El Diario
Expreso el día Domingo 29 de Enero titula en primera página sobre Textos
marxistas en los libros escolares e infiltración comunista. Si se hace el esfuerzo de leer la noticia – se
requiere mucha paciencia para desentrañar el intríngulis – se encuentra que no
es una noticia, crónica o reportaje, sino reportaje de reportaje, noticia de
noticia o crónica de crónica, o puede que resultado de una entrevista a Cecilia
Valenzuela. Hubiera sido interesante tomarse el asunto en serio, ya que se
trata de textos escolares, y acudir al Ministerio de Educación y/o a
especialistas, que los tienen cerca, como León Trahtemberg, columnista del
diario. Por supuesto sería así si lo que se quisiera es informar, pero por
alguna razón misteriosa se prefiere Valenzuela a Trahtemberg. No conocemos las
competencias educadoras de la Señora Valenzuela, si alguna vez ha escrito un
texto escolar, o comprende qué es y para qué sirve. Esto importa, porque la
noticia no es lo que el Titular dice, sino qué opina la Señora Valenzuela al
respecto, opinión que el diario a la vez asume y mantiene aparte.
Currícula y Textos
escolares
Dícese que la
periodista halló en su investigación “graves
e indignantes excepciones en los citados libros escolares”, que la “forma como
se instruye sobre lo que el radicalismo y la intolerancia del marxismo
leninismo, pensamiento Gonzalo, nos hizo, es indignante porque no se analiza y
no se explica, tan solo se hace un recuento de hechos de manera burda”. Como me
gusta el análisis y saber qué es lo que me están vendiendo, trataré de entender
esto. En primer lugar, se emite una opinión indignada - hay “graves e indignantes excepciones” -, es
decir, lo que molesta a la periodista no es que se diga algo sobre el tema de
Sendero, sino que no se digan ciertas cosas, así como la forma en que se dice
lo que se dice. Ello según ella culmina en un relato de los hechos, burdo, sin
análisis ni explicación. O eso creo que dice, la redacción de Expreso es algo
enredada, tratando de decir qué sí creen eso, pero es la periodista quien lo dice
y no ellos. Los periodistas no siempre logran decir lo que quieren decir. Si
los entendí, lo que indigna cívicamente no sería entonces que no se analice ni
se explique lo que pasó, sino que se relaten los hechos de manera burda, y que
no se condene el radicalismo, etcétera.
En ninguna
parte de la currícula hay, que se sepa, un título “La intolerancia del marxismo
leninismo, pensamiento Gonzalo”, como tampoco “Los crímenes contra la Humanidad
de Alberto Fujimori”. Y es que ni uno ni otro título son pertinentes cuando se
trata de educar, no de adoctrinar. Pasar de contrabando cierta escala de valores
sin análisis ni explicación es manipular. Cuando se determinan los temas de la
currícula no se admiten juicios morales a
priori, porque la Historia es una Ciencia y no la chacra del Poder. En
Ciencia no se puede hacer una investigación o paper de título “La Maldad
intrínseca del Capitalismo”, o “El criminal intento del Comunismo”, por lo mismo
que no puedo hablar de las malas intenciones de los radicales libres en
Química, del radicalismo e intolerancia del Binomio de Newton, o la amistosa
bondad y correcta ideología de los Neutrinos y demás leptones en Física. La
Ciencia Social no es menos Ciencia que las otras, y por ende, no puede tratar su
temática como si fuera Teología, Metafísica o mera Ideología. La Ciencia no
trata con opiniones, trata con proposiciones sobre los hechos. Y para tratar de
Sendero el mejor título de todos es “Sendero Luminoso”, como para tratar de lo
que hacen las partículas subatómicas en ciertas circunstancias el mejor título
es “El Principio de Indeterminación”. El resto es demagogia.
