CRÓNICAS DE LECTURAS – 39
Lecturas Soviéticas
I
La Lectura, lo Soviético y el realismo socialista
Como todos saben o deberían
saber, la Unión de las Repúblicas
Socialistas Soviéticas resultó de la Revolución
Bolchevique de 1917, y culminó de modo poco elegante su existencia en 1991.
Por tres cuartos de siglo fue un actor fundamental en la política internacional
y pareció que había llegado para quedarse. Era expresión política de las ideas de
Carlos Marx y Federico Engels, opuestas a las del dominante capitalismo, y que iniciaron la caudalosa corriente del Marxismo, que llegó a encuadrar autores más o
menos cercanos y/o encontrados entre sí, como Vladimir Ilitch Lenin, Pierre Proudhón, Karl Kautsky, Mao Ze Dong y Antonio
Gramsci. La posterior Escuela de Frankfurt hegeliana y
marxista tomó distancia de la Ortodoxia marxista-leninista de la URSS, entre
sus representantes se encuentran Jürgen
Habermas, Hans Horkheimer, Theodor Adorno, Herbert Marcuse, Erich Fromm,
Walter Benjamin, y un gran etcétera.
El experimento de los Soviets (“Asambleas” en ruso) sumó los planteos de Vladimir
Ilitch Lenin a los de Marx y Engels;
que también dieron base a la República Popular China, que además integró importantes aportes de Mao Ze Dong y otros. La
primera generación post colapso soviético del siglo XXI ha sido educada en el
pensamiento único del capitalismo neoliberal, empleo el término neoliberal a propósito. El capitalismo
actual no es el mercantil del siglo XVIII, el Industrial del siglo XIX o el
Financiero post crisis de 1930 y 1945. Hoy se dice que el Capitalismo ya fue, pero
todos los desempleados de los últimos treinta años la tienen más clara: Tal vez
no exista el consenso de Washington
pero funciona muy bien: los ricos son cada vez más ricos y a la inversa. La
Historia repite sus trucos, la realidad de hoy se parece a la que recibía a un
niño a fines del siglo XIX, aunque hay cosas que han cambiado su poco, la gente
emigraba del campo a la ciudad, dejaba las tierras y se iba a buscar chamba a la
ciudad. Hoy, en cambio… todavía esto pasa, pero en grande. Parece que los
procesos sociales evidenciados por Marx
& Engels y los marxistas siguen ahí, y así el Fracaso y la Muerte del
Marxismo parece una forma de wishful
thinking de los que se beneficiarían de ello.
Pero una cosa es el Marxismo y
otra bien distinta la Unión Soviética. El marxismo sobrevive a la URSS, pero no
se le hubiera dado mucha bola a Marx
& Engels sin la URSS, China, Cuba, Yugoslavia, eso sin contar con los
héroes y mártires de la religión roja: Bela
Kun, Chapaiev, Rosa Luxemburgo, Jorge Dimitrov, Vicente Rojo,
Karl Liebknecht, Antonio Gramsci, Chu Teh, Dolores Ibárruri, Vo Nguyen Giap, Ho Chi Minh, Clara Zetkin,
Fidel Castro, el Ché Guevara y un larguísimo etcétera que incluye a casi todos los
héroes y mártires de todas las causas justas del pasado y el presente, desde Espartaco hasta Nelson Mandela. Nadie acepta el
martirio en nombre de las utilidades de las grandes corporaciones, mucho mejor
es el día que el triunfo alcancemos / ni
esclavos ni dueños habrá / los males que al mundo envenenan / al punto se extinguirán. En el vasto Campo Socialista se pasó por alto la
brecha entre teoría y práctica, entre La
Internacional y la triste realidad de Stalin
y el Archipiélago Gulag, título de la
novela de Alexander Solzhenitsyn, lectura
que me dio mucho qué pensar y orientación para investigar: La Colectivización Forzosa, los Juicios de Moscú, las
Purgas, la represión del Socialismo de Rostro Humano y otros hechos de la misma
calaña se estibaron a la prepo en el clóset soviético, y hablar de ellos abiertamente se consideró hacerle el juego a la Derecha. O un
costo terrible, pero necesario para alcanzar el paraíso en la Tierra.
