“Aunque toda sociedad está basada en la intolerancia, todo progreso estriba en la tolerancia.” (George Bernard Shaw)
Intolerancia. Una palabra más, si no fuera porque es indicativa de una actitud que es necesario combatir, con la debida Tolerancia por supuesto. Me viene a la memoria el clásico del cine mudo de David Wark Griffith, del mismo título, que quería ser un llamamiento contra ella. Fue triste que, a pesar de su hondo sentido moral, el elaborado y revolucionario lenguaje cinematográfico al que acudió Griffith no fuera entendido por las audiencias de entonces, lección que hay que aprender cuando se trata de estos temas, pues siempre resulta más fácil ser necio que sensato, vale decir, es más fácil ser intolerante que tolerante. Es, por otra parte, alucinante que el mismo Griffith, capaz de la generosa convocatoria a los mejores sentimientos humanos que mostró en “Intolerancia”, fuera a su vez autor de otro clásico, El Nacimiento de una Nación, donde narraba en tono épico nada más y nada menos que el surgimiento del Ku Klux Klan, organización racista a la que apoyaba. Otra lección más, que nos lleva a reflexionar que se puede ser muy contradictorio en esto de la defensa de las propias creencias. Muy humano, me temo.
Esto es un tema para preocuparse en extremo, porque no hace muchos días un joven noruego, Anders Behring Breivik, llevado probablemente de los mejores sentimientos, dejó 76 muertos y 96 heridos entre jóvenes y adultos, unidos básicamente por una sola cuestión: Defendían una posición diferente a la suya. Este horrible suceso conmocionó a la sociedad noruega y al resto del mundo, porque el único argumento del asesino fue que le daba miedo ver a los musulmanes en Europa, y le parecía que los socialistas eran demasiado tolerantes con ellos. Debería haber sabido que los musulmanes recorren Europa hace unos cuantos siglos. Pero tampoco creemos que de conocer el hecho las cosas hubieran cambiado demasiado. El Fanatismo, de necesidad, tiene que poner en huelga a las neuronas.
El día 28 de Julio del presente año se produjo otro hecho, que aunque no alcanzó el mismo extremo, muestra una intolerancia de la misma calaña. La Congresista Martha Chávez, secundada por algunos miembros de su bancada – aunque parezca mentira no fueron todos, hay alguna cordura aún en algunas gentes – se la pasó gritando durante el discurso de toma de posesión del Presidente Ollanta Humala, porque le pareció que el presidente juraba por la Constitución de 1979, y no por la de 1993. Sobre esta premisa empezó a construir una serie de conclusiones, como la de que Alan García seguía siendo Presidente y que los militares debían intervenir para derrocar al “presidente de facto”. Debería haber sabido que se juró en el marco legal existente en nuestro país, y que desde que hay libertad en la forma del juramento se ha llegado incluso a jurar “Por Dios Y por la Plata”. Tampoco creemos que de tener presente el hecho las cosas hubieran cambiado demasiado. El Fanatismo, de necesidad, tiene que poner en huelga a las neuronas.
Tolerancia y Respeto
Como encontramos varias ideas, procedamos a desmenuzarlas un poco. “Intolerancia” es “no-tolerancia”, veamos que nos dice la Real Academia Española sobre su significado.
tolerancia. (Del lat. tolerantĭa).
1. f. Acción y efecto de tolerar.
2. f. Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.
3. f. Reconocimiento de inmunidad política para quienes profesan religiones distintas de la admitida oficialmente.
4. f. Diferencia consentida entre la ley o peso teórico y el que tienen las monedas.
5. f. Margen o diferencia que se consiente en la calidad o cantidad de las cosas o de las obras contratadas.
6. f. Máxima diferencia que se tolera o admite entre el valor nominal y el valor real o efectivo en las características físicas y químicas de un material, pieza o producto.
Naturalmente las acepciones 1, 3, 4, 5 y 6 o no se refieren al punto, o son secundarias a lo planteado. Es la segunda acepción la que nos llama la atención: Es el “respeto” a las ideas, creencias o prácticas de otras personas, cuando son contrarias o distintas a las de uno. Aquí el centro del tema es el respeto. Veamos qué implica:
respeto. (Del lat. respectus, atención, consideración).
Aquí me quedo con la acepción 2 y paso por alto las demás, que no se refieren al punto:
2. m. Miramiento, consideración, deferencia.
Aplicando la una en la otra, veremos que la tolerancia consistiría básicamente en los miramientos, consideraciones y deferencias que debo tener por las ideas, creencias y prácticas de otros, cuando son distintas de mis ideas, creencias y prácticas. Notemos que los miramientos, consideraciones y deferencias se tienen por las personas, no por las ideas, creencias o prácticas. Tales consideraciones y deferencias son mercancía de ida y vuelta, pues somos personas, sujetos de respeto, ciudadanos libres e iguales, y por ello debo considerar que las ideas y creencias de los otros merecen respeto, es decir, deben ser consideradas, y se debe tener miramientos con ellas por lo mismo que los otros deben respetar las mías. Por ende, no debo burlarme de un militar que saluda a otro, o de un judío o budista que proceden a sus ritos religiosos. También espero que militares, judíos y budistas no se burlen y guarden respeto por mi civilidad, catolicismo o agnosticismo, si fuera el caso. Si estoy en el Estadio en un partido internacional, debo respetar el Himno Nacional del país visitante, y por ello debería ponerme de pie cuando lo toquen. Es obvio que tengo derecho al mismo respeto cuando yo soy el visitante.
