariamente ni se pueden justificar en los acontecimientos. En esto se reconoce la tradicional autoestima política de los nacidos en las islas británicas, que tienen a orgullo no necesitar de dictaduras ni regímenes de excepción para afrontar sus emergencias nacionales. 

No puede empezar de modo más lapidario esta Biografía: Adolfo Hitler nació a las seis y media de la tarde del día 20 de abril de 1889. Una manera de iniciar el asunto en un hecho vulgar como el nacimiento de un niño. El pequeño Adolfo debe haber llegado al mundo como tantos otros, cargando como todos su parte de esperanzas y temores, y soportando como todos el peso de las circunstancias de su nacimiento. No es posible,  delante de un recién nacido, saber qué hará en el mundo, si será una maldición o una bendición para los que le rodean, sólo cabe la esperanza. Y cuando el mundo al que se llega es estable y tranquilo y previsible, hay motivos para la esperanza. Adolfo era hijo de un funcionario estatal del Imperio Austro-Húngaro, un símbolo de permanencia y de posibilidades a favor. No trata sin embargo Bullock de explicar a Hitler por una u todas las características de su entorno, en realidad pareciera que cuando llega a alguno de estos puntos Bullock se abstiene cuidadosamente de hacer juicios apresurados, y creo que acierta en su moderación historicista, es tan fácil ser profeta del pasado. En pocas ocasiones el autor se jugará una interpretación personal, y eso que tiene argumentos y datos muchísimo más que suficientes para hacerlo, es en esto verdaderamente experto. Cuando lo hace es preciso, contenido, detallado y cauto, y ello en estos días es una suerte de oasis intelectual en un tiempo en que todo el mundo cree que puede opinar, aún sin saber de qué diablos opina y a veces incluso sin tener claro los límites de su tema. Para fundamentar sus interpretaciones, Bullock prefiere hacer hablar a Hitler y/o a sus parteigenossen a través de sus documentos, en particular el libro autobiográfico Mi Lucha, al que se remite constantemente. Interesante es, entre otros, su punto de vista sobre la tendencia intelectual de Hitler a simplificarlo todo, evidenciada en una entrevista al propio Hitler, que le sugiere al autor esta reflexión: La más tosca de las simplificaciones de Hitler era la simplificación más efectiva: en casi todas las situaciones, creía  él, la fuerza, o la amenaza de la fuerza, resolvería el problema … . Es precisamente en la interpretación en que la otra interesante Biografía de Hitler que he encontrado, la de John Toland de 1977 falla por la ausencia de pronunciamientos en cuestiones donde uno debe pronunciarse.           

III
Hitler, Estudio de una Tiranía (Tomo II), de Allan Bullock

Con frecuencia me parece estar decidido a decirle algo (a Hitler), pero cuando me encuentro frente a él el corazón se me cae a los pies (Hermann Goering a Hjalmar Schacht). Probablemente la característica y rasgo más notable del líder político Adolfo Hitler haya sido la capacidad de convencer a los otros de poseer la verdad. Este rasgo es propio de cualquier político, y no se condena a un político por hacer lo que hace un político, sino por qué y para qué lo hace. Que Hitler dedicara su indudable talento político a destruir grupos humanos, imponer su visión semi-nietzscheana de la voluntad y la fuerza, y resolver sus propios problemas emocionales exterminando la oposición política y anexándose media Europa, debe producir grandes cuestionamientos a educadores y científicos sociales. Bullock no lo dice, pero está claro que está tan humanamente perplejo como el resto, pero tiene el tipo de ensayar sus respuestas dentro de su disciplina histórica. Como suele ocurrir en todos estos críticos hechos históricos, el conocimiento a profundidad de los hechos complejiza las cuestiones y obliga a abandonar las causas unívocas, y eso es bueno porque nos obliga a pensar. Cada vez más parece imponerse el concepto de las multicausas o multitud de factores para explicar determinados hechos, y probablemente todos los hechos. El segundo tomo de esta obra hace algo esencial al respecto, al unificar la biografía de los hechos personales considerados más o menos menudos con los grandes hechos históricamente conocidos. El ser humano está siempre dentro de sus esclusas, de sus circunstancias: Dentro de las líneas trazadas en los momentos decisivos es que se ejerce una toma de decisiones, una adaptación a las circunstancias sobre las que no se tiene un control directo, pero en el caso de Hitler tratando de obtener precisamente dicho control directo. El invierno de 1937-1938 marca el punto decisivo en que Hitler pasa de su objetivo limitado (…) a la carrera audaz que lo condujo a los éxitos espectaculares de los años 1938 – 1941. No es que con esto cambiase de dirección o de carácter su política exterior.

