CRÓNICAS DE LECTURAS – 66
Imposturas
I
Engaños, Imposturas y Candideces
Me he referido en Crónica
anterior a las Lecturas Infames, lecturas que son un atentado contra la ética universal, pero que no podemos
prohibir, aunque sí criticar y combatir con dureza y sin
pestañear. Su intención es manipular y llevar a las gentes a
las Ideologías del Odio y fomentar o justificar crímenes contra la
Humanidad, y no es admisible que niños y adolescentes queden expuestos a las ideologías de Odio sin supervisión ni acompañamiento. No se
puede ser contemplativo ni relativista en la defensa de los Derechos Humanos, y
los menciono con nombre propio porque objetivan esa ética universal a la que
nos referimos. Los que atacan y desprecian públicamente los Derechos
Humanos debieran ser descalificados para el ejercicio de la política y en esto
no hay tu tía, porque aunque derecho a expresarnos libremente todos tenemos, pervierte el Derecho permitir el empleo del Derecho para conculcar el Derecho. Recurrir al derecho a la Libre Expresión
para despotricar contra el Derecho a la Vida es manipulación que debe ser
desenmascarada sin atenuantes ni consideraciones. Y un sistema que admita que
los que atacan los Derechos Humanos presidan organizaciones que deben
defenderlos es, vamos a decirlo con todas sus letras, un sistema pervertido que
debe ser cambiado desde su raíz, es decir radicalmente.
Por otra parte, hay libros cuya
intención de engañar no se materializa en la propaganda de crímenes de Odio
sino en algo más sencillo y pedestre: Meterse a tu bolsillo y sacarte el dinero aprovechando de tu credulidad y
candidez. He llamado Imposturas a
este tipo de libros para diferenciarlos de los Infames porque la impostura no llega a tanto, es tal vez el juguetón hermanito menor de los Infames,
que aunque no recomendable limita el estropicio al bolsillo de los
incautos. Bien que mal La Tierra es Hueca daña menos que el Ensayo sobre
la Desigualdad de Gobineau. Cabe ahora determinar qué tipos de libros pueden considerarse imposturas, para diferenciarlos bien
claro de los Infames y de los que
denomino simplemente Tonteras, es
decir libros perfectamente inútiles cuyo daño principal es la pérdida de un
tiempo que se utilizaría mejor viendo dibujos animados en la Tele o limpiando
las letrinas de casa. Incluyo entre ellos las memorias de vedettes bataclanas (no tengo nada ni contra el arte del
vedettismo ni contra la bataclanería, pero su combinación no produce nada que
merezca ser publicado) o los libros de modelitos en ciernes que pretenden dar
lecciones de vida a la gente, o la autodefensa de ciertos personajes
faranduleros culpables de aconchabamiento con las mafias políticas corruptas.
Estoy seguro que mis lectores pueden colaborar añadiendo otras lecturas igual de tontas.
El sebo de culebra (no cebo,
por favor, eso es confundir las cenizas del Ave Fénix con las del Gato
Félix, como pasa a más de uno) que venden estas gentes se
asimila a lo que Abelardo Gamarra el Tunante – portentoso escritor
satírico peruano – llamaba, si mi memoria no me juega una mala pasada, las bolas cuadradas. Bola, en el dialecto costeño peruano, es
un rumor echado a rodar y que crece conforme avanza. Ahora bien, que una bola sea cuadrada significa que su capacidad de rodar es limitada pues el
rumor que porta es poco verosímil e indigno de atención, pero consigue
rodar no por mérito de su credibilidad intrínseca, sino de la candidez de sus
intermediarios y estafetas, que puede hacer rodar un cubo a fuerza de
credulidad. Hay expresiones de cabal criollismo muy descriptivas de
la sagacidad de estos cándidos, que no empleo por lo subido de su tono. Pero ya
se imaginarán mis lectores lo … cándido
que hay que ser para rodar una bola
cuadrada. Entre los ejemplos de antología del Tunante para ilustrar
cuán cuadrada puede ser una bola cuadrada
está el rumor de la llegada a la rada del Callao de San Miguel Arcángel al frente de cuarenta mil tiburones prestos a
desatar el Juicio Final sobre los beatos pecadores limeños. En lo personal
siento conmiseración por los consumidores de imposturas, lo que no obsta para
que los considere que razonan fuera del
recipiente. Allá los que quieran gastarse su plata en bobadas, ser cándido
no es ilegal, apenas inconveniente para el presupuesto. Pero eso no quita que
los autores de marras no sean considerados unos sinvergüenzas y sus libros un
desperdicio de árboles y bosques.