Naturalmente hay
dificultades epistemológicas en la Historia Reciente. Es difícil tratarla
precisamente porque está cerca, porque los protagonistas, sean verdugos y/o
víctimas y/o espectadores no se han muerto, y siguen recordando. Es decir, los
intereses, opiniones, ideas y creencias de las gentes que determinaron hechos
de la Historia Reciente están vivos y activos. En la actualidad hay presiones desde
diferentes direcciones para decir y para callar, porque los intereses siguen
ahí, y en el esfuerzo por entender nuestro pasado reciente es más lo que se ha callado
que lo que se ha dicho. Un verdadero juicio histórico es complejo de hacer, y
por eso en el nivel escolar se trata de ser lo más científico posible, presentando
hechos y provocando la reflexión, para así entrenar la opinión, en especial en
la formación ciudadana.
Se dice que son
pocas las páginas que se dedican al tema en los textos escolares. Estoy de acuerdo,
deberíamos dedicarle más páginas al asunto, y más atención pública. Este tema
debería estar en la Agenda Pública siempre, no cuando le parece a los que
deciden la Agenda. Si no se le dedica más páginas ni atención al tema, ello se
debe en parte a una coyuntura política del año 2008 en la que, recordemos, se
criticó precisamente lo contrario de lo que hoy se dice, es decir que los
textos escolares trataran el tema del Terrorismo. En aquellos días las
editoriales encargaron a profesores y otros especialistas analizar y explicar
el fenómeno de Violencia ocurrido en el Perú. Dicho análisis y explicación no
fueron del gusto de la ex Ministra de Educación y del Interior Mercedes
Cabanillas, y los cuestionó duramente, lo que levantó mucho humo en el momento.
No es que no se pueda hacer crítica, se puede y debe hacer, pero podemos preguntarnos
legítimamente qué crítica es y por qué se hace. La alianza entre el Apra y el
Fujimorismo hace pensar que debía haber acuerdo en que el tema de la Violencia
era demasiado complicado en vista de las elecciones que venían. La congresista
Cabanillas empleó los mismos argumentos de la periodista Valenzuela sobre la
propaganda comunista, incluso sugiriendo infiltración de Sendero en las
editoriales. Es curioso que el mismo diario publique una entrevista a la ex
Ministra, donde repite el mismo rollo de la juventud desinformada. Que sabe que
es así, lo sabe, pues tiene responsabilidad política en ello. El asunto
entonces llegó incluso al Poder Judicial, hasta que la cortina de humo se murió
sola. La consecuencia fue que las Editoriales se curaron en salud, y es difícil
culparlas de ese hecho.
Hablar o no hablar, esa es la cuestión
El problema entonces
era que se hablaba del tema en los textos, no como ahora, que “no se habla”.
Contradictorio que lo que queríamos ayer no lo queramos hoy, era negativo
entonces y resulta que es positivo ahora. O al revés, o whatever lo que tengan
en la cabeza los contradictorios críticos de los textos. Hoy hay “excepciones
indignantes” y “relato burdo”, que resultan en “adoctrinamiento comunista”. No
sé si los que acostumbran leer el diario en cuestión se coman el tema, pero parece
un salto dialéctico arriesgado, aunque no dudan en darlo. No me queda claro cómo
un “relato burdo” puede terminar en “adoctrinamiento” así, sin anestesia. De
hecho, la queja es que la juventud “no sabe”. ¿Si “no sabe”, cómo puede estar
“adoctrinada”? El razonamiento que se sigue parece estar más allá de lo que los
simples mortales podemos entender. Que los iluminados nos expliquen, por favor.
Hay más saltos
dialécticos que abonan a una conclusión a la que en apariencia ya habían
llegado antes de pensar en ella. Dícese: “En estos libros el juicio valorativo
de los terroristas es positivo y el de las Fuerzas Armadas es negativo.” Aguantemos el coche. ¿Por qué nos empujan la
interpretación del tiempo de la Violencia Política como un enfrentamiento entre
Sendero/MRTA y la Fuerza Armada? ¿Era que el resto estábamos en la tribuna
viendo el partido? ¿No hubo víctimas civiles? ¿No hubo paramilitares? ¿No hubo
resistencia civil ni comités de autodefensa? ¿Cuál es la intención al limitarnos
el alcance de la mirada? Y por otra parte, ¿no era que en los textos no se
hacía ni análisis ni explicación y que solamente se hacía un “relato burdo”? El
proceso educativo no se limita a los textos, que solamente son una herramienta.