Son harto conocidos los hechos que siguieron a la toma del poder por los nazis con Hitler a la cabeza, cómo primero se consolidaron en la propia y social y políticamente descompuesta Alemania, la que podríamos llamar el primer país ocupado por los nazis; cómo experimentaron las formas de dominio y coordinación (gleichschaltung) de la sociedad en función de la hegemonía de un grupo social amorfo y voluntaristamente constituido. Tratando de imponer esta plantilla ideológica en toda Europa consiguieron algo que solamente han logrado en la historia los asirios y los mongoles: Levantar la mano contra todos, y por ende que todos levanten la mano contra ellos. La Segunda Guerra Mundial vio a comunistas y Capitalistas (no todos), Liberales y Socialistas unidos contra los grandes pateadores del tablero, los nazis y sus aliados italianos, japoneses y de otras nacionalidades. Y en esto los errores fueron más importantes que los aciertos, una visión desapasionada de Hitler lo muestra humanamente falible, con un número de aciertos aproximadamente igual al de sus metidas de pata, con lo que la aureola de eficiencia germana y nazi se derrumba tan igual como la de cualquier ideología o esquema de pensamiento que comparta nuestra común condición humana. Al final de esta muy recomendable obra, Bullock llega a una conclusión que seguramente Albert Camus no hubiera suscrito, probablemente por un tema semántico: Hitler como Gran Rebelde contra un “sistema” mundial, y por cierto es una de las primeras veces que vi el término “Sistema”, hoy tan usado. Y es que Hitler no es un Gran Revolucionario, no se puede ser un Gran Revolucionario si no se defiende causas humanas justas y generalizadas: La libertad e igualdad son para todos, no para un grupo que lo expropie a expensas de otros, que es precisamente lo que diferenció en su momento por la base al bolchevismo del nazismo, y de modo permanente a la izquierda de la derecha: (Hitler) Se rebeló contra “el Sistema” (…) en Europa; se rebeló contra el orden burgués-liberal (…).Su misión (…) era destruir todo eso, y en ese propósito (…) no fracasó. Quizá Europa vuelva a rehacerse, pero la vieja Europa (de 1789 a 1939) se fue para siempre jamás, y la última figura que surge en su historia es la de Adolfo Hitler, arquitecto de su ruina (…) (“Si buscas el monumento suyo, mira a tu alrededor”).
No hemos encontrado este libro en la red en castellano, acá va una versión en inglés:  http://en.bookfi.org/book/1075555

IV
The last days of Hitler, de H.R. Trevor-Roper

Si la Biografía de Bullock nos ofrece una película completa de la peripecia hitlerista, el libro de Hugh Trevor-Roper (1914 – 2003) The last Days of Hitler (Los últimos Días de Hitler) nos ofrece más bien un conjunto de instantáneas obtenidas más o menos de modo detectivesco sobre el oscuro, misterioso y macabro final del Amo y Señor del Tercer Reich, el de Los Mil Años, reunidas como lo hubiera hecho un Sherlock Holmes en medio de las grandes nieblas que marcaron la noche oscura del desastre. En tales circunstancias los hechos quedan detrás de las gemelas cortinas gemelas de la casualidad y de los intereses de las partes en pugna, y abrirse paso entre ellas es labor reservada a gentes audaces y astutas. Que Hugh Trevor–Roper hizo su chamba a conciencia puede verse en el hecho que la última versión del final de Adolfo Hitler aceptada por todas las partes sigue siendo básicamente la suya, incluso cuando el final de la Unión Soviética en 1991 permitió abrir los archivos y develar algunos misterios que Stalin y los soviéticos creyeron conveniente mantener sobre el final del régimen hitleriano por sus propios y nada inescrutables motivos. Trevor-Roper fue analista de la Inteligencia Británica durante la Segunda Guerra Mundial, calificadísimo para ello por su astucia militar y sus estudios clásicos en Oxford. En 1945 le encargan dilucidar nada más y nada menos que el final físico de Adolfo Hitler, con lo que se trataba de responder a las acusaciones soviéticas de que Hitler podría estar protegido por las potencias occidentales. El resultado es este libro, editado en 1947, The last Days of Hitler. Por cierto que de vez en cuando surgen “noticias” que ubican a Hitler en alguna parte de Sudamérica, no obstante que de haber sobrevivido tendría bastantes más años que los lógicos, cosas de los compromisos curiosos en que a veces incurre cierto periodismo, suponemos.