II
Lobsang Rampa, Nostradamus y cómo lo sólido se desvanece en el
aire
Yo tenía 8 a 9 años cuando Lobsang Rampa se puso de moda. Leí tres
de sus libros en las casas de los tíos donde solíamos pasar los sábados. La
narración del presunto lama tibetano no parecía verosímil pero mis mayores atracaban
con sus afirmaciones. Los chicos con
las costuras emocionales intactas tienden a ser más sensatos que los adultos, no
me creí que un libro fuera escrito por un gato de nombre Fifí Bigotes Grises y traducido del gatuno al inglés por Lobsang Rampa, que narrara Mi vida con el Lama. Una cosa es ser crédulo,
otra bien diferente ser cándido, aún a los 8 o 9 años: lo del gato, ni con
vaselina. Le perdí el respeto a los adultos que discurrían de Viajes
Astrales, Cordones de Plata y demás engañifas del pseudotibetano. Intuí una
bola de lo más cuadrada, y cuando muchos años después me enteré que el
británico Cyril Hoskin (1910 - 1981)
se decía avatar del monje tibetano Lobsang
Rampa, no sólo no me sorprendí sino que por vez primera tuve la curiosa
sensación de estar en el ajo en algo sobre lo que todos recién se daban por enterados. Hoskins evacuó unos treinta libros, y
cuando lo ampayaron siendo inglés disparó como explicación la transmigración del alma del
monje a sí mismo. Los tirajes crecieron y Hoskins hizo plata en cantidades obscenas para sí
y la editorial. Ví que no todo lo escrito era verdad, que el mundo andaba como la
mona, y nunca más pude creer en la idoneidad de los que me educaban. Los que se creyeron el cuentazo de Lobsang Rampa
se deshicieron de los libros y trataron de seguir con sus vidas como si nada
hubiera pasado. Aprendí que los adultos no sólo no decían la Verdad sino que
valoraban más la Mentira bien contada, y que eran fáciles de engañar
y difíciles de desengañar: Tomó años ponerle lenguaje a todo eso, y cuando lo
hice fue la debacle, pues aparte las arenas movedizas en que mi vida emocional
se había convertido por los problemas familiares, veía como todo
lo sólido se desvanece en el aire. ¿Qué sociedad es esta en que te
haces millonario con treinta y tantas imposturas puestas una encima de otra? Lo de los valores era más falso
que el Ratón Pérez, y cuando pregunté
sobre ello los adultos retornaban penosamente a su primera infancia y
balbuceaban, incómodos y tratando de zafarse. Yo veía los problemas de plata de
la familia, pensaba en lo que Hoskins
ganó con El Tercer Ojo, El médico del Tíbet, El cordón de plata (el del gato lo
empecé y no lo terminé). Así apareció en el mundo el chiquillo pedante que le
hizo la vida imposible a muchos con su temprano escepticismo, y que a la larga
devino en este Cronista.
Por cierto, el modelo del sujeto
que repentinamente recibe una revelación divina, extraterrestre, metafísica o cosa parecida de sonido aparente; y que, además y de manera
absolutamente casual, obtiene financiamiento para editar millones de libros por
todo el mundo, no se limitaba al impostor Lobsang
Rampa. Este financiamiento no lo gozaron ni Jesucristo, ni el Buda,
ni Mahoma, ni el Baha´ullah, ni Zoroastro ni ningún otro respetable
fundador de religiones. Pero sí William
S. Sadler, receptor de una “revelación” que plasmó en el celebérrimo Libro de Urantia, que he visto reverenciado
como receptáculo de la verdad por personas que normalmente respetaría por su
inteligencia. Por cierto, el español J.J.