Es bastante obvio que dispararle a alguien porque sostiene una idea es una falta horrorosa de respeto, pues que afecta directamente el valor de la vida. Cabe preguntarse por qué Breivik consideraba su verdad no solamente tan importante que justificara el matar por ella, sino tan poderosa que implicara el rechazo total de la posición contraria, la que probablemente no conoce bien tampoco. Igualmente, la actitud de la Congresista Chávez y de algún otro, si bien no llegó al extremo del noruego, sin embargo si justificaba, a su entender, un golpe de estado. Curiosamente, el juramento por la Constitución del 93 se había hecho y respetado, pero se le había añadido este acápite referido a los principios y valores de la Constitución del 79, que la del 93 por desgracia no tiene por una serie de circunstancias que no vienen en este momento al caso. En ambos casos podemos ver la presencia del fanatismo que no escucha sino lo que quiere escuchar y no entiende sino lo que quiere entender.
Tolerancia, Respeto y Polémica
Naturalmente, todo esto no quiere decir que por respeto vamos a dejar que nos ganen el partido. Podemos criticar las ideas, creencias y prácticas de civiles y militares, de católicos, agnósticos, judíos o budistas. Pero hay que hacerlo con respeto por las personas que tienen dichas creencias y realizan dichas prácticas. El respeto no excluye la polémica, porque tolerancia no es necesariamente aceptación, sino miramiento no con la creencia, sino con las personas que las sostienen. Es como el Fútbol, donde respetamos el Himno de Colombia o Venezuela, y luego les rellenamos el arco de goles. En el terreno del respeto por las personas, no nos vamos a dedicar a gritar cuando ellos cantan su Himno, o reírnos en una sinagoga o en donde quiera que los budistas hagan lo suyo, en especial cuando están en plena ceremonia. Si lo hiciéramos seríamos nosotros los que estamos faltando el respeto; y sabemos que si a uno le faltan el respeto, pues debe defenderlo. Ello es fácil cuando somos nosotros los que estamos en mayoría, porque en caso contrario, si nos dedicamos a gritar en medio de una ceremonia religiosa ajena, alguien o alguienes nos callarán la boca de manera ligeramente agresiva. Y no tendríamos nada de qué quejarnos, porque seríamos nosotros los que estamos en falta.
En la lucha política es común sostener diferentes ideas, creencias y prácticas. La política es una actividad que pone muchas cosas en juego y tiende a ser muy seria, motivo por el que es natural que surjan conflictos, desencuentros y desavenencias. Como es natural, si sostenemos los valores de la Tolerancia y el Respeto, tales conflictos y discusiones debieran realizarse idealmente en el plano de los principios. Pero en la política entra la pasión como componente fundamental, y veces he escuchado a mucha gente defender actitudes reprobables apelando a la pasión política. Pero es obvio que las gentes deberían recordar, como el Cristo de Guareschi, que además de carne y corazón también están formados de cerebro. El apasionamiento político no es, como decirlo, disculpa para el asesinato o para la convocatoria a un golpe de estado. No es el se me chispoteó del Chavo del Ocho. Cuando se llega a extremos de asesinato o de convocatoria a un eventual golpe de estado, el tema rebasa los límites de la mera polémica, e incluso de la Intolerancia, y se cruza con los del fanatismo, y su primo hermano el fundamentalismo. Fieles a nuestro objetivo de esclarecer, aquí nos metemos.
Fanatismo y Fundamentalismo
fanático, ca.
(Del lat. fanatĭcus).
1. adj. Que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas. U. t. c. s.
2. adj. Preocupado o entusiasmado ciegamente por algo. Fanático por la música.
El Fanatismo parece asociado al Fundamentalismo:
fundamentalismo
1. m. Actitud que defiende los fundamentos de una determinada doctrina en su integridad o pureza más rigurosa. Ejemplo: todos consideran que el fundamentalismo de sus ideas políticas es un síntoma de intransigencia.
La defensa tenaz y apasionada de una doctrina política en sí misma no parecería tener nada de negativo. Se puede ser, por ejemplo, un fanático de la libertad o de la justicia, y no parecería sino que la acepción 1 de Fanatismo se deslizaría hacia la acepción 2. Parecería entonces que lo que podríamos considerar negativo del fanatismo sería más bien el tipo de “creencias” u “opiniones” que se sostienen. No es así, sin embargo. Es demasiado fácil caer en la desmedida, la desmesura, o la pérdida de la perspectiva aún sobre temas tan políticamente correctos como la Libertad o la Justicia. El fanatismo tiende a ser ciego, como se ve en su acepción 2, y por ende elimina la reflexión sobre el tema objeto de fanatismo, con lo que se cae de modo extremadamente fácil en la intolerancia. El “igualitarismo” produjo históricamente actitudes y hechos históricos tan reprobables éticamente como los Campos de Concentración y las Dictaduras de toda laya y calibre. El fundamentalismo de la Libertad llevó históricamente al Terror y el uso despiadado de la Guillotina, y en lo moderno a un reinado irrestricto del Mercado, y a la sustitución de valores democráticos por valores mercantiles.