La cuestión fundamental, en todo caso, debe superar todas las cortinas de humo que se han estado arrojando tradicionalmente sobre el tema, casi siempre para construir una figura heroica bastante inexistente. El hecho lirondo es que todas las circunstancias fundamentales que marcaron el final de la vida del Dictador, y que a su vez quedaron impresos en la imaginación del mundo, partieron de lo establecido en esta obra. Incluso la ya clásica película del 2004 sobre los últimos días de Hitler en el Bunker, El Hundimiento o La Caída sigue en lo esencial el mismo orden que la obra de Trevor-Roper, aunque esté basada en el detalle más en la obra del alemán Joachim Fest, que muchos consideran la mejor Biografía, y en las memorias de Traudi Junge, secretaria del susodicho. Como por desgracia no he leído estos libros, no puedo dar fe de ello, pero he visto la película y en lo básico es lo que he leído en el libro. Trevor-Roper, por lo demás, entró en controversia con Allan Bullock en referencia a las motivaciones fundamentales de Hitler, discusión más o menos académica que probablemente interese mucho más a los especialistas, lo que nos importa en este caso es que se llegó desde temprano a dilucidar un problema de fundamental importancia política e histórica, que es el del fin que les espera a aquellos que tratan de destruir a los demás. Pocos documentos como éste son tan devastadores en su simplicidad, colocando un epitafio definitivo en la lápida de éste y de cualquier Führer que pretenda alzarse con el control y el dominio totalitario de una parte de la humanidad. La devastación ideológica y política que produce no la logra con declaraciones altisonantes ni afirmaciones controversiales, sino con el simple develamiento de los hechos apoyado en documentos irrefutables que se sostienen por sí solos. En esto es bastante análogo a otras obras y documentos sobre la Shoah y el controvertido papel de la institución católica, o sobre la participación de organizaciones políticas de Europa Oriental en colaboración con los nazis, o sobre la hipocresía de los aliados occidentales y la derecha económica alemana en el incompleto proceso de desnazificación.   
Al igual que con la Biografía de Alan Bullock, este libro capital para entender a Adolfo Hitler no está en castellano en la red, o cuando menos no lo he encontrado.  En inglés, los enlaces que he encontrado son algo equívocos, y prefiero no compartirlos.

V
Colofón

Probablemente lo más interesante de esta Crónica sea la diferencia y a la vez cercanía entre los hechos de la Historia propiamente dicha y los pequeños hechos de la vida y la muerte de un biografiado. No es lo mismo Bullock y Trevor-Roper que los profundos e interesantes estudios de Enzo Collotti, La Alemania Nazi; o la del equipo de Arnold Toynbee, La Europa de Hitler. Hay, por supuesto, muchos más “Malos de la Película” que merecen su biografía, veremos si las conseguimos y las leemos. Hasta otro día.


 CRÓNICAS DE LECTURAS – 79
Cien Años de Soledad

I
Un ilustre fallecido

Falleció hace pocos días Gabriel García Márquez, el genial Gabo, autor de entrevistas, reportajes, cuentos, novelas y sabe Dios cuánta cosa más, todas tan fuera de lo ordinario. Me resisto a escribir sobre él, la verdad no soy nadie para hacerlo. Pero puestos en ese plan, no soy nadie para escribir absolutamente sobre nada, en realidad. En estas Crónicas trato todo el tiempo de plantearme un punto de vista desde el ejercicio de la lectura, desde la lógica, el uso, la obsesión, la ad-miración que me puedan producir las obras, las temáticas, los personajes y los autores, siempredesde mí mismo y desde el ejercicio de mi proceso lector, con mis pespuntes educacionales y pedagógicos, ni más ni menos. Como lector trato de escaparme en lo posible dela pedantería que asalta el ejercicio de la escritura, que al fin y al cabo realizo porque me gusta pues, porque siento la necesidad y porque hay quienes me honran con su atención y no quiero quedar mal con ellos. García Márquez me rebasa tan ampliamente – como Borges, de quien sin embargo preparo una Crónica – que casies atrevimiento escribir sobre él. Y sin embargo, al momento de su partida estaba tratando de hacerle su Crónica, centrada en tres de sus principales novelas. Y sé que aún en ese caso, flaco favor le hago: Odio hablar de libros famosos que todo el mundo conoce e identifica como excelentes, a veces con acierto y a veces no tanto. Se siente uno en la obligación de sumarse a una crítica favorable solamente porque es de buen tono, que el libro no necesita y que es excederse en lo que otros dijeron mejor de lo que yo sería capaz en mil años. Y así, en el mejor de los casos, la Crónica sirve de lo mismo que los pies para un pez.

