CINCO IDEAS BÁSICAS
SOBRE EDUCACIÓN EN LA COMUNIDAD
LEÑA PARA LA HOGUERA
EDUCATIVA (III)
Introducción
La Educación en la
Comunidad es una idea de buen tono, fácil de aceptar de los dientes para afuera.
De cerca se ve que le pisa los callos a demasiadas gentes e instituciones, se
parece demasiado al Home-Schooling, a
la Educación a Distancia, a la Educación Comunitaria y a la Educación No Formal,
y no pueden objetivamente simpatizar con ella los grupos que verían afectados ingresos
y autoestima de hacerse una reforma o revolución educativa que apuntara a
desacralizar la Educación Formal.
La frondosa Burocracia
educativa necesita sistemas complejos para medrar burrocraceando; los funcionarios y empleados de los ministerios
para complicar lo que debiera simplificarse; los sindicatos para ganar más
trabajando lo menos posible; los empresarios para lucrar más aún con una
Educación que mientras más inútil, mejor. Díganlo de cierto los candidatos a
posiciones regionales, municipales y nacionales que han construido sus bases de
poder con colegios y universidades privados, diseñados más para posicionar a
sus propietarios que para ofrecer instrucción pertinente y de calidad.
Fuera de la
hipocresía normal, la Educación por la Comunidad es una idea que en la práctica
no tiene más que enemigos. Y como nos gusta llevar la contra, ello ya hace que
simpaticemos con ella y tratemos de verle qué tiene de tan peligroso.
De qué se trata hoy
Decía un desconocido educador africano, que para educar a un niño se necesita de toda la tribu. Hay gran
enjundia y sabiduría en esta cuestión, así planteada, porque nos lleva a los fines que la Educación debiera cumplir, como a la pertinencia de los medios, estrategias, didácticas y actitudes vinculadas. El otro día revisaba el concepto de Pedagogía del Afecto, que la educadora
ecuatoriana Rosa María Torres plantea en su Blog OTRA∃DUCACION, y está claro que lo que
falta en nuestros sistemas son espacios amables y afectuosos. Es más, nuestros
espacios no son ni amables ni afectuosos por una razón, intuyo, sistémica: Tener
espacios amables y afectuosos va contra toda la lógica realmente existente del
proceso enseñanza / aprendizaje tal como nuestros sistemas lo plantean.
Tener escuelas decentes implica, si entiendo bien las cosas, primero querer
tenerlas, vale decir un proceso de Toma de Decisiones que se base en
Valores Humanos explícitos y deseables, y no necesariamente en Intereses. Claro que sabemos bien que, como dice Jacinto Benavente, mejor que crear afectos es crear intereses,
lo que no es errado si atendemos a la naturaleza humana. Así que dado que los intereses se
anteponen a los afectos, entendemos que nuestro interés a largo plazo como personas y educadores indica que estamos llegando a un
punto de quiebre, a un límite asintótico que sólo puede moverse si asumimos hoy decisiones
basadas en valores más o menos permanentes que no estén demasiado influidos por
el corto plazo. De lo contrario, el filo de la realidad nos decapitará antes
que nos demos cuenta.
Educación en la Comunidad: Cinco Ideas Básicas
Educación en la Comunidad
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Comentario
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Primera Idea:
Los sistemas educativos actuales no responden a las
necesidades sociales
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Las carreras no corresponden
a las necesidades sociales, las empresas no tienen ni operarios ni ejecutivos
bien entrenados, la cantidad de conocimientos y habilidades que se imparten
tienen poca o ninguna relación con la economía, se enseña demasiado inútil y
muy poco útil. La educación mercantilizada hace que enseñar cualquier cosa social
y económicamente relevante sea demasiado caro.
Por supuesto,
tampoco se trata de Cambiar por Cambiar, pero la situación es tan mala y
crítica que los cambios cosméticos no solamente no son funcionales, sino que
resultan evidentes en su intención de cambiar algo para que todo siga igual.
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Segunda Idea:
La discusión y distinción entre lo Privado y lo
Público en Educación es obsoleta. Peor aún, inútil.
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Uno de los
problemas económicos más acuciantes no es, como lo plantean los poderes
fácticos y algunos despistados “ideólogos”, la discusión entre lo Privado y
lo Público, sino entre lo Grande y lo Pequeño. El régimen de propiedad en la
actualidad puede ser administrado, el problema de fondo parece más bien quien
lo administra y en nombre de qué intereses.
