CRÓNICAS DE LECTURAS – Catorce
Leer Ciencia (II) y también verla: Carl Sagan
I
Televisión Abierta: La cultura y el entretenimiento
Si observamos el ambiente de la
Televisión abierta en el Perú, encontraremos que su orientación concreta se
dirige hacia un único y supremo objetivo: Ganar plata. Dejado a las solas
fuerzas del mercado, la tele se convierte casi invariablemente en expendedora
de basura. Conoce muy poco eso de los valores, y menos aún esa cosa de la
responsabilidad social. Invariablemente, cuando la sociedad le enrostra este
hecho, la justificación que ensayan casi siempre es patearle infantilmente el
asunto al público, en una suerte de estudiado yo no fui, que como decía
el inmortal Augusto Ferrando: Eso es lo que le gusta a la gente.
Cuando hacen algo decente, es porque el estado y/o la sociedad los obliga a
hacerlo. Como su valor fundamental es la ganancia económica, ocurre como con toda
escala de valores, que todos los demás valores se le subordinan. Si dicen otra
cosa, mienten o se engañan a sí mismos. Una consecuencia se ve en su lógica
subyacente, que divide esquizofrénicamente en compartimentos estancos lo que
ellos llaman “entretenimiento” de lo que ellos llaman “cultura”, separándolos
de modo que un programa de TV es puramente “entretenimiento” y otro es puramente “cultura”. Tal
segmentación podría considerarse en el mejor de los casos producto de la
inercia, y en el peor un complot para mantener estúpida a la gente. Quizá pueda
separarse el conocimiento del entretenimiento, aunque la verdad no sé cómo;
pero con el aprendizaje lo veo simplemente imposible. Aunque los genios de la
Tele lo pongan en duda, la gente aprende, aún si lo que se emite es “entretenimiento”.
Por ende, se puede asumir perfectamente lo contrario, es decir un programa
cultural también puede “entretener”. Y si yo, que no soy un experto, alcanzo
tan abstrusa conclusión, creo que ellos también podrían si no fuera por esa
inerte obnubilación que impide ver lo que hay dos centímetros más allá de la
plata: Todo lo que se emite por TV es objeto de aprendizaje, y por lo tanto
“enseña”. Nuestros hijos conocen mejor a los personajes de “Al fondo al sitio”
que a los Presidentes del Siglo XX, y eso es tan pero tan obvio, que hasta un
ejecutivo de TV debería verlo. Por otra parte, podemos rastrear la segmentación
entretenimiento-cultura en la idea aristocrática de “Cultura”, que la considera
propiedad de las clases pudientes que pueden financiarla; mientras el
“entretenimiento” se reserva para la Indiada. Desde el Siglo XIX liberales y
socialistas distinguieron a la educación universal como el medio para
democratizar la sociedad humana, elevando a las gentes desde la ignorancia al
ejercicio de las potencias del pensamiento. Y por supuesto, los conservadores y
sus sucesores modernos se opusieron y se oponen a ello, aunque no les sea de
buen tono aceptarlo. No están tan lejos los tiempos de gamonales quemando las
escuelas que las comunidades campesinas levantaban con esfuerzo, ni las quemas
de libros, ni las censuras, ni la represión. En los tiempos de la esclavitud se
castigaba en USA a los blancos que cometieran el crimen nefando de enseñar a
leer a los negros. En todos los casos se trata de que la indiada no “aprenda”
sus derechos, no vaya a ser se den cuenta y se rebelen. Y tienen razón, pues
como decía Bertolt Brecht: Estudia, hombre en el asilo / estudia,
hombre en la cárcel / Levanta el libro, hambriento / ¡es un arma!
Como el inmortal Maestro Longaniza, no veo absolutamente
ningún motivo, razón o circunstancia para separar entretenimiento de cultura. Y
menos aún para cometer el crimen de lesas ciencia y cultura de confundir
intencionalmente presentando babosadas seudo-científicas como si fueran Ciencia
y Cultura. Nos parece el equivalente moderno de incendiar escuelas. Repito, no
es condición de nada separar entretenimiento de cultura. Se sabe positivamente
que los centros cerebrales del aprendizaje y del juego son los mismos, y
aprendemos las reglas del juego a la velocidad de la luz. Mientras más nos
gusta algo, más y mejor aprendemos, y es ceguera, interesada o no, entender ciencia
y la cultura como obligatoriamente aburridas. Eso es mucho más peyor que mala
educación: es colonialismo mental, oligarquía intelectual, segmentación
inadmisible desde que los bienes del conocimiento deben estar a disposición de
todos los seres humanos. Y así como se aprenden conceptos, se aprenden valores.