Pero por fortuna escribo porque lo necesito, y por eso me disparo esta Crónica de corrido en un momento en que no se sabe bien qué sentir. Gabriel García Márquez ha fallecido, sí, pero  tras una vida larga y parece que intensa y feliz, y habría poco de qué lamentarse, si acaso de su ausencia física y de su bonhomía tan apreciada por los que le conocieron. Para mí es ocasión de revisar lo que experimenté con su obra. A estas alturas, si bien su persona ya no está entre nosotros, su obra sigue ahí - veremos por cuánto tiempo -es todo cuánto nos quedará de él. Por ello, en vez de seguir mi plan original de tres novelas, prefieroir rápido y de frente al punto y centrarme en una sola, y dentro de esa sola gran novela (Cien Años de Soledad) no trataré para nada de decir de nuevo lo que ya se ha dicho, en verdad lo que tengo que decir sobre esta novela es únicamente lo que a mí concierne, mi propia experiencia de lector que tal vez se parezca a otras. Y eso que cuando la empecé “no me gustó”. Fue para mí de esas novelas en que hay que superar las primeras veinte y pico de páginas para definir si es que quieres seguir leyéndola. Y no es raro, porque la leí allá por los últimos años ´60, muy jovencito, y vagamente recuerdo que a mis familiares les parecíaGarcía Márquez un peligrosoautor comunista. Para entonces yo ya sabía que esa literatura comunista era muchísimo más interesante que las sandeces que leían mis choznitos, y lo bueno de los tíos de cariño es que ellos sí tenían esos libros, los que leía casi clandestinamente, durante las visitas. Ahí fue que vi por primera vez la edición clásica de Cien Años de Soledad, de carátula de cartulina blanca y azul, y ahí fue que la abrí y leí por vez primera.

II
Cien Años de Soledad: Primera Lectura, a toda velocidad

Recuerdo esa edición en blanco y azul y en cartulina porque fue la primera que abrí, y de la que alcancé a leer clandestinamente las primeras cien páginas o algo así. Mi recuerdo más marcado no es argumental, sino el referidoa la portentosa fluidez del relato, que corría hacia adelante muchísimo más rápido que mi capacidad de leer. No sé si les ha pasado esto a otros, con esta o con otras obras, pero a veces me he cruzado con librosque te leen más rápidamente de lo que tú puedes leerlos a ellos. Y estoy seguro que este fue el primero con el que me pasó así. La sensación es avasallante: Lees línea tras línea, y cada líneacorre más rápidamente que la anterior, hasta que alcanzas una velocidad que no te la crees tú mismo. Y no puedes detenerte, porque el flujo de los acontecimientos narrados (ideas si el libro no es de literatura) te arrastra y te lleva como esa torrentera en la que casi me ahogo en la selva. Es decir, completamente contra mi voluntad. Y eso significa exactamente lo que significa: Que corres endemoniadamente rápido, porque no hay como malditamente detenerse, porque si te paras con seguridad algo se te va a escapar y porque estás preocupadísimo de qué le va a pasar a José Arcadio Buendía, a Aureliano Babilonia o a Pilar Ternera, cómo se va a desenredar el bendito fusilamiento – aunque sabes a la perfección que el fusilamiento se resuelve en balas, y lo sabes y lo prevés, pero igual de todas maneras quieres verlo. Supongo que saber que no tendría el libro en mi casa influía poderosamente en eso de leerlo a todo meter. No sé si ese estilo de lectura apareció guiado por esa necesidad, pero no me ha pasado con muchos, aunque sí  con las novelas deMilan Kunderay algunas deMarguerite Yourcenar.