El sovietismo realmente existente
presentó además el realismo socialista. Ingrediente de toda revolución que se
respete es la irrestricta libertad creativa, en especial en donde tiene más sentido:
En la educación, el arte y la cultura entendidas al modo de nuestro Comunista y
Entrañable Cholo Vallejo: Todo arte o voz genial viene del pueblo y va
hacia él. Los primeros años de la revolución bolchevique fueron extraordinarios
pese a la guerra civil y los desórdenes, epidemias, hambrunas y demás circunstancias
usualmente vinculadas a las revoluciones. Tales circunstancias son lo más interesante de los
tiempos interesantes con que los chinos te maldicen cuando realmente te odian. Este
primer realismo socialista fue una explosión de creatividad cultural
sin parangón, que floreció en colectivos como el Proletkult, el Kino-Pravda y
los de teatro y ballet; en los días gloriosos de Lunacharski y Vygotsky;
de la Alfabetización masiva; de Gorki,
Shostakovich, Kataev, Blok, Maiakóvski,
Stanislavsky, Meyerhold, Tairov, Vertov, Eisenstein. Pero ciertos elementos del partido vivían incómodos con
lo heterodoxo y lo subjetivo, tachado de burgués, como si ser uno mismo fuera
privilegio burgués, o el proletario no tuviera personalidad. Hacia 1932 algo
llamado realismo socialista se
convirtió en política oficial del estado soviético para mantener a todo el
mundo cultural en la sartén y temeroso de caer al fuego. Según parece no arrancó
muy mal: La madre, novela de Máximo Gorki, es la primera excelente
obra del realismo socialista. Y sin embargo había algo perverso en un
“realismo” estalinista que no se atrevía a mostrar la realidad “real” de obreros
o campesinos, sino lo que sería la realidad de estas clases con el comunismo instaurado,
o con el socialismo hecho real. Y si eso es realismo, pues los
significados de los significados están un poco raros. En la práctica el realismo
socialista fueron los parámetros a los que todo creador debía someterse
si quería existir como artista. Los burócratas definían qué era arte y cultura,
buena razón entre otras para tildar de totalitario el régimen de José Stalin.
II
Mi tío Lucho / Reforma o Revolución
Me he referido antes a mi tío Luis de los Heros y lo haré una vez más,
merece el homenaje. Cada cierto tiempo mi tío aparecía para enseñarme a jugar
ajedrez o regalarme una compacta colección de libros baratos, de los que así
nomás no parecían por casa. Aprendí que la intención contaba, nunca he mirado
facturas para medir el valor de un libro o cuánto afecto me tienen, tal vez para
otros sea importante. Entre las colecciones que me obsequió estaba la editada
en 1964 - época de la escisión maoísta - por el promoscovita Centro de
Estudiantes de Medicina de la Universidad de San Marcos. El Comunismo hasta
entonces había sido monolítico, a diferencia del Socialismo. Nadie lo vio
entonces, pero era el principio del fin de la URSS, yo tenía diez años y era
ajeno a estos ideológicos debates, e igual me devoré los libros accediendo así
a datos a los que así nomás no se accedía. Capté a la primera eso del “realismo
socialista”, y me pareció intrascendente. Los libros que me trajo Lucho eran de teatro (El león de la plaza, Ilya Ehrenburg traducido por Isabel Vicente para “Literatura
Soviética”); poesía (Antología de Evgueni Evtushenko, traducción de los cubanos
Heberto Padilla, Roberto Fernández Retamar y Pedro Durán Gil; y Poesía de Vladimir
Maiakóvski, traducción de Lila
Guerrero); novela corta (Mis
Universidades, Máximo Gorki, parece
se tradujo sola); cuentos de guerra y ciencia ficción (Cuentos Soviéticos de Boris
Polevoi, A. y B. Strugatski y Valentina Zhuravliova, traducidos por Aurora Kantorovskaia); y testimonio (El Camino del Cosmos, de Yuri
Gagarin, también autotraducida). Había de todo, Lucho recomendó empezar por Gorki pero lo hice por Gagarin, estaba
fresco lo de los cosmonautas rusos antes de 1968. Conocer el punto de vista de Gagarin fue interesante aunque algo
decepcionante, uno se imagina a cosmonautas, astronautas y taikonautas como
héroes. Pero así me enteré que el mundo no era solamente Estados Unidos, aunque
muchos a mi alrededor no parecían saber de otra cosa.
