En el mes de Enero de este año, como celebrando Año Nuevo, me disparé un artículo sobre un hecho que me parecía de cabal importancia: Luis Inazio Da Silva “LULA”, terminaba su segundo período de Gobierno en Brasil, con una aprobación superior al 87 %, y era sustituido por Dilma Roussef, la primera Presidenta de dicha República. Decía en el dicho artículo que este hecho era acallado por nuestra Prensa, Recontra Democratísima e Imposible De Ser Considerada Sesgada. Y sospechábamos que la razón podría estar en las Odiosas Comparaciones de Siempre, que la gente suele hacer entre unas y otras personas en la misma situación, en aquel caso entre nuestro amado presidente actual, y el susodicho Lula.
(Paréntesis: Las últimas y memorables declaraciones de Alan García respecto a la muerte de Bin Laden y la eventual relación de este hecho con la directa intervención del Beato Juan Pablo II con Dios, aparte de haber hecho trizas el efecto del buen video de nuestra Marca País, demuestra que la Distancia con Lula es realmente abismal … Hoy en día al Presidente de la República del Perú se le menciona en los programas humorísticos de TV en los Estados Unidos, y eso seguro llegó a Peru, Nebraska).
Vale la pena poner al día algunos de los conceptos vertidos en aquel momento: Lo primero que saltaba a la vista era la enorme aprobación con que Lula se iba, 87 %. Para lograrla, no necesitó de una corte de medios de comunicación de ridícula obsecuencia, ni un interesado manejo de los noticieros de la televisión abierta, los diarios y los programas radiales que evite cuidadosamente decir las verdades, y de cuando en vez celebre triunfos hechizos o cante halagos a algún candidato por “mantener el modelo”. Tampoco necesitó de un conjunto de encuestadoras que le manejara una cifra más o menos razonable como para mantener la ilusión del apoyo popular. Ni del apoyo de un montón de dizque representantes del pueblo para crear una mayoría basada básicamente en las prebendas políticas y en la promesa del continuismo.
De hecho, lo que Lula hizo fue gobernar para su pueblo. Tuvo a la prensa en contra, obvio. Cuando la Prensa se dedica a DESINFORMAR y a MANIPULAR, como queda patente en la actual campaña electoral, no parece que sean los candidatos los que están mal. En todo caso, y como consecuencia lógica, el que debe estar mal es el candidato al que apoyan, no al que atacan. Ese es un razonamiento de sentido común que, a pesar de tanta y tan sólida campaña de embrutecimiento de la población, no parece haber sido demasiado golpeado. Es que la gente, a pesar de lo que algunos despistados creen, conservan algo de sentido común, y se nota si se acalla permanentemente todo lo que huela aunque sea un poquito a crítica del modelito económico en el que se medra. Es que se ve raro cuando se nos alimenta a diario a los electarados – desdichada frase de AM destinada a halagar a los que no son, supuestamente, tarados – con nuestro correspondiente menú de asesinatos, violencias, chismes de farándula, racismo solapado o descarado, cherris, medias verdades, alusiones veladas, publirreportajes, completas mentiras, ediciones fraudulentas, autovictimizaciones, llamados a la libertad de empresa, contradicciones o desinformaciones. Incluso al Plan Sábana se le ven los hilos, así como se le ven a la contrata de sicarios mediáticos, y la gente, aunque se le haya adormecido su sentido de la ética y la moral, se escandaliza al saber que a dichos sicarios se les paga sumas que harían que 100,000 o más de nuestros niños desnutridos crónicos tomaran desayuno por un mes.
Volviendo a Lula diremos que, en suma, fue un Presidente de Lujo. Y para serlo tuvo que cometer diversos pecados contra el modelito, además. El principal de todos sus pecados fue el de ser honesto. Vale decir, y para ponerla en fácil, no parece que se haya levantado los dineros del Estado, como más bien fue la costumbre de la mafia agrupada alrededor de uno de los candidatos a las elecciones peruanas (Adivinen cuál). Tampoco se educó con el dinero que el pueblo tiene que arañar día tras día, pero concedámosle a la candidata que no estaba enterada de esto, a pesar que formaba parte del gobierno como Primera Dama. De ser el caso, creemos que Lula no hubiera sido tan inepto de no darse cuenta, en primer lugar.
Centrémonos en el temita de la corrupción. Hay dos posibilidades: O Lula fue más brillante que Montesinos para esconder las cutrerías, robos, alianzas con el narcotráfico y lavados de dinero; o de repente, quien sabe, no hizo más zamarradas que las puramente políticas. Es decir, no fomentó el delito, no fomentó la corrupción, no fomentó el crimen, aunque algo de ello se haya producido. Es muy distinto, válganos Santa Corruptela, tener un caso de corrupción adentro y extirparlo, que fomentar la corrupción como método. En este sentido Lula no cayó en el delito y el crimen en que sí cayó, sin atenuante alguno, el fujimorismo. Y considerando que Lula tenía – y tiene, no crean que se le ha perdonado - a los grupos de poder y sus medios de comunicación en contra, es seguro que fue examinado con lupa. Y no se le ha encontrado un hijo no reconocido, un familiar trepado al aparato del estado, un petroaudio, un vladivideo, o más que sea una verruga en el que te jedi. Nada, maldición. Parece que ni siquiera se ha tirado un lápiz, porque con seguridad lo hubieran denunciado con parlantes de 100,000 watts, y por vía satélite.