Por cierto que también me he encontrado con este estilo supersónico de lecturaen obras de las que prefiero olvidar, en las que esa velocidad parecía diseñada más bien para un loable, rápido y violento despacho de la tediosa labor de leer libros “obligatorios”, en uno u otro sentido. Es cierto que para disfrutarla literatura hay que detenerse, pero también es cierto que los lectores, como los escritores, tienen sus demonios (¿serán los mismos?) a los que no tenemos más remedio que obedecer. YCien Años de Soledad se mereció varias lecturas más. Pero me recuerdo haber leído así, a la prepo, muchos libros “obligatorios”, de esos impuestos por el colegio, la universidad o los muchos empleos que he debido ejercer para ganarme los frejoles. Enliteratura de ficciónfue así con El Código Da Vinci, novela francamente menor, que me leí exactamente en día y medio, y que me dejó el regusto de que incluso ese día y medio habíase desperdiciado en una lectura bastante prescindible, ya me referí a eso en otra Crónica. Hay épocas y épocas en la lectura, no es lo mismo abordar una obra a los catorce años que a los veinte o a los cuarenta. En esa primera ocasión en que me confronté con Cien Años de Soledad, yo era un púber-adolescente que hacía bandera y escudo de su inmoderado gusto por la lectura, que no tenía seguridad en nada y sí más bien muchas preguntas sobre todo, y casi nadie que me las contestara, me las explicara o cuando menos que le importara hacerlo. Así que mis primeras respuestas sobre la vida me las encontré en los libros, entre ellos este atesorado Cien Años de Soledad. Desde entonces se me quedó grabado esto: uno no se muere cuando debe, sino cuando puede.

III
Cien Años de Soledad: Segunda Lectura

Llega un momento en la vida que te percatas que al llegar a ser autónomo te haces libre. Y no puedes ser libre, como dice creo San Pablo, si no trabajas. Muy temprano me ocurrió que gané dinero con mi trabajo, y por ende fue una suerte de incipiente y deliciosa locura disponer de él a mi antojo y decidir cómo gastarlo. Fue así que me adquirí mi propio ejemplar de Cien Años de Soledad a mis dieciséis años de edad, de plena adolescencia y magnífica insania. Era la misma edición de blanco y azul en su cartulina de carátula en la que me había cruzado con García Márquezla primera vez. Por entonces me había pasado ya que había llegado a mi poder – vaya a saber cómo – los cuentos de la Cándida Eréndira y su abuela desalmada, y también los de La Hojarasca, que me leí en tiempo record y antes de emprender la segunda lectura de los Cien Años, que se suponía obligatoria para todo tipo culto. Como yo tenía por entonces la pretensión de la culturosidad, considerada cosa de frikis, pues que me gastaba mi plata en libros, y eso le parecía raro a los que me rodeaban. Bueno, en realidad yo le parecía raro a todos los que me rodeaban, así que una raya más al tigre qué le hace. En mi recuerdo subsisten las imágenes de las rumas de libros en las librerías que frecuentaba, y las carátulas de sus libros, que no cambiaban a la velocidad que cambian ahora. Ahí tenía su sitio de honor, siempre, García Márquez, y ahí me familiaricé con su rostro bigotudo, allá en la contracarátula de Cien Años de Soledad. Por vez primera leí el bendito libro desde el mero principio hasta el mismísimo final, y esta vez sin la sensación de trascendental urgencia que había marcado mi primera y media clandestina lectura. Después de todo, podía dejar el libro en la mesa de la noche y retomarlo al día siguiente, una sensación deliciosa que disfruté hondamente.

Y sí, lo disfruté mucho, muchísimo más que la primera vez. Había una historia ahí, y qué historia, Dios de Israel. Nunca traté de desentrañarla, la quería así como era, y era una especie de pecado, crimen o falta punible el tratar de hacerle el mapa a Macondo o el árbol genealógico a los Buendía. Esas eran labores ociosas e inútiles, que de alguna manera rompían el delicioso, sudoroso y entreverado argumento, una falta de respeto al sublime desorden que el autor había puesto en su obra. Hay libros que no puedes ni debes leer en la infancia, y no dudo que Cien Años de Soledad es uno de ellos. Había interrumpido su lectura la primera  vez cuando llegué a la descripción de la masacre de los trabajadores fruteros, y muy joven como yo era estaba lleno de confusión en esos momentos en los que se me formaba algún tipo de conciencia ética y política. Cuando volví a esa parte en mi segunda lectura ya no era un niño, creía que sabía de qué se trataba todo eso, y con seguridad era muy pedante al respecto, pero a esa edad la pedantería es virtud y ruta hacia las ideas propias. En la formación de mi personalidad tuvo algo que ver esa masacre de trabajadores, el desconcierto que me causó y el posterior compromiso que generó.El libro ya no era más grande que yo, ya no me leía él más rápido de lo que yo podía asimilármelo. Ahora no solamente podíamos convivir, sino hacerle sitio a sus hermanos El Coronel no tiene quien le escriba, la Crónica de una muerte anunciada, y en particular una obra que algunos tildan de menor pero que a mí me gustó y no me parece menor: El Caballo del Libertador.

