REVOCATORIAS, MAFIAS,
INOCENCIAS
“Yo asumo la
responsabilidad”
(Susana Villarán)
No hay cómo callarse sobre este
tema. El Mercado de Santa Anita y el ordenamiento de la ciudad problemática y
caótica que es nuestra milenaria Lima nos obliga a tomar posición. Y asumir posición
significa ser claros. No se puede estar con Dios y con Mammón. El luto que Lima
debería guardar por las víctimas de los condenables actos de violencia desatada
por las mafias y sus aliados delincuentes el día de ayer muestra que hay una
guerra en marcha, y que ésta, como todas las guerras, no soporta tibiezas ni
acomodos. Y para tomar partido se necesita tener en claro cuáles son los
intereses en pugna y qué actores están representados.
Qué está en juego
En el caso del Mercado de Santa
Anita se trata de poner orden, de una buena vez por todas, al comercio de los
alimentos y otros abarrotes y productos. Esta es una exigencia de la opinión
pública, y tiene muchos años, pues este Mercado se viene construyendo desde
tiempo atrás, lo que prueba que ningún alcalde de la ciudad, desde Alfonso
Barrantes en adelante, dejó de tener claridad al respecto. Lima necesita con
absoluta urgencia ordenar el comercio de los alimentos, y eso afecta absolutamente
a toda la ciudad.
Por supuesto, no se trata solo de
modernizar la ciudad y formalizar a los trabajadores de La Parada. Es algo
mucho más difícil, que los alcaldes anteriores, en particular Castañeda,
descuidaron mientras nos distraían metiendo cemento como cancha, lo que siempre
es más fácil. A estas alturas está claro que Castañeda trató en todos sus
períodos de no hacerse problemas y pateó el asunto hacia adelante. Ello fue una
mecida en forma. Tal vez eso explicara en parte su constitucional tendencia al
silencio.
Parece también que está claro que
elegimos una Alcaldesa no para que se quede contemplando los problemas, sino para
que tome el toro por las astas. Y aunque podemos y debemos discrepar con ella, pues
cuando hay que apoyar, hay que hacerlo sin tantos tiquismiquis.
Chocar o no chocar
con Chocano
Es que, por supuesto, hay una manera
de no equivocarse al hacer algo, y es no hacer nada en absoluto. Y sustituir
los hechos con jarabe de pico o con silencios culpables y a veces cómplices. Un
razonamiento espurio nos dice que para no equivocarnos con los operativos, pues
no hagamos operativos en absoluto, pobrecitas las mafias y sus delincuentes que
tanto se sacrifican trabajando por la ciudad.
Es decir, mejor sería, en la
mente inocente de los revocadores “no chocar con Chocano”. Chocano en esta
ocasión es uno de los jefes de las mafias que controlan el abastecimiento de
alimentos a la capital de la república. Ya se habla de la bolsa de 100 soles per cápita que los mafiosos reunieron –
o más bien expoliaron – para pagarles a Pedro Navaja, Juanito Alimaña y sus
amigos que trabajaron tan bien ayer. Y a los que se asegura ingresos “extras” a
través del saqueo consecuente. Hemos escuchado la amenaza de los mafiosos de
meter juicio al que diga que se le ha pagado a Pedro, Juanito y sus patas.
Imaginamos que ellos también chambean en las Barras Bravas que apuntalan a la
mafia hermana del Fútbol, y que se traen un buen conjunto de cadáveres en la
conciencia. Y para remate encontramos en los medios de comunicación esa extraña
y ambigua actitud que tanto nos habla de los verdaderos intereses que defienden
y como tratan de culebrear entre ellos.
Mafias
No es secreto que nuestro país está
inficionado por la corrupción. Las organizaciones que la instrumentan se llaman
“mafias”. Y no es de más recordar qué son: La “mafia” se define como una organización que emplea métodos
ilícitos para el logro de sus objetivos y no deja participar a otros en una
actividad. Vale decir, por definición excluye a otras personas y grupos acaparando
una actividad y creando una jerarquía propia, sostenida por la fuerza. Lo que va
contra la esencial ley del mercado de la Libre
Concurrencia, es decir destruyendo
el mercado. Y si algo puede equilibrar los precios de los alimentos de manera
decisiva es precisamente establecer el mercado en donde existan condiciones
adecuadas para ello. Esta obligación fue establecida por la ciudadanía en las
elecciones que Susana Villarán ganó con tanta dificultad. Y esto ocurrió porque
el programa presentado implicaba precisamente hacer lo que se está haciendo:
Poner orden. Y como somos peruanos y no nos chupamos el dedo, sabemos que las
mafias que hoy se rasgan las vestiduras y que son apuntaladas con descaro por los
medios de comunicación, apoyan la Revocatoria.
Y es obvio que sus intereses coinciden con los de la derecha ByA (Bruta y
Achorada) que instrumentan la Revocatoria.