Entre estos libros, el menos “realismo
socialista” era Poesía de Vladimir Maiakóvski, hasta hoy conmueven
sus broncos llamados al combate: Lo viejo
/ matadlo / Haced ceniceros con los cráneos / Lavad lo viejo / Por el mundo
tronaremos el nuevo mito / y pisaremos la tapia del tiempo; o ¡Esta es / la Revolución / la más sangrienta
de las Ilíadas! / ¡Y los años de hambre de su Odisea! El más “realismo
socialista” era El león de la plaza,
comedia de costumbres escrita por el hábil propagandista soviético Ilya Ehrenburg, revolucionario torpedo
de propaganda a la línea de flotación de la Francia de Postguerra donde el
agresivo Frente Popular comandado por el PCF estuvo a pulgadas de hacerse del poder. Los personajes son estereotipos presentados con talento: el
alcalde “socialista”, el carpetbagger James Law, el intelectual
sartriano, la Bouboule, la juventud potencialmente revolucionaria y opuesta a
que se lleven el león de la plaza. Termina en una ingenua apoteosis
revolucionaria de la Toma del Poder sine
sanguine, venta que trataba de hacer una URSS asustada de la violencia
revolucionaria marxista-leninista que sus enemigos blandían en su contra: Demasiado tiempo llevan hablando (…) ciento
cincuenta años y cinco actos. Ahora hablan otros. La farsa ha terminado.
Vale la pena detenerse algo en la reactividad de la propaganda
soviética, indicio de falta de proactividad, la que mostraba sutiles debilidades que daban qué pensar sobre donde fallaba el asunto. El problema se distingue mejor en la metáfora de la novela Rebelión
en la Granja de George Orwell, donde el liderazgo
revolucionario se anquilosa y refleja al capitalismo que pretende sustituir. La
crítica a la URSS siempre fue mucho más sólida desde el marxismo que desde el capitalismo.
Personalmente no acepté nada a rajatabla y excluyendo mi propio juicio, aunque
ello estaba aparentemente de moda entonces. Me resistí a dejarme masticar por
las ortodoxas mandíbulas capitalista estadounidense y comunista soviética, a
dejarme encerrar en una dicotomía de tercio excluido. Es un problema, porque no
hay cómo acomodarse: para los “revolucionarios” eres poco radical y para los “reformistas”
lo eres demasiado. Tras varias décadas, veo en los bomberos de hoy varios de
mis más incendiarios amigos de ayer, y creo mejor ser un reformo consecuente que
un revolucionario arrepentido.
Para descargar algunas obras de Vladimir Maiakóvsky e Ilya Eherenburg:
http://www.libroos.es/tags/Maiakovski%20Vladimir.html
http://www.libroos.es/tags/Ehrenburg%20Ilya.html
Para descargar algunas obras de Vladimir Maiakóvsky e Ilya Eherenburg:
http://www.libroos.es/tags/Maiakovski%20Vladimir.html
http://www.libroos.es/tags/Ehrenburg%20Ilya.html
III
Así se forjó el acero
Toda revolución necesita procesos
de iniciación si pretende sobrevivir a su primera y heroica generación. Y así
debiera ser con todo régimen político, en especial el democrático. Se necesita asegurar recambio generacional para que la Revolución perviva: Se necesita formar una
Guardia Joven sensibilizada y educada para “recibir la antorcha” y retirar sin
desajustes a la Guardia Vieja a sus cuarteles de invierno. Si el sistema y los
partidos que lo conforman no hacen su tarea el resultado es efímeros clubes
electorales. Testigos los partidos que no sobreviven a sus fundadores. Testigo el
Partido Socialista Unido de Venezuela, que paga en efectivo el culto a la
personalidad de Hugo Chávez. Testigo
al revés la organización política más exitosa del mundo, le pese a quien le
pese: el Partido Comunista Chino, que no soltará las riendas en el futuro
previsible pues gobierna y a la vez forma y educa los millones de cuadros
políticos que China requiere. La Derecha Bruta y Achorada (DBA) del Perú en las
últimas décadas ha desmovilizado políticamente a toda una generación sin darle
nada a cambio: Hoy somos millones de crédulos analfabetos políticos. Lo digo
sin anestesia, no estoy aquí para ser complaciente: La generación X se compró
el relativismo postmoderno y creen que movilización es una página de Facebook y
opinión política cualquier expresión de deseo. La Revocatoria en Lima evidenció una
manipulable masa de maniobra que dio soporte a la corrupción y las mafias, y dejó a la Democracia indefensa frente a extremismos y “enfermedades infantiles”. Muestra
de ello es que se tenga que explicar que pensar no es comerse la propaganda: He
tenido entre manos libros de Historia de
la Unión Soviética que no mencionan a León
Trotsky ni otros personajes esenciales de la Revolución, con fotografías trucadas
de la Revolución de Octubre para que aparezcan Stalin y Lenin sin Trotsky y otros. Las clases y castas
dominantes controlan la Historia para controlar al pueblo, lo que se supone
reaccionario, no revolucionario. No puede haber Revolución sin Moral Revolucionaria:
Los Juicios de Moscú, el Gulag, las
Purgas, Lysenko, el realismo
socialista instauraron una hipocresía revolucionaria nihilista y amoral,
pasmaron la rebeldía, debilitaron la organización revolucionaria y minaron los Valores. Albert Camus lo denuncia claro en El
hombre rebelde, y todo esto es historia registrada, a ver si tratamos de no
meter la pata de nuevo. No olvidemos cómo era el culto a la personalidad: http://www.youtube.com/watch?v=_cMlu7tUshg
Nicolai Ostróvsky (1904 – 1936) es una leyenda soviética. Ucraniano
él mismo, su libro Así se forjó el Acero
es una autobiografía novelada que alcanzó inmensa popularidad, está entre los
veinte libros más leídos del mundo. Los años ´20 fueron la época heroica de la
revolución soviética, y el libro testimonia la tremenda movilización en los
espíritus de entonces: Lo más preciado
que posee el hombre es la vida, se le otorga una sola vez y hay que saber vivirla
de modo que al final de los días no se sienta pesar por los años pasados en
vano, para que no exista una angustia por el tiempo perdido y para que al morir
se pueda exclamar “toda mi vida y todas mis fuerzas han sido entregadas a la
causa más noble en este mundo, la lucha por la liberación de la humanidad”.