IV
Cien Años de Soledad: Anticlímax

¿Es posible tenerle inquina, fastidio o inclusive odiar a Gabriel García Márquez y sus Cien Años de Soledad? Lastimosamente sí es posible. A eso alude este Anticlímax. La edición primigeniaa que aludí en el acápite anterior la perdí en circunstancias ligeramente vergonzosas, alfinal de un viaje que acabó entre el drama y la farsa, que no contaré por pundonor y para no hacer (otra vez) el ridículo. Mi siguiente edición de los Cien Años de Soledadfue la de Oveja Negra, y la siguiente aún la de la Empresa Editora El Comercio, que luego obsequié. Todo esto viene a cuento porque hoy por hoy soy orgulloso poseedor de la ediciónen tapa dura promovida por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española, publicada y distribuida en el mundo de habla hispana por Alfaguara, la del Grupo Santillana. Esta Edición tuvo como precedente a la magnífica ídem del IV Centenario del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, la que por cierto fue generoso y excelente obsequio que consulto y releo cada vez que puedo. La Edición Conmemorativa del Cuadragésimo Aniversario (1967 – 2007) de la publicación de Cien Años de Soledad, arranca con una semblanza de Gabriel García Márquez  por Álvaro Mutis, una introducción porCarlos Fuentes, y un análisis de la narrativa de García MárquezporMario Vargas Llosa. Otros estudios de académicos expertos abordan diferentes aspectos del autor y de su obra, en particular del profundo impacto cultural que ha ejercido. Pero lo más relevante para mí no son estos sesudos y oportunos estudios, cuanto la oportunidad de contar las circunstancias en que este libro vino a mis manos, y para vivir con ustedes el anticlímax correspondiente, elque de alguna manera niega todo lo dicho antes.

En mis correrías como preceptor, tutor y coach de jóvenes despistados y necesitados de guía profesional para sortear las fragosidades del sistema educativo de la actualidad, hace unos siete años fui contactado por la atribulada madre de un joven con dotes musicales, a quien en los años de su secundaria – estaba en el último – lo habían convencido a conciencia de su estupidez innata, su fragilidad académica, su inanidad emocional y su incompetencia literaria. Es decir, era un producto normal del sistema educativo nacional, que en su currículum oculto ostenta cuarteles de autoritarismo e imposición, a la que llaman disciplina. Me encargaron le ayudara a  aprobar sus cursos, en varios estaba en capilla, podía repetir el año, lo que en colegio de clase “A” es una catástrofe. En suma, requerían un hombre orquesta y tal es mi perfil. No tengo empacho en señalar que en realidad conceptuaba mi trabajo muy sencillo: Devolverle al joven la confianza en sí mismo, usar de esa confianza renovada para el abordaje de cada problema, y atacarlos y resolverlos uno por uno y en fila india. Eso y un poco de método usualmente son más que suficiente. Uno de los cursos en capilla era Literatura, lo que suena raro: Un joven compositor de música, eximio guitarrista ¿con problemas literarios? … pues sí, pero tampoco era literatura lo que hacían en ese mal llamado curso de literatura. Entre las aburridísimas y repetitivas fichas de lectura y la decodificación a punta de pistola, uno de los libros establecidos como obligatorio era… Cien Años de Soledad. Y por supuesto la preocupada madre del joven compró la mejor y más reciente edición, esa de la que acabamos de hablar. Al final de la historia logramos aprobar todos los cursos, incluso el malhadado de literatura. Pero jamás olvidaré las últimas palabras académicas que crucé con este joven: Llévate el libro, Javier, no quiero volver a verlo nunca más en toda mi vida.

V
Colofón

Feo el Anticlímax, ¿no? Aún hoy me pregunto cómo se hace para odiar Cien Años de Soledad, y si bien ese odio más el agradecimiento por la ayuda prestada hicieron que esa edición entrara en mi Biblioteca – y tengo ese libro delante de mí cuando tecleo estas líneas – me pregunto qué pasa en las escuelas de mi país para que se termine por odiar todo lo que vale la pena. Si fuera una política diseñada a propósito para embrutecer a la gente por la generación de antipatías, no funcionaría mejor. Ya lo dijo Ray Bradbury: No es necesario quemar libros, basta con que no se lean. El riesgo de que el legado de Gaboy el de otros creadores no pasen la prueba generacional es verdadero, hay que hacer algo al respecto o la Cultura se quedará en agua de borrajas. Para que Gabo descanse en paz.

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