CRÓNICAS DE LECTURAS – 70
Futurología y Administración
I
El Riesgo de Quedarse Atrás
Cómo serían de antediluvianos aquellos
tiempos en que este humilde servidor estudiaba Administración que no existía
siquiera la Administración Hotelera, la cual ejercí posteriormente durante
algunos años con regular éxito. Los cursos, los profesores, las prácticas, las
ideas y las proyecciones no habían cambiado demasiado desde los tiempos en que Frederick Taylor y Henri Fayol establecieron sus célebres principios sobre
Administración, y estudiarlos constituía la base misma de dicha Ciencia. No
había computadoras en aquellos días, las calculadoras eran exóticas y las
reglas de cálculo comunes. Los libros de Administración solían ser una aburrida
repetición con mayor o menor profundidad de los mismos y constantes tópicos.
Incluso si cambiabas de país los tópicos seguían los mismos, con la variante
del idioma en que estaban expuestos. Pero aunque las cosas no cambien mucho en
siglos, cuando irrumpe una época revolucionaria a todo lo que no cambió en centenares
de años le da por cambiar cada pocos meses, y a veces menos. Ello lo enfrenta a
uno con dificultades de diverso tipo, de las que solamente menciono dos: En
cuanto a las tendencias y modas te quedas irremediablemente retrasado; y de cajón tienes que hacer algo inmediata y
rápidamente para recuperar el terreno perdido. En sociedades estamentarias como
la latinoamericana en general, y la peruana en particular esto significa
irremediablemente pagar algún tipo de cupo a alguien que controla la entrada de algo, tanto para poder
mantenerte más o menos vivo y en el mismo estatus mientras te renuevas (costos
indirectos), como para pagar lo que cuesta renovarse y ponerse al día (costos
directos). Ello constituye parte inevitable de tus obligaciones laborales y
profesionales, y por ellas descuidarás a tu familia, tus hijos y tu mujer. Lo
previsible es que la susodicha al final o se irá con otro que tenga tiempo y
plata para atenderla, o se quejará que no la atiendes lo suficiente, a ella y a
tus hijos, a los que dejarás de ver por estudiar para no quedarte atrás y por
trabajar más para ganar la plata que los mocosos esos gastan. Luego ellos crecen
y se convierten en extraños que dejaron de identificarte como referente, y que
te pasarán la factura del abandono en la adolescencia. Esos costos nadie los
ha medido ni clasificado en la estructura de los mismos, en que la
vida se ha transformado para mal.
Otro efecto mucho más cercano al
tema de esta Crónica, es que por la normal un proceso súbito de cambios
revolucionarios e irreversibles significará encontrarse con cierto tipo de
libros cuya lectura es considerada imprescindible para poder mantenerte en la
cresta de la ola y aumentar tu competitividad, libros cuya lectura te debería
guiar por las nuevas anfractuosidades de la Innovación y la Creatividad, libros
cuyos conceptos e ideas prevén el futuro y extraen las conclusiones que deben
guiar la Administración de toda Organización (Hoy a eso le llaman Buenas
Prácticas y Lecciones Aprendidas, con mayestáticas mayúsculas). Para remontar el
oleaje del Cambio hay que mirar Adelante, Prevenir para Dominar, cuál
metafórico surfer, las diversas Olas
de lo que se viene, a la prepo y con todo. Y es a esto a lo que hoy se le llama
Futurología, que ha sustituido con gran ventaja en mi modesta opinión, a la
Quiromancia, la Lectura de las Hojas de Té y la Astrología. Por cierto que esto
de la Olas viene a cuento, pues en la época en que este humilde servidor era
joven, feliz e indocumentado se puso de moda un libro que pareció marcaría la
pauta para el resto que se vendría después: La
Tercera Ola de Alvin Toffler (Nueva York, 1928), que reseñaré ahorita. Esta obra tuvo
como efecto el empezar a numerar las Olas del Cambio y la Innovación, de modo
que a estas alturas debemos estar en la Ola decimoquinta o decimonovena, porque
tras Alvin Toffler los gurús de la Futurología
de la Gestión y la Administración surgieron literalmente como los hongos
después de la lluvia, cabalgando cada cual a la manera de su preferido Jinete
del Apocalipsis, aunque siempre con un aire positivo que de alguna manera
recuerda a los libros de autoayuda. Leí muchos de estos libros, precisamente porque
trataba de no quedarme atrás, y aprovechaba mi ventaja comparativa de leer más
y mejor que la mayoría. Entre
los principales autores que abordé estaban Peter
Drucker, William Deming, Stephen Covey, Jay Forrester, Vance Packard,
Russell Ackoff, Peter Senge, Buckminster
Fuller, Arthur Clarke, etcétera.
