jueves, 1 de agosto de 2013

NO SÉ QUIÉN SOY

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NO SÉ QUIEN SOY


No sé quien soy / ni a donde voy 
/ por qué mi canción es triste / por qué no río 
(Vals criollo de Juan Mosto)
(Enlace, cantada por el mismo Mosto: http://www.youtube.com/watch?v=7c8z9Gpkj8c)  



"…el individuo sano vive porque tiene memoria, porque sabe cómo se llama, 
cómo fue su vida anterior. Si no, caería en la locura, en la inconsciencia "
Jorge Basadre, historiador peruano
o

El Problema de la Identidad

Si hay un problema que todos de alguna manera compartimos es el de la propia Identidad. Se supone que la Identidad es el conjunto de características o rasgos que hacen que un ser sea ese ser, y no otro ser. Perdónenme el chabacano conceptismo, trataré de explicarme de manera menos enredada: Resulta que después de los artículos de Javier Lizarzaburu que publicamos en este Blog (¿QUIÉN DIABLOS SOY?), como que nos hemos quedado con la yuca adentro y tenemos ganas de decir algunas cosas.

Y así, en un plan espero menos pedante, podríamos empezar diciendo que la Identidad es esa cosa metafísica que cuando la tenemos nos sentimos seguros de andar por el mundo, porque tenemos la seguridad de saber quiénes somos, y desde allí podemos relacionarnos con el resto; y cuando no la tenemos vivimos preocupados precisamente por no tenerlo. 

Identidad y autopercepción

Aquí va el problema: Para poder plantearnos nuestra Identidad necesitamos percibirnos a nosotros mismos. Es decir no pensamos en esto a no ser que veamos nuestras caras y nuestros cuerpos y pensemos cómo nos percibe el resto de las personas. Los niños viven la desesperación de que los miren y eso es un encanto, pero también es una exigencia a ser identificados por nosotros. Esto es, nos exigen que les concedamos su identidad, que les digamos una vez, y otra vez, y otra, y otra: Tú eres. Los psicólogos llaman a esto la necesidad de ser reconocidos, es decir de ser distinguidos como individuos que son iguales al resto, pero también como personas distinguibles del resto. Y es una Necesidad con mayúscula, no sentimos que somos si no nos perciben, y no somos si no nos hacen saber todo el tiempo que estamos siendo percibidos, que estamos siendo distinguidos como personalidad. 


Identidad, Racismo y Entorno

Claro que todo esto es ambivalente. Porque para los niños, como para las culturas primarias, el entorno no es una cosa que está allá afuera distinta del Yo, es un TODO dentro del cual YO estoy y fuera del cual no tengo existencia. Es una cosa dada, aparentemente genética, y así no hay manera de entendernos a nosotros mismos si no es en relación con el entorno, al cómo me determina el resto de mi tribu, y por ello las representaciones sociales nos son tan importantes. Nuestra identidad contiene rasgos que nos constituyen (estatura, grosor, color, rasgos faciales, etcétera) y que asumimos como los rasgos de nuestra identidad. Un color no tiene valoración en cuanto color, sino en cuanto Valor que le asignan los Otros. Pensemos en el color del luto, negro en occidente y blanco en oriente. Tratemos de pensar lo que significa percibir que el propio color de la piel sea visto como feo, sucio, desagradable, "modesto".

Victoria Santa Cruz ha representado maravillosamente este sentimiento en su pequeña y entrañable pieza Me gritaron Negra, que podemos hallar aquí:o

http://www.youtube.com/watch?v=754QnDUWamk&list=PL2E7FE3EF79A2DF2

                                                                                                         Identidad, odio y contrarracismo

Percibir entonces el propio color de la piel, y percatarnos y darnos cuenta que a ese color el resto le asigna un determinado Ser es una constatación por la que todos pasamos, y que con el tiempo se convierte en parte de un algo que nos crea problemas. Tales problemas son bastante inconscientes, precisamente por eso son problemas, porque son vergonzosamente empujados hacia el inconsciente y ahí se quedan fregando la paciencia; y pasa como dice con tanta franqueza Victoria Santa Cruz, que  se produce Odio, que el odiar se convierte en la marca de tu presencia y de tu identidad. No creo que haya niño en el mundo que se merezca ello. 

La asignación de un lugar social por el color de la piel resulta así en un tema terriblemente complejo para los niños, y espantosamente penoso para los adolescentes, pero absolutamente invisibilizado. El Racismo es un problema mayor para los peruanos porque está vergonzante y consistentemente metido en nuestras representaciones sociales, y empujado al Inconsciente, donde fermenta y se pudre. Y cuando te enteras de ello, si no te han arruinado y te han convertido en un afrikaner emocional, quieres patear ese tablero y eliminar los colores, los "decentes" y los "modestos". 

Identidad e Individuación

Cuando creces y te individualizas - es decir, cuando escapas de la esclavitud que te impone el Entorno - te crees que eres un individuo con rasgos que te hacen único, que compartes con los Otros el tener derechos y deberes, y así pretendes que te juzguen por quien verdaderamente tú sientes que eres. Que venga el resto y te juzgue por el color de tu piel, que te asigna un lugar social consistente con el dominio de unos sobre otros, es y se siente invasivo, agresivo y doloroso. Y te tienes que aguantar, porque la idea toda es tratar de integrarse a la Sociedad, a la jerarquía social realmente existente. Porque si no lo haces lo pagarás en efectivo.