Aunque soy personalmente “fanático” de la música de George Harrison, la gente con la que convivo no lo es necesariamente, y entonces eso de escuchar la música de George a toda hora, por más fanático que yo sea, molesta y perturba al resto. El fanatismo por principio es intolerante con el Otro. Por supuesto tengo el derecho de exponer a mis hijos a la música de George, pero ellos tomarán sus propias decisiones al respecto, seguramente influidos por la música de George con preferencia a la de McCartney. Desde la ética es mandatorio que yo tolere a mis hijos, es decir que respete sus ideas, creencias y prácticas musicales. Sólo así puedo esperar que respeten mi “fanatismo”, que con ello en cierto modo dejaría de serlo, y así podría tragarme un poco ese reggetón. Pero si yo fuera un Fundamentalista de George Harrison, probablemente estaría tratando todo el tiempo de imponer mis puntos de vista, obligando a mis sufridos vástagos a la constante escucha de las canciones Something, My Sweet Lord o Dark Horse, y pontificando constantemente acerca de los valores morales del empleo del ukelele en los blues. Consideraría, por supuesto, que es lo mejor para mis hijos, y cuando mis creencias fueran rechazadas (con los hijos eso siempre pasa), pensaría que ellos están dolorosamente equivocados, y así reforzaría mi propia certeza, considerándome un mártir incomprendido, o algo por ahí, de la religión georgeharrisonista. Porque la base del Fundamentalismo es la creencia absoluta de que estoy en lo correcto, y que aquellos que no tienen la misma creencia están equivocados en toda la línea. Es que soy el depositario de la sabiduría de Harrison, lo que me hace a mis propios ojos algo parecido al Infalible Papa.
Cuando se llega al extremo del fanatismo fundamentalista, se suele negar inclusive aquello que está el frente de los propios ojos, o lo que han escuchado las propias orejas. No se aceptan los argumentos de la otra parte, porque son falsos por principio, y como es mi creencia la que a mi ver posee los atributos de la Verdad - con mayúscula - aquellos que la niegan son pasibles de toda suerte de desgracias y miserias, al caer en una suerte de estado de pecado. Entonces se les niega la condición de persona y se les deshumaniza, porque para el fanático la mera existencia del Otro que no soy Yo es agresiva y por lo tanto debemos desaparecerlo. Para aquellos que creen que exagero ahí está Breivik, “desapareciendo” de manera muy real a los miembros del otro partido, a punta de balazos. Y en el caso de la Congresista Martha Chávez, pretendiendo “desaparecer” simbólicamente al Otro cuyas ideas no tolera exigiendo un golpe de estado y luego, en actitud más simbólica aún, dando ls espalda a la manera de los avestruces.
Colofón
Hay tanto qué decir sobre este tema. Algo avancé en mi artículo Miedo, en el que intenté deconstruir algunos de los mecanismos precisamente del Miedo, que subyace en el fondo de las motivaciones “racionales” de la Intolerancia, el Irrespeto, el Fanatismo y el Fundamentalismo.
En todas partes y en todas las posiciones hay fanáticos y fundamentalistas. Pero es por lo general de la extrema derecha de donde salen las balas. No disculparé con esto las barbaridades que se puedan cometer desde la izquierdas, son igualmente deplorables y condenables. Pero lo que produce aprensión hoy en día es ver cómo se trata de seguir fomentando el Odio como arma política, y de qué manera aquellos que lo hacen terminan por creerse el propio cuento, y culminan justificando ciegamente de cualquier actitud. Lo hemos visto en la anterior campaña electoral, y estuvimos en un tris de que el Miedo, el Odio, el Racismo y la Intolerancia vencieran. Es que están demasiado adentro del inconsciente colectivo de los peruanos. Ser intolerante y estúpido siempre será más fácil que ser tolerante y sensato, y por ello siempre será más fácil de manipular. El que tenga Oídos, que Oiga.
En todas partes y en todas las posiciones hay fanáticos y fundamentalistas. Pero es por lo general de la extrema derecha de donde salen las balas. No disculparé con esto las barbaridades que se puedan cometer desde la izquierdas, son igualmente deplorables y condenables. Pero lo que produce aprensión hoy en día es ver cómo se trata de seguir fomentando el Odio como arma política, y de qué manera aquellos que lo hacen terminan por creerse el propio cuento, y culminan justificando ciegamente de cualquier actitud. Lo hemos visto en la anterior campaña electoral, y estuvimos en un tris de que el Miedo, el Odio, el Racismo y la Intolerancia vencieran. Es que están demasiado adentro del inconsciente colectivo de los peruanos. Ser intolerante y estúpido siempre será más fácil que ser tolerante y sensato, y por ello siempre será más fácil de manipular. El que tenga Oídos, que Oiga.