De ahí que la
propiedad de las instituciones educativas es relativa a la medida en que leyes
y usos les planteen fines comunales. No hay educación sin sus actores
fundamentales: Padres y Madres de Familia, Profesores y Alumnos, en la perspectiva más amplia. Los
Promotores no son necesarios en este esquema, a no ser que se hagan
necesarios y no rémoras. En el plano ideal y utópico, toda Institución
Educativa es propiedad de sus Padres y Madres de Familia. Las Instituciones
formadoras de Maestros, por cierto, no los forman para la relación con Padres
y Alumnos, es decir no los forman para responder a las necesidades sociales.
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Tercera Idea:
Una Comunidad Educadora reúne orgánicamente a sus instituciones económicas, sociales, educativas y políticas – y si le faltan se une con otras comunidades que tengan lo que le falta – para crear un entorno educativo basado en sus realidades económicas, sociales, políticas y educativas. |
Esto suena a
perogrullada evidente, sin embargo se ha perdido de vista completamente en un
paisaje neoliberal. Podríamos apelar a las esclarecedoras ideas de Francesco Tonucci como apoyo, pero
trataremos de decirlo más fácil:
Una comunidad educadora
es la que integra las necesidades de sus habitantes en su devenir cotidiano,
y las satisface creativamente. Hay modelos en varias partes del mundo, y no
en exclusiva de la esfera educativa, y no en todos los aspectos. Pero el
modelo fundamental es el de cualquier comunidad que trata de sostener valores
comunales propios de todas las comunidades, así como la originales de cada comunidad.
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Cuarta Idea:
Los problemas de la Comunidad son problemas educativos. Los problemas educativos son problemas de la Comunidad. |
Entre los problemas
más acuciantes de las gentes está la sobrevivencia, pero no cualquier sobrevivencia,
sino una basada en Valores comunitarios e individuales entre los cuales está,
qué duda cabe, el vivir con cierta comodidad, holgura y equilibrio. La
capacidad de balancear lo colectivo y lo individual, la oferta y la demanda,
el trabajo y el ocio, así como otras díadas sociales, parece estar mejor representada
en comunidades pequeñas que en el individuo o en las comunidades muy grandes.
Por otra parte, se pude entender una Comunidad grande como una Comunidad de comunidades. |
Quinta Idea:
La Educación Formal tal como está planteada, es básicamente un estorbo y ya pasó el grado de la inutilidad simple, pues no solamente no resuelve problemas sino que los crea. |
El nivel de
costo-beneficio de la Educación, más sus problemas anexos (quién cubre, y en
qué bienes, los costos de la educación, por ejemplo) está alcanzando un nivel
en el que la reducción constante del valor de una titulación en el mercado determina
que sus costos se pongan por debajo de su punto de equilibrio. En simple
significa que los recursos empleados en formar profesiones y oficios inútiles
ya le pasa factura a la sociedad en recursos inmovilizados, productividad e
impuestos. Por supuesto esto es más grave en unas sociedades que en otras,
pero parece más grave y urgente en América Latina, con su enorme población
NINI (Ni Trabaja NI estudia).
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Naturalmente, puédese añadir aún más Leña a la
Hoguera Educativa si le agregamos más caracteres a esta EDUCACIÓN EN LA
COMUNIDAD. Adelante profe, no se sienta corto J.
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Colofón
Nadie quiere pensar en las imprevisibles reacciones que adoptarían las sociedades llevadas a
su límite. El paradigma Quien estudia, triunfa es un calmante social cada
vez más colapsado, un metarrelato que la postmodernidad envió a la bancarrota.
Donde no hay flexibilidad social suficiente, el maximalismo fanático (O el
fanatismo maximalista, que lo discuta quien esté de humor de hacerlo) echa
raíces y rompe violentamente
por la mitad lo que no nos atrevimos a tajar con sacapuntas en tiempos más
felices.
Con esta brazada de leña advierto
el problema. Las hogueras no sólo queman, también iluminan la noche. Y mi Conclusión
ya acostumbrada: No es la Educación la
que cambia la Sociedad, es la Sociedad la que cambia la Educación. Hasta otra, que será pronto.
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