Encima, esa jerarquía social es inconsistente con los Valores que te enseñan y con el discurso manifiesto que se dice se vive. Así nos metemos con ojotas y todo en el conflicto más sencillo de entender y más difícil de superar: El de la verdad y su ocultación, el de la hipocresía social. Y podría ocurrir que la aceptaras y te convirtieras en el absoluto contrasentido de un Sociópata Socialmente Aceptado. Claro que si eres inteligente y tu entorno no te mete en un ghetto demasiado opresivo, y tienes la suerte de que alguien o algo te muestre o diga la Verdad, llegarás a la conclusión que vives en la MENTIRA, y tratarás de definir tu ser en función de ello: Serás un resistente, un exiliado interior, quizá incluso te dirán que eres un resentido.

                                                                                                                         
                  Identidad y Adaptación

En resumen, te puedes adaptar al Entorno, o no. Tu adaptación será fácil si estás en el NSE A, porque tienes plata y estatus, y por ende no tienes que preocuparte de la realidad, estás en una burbuja protegida, te enseñan que el suelo es de cuero. Por cierto esto no es determinativo porque afortunadamente los chicos y chicas tienen la inextirpable manía de pensar y de percatarse de las cosas que los adultos les escondemos. Las reacciones posibles al respecto son muchas. pero la que más detestan ciertas personas es que los chicos piensen y tomen decisiones por sí mismos, porque entonces sienten que la posición socio-económica tan duramente labrada se les va al agua.

Y si estás allá abajo, pueden entrenarte para decir o hacer lo que los de arriba quieren que hagas o quieren escuchar, o a crear tu espacio aparte desde el cual podrás lograr tus objetivos, sin esos estorbosos recordatorios de tu inferioridad, o puedes irte de este entorno y tratar de hacer tu vida en otra parte donde te maltraten menos.

Identidad y Democracia

Se dice que vivimos en una sociedad democrática, pero eso todo el tiempo vemos que es una falacia. Quizá por eso más de cien personas se van diariamente del Perú, al margen de algunos que creen que porque el crecimiento económico les llegó a ellos les llegó a todos (Alguien así escribió editorial en El Comercio el Otro Día). El encontrarse con la Democracia para muchos es salirse del discurso oficial y encontrarse a la gente por la calle, al modo del Fugado de la Caverna del famoso mito platónico, y ello es ciertamente inevitable, chocante si te adelantas a tu tiempo en tu espacio, pero siempre traumatizante. Por suerte vivimos una época en la que las representaciones sociales están chocando y limándose gracias a que hubo quienes empezaron a combatirlas desde hace mucho. Hoy en día sabemos que esa jerarquía social que el Racismo y las Ideologías de Odio tratan de imponer es injusta, desagradable estéticamente, moralmente indefendible y encima profundamente imbécil. Pero todavía tan conveniente para algunos.  

Identidad y Lenguaje

El lenguaje tiene, entre otras cosas, la capacidad de liberar. Díjose in illo témpore que la Verdad nos hará Libres. Y es cierto, pero la Verdad para ser Verdad tiene que decirse. Cuando articulas tu palabra, te conviertes en el Amo de tu destino, en el Capitán de tu Alma. Se ha dicho que la Libertad empieza cuando eres capaz de decir NO, es decir cuando sabes con exactitud y puedes decir claramente que esta "x" situación NO la quieres, ni para ti ni para nadie. No hay Identidad si eres incapaz de expresarte, el balbuceo no es una opción, el silencio no es una condición, el temor reverencial no es eterno.

Un hecho común en los opresores que no sabían que lo eran (ciertos afrikaner de Sudáfrica, algunos Red Necks del Deep South, los primeros conversos cristianos, por ejemplo), pero que descubrían repentinamente su Verdad, es su incapacidad de articular objetivamente ciertas palabras que representan conceptos "prohibidos". Yo soy libre, y porque soy libre le digo "negro" - como Victoria Santa Cruz - a lo que es negro: Si la música que escucho es música "negra", no la llamo negroide, que es el penoso intento de no decir "negro". Pero las personas no son cosas, y si eso lo tengo claro, entonces te preguntaré cómo quieres ser llamado. Quizá lo mejor que he escuchado al respecto fue esto, no sé si de Nicomedes o de Vallumbrioso: No me digas negro, dime Señor Negro

Colofón Provisional

Lo que durante siglos les hemos hecho a los Niños del Perú no tiene nombre. Y en este aspecto, y solamente en este, somos todos víctimas en la medida que todos hemos sido niños. Encontrar nuestros origenes es relativamente fácil, es cosa de jugar, como los niños, con la información. Lo difícil es renunciar al sueño y a la niñez, quitarnos las máscaras, decidirnos a crecer y ser adultos, perder el miedo al espejo, mostrarnos y mostrar quienes somos, deconstruir esas representaciones y decidir qué hacemos con ellas. Dejar de una vez por todas de tener miedo a nuestro propio interior. Y al representarnos a nosotros mismos, tal vez como Victoria Santa Cruz, encontremos que tenemos ritmo, que suena hermoso, que es bacán ser nosotros mismos, juntos. Que Vea el que tenga Ojos.





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