Ojalá algún día se escriba una Historia que dé cuenta imparcial de los
acontecimientos y tal vez lleguemos a entender esta etapa con relatos
provenientes no sólo de sus enemigos: La construcción de la URSS en los
primeros años, dirigida por el Partido Comunista anterior a los Juicios de
Moscú y las purgas estalinistas, mucho más apoyado en los Socialistas
Revolucionarios de lo que quisieran confesar hoy. Un inmediato y tal vez
superficial análisis político encuentra aquí uno de los motivos de la Caída de
la URSS medio siglo más tarde: A diferencia del PC Chino, el PCUS purgó sus mejores
cuadros, se anquilosó en un estilo obediente, de comisarios sin iniciativa y
castrados políticamente, al estilo del PC norcoreano de hoy. Así se forjó el acero es una oda al
compromiso político, a la participación consciente, a la independencia de mente
y a la disciplina autoasumida dentro de un Partido que no solamente aspira,
como dice La Internacional, a ser “la raza humana”, sino a gobernar con
eficiencia: ¿Luchaste por el Poder?
Entonces úsalo. Para la primera generación de Comunistas gobernar era
captar y formar Cuadros Políticos extraídos de un pueblo en el que se forma la
materia prima: El Hombre Soviético, el Nuevo Hombre. Este Hombre Nuevo del
Socialismo es un potente concepto que retomará con gran fuerza décadas más
tarde la Revolución Cubana, a través de Fidel
Castro y Ernesto Ché Guevara, y que encontraremos en
esa suerte de realismo aspiracional socialista (espero que nadie se ofenda con
la comparación, pero los términos cuajan) que es la Nueva Trova cubana de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola,
Vicente Feliú y otros. La Cuba del
último medio siglo resiste el bloqueo norteamericano pese a la caída del
gigante soviético, lo que habla claro sobre la diferencia en la calidad de los
cuadros políticos.
La obra de Ostróvsky acá: http://www.pcecuador.org/docs/Asi_se_templo_el_acero.pdf
La obra de Ostróvsky acá: http://www.pcecuador.org/docs/Asi_se_templo_el_acero.pdf
IV
El Nuevo Hombre Soviético / La Gran Guerra Patria / El Después
Hemos hablado de la falacia del realismo
socialista y hemos sugerido que en la práctica, más que arte o voz genial, es propaganda. La
idea del Nuevo Hombre Soviético (¿Tal vez del Super Hombre Soviético, más Nietzsche que Marx?) era parte fundamental, se suponía el producto más acabado de
la acción del partido en la sociedad rusa y soviética, tal como dijo Vladimir Ilytch Lenin: un tipo de ser humano completamente nuevo,
el Nuevo Hombre Soviético. Observamos el estereotipo en acción en el cuento
Nosotros somos hombres soviéticos, de
Boris Polevoi, propaganda en estado
puro y quintaesenciado destinada a suplantar con una identidad soviética los
rasgos nacionales rusos, ucranianos y de otras naciones. Claro que se presenta con
talento literario y en forma conmovedora, ambientada en la epopeya nacional de
la lucha contra el invasor nazi. Y es insoportablemente simplona en sus
planteamientos morales: Los nazis son malos a rajatabla, más malos que la
malvada de la telenovela más mala de la Historia; mientras los soviéticos son
buenos, buenísimos, recontrarchibuenísimos, heroicos, guapos, inteligentes,
cultos, valientes, peculiarmente bien organizados, y todo lo demás de bueno que
pueda decirse de ellos. Y el mejor, más lindo, más grande y más brillante de
todos ellos, qué duda cabe, es nada más y nada menos que el mismísimo José Stalin (Dígame ¿el nombre Iósif en ruso es igual que Jószef en polaco? Porque
se lo quiero poner a mi hijo, es un nombre muy bonito). Y es que el realismo
socialista no existe sin la iconografía y las imágenes del Gran Timonel,