En la época de Fujimori se censuraban los textos que hablaban demasiado de
Democracia, y a ninguno de los actuales críticos eso les pareció demasiado
terrible. De hecho hubo silencio en algunos que hoy hablan. Pero los profesores
seguimos hablando y enseñando sobre Democracia, sin texto, o con recursos
alternos.
En un texto
escolar las habilidades intelectuales a lograr son más importantes que la
temática a tratar, el texto es una herramienta entre varias. Hacer juicios
valorativos implica una habilidad muchísimo más compleja que la del análisis y
la explicación, y no se puede valorar sin primero analizar y explicar.
Cualquier Taxonomía de Habilidades Cognitivas lo muestra, pero dudamos que Benjamín
Bloom esté en la bibliografía del artículo. ¿En qué quedamos entonces: “relato
burdo” o “adoctrinamiento”? ¿Se hace acríticamente juicios valorativos en el
texto? Por supuesto, eso es posible. Que se diga entonces llanamente cuáles son
esos juicios, en qué página y línea del texto escolar están, no nos den
opiniones sino hechos Tenemos gran curiosidad por saber, no por opinar
acríticamente.
Adoctrinamiento
Acudamos al diccionario:
adoctrinar
1.
tr. Enseñar o educar a alguien en una doctrina, inculcándole determinadas
ideas o creencias.
2.
Aleccionar a alguien sobre la manera de actuar o comportarse.
Las
definiciones poseen dos componentes: la denotación y la connotación. El diccionario
casi siempre nos proporciona la primera, en tanto que la segunda es fuertemente
emocional y valorativa, y depende de la valoración social. Adoctrinar desde su denotación
es, de acuerdo a las definiciones, casi sinónimo de educar. Sin embargo hay una
poderosa connotación referida a la “inculcación” de “determinadas (…) creencias”. Adoctrinar, valorativamente es
intrínsecamente negativo, implica que “aleccionamos”, manipulamos, manejamos,
tratamos a los alumnos como cosas y no como personas, lo que va en contra de
cualquier humanismo en la enseñanza. La Educación no es moralmente neutral, y
rechaza el adoctrinamiento. Adoctrinar significa engañar y estafar a nuestros
alumnos haciendo pasar por Verdad Absoluta lo que no es más que nuestra creencia.
Se adoctrina para tener corderitos que hagan lo que nosotros queremos, para
tener poder, dominio y control. De ningún modo eso puede considerarse
Educación.
Pensamiento Crítico
Otro día
trataré con más detalle el tema del adoctrinamiento, da para mucho. Por ahora limitémonos
a la diferencia entre “educar” y “adoctrinar”, que está en las habilidades
cognitivas que se trata de formar, que resumiremos en dos palabras: Pensamiento Crítico. Si se trabaja con
los estudiantes el pensamiento crítico, no se está adoctrinando, pues se
proporciona el arsenal intelectual precisamente para impedir el adoctrinamiento.
Pensar críticamente es la herramienta para que las creencias no sean verdades
absolutas. Claro que si tú sostienes como Verdades Absolutas lo que no son más
que tus creencias, y acusas a otros de adoctrinar porque tratan de imbuir otras
creencias igualmente consideradas “verdades absolutas” – como sin duda es el
caso de Sendero Luminoso, de los creacionistas y otras morrallas intelectuales
sueltas por ahí –, la cosa se limita a una competencia de poder entre
ideologías opuestas pero unidas en querer engañar a la gente. Los extremos se
juntan en sus procedimientos, ambos igualmente condenables. Pero hay algo peor
si cabe, y es que ataques el libre uso del pensamiento crítico, que aspires a
censurar los contenidos que no te parecen porque no te parecen, que llenes de
epítetos y no de argumentos lo que tú crees que está mal desde tu opinión. El
problema ahí no lo tiene el texto escolar, la currícula, los alumnos o los
docentes, lo tienes Tú.