No sé cuando empezó todo esto, cuando llegué me encontré con muchos
libros que había que leer de todos modos porque si no te quedabas
irremediablemente atrasado. Probablemente uno de los primeros sea Los Trepadores de la Pirámide, de Vance Packard, publicado en 1964 y que
alcanzó muchísimas ediciones, dedicado al análisis de la carrera de los
ejecutivos y que a diferencia de Toffler poseía un pespunte predictivo más o
menos limitado.
II
La Tercera Ola, de Alvin Toffler
La Tercera Ola fue publicada entre 1979 y 1980, como parte de una
serie de obras que constituyeron verdaderos y justificados best-sellers, como El Shock
del Futuro y El Desafío Mundial (que
retomaba, volteaba, refundía y superaba al vetusto El Desafío Americano de Jean
Jacques Servan-Schereiber) y al
revés de la mayoría de los textos que le sucedieron establecía una perspectiva
básicamente macroeconómica, o quizá deberíamos decir simplemente macro u holista.
Su trascendencia resultó inmensa, las perspectivas fundamentales del
post-industrialismo se establecen no por vez primera por supuesto, muchos otros
habían estado trabajando el tema; pero sí era novedad la llegada al gran
público con explicaciones accesibles en ediciones masivas. La Tercera Ola está dedicada a predecir – o mejor previsionar – el futuro
que se viene, empleando al efecto herramientas de análisis provenientes de la Historia,
la Economía y otras Ciencias, en un momento en el que las apuestas generales se
inclinaban a prever la sucesión de crisis económicas globales por
sobrecalentamiento producto de los inmensos gastos que la Guerra Fría exigía,
si es que no por una Tercera Guerra Mundial que, además de resolver
radicalmente el tema económico, mandaría todo lo demás al traste. La Tercera
Ola presupone obviamente Dos Olas inmediatamente anteriores: La Revolución
Agrícola del Neolítico y la Revolución Industrial del Siglo XVIII, consideradas
como procesos continuos, lo que era ciertamente una novedad. Se consideraba el
desarrollo en cada una de estas etapas históricas de las fuentes de Energía,
las comunicaciones, la economía y los procesos productivos, amén de la
conformación social derivada de estos. Como es obvio, la Segunda Ola modificaba
las características fundamentales de la Primera, en un proceso de cambio,
revolución o vuelta de tuerca que desataba modificaciones en los aspectos
antedichos, así como nuevos procesos futuros.
La Tercera Ola se refiere a los cambios que el mundo pasó entre
1939 y 1979. En este período los cambios, se postula, no debieran ser
desmoralizadores o propendentes a la destrucción de la civilización, sino que
se limitan a poner en cuestión y romper paradigmas de la Segunda Ola que
parecían sólidos e inamovibles, y de ahí el patatús que provocan. Rasgos
fundamentales de la Tercera Ola son así la personalización de los productos
industriales de consumo, con el impacto subsecuente en el desarrollo y
crecimiento de los mercados de competencia monopolística; la explosión del
marketing; la descentralización de la producción y el notabilísimo cambio
desatado en los sistemas de gestión y administración debidos al surgimiento de
la Cibernética, la Computación y las Comunicaciones Globales, entre otras cosas.
Asimismo los cambios en el aparato y estructura económicos rebotan en la
sociedad, que se adapta a ellos planteando una cultura “sin hijos”, con la consiguiente
reducción de la explosión demográfica y la tendencia a largo plazo de la
estabilización de una envejecida población mundial. La familia nuclear
propia de la Segunda Ola se desdobla en diferentes tipos de familia más
abiertas y funcionales a la economía. La soledad se convierte en un problema
social mayor. Quizá la previsión más interesante es la desaparición o reducción
significativa del problema ideológico, aunque Toffler no preveía el colapso de la Unión Soviética sino la
transformación de su aparato económico en una dirección industrialista. En todo
caso, aunque ciertas predicciones están aún en proceso y otras
adoptaron formas diferentes e incluso extrañas, el libro se estudió a conciencia
como punto de partida en el novísimo
campo de estudio de la Futurología. Encontrarás el libro en http://www.frrg.utn.edu.ar/frrg/apuntes/cmasala/La%20Tercera%20Ola%20Toffler.pdf.
III
Peter F. Drucker
… brillan por su ausencia los hombres (…) efectivos en las tareas
ejecutivas. (…) Abundan en el plano ejecutivo los muy inteligentes. La
imaginación no escasea. El nivel de conocimientos es, en general, muy elevado.