Comandante en Jefe, Líder Indiscutido e Indiscutible del Partido y del Estado, Zar Rojo de Todas las Rusias. Esto es el
culto a la personalidad, denunciado luego por Nikita Khruschev, que constituyó rudo golpe para muchos sinceros
militantes comunistas, purgados por no creer que las estrellas brillaban en el
trasero del Tío José. Y así lo mejor
de los cuadros del PCUS terminó en las fosas comunes o en el GULAG, se perdió la mística y el empuje
revolucionario, se ahogó la lógica colectiva y multitudinaria del Partido. Se
sustituyó al Partido con Stalin, y se perdió en
el cambio. Al final él mismo se lo dijo a los sobrevivientes Khruschev, Beria, Malenkov, Mikoyan, Voroschilov: ¿Qué van a hacer
ustedes sin mí …? A la muerte de Stalin
la demolición estaba terminada, los cuadros de la Revolución sobrevivientes eran,
como Stalin había dicho, poco más que ovejas sin pastor.
Por otra parte, es detectable un realismo
socialista mucho más potable, combinado con la gran tradición literaria
rusa y eslava, en especial en la narrativa de guerra. Tal como León Tolstoi hiciera con el conflicto
de 1812 en La Guerra y la Paz en el
caso de Rusia, se trató de hacer lo mismo con la Segunda Guerra Mundial como
epopeya nacional soviética por excelencia, más aún que la Guerra Civil. Y no es
extraño, todo país que se construye necesita una epopeya victoriosa, de
preferencia que haya significado gran peligro, heroica superación de
dificultades insuperables. Por ello el nombre oficial de la guerra de la URSS
contra la Alemania Nazi entre 1941 y 1945 es La Gran Guerra de la Patria, y por
ello aún hoy se conservan la Hoz y el Martillo como símbolos del Ejército Ruso,
heredero de las glorias militares del Ejército Rojo en la lucha contra el
Fascismo. La propaganda occidental tiende a olvidar que los soviéticos y el
Ejército Rojo pusieron la mayor parte de los muertos en la Segunda Guerra
Mundial. La novela de guerra tiene a Mikháil
Shólojov como su principal representante en Ellos lucharon por la patria. Claro que se quedó muy acá de Tolstoi, pero que es bueno es bueno.
También escribe, en la misma línea, El
Don apacible. Tienen, por supuesto, sus películas, bien ortodoxas ellas. Sin
embargo, a pesar de cierta creatividad, la expresión más patética del realismo
socialista fue su remedo exportado a los países satélites, y copiado en
particular por la República Democrática Alemana (RDA). Resultaba penoso
observar ese despliegue de auto aminoramiento: el país que produjo a Goethe, Beethoven y Schiller,
que había dado a Marx y Engels, a Liebcknecht y Rosa
Luxemburgo, copiaba las expresiones artísticas de los rusos, como si
careciera de modelos propios.
De Mikháil Shólojov: Ellos lucharon por la patria:
http://frentepopular.files.wordpress.com/2009/11/sholojov_ellos-lucharon-por-la-patria.pdf
De Mikháil Shólojov: Ellos lucharon por la patria:
http://frentepopular.files.wordpress.com/2009/11/sholojov_ellos-lucharon-por-la-patria.pdf
V
Colofón
Dícese a veces que se retira uno
de la Política, lo que sería muy interesante y cierto si la Política hiciera lo
mismo y lo dejara a uno en paz. Como con las parejas con las que no puedes
vivir pero de quien no puedes separarte, la cosa puede tornarse una obsesión
tan complicada como la obsesión por los libros. Yo sé decir que no se puede
separar a un ser humano de lo que no le es ajeno. Y con esto digo punto por
ahora.
Excelente página, por lo que deseo, puedan enviar a mí correo personal, estos documentos o comentario, artículos históricos a mi correo personal a-buenaventura1@hotmail.com Mil gracias.
ResponderEliminarRespetable opinion
ResponderEliminar