Benítez plagió partes del Urantia en
su propia impostura, y no estoy seguro si una impostura copiada de otra impostura
tendrá alguna validez por aquello de ladrón
que roba a ladrón tiene cien años de perdón. Las regresiones que Brian Weiss publicita en sus libros y presentaciones
tienen el mismo modus operandi, por cierto
Pero el que se lleva la palma con calculadas ediciones de las Centurias y de comentarios, programas de radio y televisión basura,
filmes, etcétera, es Michel de
Nostradamus (1503 – 1566), o más bien sus editores, porque a estas alturas no
creo que la propiedad intelectual de la franquicia esté en manos de sus
descendientes. Sin contar que ya que se dedicaba a las profecías bien podría
haberlas hecho más claras, pero de ser así la ambigüedad no podría explotarse,
como saben echadoras de cartas y lectores de la buenaventura. Como no me
gusta gastar tiempo en discusiones mendaces, me voy a lo directo para averiguar si hay Impostura: ¿Se gana
plata con el asunto? Pues sí, el miedo de las gentes al futuro es explotado por
intereses editoriales con técnicas depuradas, entre ellas la profecía ambigua o
genérica (morirá un dignatario o habrá una epidemia), y la evidente (habrá un
terremoto - hay montones todos los años), ello sin contar la profecía fabricada
después del acontecimiento. Siempre me ha llamado la atención que las
profecías sean como los adivinos de antes de elecciones: Todos de Derechas. Entre
los Anticristos está Napoleón
pese a Bismarck, Leopoldo de Bélgica, Metternich, Federico II de Prusia y otros genocidas por ahí. Lo único indudable
es que la franquicia Nostradamus es
un negociazo, y me encantaría saber - como a mis lectores que no se comen bolas
cuadradas - a quien le pertenece.
III
Los marcianos llegaron ya / y
llegaron bailando ricachá / ricachá, ricachá, ricachá / así llaman en Marte al
chachachá
Que pueda existir vida e
inteligencia extraterrestre no es difícil concebirlo, aunque falte la prueba
definitiva de una indudable percepción directa o indirecta por los
sentidos. Las posibilidades son estadísticamente interesantes al respecto,
aunque la Física plantee límites infranqueables como el de la velocidad de la
luz. Incluso me poseo mi propia teoría al respecto, porque hay motivos y
razones para creerlo e incluso indicadores, los principales resumidos en la
célebre Ecuación de Drake. Pero lo que nos convoca ahora no es lo
inteligente que se pueda decir al respecto, que lo hay y mucho – el Cosmos de Carl Sagan es una buena introducción - sino las imposturas. Empecemos por un libro
que conocí más o menos por la época de Lobsang
Rampa: Yo visité Ganimedes, de Yosip Ibrahim. Será que para
entonces me había leído mis capítulos del texto universitario Introducción a la Astronomía de Cecilia Payne-Gaposchkin, que no me
impresionó en lo más mínimo la figurita de colores del domo de Ganimedes,
satélite del planeta Júpiter; y terminé de perderle el respeto cuando leí que
según la astrofísica obtenida por telepatía de los ganimedianos, Einstein estaba errado en cuanto al
universo, que estaba compuesto de éter según la teoría de Isaac Newton, sin Newton por supuesto. Ibrahim se movía en la
indefinición, como todos los vendedores de sebo de culebra, y afirmaba a la vez
que había estado en Ganímedes y que el librito era Ciencia Ficción. El tema
Ovni – extraterrestre tiene muchas versiones internacionales, pero la vigente
en el Perú de Sixto Paz Wells es la
más folklórica, ha heredado a Ibrahim y añadido algo más de su cosecha, con mensajes telepáticos y el modus operandi ya descrito. Ignoro qué libros
haya escrito, no tengo tiempo para esos faltándome leer tanto libro importante.