Los educadores nos hemos cansado de indicar lo mal que se “enseñan valores”
cuando los medios “enseñan anti-valores”. Nosotros estamos aprendiendo a
enseñar/entretener. Y usamos los medios de comunicación para la enseñanza /
aprendizaje, y así como advertimos sobre el riesgo de los que operan sobre la
sociedad con absoluta impunidad, reconocemos los escasos esfuerzos a favor,
porque incluso algunos de ellos ya están empezando a aprender a
entretener/enseñar. Me atreveré a crear horribles neologismos: Los maestros
debemos aprender a ensetener, mientras los medios deben aprender a entreseñar.
Y así nos podremos encontrar a la mitad del camino, si es que están dispuestos
al cambio. Pero para ello mucho tendrá que ocurrir. Entre tanto, seguimos en la
pelea.
II
La Divulgación Científica
Una luz, sin embargo, ilumina de
cuando en vez el panorama. La TV de Cable todos los días cachetea, contrasuelea
y patea en salva sea la parte a la TV basura, demostrando que se hace TV de
calidad evaporando la distinción entre “entretenimiento” y “cultura”. Y en esto
coincide con las preocupaciones de los divulgadores científicos, constituidos
como espolón del cambio en este aspecto. Se puede definir la divulgación
científica como una serie de actividades mediáticas que hacen accesible el
conocimiento científico a la población en general, lo que significa un círculo
virtuoso en la combinación ensetener / entreseñar. Los
científicos y periodistas especializados que se compran el pleito logran
productos de inmensa calidad en toda una serie de disciplinas y medios, y me
referí a ellos en mi Crónica Leer
Ciencia (I). Merecen reconocimiento, empezando por nuestro único y
solitario periodista especializado: Tomás
Unger. Supuestamente hay otros, pero coquetean con la seudo-ciencia, e
incluso dirigen programas dedicados al esoterismo y el zodíaco, así que mejor
olvidémoslos. Pero vamos a lo positivo. La Divulgación Científica nació con la
Ciencia, se puede considerar como primer divulgador científico a Galileo Galilei, que en sus Diálogos sobre los dos máximos sistemas del
mundo de 1632 hace conversar a tres personajes, uno defendiendo el esquema
tolemaico del Universo, y el otro el copernicano, con el tercero haciendo
preguntas inteligentes. Durante los Siglos XVIII y XIX se entronizaron la razón
y la ciencia, y ello propulsó la divulgación científica: La revista Popular Science surge pionera en 1872 en
los Estados Unidos. Hoy en día la Divulgación Científica reina en canales de
televisión como Discovery Channel o National Geographic, pero tuvo sus
primeros balbuceos en los formatos impresos de la revista y el libro.
Mencioné algunos divulgadores en
mi anterior artículo Leer Ciencia (I),
y tal vez olvidé o no resalté lo suficiente a otros, así que cumplo con Jacob Bronowski (autor del libro y productor
de la serie El Ascenso del Hombre), Isaac Asimov (reconocido autor de
Ciencia-Ficción), Stephen Jay Gould,
Desmond Morris (El Mono Desnudo fue uno de los primeros libros que leí sobre
Ciencia, allá en mi remota infancia), Stephen
Hawking, Dorothy Vitaliano, Richard Dawkins, James Watson, y sobre todo a aquellos que se meten a difundir quizá
la ciencia más complicada de difundir: Las Matemáticas; donde brilla Martin Gardner, y en particular el
soviético Yákov Perelman, que trató
los más abstrusos temas de la Astronomía, la Física y las Matemáticas con fácil
palabra y harta facilidad: Matemáticas
Recreativas y otros de sus libros se encuentran para descargar fácilmente en
Internet, y parece la única manera de obtenerlo, pues desde el colapso de la
Unión Soviética la Editorial MIR dejó de editarlo en castellano. Mención aparte
por la tremenda importancia de su obra merece Rachel Carson, fallecida en 1964, cuyo libro Primavera Silenciosa (1962) lanzó la primera clarinada de alarma
sobre un tema al que en aquel entonces no se le daba bola, y que hoy entendemos
como trascendental: La contaminación
ambiental y la necesidad de cuidar el equilibrio de nuestro Planeta Tierra.
Este libro militante y esclarecedor denunció con tanta efectividad la acción de
las grandes empresas en la depredación y degradación de nuestro planeta, que Rachel Carson fue atacada desde todos
lados e injustamente acusada de comunista, lo que hasta hoy significa que le
estás pisando los callos a alguien que se siente culpable. La enorme
trascendencia de la Divulgación Científica se patentiza en este ejemplo, y me
encantaría saber dónde está el monumento a Rachel
Carson, para ojalá poder visitarlo y pensar durante unos momentos en el
eventual futuro de la especie humana.