Y encima fue capaz. Porque aunque le han revisado ya no con lupa, sino con microscopio electrónico, toditos sus actos de gobierno, el resultado ha arrojado logros realmente espectaculares que lo califican como el mejor Presidente que ha tenido la hermana República, y un líder importante a nivel del continente y del mundo. Este simple hecho no ha sido “notado” por la Prensa, ocupada en buscar los errores por puro sesgo político. Y a pesar de ello ha logrado su inmenso prestigio sin el apoyo descarado de los medios de comunicación. Y no se lo debe a nadie sino a sí mismo y a su Partido. De hecho, Lula se ha ganado un sitial importantísimo en toda la patria grande latinoamericana.
¿Qué le puede oponer el fujimorismo redivivo? ¿A Alberto Fujimori, el “mejor” presidente del Perú? Válganos el cielo, si este fue el mejor, como habrá sido el peor. Porque hacer algunas cosas bien – que las hizo, no vamos a retrechearle sus logros tampoco – no te da permiso para hacer las cosas mal. Porque no es que haya una compensación entre unas cosas y otras. Un asesino que toque bien la flauta es un gran flautista, pero también un gran asesino. No me parece que por el gusto de escuchar una obrita de Mozart como Dios manda tengamos que tolerar un asesino en casa. El problema es que algunas personas han sido tan deformadas en su sentido ético y moral, que creen que existe algún tipo de compensación entre lo bueno y lo malo. Entonces ponen en la balanza y hacen un juicio: Lo bueno superó a lo malo. Y no dudo que en ciertos aspectos de la realidad esto puede que sea más o menos adecuado. Pero hay límites.
Y en el proceso político que vivimos, donde el candidato de GANA PERÚ posee el aval, apoyo, y cercanía ideológica con el Partido de los Trabajadores del Brasil - el partido de Lula -, no parece raro que la candidata de FUERZA2011, habiendo observado en su entorno muchos modos de apropiarse de lo ajeno, intente ganarse alguito pegándose a ideas que no son suyas ni de su equipo de Plan de Reparto, perdón, de Gobierno. Entonces copia, y con descaro, el Plan de Gobierno de GANA PERÚ, a la vez que lo ataca, tanto por sí como a través de los medios de comunicación que le son obsecuentes, espontánea o interesadamente.
Entonces las Comparaciones, que en el caso de Lula con Alan García podían ser más o menos risueñas, en el caso de la candidata de FUERZA2011 son más bien patéticas. Ya había copiado de Ollanta Humala el tema del Impuesto a la Sobre Ganancias, lo que, a juzgar por los antecedentes alanistas del 2006, sería sustituido por alguna otra clase de óbolo, cuyo destino no es seguro que sean necesariamente las arcas nacionales. Ya estaba copiando las propuestas de Pensión 65 u otras de carácter social, intentando aprovechar la evidente pegada que estaban teniendo entre los vastos sectores excluidos de nuestra Patria. Apoyada esta candidata en la sumisión, espontánea, adquirida u obligada, de los medios de comunicación, ataca el Plan que copia con descaro. Muestra de pragmática coherencia, suponemos. Con ello, si de Odiosas Comparaciones se trata, a quien más se parecería la candidata de FUERZA2011 es a Alan García, más bien que a Luis Inazio Da Silva LULA.
Tampoco es que sepa copiar con la debida discreción. Es lo mínimo, como sabe cualquier muchacho que ha copiado en un examen. El problema es cuando empieza a decir cosas delirantes, como que su estilo de gobernar será parecido al de Lula. No es extraño que la reacción haya partido del mismo partido travalhista brasileño, ligeramente contrariado por el intento de semejantes hueleguisos de subirse a su carro. Y estamos seguros que ni a Lula ni a Dilma le deben gustar tan malos arrejuntes. Diplomacia, ta bien, pero no más. Y como para las cuestiones políticas está el partido, veamos la respuesta que le dio Valter Pomar, dirigente nacional del PT: "Keiko Fujimori es neoliberal, no tiene nada que ver con nosotros, decir que aplicará políticas sociales como las de Lula es oportunismo, es un chiste.” Y el diputado PT Emiliano José: “Nosotros en el PT en realidad sentimos simpatía por el candidato Ollanta Humala, pero queremos decir que las elecciones peruanas las decide el pueblo del Perú, que es libre de hacerlo y que tiene la sabiduría para hacerlo, y lo hará con tranquilidad. Y esperamos que elijan a Humala, pero este deseo es el fruto de nuestra solidaridad (…) Y el pueblo del Perú está a las puertas de una decisión histórica. O es el pasado de Fujimori, un recuerdo triste y trágico, o se mueven hacia el futuro con Ollanta Humala. Nosotros, aquí, en Brasil, observamos con atención el recorrido del pueblo peruano.”
Más directo y elegante, imposible.
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