Seamos claros, estar por la revocatoria es estar
objetivamente aliado a las mafias de los alimentos (y de paso del Transporte
Público). Y aspira, aunque no lo sepa, a que los precios de los alimentos (y de
paso los pasajes) sigan siendo controlados por éstas. Allá ellos con sus inocencias.
Y ya que menciono todo esto,
digamos que ocurre igual con las mafias que controlan el Transporte Público. Entre
tantas falacias que tratan de afincarse en un sentido común retorcido producido
por la experiencia, hacen “huelgas”. Y eso no son “huelgas”, que se definen por
ser realizadas por los trabajadores, sino “lock-outs”
realizados por los propietarios que defienden su mafia, apoyados con absoluta
claridad por la DBA. Véanse los periódicos de hoy y escúchense los comentarios
radiales, si no me lo creen.
Colofón
El que nos diga que la
Revocatoria, la violencia en La Parada y los lock-outs del transporte Público no están relacionados muestra o
poseer una impresionante bandada de pajaritos en la mitra, o tener familia en alguna
de las jerarquías de las mafias. O que se come lo que dicen los medios de
comunicación obviamente digitados. Y así los delincuentes no son delincuentes,
ni las mafias son mafias, ordenar la ciudad es condenable e imponer la ley y el
orden no debe hacerse. Seamos claros: Defender la justicia no es defender el
desorden, y favorecer a las mafias no es Política Social. A tomar el toro por
las astas con vigor, con energía, con sensatez. El que tenga Oídos, que Vea.
La "Leyenda Negra" cuenta que el actual Mercado Central pasó por el intencional incendio del antiguo, insinuando como artífice al entonces Alcalde Bedoya Reyes.
ResponderEliminarNo hace mucho, el antiguo Mercado de Barranco fue desalojado con fuego y balas, para dar paso al Supermercado que hoy ocupa el predio.
La Parada es un antro delictivo e insalobre. Lo conocí en mi infancia, cuando mi Padre me llevaba para que aprenda a agradecer las conciciones en las cuales yo vivía. Consiguió que le pregunte por qué se permitía semejante miseria, y aún no tengo respuesta.
ResponderEliminarMis últimas visitas al lugar, para compras "al por mayor" implicaban el pago de cupos por "seguridad" a supuestos vigilantes.
Así como los derrotados en las Urnas ya cambiaron la Hoja de Ruta al Presidente, seguramente cambiarán a la Alcaldesa. Luego, reclamarán "respeto a las autoridades" y "sujeción al estado de derecho". Susana Villarán será quizá recordada por su paso fugaz, mas quedará como ejemplo de rectitud, decisión y firme acción.
Me parece, estimado Anónimo, que la importancia del hecho va más por ser el principal distribuidor de alimentos que por ser un mercado como el de Barranco o incluso el antiguo Mercado Central. Un factor esencial, ahora que este asunto se ha terminado razonablemente bien, es que lo Mayorista sea Mayorista y lo minorista Minorista. Menos bulto, más claridad. Por otras partes: La situación ha desnudado desde gentes que "saludaron" los muertos - en buena medida provocados por ellos mismos - como una suerte de "bagua izquierdosa", en la línea eterna del "¿vieron?, son igual que nosotros", vieja retahíla reaccionaria justificatoria de décadas de no hacer nada más que armar mafias patrimonialistas. Además, está el tema de la revocatoria, bala que está saliéndoles por la culata. Además, el desnudaje extremo de los medios televisivos, que parece tuvieran de jefe de redacción a Marco Tulio Gutiérrez. Además, la exposición del fujimorismo apoyando a las mafias. Además, el calateo de los psico-sociales que inundaron Lima el sábado y domingo con bolas redondas, cuadradas y hasta romboides. Además, la increíble vista gorda del JNE, que ahora eleva un "error tipográfico" a la categoría de Ley de la República. Esos efectos de lo ocurrido - y otros - parece que mueven el tablero, inclinándolo completamente, con lo que eventuales nuevas ofensivas combinadas mediático-delincuenciales-revocadora-mafiosas no deberían tener el mismo efecto calculado. Porque ahora llega el tema del Transporte Público, que agarra a Susana fortalecida por este resultado. No me deja de sorprender la insistencia de la mafia en métodos que se prueban fracasados. Ya perdieron las elecciones y están al mismísimo borde de perder la revocatoria. Y sus métodos parecen llevarlos a la posibilidad de perder las próximas elecciones generales, también. Hay que mirar lo ocurrido en otras latitudes latinoamericanas y preguntarse por qué Chávez, Correa, Evo, el Partido Travalhista, Cristina y el Frente Amplio siguen ganando en las urnas. E incluso se vocea el retorno de la Bachelet en Chile. La política está cambiando en el Perú, salvo una masiva transfusión mafiosa - riesgo que existe realmente por "cartelización" de la política peruana. Y ahí lo dejo por ahora.
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