III
Carl Sagan
La primera vez que supe de Carl Sagan fue, como tantos, a través
de la serie televisiva COSMOS: UN VIAJE
PERSONAL. La serie, de primera calidad, es visible hoy en día y no ha
envejecido demasiado a pesar de haber cumplido casi 30 años, lo que en Ciencia
no es poco decir. Me permito, con todo el exceso de confianza que un
articulista de Blog se puede permitir frente a sus lectores, a introducir sus
enlaces / links:
COSMOS, Episodio 1, http://www.youtube.com/watch?v=uVBC_CNLa9o
Después de Rachel Carson, tal vez el más importante, significativo,
paradigmático y trascendental de los divulgadores científicos sea el grande CARL SAGAN (1934 – 1996). Nacido en
Brooklyn e hijo de emigrantes judíos ucranianos, reconocía el importantísimo
papel que sus padres jugaron en su vocación científica: Mis padres no eran científicos. No sabían casi nada de ciencia. Pero al
iniciarme simultáneamente al escepticismo y a hacerme preguntas, me enseñaron
los dos modos de pensamiento que conviven precariamente y que son fundamentales
para el método científico. En 1939 sus padres le llevan a visitar la
Exposición Universal de Nueva York, y queda impresionado fuertemente por la
Cápsula del Tiempo enterrada en esos días, quizá inspiración de las Cápsulas
del Tiempo que envió al espacio en las Misiones Pioneer y Voyager muchos
años más tarde. Él mismo ha señalado qué importante fue que se le expusiera a
las maravillas de la Ciencia y el método científico, y considerando que su
hogar era modesto, podemos distinguir que no es tal vez tan necesario para los
chicos eso de pasarlos por clases de esto y aquello, cuanto de exponerlos
inteligentemente al aprendizaje y el conocimiento. Aprendan, papis, que es mucho
más barato así. Carl estudió en la
pública Universidad de Chicago, y gracias a su propia capacidad y esfuerzo
consiguió sus maestrías y doctorados en Física, Astrofísica y Astronomía.
Vinculado a la Investigación Científica, participó del Programa Espacial
estadounidense desde su mismo inicio, y fue pieza importante del programa Apolo. Tras la llegada de Armstrong y Aldrin a la Luna, y la consiguiente reducción de fondos, se hizo
cargo de los Programas de envío de naves espaciales no tripuladas de
exploración del Sistema Solar, inyectándole sus capacidades innovativas y visionarias.
La creatividad de sus experimentos para la búsqueda de vida en Marte (Viking) y la idea de remitir mensajes
que pudieran entenderse universalmente por civilizaciones extra-terrestres en
las naves que abandonarían el Sistema Solar (Pioneer – Voyager) capturaron la imaginación de las gentes, y
dieron nueva vida mediática a la alicaída investigación del espacio. Reseñar la
utilidad de toda una vida dedicada a la Ciencia y a la Divulgación Científica
rebasa ampliamente los límites de esta humilde Crónica, así que recomiendo a
mis lectores busquen su Biografía. Yo me dedicaré a reseñar algunos de sus
libros.
IV
Más de Carl Sagan: Libros, TV y películas
Antes de 1980, cuando se difunde Cosmos: Un Viaje Personal, Carl Sagan era relativamente poco
conocido. Si bien había ganado en Premio Pulitzer en 1977 con: Los dragones del Edén: especulaciones sobre la
evolución de la inteligencia humana, best-seller seguido casi
inmediatamente por otro: El cerebro de Broca: reflexiones sobre el apasionante
mundo de la ciencia. Había publicado antes Planetas (1966, con Jonathon Leonard), Vida
Inteligente en el Universo (1966, con Iósif
Shklovski), La conexión cósmica (1973), Marte y la mente del hombre (1973) y Otros Mundos (1975). Dicho sea de paso,
de los anteriores a Dragones del Edén
no he leído ninguno, pero todo lo demás me lo he devorado en diversas épocas de
mi vida. Pero aún con ese Premio
Pulitzer, en 1980 era uno más entre muchos divulgadores, si bien importante, y
conservando sus cargos académicos y en la exploración espacial, que le daban
una plataforma quizá más elevada desde la que expresarse. Sin embargo, es obvio
que su verdadera consagración y su consolidación como best-seller en el mundo del libro se produjeron con la miniserie Cosmos y su libro complementario,
vendido hasta la náusea, a caballo de la popularidad mediática obtenida. Se
calcula en más de 600 millones de personas los que han visto la miniserie, y la
edición y traducciones de sus libros alcanza cifras espectaculares para un
escritor científico. Con un éxito como éste y cómo la rana de la fábula, quizá
otro se hubiera envanecido, y empezado a repetirse a sí mismo hasta la
saciedad, y no se le podría culpar por ello, los científicos, a pesar de lo que
se piense al respecto, no suelen tener finanzas demasiado abultadas. Pero no
fue el caso de Carl Sagan, que se
mantuvo fiel a sus orígenes y personalidad, sin ninguna concesión al facilismo
populachero. El libro Cosmos: Un Viaje
Personal es una de las introducciones a la Ciencia más bellas que se ha
escrito. Libro y miniserie evolucionaron conjuntamente, como es lógico, ya que tendemos
a olvidar que hacer una buena serie para la pantalla, como un buen libro,
implican un dominio del lenguaje no solamente escrito sino visual, lo que
podemos notar más cuando vemos las mediocridades que nos endilgan normalmente. En
este punto me abstengo de decir más: Vean la serie, Lean el libro, lo pueden
bajar de Internet si les resulta caro (bájatelo desde acá: http://asasac.co.tripod.com/temas/cosmos_sagan.pdf
). Olvídense de mí.