Texto escolar y adoctrinamiento
Para tener
razón, tendrías que demostrar que no se fomenta el pensamiento crítico en los textos,
y el asunto abandona los prejuicios y se pasa a lo técnico. No estoy seguro que
quieras abandonar los tan convenientes prejuicios. Qué te parece si usamos
nuestra materia gris: ¿Puede un texto adoctrinar? No, porque un texto no es un
agente sino un paciente, se hacen cosas con él, no hace cosas él, y creerlo es
un buen ejemplo de pensamiento mágico: “Oh texto, pues que me adoctrinas”. Un
texto puede ser una herramienta de adoctrinamiento si alguien lo usa para eso. Y
esto vale para cualquier texto desde la Biblia, los Upanishads y el Corán,
hasta el Manifiesto Comunista, la Riqueza de las Naciones o Mi Lucha, no
digamos los textos escolares. La persona que usa el texto o cualquier otro
soporte para educar, posiblemente adoctrine, es decir, puede imponer
acríticamente unas creencias y señalarlas como la Verdad Absoluta a la que se
debe obedecer y no cuestionar.
Pero esto es
muy relativo, porque el sistema educativo y los maestros asumen como objetivo
la formación y desarrollo del Pensamiento Crítico, desean que los alumnos usen
su propio cerebro. Los muchachos de Cuarto y Quinto de Media no son corderitos,
y suelen ser muy críticos. Por ello se requiere paciencia con ellos. El
problema hoy en día no es que no haya pensamiento crítico, es la crítica desinformada.
El sistema educativo en su currícula y el maestro en su aula se obligan a formar
pensamiento crítico. Los textos y otros materiales se usan para ello, y se
puede y debe utilizar todos los materiales que sean necesarios. El tema es tan
simple en realidad que sorprende tener que decirlo: Adoctrinar es lograr que un alguien asuma una creencia como Verdad
Absoluta para que otro alguien pueda manejar sus acciones. La Crítica y la
Libertad de Pensamiento son enemigos del adoctrinamiento. La respuesta al
problema no es plantear Verdades Absolutas en el texto, sino dar herramientas para
pensar críticamente, lo que es cosa de la currícula, la formación magisterial y
la sociedad que encauza la rebeldía adolescente hacia objetivos sociales
adecuados.
Vi el otro día
una novela gráfica que entiendo ha sido producida y financiada por el Ejército
del Perú, y rara vez he visto mejor plasmada en lenguaje accesible la acción de
Sendero en las comunidades campesinas. Creo que cualquier profesor puede
utilizarla como complemento del texto. Naturalmente se puede mejorar, y no veo
la razón por la que no debería haber muchos más de estos “textos” ni ser
utilizados. La novela gráfica – cómic para los que no sepan – posee su propia lógica
y la habilidad gráfica-lectora que hay que desplegar es sumamente formativa. Pero
naturalmente no puede ser empleada sola, ni basta con su empleo para el proceso
educativo, sea en la formación de habilidades o el aprendizaje de contenidos.
Adoctrinamiento y Analfabetismo funcional
Hay
contrasentido en que se hable de adoctrinamiento en los textos cuando se sabe
que buena proporción de los alumnos tiene problemas de comprensión lectora. El
analfabetismo funcional determina que no acudamos a las fuentes directas, y si
somos sonsos, nos agarran y nos hacen mansos corderitos. Le pasa hasta a
periodistas connotados. El enemigo principal no es entonces el adoctrinamiento,
es el analfabetismo funcional, pues para poder criticar necesitamos comprender,
y para comprender debemos primero decodificar. Que nos quejemos de que 350,000
o más personas firmaron por MOVADEF resulta bien sonso si consideramos que en
la práctica solamente un puñado de ellos encuentra motivo para manifestarse por
la negativa a su inscripción. No parece que el “adoctrinamiento” haya resultado
muy efectivo que digamos, para movilización es bien pobre. Parecida por cierto
a la de los opositores, que no logran reunir más de un par de docenas de
manifestantes en contra. Ello nos lleva a pensar en cómo se exagera el tema,
aunque es obvio que hay que estar vigilantes. Un titular de diario para el tema
de los textos escolares o es demasiado, e indica intenciones de levantar un
tema por razones que no están claras; o es poco, pues no toca lo problemas que
sí ocurren.