(…) Muchos individuos brillantes (…) no comprenden que su notable intuición no
es por sí misma un logro. Ignoran que ésta sólo se torna efectiva mediante un
trabajo duro y sistemático. (Peter
Drucker – El ejecutivo eficaz),
Peter Ferdinand Drucker (1909 – 2005) es tal vez el autor que más
me gusta de esta Crónica, sea porque me lo encontré primero, sea por tener la
invalorable virtud de ir directamente al grano cuando hay que ir al grano. Como
administrador de hoteles y otros negocios me he encontrado muchísimas veces en
las circunstancias donde más que un conocimiento profundo de ciertos contenidos
académicos necesitas pensar rápido, calcular diversas opciones, todo ello
desplegando cualidades de astucia, paciencia, audacia y fortaleza. El
Ejecutivo, el Director, el Jefe, el Mandamás, el Que la Mueve, el Capo, el Boss, el que da órdenes y crea las condiciones para que se cumplan
es uno de los factores principales estudiados a cabalidad por el principal
Filósofo de la Administración del Siglo XX. Y es que ser Filósofo de una
especialidad – el famoso Ph. D. (Philosophy Doctor o whatever) que tantos
matan por tener tras su nombre por el prestigio que aporta - no es más fácil
que ser filósofo a secas, debe ser mucho más complejo. Digamos en simple que
todas las superempresas ultramodernas de hoy en día son impensables sin las
ideas de Drucker y su compadre e
invisibilizado socio intelectual Fritz
Machlup. Ahora bien, cualquier Filósofo que se respete escapa de las
anteojeras ideológicas y de los estados de pérdidas y ganancias y se concentra
en un aspecto que el profesional utilitarista a secas no distingue bien: Los
seres humanos, el mismo tuétano de toda organización y empresa humana. La
gestión de las organizaciones, los sistemas de información y sobre todo el gran
concepto de la sociedad del conocimiento, descubierto y/o inventado por Drucker, han cambiado espectacularmente
la realidad de la gestión y administración del siglo XXI. Drucker fue alumno de Keynes
y de Schumpeter, recogió de ellos
más que las teorías – productos que suelen ser fusibles –, la actitud y la
capacidad del pensar económico. De hecho, Peter
Drucker no se hallaba a sí mismo en las disertaciones sobre política
económica, su orientación fue siempre hacia la empresa, la organización, lo que
estudia esa rama del conocimiento que llamamos la microeconomía.
Mucho escribió el hombre, y no lo
he leído todo. En todo caso mi primer encuentro con Drucker fue a través de la transcripción de sus Seminarios dictados
en Madrid y Barcelona hacia mediados de la década de 1970 Reflexiones para un Director, en el que delinea sus ideas
fundamentales. Sus capítulos nos dan una idea de las preocupaciones que Drucker trataba de manejar con los
administradores y gestores y con el público en general durante toda su obra: La eficacia puede aprenderse, Los Problemas
de Crecimiento de la Empresa; Qué sabemos sobre guía y conducción de hombres;
Panorámica Mundial de la Dirección; El Dirigente del Futuro. Su
concentración en el tema humano y no en entelequias es, nos parece, la marca
del verdadero Futurólogo y el Buen Administrador: No es imprescindible que seamos amados, pero sí que seamos respetados.
Y esto lo necesita tanto el que manda como el que trabaja, porque si éste último
no respeta a sus directivos no puede respetarse a sí mismo. No hay nada peor que tener que decir que trabaja uno con
un director incompetente. Entre sus obras hallaremos libros de texto para
Administradores, como Management: Tasks,
Responsibilities and Practices, y conjuntos de ensayos dedicados a la
previsión futurista, tales como Tecnología,
Gerencia y Sociedad, El management del futuro, La sociedad post-capitalista,
Desafíos de la Gerencia en el Siglo XXI; en este último Drucker desarrolla a profundidad el auto-management, la auto-gestión
personal, a través de conjuntos de interrogantes que cada persona se puede
dirigir a sí misma y desde cuyas respuestas se puede tomar decisiones: ¿cuáles son mis puntos fuertes?, ¿cómo me
desempeño?, ¿soy lector o soy escucha?, ¿cómo aprendo?, ¿cuáles son mis
valores?, ¿a dónde pertenezco?, ¿cómo puedo contribuir?. Las respuestas a
estos interrogantes por las mentes postmodernas de hoy estoy seguro le hubieran
intrigado mucho más. Para aproximarnos algo más a Peter Drucker podemos acceder a: http://administracionenred.edu.do/descargas/uasd/ADM%20112131551/PETER%20DUCKER%20LECTURA.pdf
IV
La Quinta Disciplina
de Peter Senge
Si hay algo que resulta difícil
para todos es definir qué es o qué se entiende por buena educación. Algo en lo
que todos podríamos estar de acuerdo – si es que todos hiciéramos cabal e
igualitario uso del pensamiento - es que no hay viento favorable para el que no
sabe adónde va. Y eso es parte de nuestro inmenso desconcierto cuando tratamos
de hablar de Administración y Gestión, tanto en general como particularmente de la Educación.