Las obras posteriores editadas no
desmerecen absolutamente para nada a Cosmos:
Un Viaje Personal. Abarcan incluso una Novela de Ciencia Ficción Dura, Contacto, llevada exitosamente al cine
con Jodie Foster como directora y
actriz. Básicamente abundan sobre los temas que constituyen su preocupación y
en cierto modo están preludiados en Cosmos:
Un Viaje Personal. En todas impresiona profundamente, y hasta conmueve, tan
clara y amplia concepción de la Ciencia y el método científico aunada a tan
profunda preocupación por la ciudadanía y por la gente real y concreta. Tal
combinación, ya patente en Cosmos: Un
Viaje Personal, se hace más notable en otros libros como El Mundo y sus Demonios: La ciencia como una
luz en la oscuridad (se puede encontrar en http://paranoideo.com/upload/carl_sagan_-_mundo_demonios.pdf),
en que se preocupa de dotar a las gentes de herramientas conceptuales para
probar argumentos y detectar falacias y fraudes, siempre en el contexto del
empleo del pensamiento crítico, la hermenéutica, la sindéresis y el método científico. En pocas palabras incide siempre en lo mismo: No
te creas todo lo que te dicen, sé escéptico, pregunta, no te conformes. Miles de
millones: pensamientos de vida y muerte en la antesala del milenio (1997) fue su
última obra, y es considerada su testamento ideológico sobre el escepticismo, la religión, la superstición, el aborto, el
armamentismo. Puedes bajártela aquí, pirata: http://www.bibliotecapleyades.net/archivos_pdf/saganmilesmillones.pdf. Incluye además al final el relato de su muerte por su viuda y colaboradora Ann Druyan. No olvidemos la Introducción
que le hace al libro de Stephen Hawking: Historia del Tiempo: del Big Bang a los Agujeros Negros.,
Otros libros de Carl Sagan que no
puedo reseñar cabalmente por no haberlos leído son: El invierno nuclear (1991,
con Richard Turco), del
que leído algunos fragmentos en una librería donde me lo encontré: Se analiza
acá las posibles consecuencias que tendría una guerra nuclear sobre el clima
terrestre, y se le debe el concepto de Invierno Nuclear. En Sombras de
antepasados olvidados (1993, con Ann Druyan)
se concentra en los orígenes de la especie humana y el desarrollo de las
sociedades prehistóricas. En Un punto azul pálido: una visión del futuro humano en
el espacio (1994) trataba de plantear una secuela de Cosmos,
discutiendo la posición del ser humano en el Universo y sus posibilidades como viajero
del espacio. Quizá su obra póstuma más importante sea La diversidad de la ciencia: una
visión personal de la búsqueda de Dios (2006), recopilación
de las intervenciones de Sagan en
las Conferencias Gifford sobre Teología
Natural. Espero leerlos en algún momento.
V
Colofón
Me he escrito esta Crónica casi a
la carrera y llevado de un impulso. Al revés de otras, que me implican un poco
o mucho de revisión y a veces
remembranza de lo leído mucho tiempo atrás, me ha resultado muy fácil, y ello se
lo achaco a Carl Sagan. Él mismo,
aunque era hombre profundo, tenía la inmensa capacidad – que le envidio sanamente,
si eso es posible – de hacer de los temas complejos todo lo fácil que se puede
hacer algo, pero no más fácil de lo que son en verdad, y además problematizarte
con ello. Ello demuestra que se puede ser sencillo sin caer en la chabacanería
o el simplismo, todo está en la claridad de la estructura que tengas en la
cabeza. Al revés de lo que se cree, no es que mientras más sabes o lees más te
complicas la vida. En realidad más se te aclaran las cosas y más lúcido te vuelves,
cada vez. Y ello no tiene fin. La diferencia entre la erudición y la sabiduría está en lo que le
pones tú. Por ello Lee lo que quieras,
como quieras, donde quieras. No te arrepentirás.
La anterior Crónica sobre Leer Ciencia está en el siguiente link:
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