Los horóscopos y demás formas de
predicción del futuro pueden entrar en esta categoría de marcianos bailando el ricachá.
Los horóscopos de los diarios, incluyendo el del gratuito periódico Publimetro (Eugenia Last es su astróloga, muy guapa ella) se hacen en el
hemisferio norte (Canadá, Estados Unidos) por motivos de blockbusting y sindicación, con lo que se invalidan de arranque para el
hemisferio sur. Hasta para hacer horóscopos se
requiere talento y conocimiento de los elementos de los astros,
pero ello no parece inquietar a los editores del periódico. Hago la de Carl Sagan: En una edición del Publimetro leo mi signo, Libra: Ocúpate de los negocios en primer término.
Cuanto más innovador seas, mejor. Busca formas de mejorar tu eficiencia y
muestra tus habilidades. Los cambios te traen elogios. Agradezco a Ms. Last me informe que los negocios y ganarme la vida debe estar en
mis prioridades, y agradezco me recuerde que siempre hay que tratar de innovar
y mejorar mi eficiencia y mostrar mis habilidades. Que los cambios traigan
elogios y la innovación se cotice por los empresarios es un cuento postmoderno
que de repente funca en el Canadá de Ms. Last.
En el Perú no es así, si tienes razón en cosas complejas que pongan evidentes
ciertas evidencias por lo general te botan; si eres demasiado eficiente y haces
bien tu trabajo chocas con unos pares mediocres a los que obligas a trabajar
con tu actitud, y sueles mostrar con un exceso de claridad que tus jefes
llegaron a serlo por relaciones familiares y sociales, con lo que pares y jefes
te odian y el desempleo se vuelve asunto probable. Mira si así le haré caso al horroróscopo. Leamos otra vez y veremos
que no predice nada, así que para qué lo leo, ya no sé, pero llena un espacio
de edición, y es barato o gratis pues horóscopos y tiras cómicas vienen con los
artículos que pagas, y como dicen en Gringolandia Nace un tonto cada minuto. Más bonito y místico es el horóscopo
chino, ese me divierte: Mi signo es Gallo de Fuego, lo que halaga mi autoestima,
para qué te digo que no si sí, como dice la inmortal exégeta la Chimoltrufia. No encuentro sin embargo como podría
elevarse la autoestima un conejo de madera o una cabra de metal, pero nunca vi
a nadie que se queje de su signo. He leído a Ludovica Squirru, autora argentina dizque especialista en el tema, que dado que la ciencia está de moda y casi nunca se acierta la predicción, pone los ojos en blanco, modula la voz a entre amigable y solemne y pontifica sonriente: “el horóscopo chino (tarot, horóscopo occidental, cartas de Madagascar,
orden kailash putra, angelología o lo que sea) no determina, solo sugiere”,
o algo así. Y queda así de la pítiri
mítiri así meta la pata.
IV
La autoayuda y la pseudociencia
Hay una manera de enterarte de que
una impostura es impostura: Que yo sepa ni Jesús
ni Moisés ni Buda ni Mahoma ni ningún
otro Santo pidió plata por darte acceso a la Verdad. La impostura siempre tiene
por objeto sacarte plata por la directa o la indirecta. Por la directa en
nuestro país hay varios modos, pero es más común por la indirecta porque la
gente es cada vez menos cándida. Entre las formas indirectas está la promesa de que si lees cierto tipo de libros cambiarás tu vida,
en especial si eres presa de la desdicha. Los horóscopos sugieren una
intervención fuera del ámbito natural, exterior a la persona, en cambio la autoayuda
nos refiere a la psicología popular, casi siempre pseudocientífica o cuando
menos empírica, a veces basada en cierto espiritualismo y en el concepto de que
la voluntad puede superar los problemas objetivos de la vida. Que los editores
y libreros no se la creen lo prueba que reúnen estos libros con los de horóscopos y pseudociencia en los mismos estantes. Se leen bastante porque se redactan de manera sencilla y poco exigente, y sus
ideas fuerza son pocas y fáciles de entender: Autonomía de la personalidad,
auto-terapia, el éxito en la vida es económico y consecuencia de un equilibrio