¿Dónde está el adoctrinamiento?
Que se anuncie
con jupiterina voz tonante que hay adoctrinamiento en los textos escolares no
significa nada. Nuestros alumnos no leen, nuestros docentes escasamente lo
hacen, y son las personas y no los textos los que adoctrinan. Quedan los contenidos
temáticos que se trata de imponer acríticamente como Verdades Absolutas, y por
qué se cree que lo son. Si no me dicen cuáles son, no hay cómo tomar en serio opiniones
sesgadas ideológicamente, aunque un diario las levante. No hago nada con
rótulos y letreros. Váyase de frente al punto y no nos paseemos por los
facilistas y vacíos epítetos condenatorios o laudatorios. Cuando tratamos de
encontrar los contenidos temáticos cuestionados de entre el follaje emocional,
parece ser que se considera que el Informe de la CVR es tendencioso y se impone
acríticamente a los alumnos. Parece raro, porque se nos dice que los alumnos no
saben, y que no hay suficiente contenido. ¿Puede hablarse de Terrorismo en el
Perú sin citar el Informe de la CVR?
Pensemos
críticamente y preguntémonos por qué no les gusta el informe de la CVR. Podría
responder a una ideología previa, es decir un conjunto de opiniones y creencias
consideradas Verdad Absoluta. Por supuesto las gentes tienen derecho a opinar
lo que quieran, pero no derecho a imponer su opinión como Verdad Absoluta. No
pueden impedirme que lea el Informe de la CVR y lo aquilate en lo que vale como
fuente para conocer lo que pasó en esos años. No pueden decirme “sé ignorante,
no lo leas, es mentiroso”, sin que yo me pregunte por qué me dicen eso. Déjame
que lo lea, después te diré si me parece verdadero o falso, en qué y por qué. Muchos
de los que no les gusta el Informe de la CVR no solamente no han leído el
Informe, sino que tampoco lo quieren leer, no vaya a ser que el depósito de sus
Verdades Absolutas se vea remecido. Triste modo de defender los propios
prejuicios. Su problema.
El Terrorismo,
Conflicto Interno, Guerra o como definamos que se llame nos abarcó a todos, todos
tenemos derecho a decir nuestra palabra, y todos tienen derecho a criticarla y
contestar si quieren. De eso se trata el pensamiento crítico, efectivo dique
contra el adoctrinamiento. Si quieres estar en desacuerdo con el informe de la
CVR empieza por leerlo y critícalo, que no es libro sagrado. Varios años ha que
insisto en ello, como en que las Instituciones que tengan algo qué decir lo
digan. En ese caso las críticas serán sometidas a crítica, y es así como debe
ser, si creemos en la honestidad intelectual y en la democracia. Si queremos hablar
nosotros solos, eso es Dictadura.
Colofón
Sí existe una
manera de adoctrinar con gran efectividad, es callándose la boca. Claro que ahí
adoctrinamos únicamente en la estolidez. Todavía no hemos escuchado el mea
culpa de los que se opusieron a medios para recordar como el Museo de la
Memoria, el Ojo que Llora, a las Reparaciones y a los juicios a los
responsables de las matanzas, de cualquier lado. Cuando escuchamos una
oposición al adoctrinamiento “del otro” porque hay quienes desean adoctrinar
sin competencia, y pretenden que sus creencias se asuman como la Verdad
Absoluta, no podemos tomarlos en serio. Son demasiado parecidos a aquellos
cuyas creencias critican, pero desde el otro lado. Los opuestos tienden a
encontrarse en sus métodos: No es que no matan, es que “matan menos”. A mí no
me interesa que maten menos, me interesa que no maten. El que tenga oídos, que
recuerde y que piense críticamente.
Lo transracional en acción, parte de la propaganda y sus medios. No queda más que actuar en esas cuerdas casi separadas. La sola racionalidad no tendrá éxito.
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