Porque cuando lo hacemos no lo hacemos desde nuestras seguridades sino
fundamentalmente desde nuestras incertidumbres. Y la mayor de nuestras
incertidumbres es qué va a pasar con nuestro entorno, nuestro país, nuestro
mundo en el futuro. A nadie se le ocurriría zarpar con un buque o iniciar un
proceso de producción sin una idea clara del destino o del producto a fabricar.
Es decir sin planificación orientada al objetivo. Pero como tendemos a
confundir la Realidad con el Indicador, entendemos que un chico o chica estarán
bien educados si están “listos para la Universidad”, lo que quiere decir poco
más o menos que están “bien” si consiguen ingresar, hacer amigos suficientemente
bien ubicados, pasar los cursos y muy especialmente pagar las pensiones; para
que les den al final el Indicador - Cartón o licencia que les permitirá
posicionarse adecuadamente, sea eso lo que sea. Podemos con esto avanzar hacia Peter Senge (1947 - ), gurú moderno que
desde la Administración y la Ingeniería trata de entender con algo de solvencia
las principales líneas de desarrollo y desempeño de los profesionales en el
futuro. Peter Senge es Ingeniero de
Sistemas procedente del Massachussets Institute of Technology – M.I.T. (Instituto
Superior Tecnológico de Estados Unidos que se lleva de encuentro a todas las
Universidades de América Latina juntas), y con estudios en la Universidad de
Stanford.
En su libro La Quinta
Disciplina - que pueden encontrar y bajar
sin remordimientos desde: http://www.alumnos.inf.utfsm.cl/~vpena/ramos/ili260/textos/La_Quinta_Disciplina.pdf)
ha estudiado un problema fundamental que se puede resumir así: Cuando
ingresé en la escuela de graduados del Instituto de Tecnología de Massachusetts
(MIT) en 1970, ya estaba convencido de que la mayoría de los problemas que
enfrenta la humanidad se relacionan con nuestra ineptitud para comprender y
manejar los sistemas cada vez más complejos de nuestro mundo. Los hechos no han
alterado esta convicción. En la actualidad, la carrera armamentista, la crisis
ecológica, el tráfico internacional de drogas, el estancamiento del Tercer
Mundo y los persistentes problemas del presupuesto y la balanza comercial de
los Estados Unidos dan testimonio de un mundo donde los problemas son cada vez
más complejos e interconectados. Esto evidencia el proceso mental seguido:
Una o varias intuiciones sobre los problemas, que se procede a falsear de
acuerdo a los principios del método científico, y a los que se aplican
herramientas mentales de análisis para encontrar sus implicancias y establecer
modelos de acción que se opongan a los que Senge llama modelos mentales, que son
básicamente el pre-juicio elevado a la categoría de sentido común por presencia
de anteojeras ideológicas y/o axiológicas irracionales. Podríamos hacer mucho
más acá con estos conceptos, pero creo que la tendencia está clara y lo podemos
dejar ahí. Si sientes que te falta algo, chequea el gráfico y saca tus conclusiones.
V
Colofón
Por supuesto todo lo que estamos
tratando acá tiene sentido en el contexto de un entorno en el que se haya producido
por lo menos una Revolución Social más o menos acorde con la revolución
industrial, se haya desplegado el sistema de valores del liberalismo económico
y en consecuencia obliterado la mentalidad colonial y mercantilista que
caracteriza a los grupos dominantes hispanoamericanos y particularmente al
peruano. Como por nuestros lares ésto no ha ocurrido, por esta parte del camino
el liberalismo es un pretexto para lograr acumulación y mantener la exclusión
económica, social y política a como dé lugar. Si no me creen hagan el esfuerzo
de leer la aburridísima página editorial del decano de la prensa peruana, que
repite los mismos contenidos ideológicos sobre Educación publicados antes en El Mercurio de Chile, con los resultados
conocidos. En fin, el tema de los gurús da para más y a ver si lo vuelvo a
tocar. Ya saben chicos, vayan a los que saben, no a los que creen que saben;
vayan al autor, no al comentarista.
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