personal producto del ejercicio de la voluntad. Nótese que los planteamientos
de este tipo son análogos a los que se pretende lograr desde las psicoterapias profesionales
que tienen la desventaja de ser largas, caras, exigentes y en ocasiones
imposturas ellas mismas, así que no podemos culpar a la gente de tratar de
lograr lo mismo a menor costo, o de emplear su voluntad, algo ciertamente más
barato. Lo negativo ocurre cuando se vende sebo de culebra. Los autores
clásicos como Napoleón Hill (Piense y hágase rico está entre los más
vendidos del mundo); Dale Carnegie (Como ganar amigos e influir sobre las
personas), Og Mandino (El vendedor más grande del mundo) y Norman Vincent Peale (El poder del pensamiento positivo),
entre otros, no hacen mucho más que aconsejar con cierta sensatez, respaldados
por historias personales de éxito. Mucho de lo que se dice no es más que aplicación
del sentido común a veces empatado con una confesión cristiana. Otro cantar son
libros como los de Wayne Dyer (Tus zonas erróneas), que sí poseen
cierta base científica, incluso tratándose de algo tan elusivo como la
psicoterapia. Y otro cantar más son esos libros que no podemos ubicar con
exactitud y que suelen obedecer a teorías más o menos estrambóticas, como el Método Silva de Control Mental, la Sofrología, el Análisis Transaccional, la Somaterapia,
el Reiki, el New Age, la programación
neurolingüística (PNL) y ciertas
formas de coaching.
La pseudociencia es otra forma de
impostura que puede causar graves daños si se la cree a rajatabla. Se refiere a
creencias y prácticas que aparentan ser científicas, pero que sus cultores se
resisten a someter a la verificación empleando las reglas del método
científico, y por lo tanto no es posible saber si funcionan o no ni en qué medida.
Los pseudocientistas por lo general apelan a la fe y a las falacias lógicas
para argumentar a su favor, verbalmente y por escrito, tratando de evitar por
todos los medios ser sometidos a demostración pública. La mayor parte de sus afirmaciones
no pueden ser verificadas, requiriendo casi siempre de una parafernalia mística
y dogmática. Como ya dijimos, la piedra de toque son sus métodos de recabar
fondos más o menos ocultos al gran público. Las pseudociencias existen desde tiempos
inmemoriales confundidas originalmente con las Ciencias antes de que estas se afiataran,
como fue con la Alquimia, la Frenología y el Mesmerismo. Entre las pseudociencias modernas que publican libros están
la Astrología, muchas formas de análisis bursátil, la cerealogía (dibujos de supuesto origen
extraterrestres en los campos de cereales), la radiestesia, la ufología,
la piramidología (objetos en forma de
pirámide concentran la “energía”), la parapsicología,
la numerología, el feng shui, la homeopatía, la aromaterapia
(o flores de Bach), el Creacionismo y su variante del Diseño Inteligente, la Magnetoterapia, la Dianética o cienciología,
la criptozoología, y otras más.
Mención especial merecen las Imposturas nutricionales y alimentarias, casi
siempre sostenidas desde intereses inconfesables de grandes corporaciones que
acaparan y monopolizan la producción y distribución de alimentos. Como el espacio
empieza a faltarme, encontrarás algo sobre ellas en Organización Mundial de la Salud – OMS: Los alimentos y la salud, Biblioteca Científica Salvat, páginas 33
a 51.
V
Colofón
Si hay alguna ventaja en leer Imposturas,
es la de identificar y conocer su lenguaje y rasgos característicos. Hay muchas
más que las que he señalado y me percato que me he quedado bien pero bien
corto. En todo caso, para sobrevivir en un mundo donde el engaño se cotiza en
el mercado como capacidad para influir sobre las personas, conviene exponer a
los chicos a estas circunstancias y trabajarlas con ellos. La sensatez se
construye con ellos, y para ello conviene que nos entrenemos en la sensatez
nosotros mismos. Y por ahora, punto.
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