CRÓNICAS DE LECTURAS – 80
Literatura Infantil (III) - Hans Christian Andersen
I
Biografía de un exilio interior
En Crónicas anteriores exploramos
los cuentos infantiles y les hallamos una suerte de fin pedagógico de enseñar a
los niños “qué es la vida” sin ocultar sus rigores y dificultades. En la
actualidad la moda se ha volteado hacia el ocultamiento de lo desagradable, por
razones igualmente honorables y pedagógicas, aunque sospecho más bien una
sensación de culpa en los adultos respecto de la realidad, disfrazada de censura
y “rebaje” de los cuentos, con lo que no hay que explicarle a los niños por qué
no hacemos nada para arreglar las cosas. Charles
Perrault inicia esta “autocensura”, aunque sus cuentos aún son fuertes para
la delicada sensibilidad del Siglo XXI. Los Hermanos Grimm censuran y modifican en función del “buen gusto” de
la decimonónica burguesía germana y no por proteger a los niños, pues los cuentos
que recogen son para niños y adultos por igual, o cuando menos eso creen. En
cambio, Hans Christian Andersen (1805
– 1875) rompe el molde y responde a otra categoría, a otro modo de ver las
cosas, a otro tipo de narrador, a una raza diferente de escritor. A diferencia
de Perrault o los Grimm, está más comprometido consigo
mismo que con sus argumentos o sus lectores, se le podría definir como una desigual
mezcla de Jack London, Franz Kafka y sus gotas de Howard Lovecraft y lo real-maravilloso, si tal mescolanza es
posible. Andersen es producto de la movilidad
social de la Dinamarca de entonces, su ubicación social dependía de una
permanente habilidad para doblar el espinazo y mostrar el debido agradecimiento
por el privilegio de ser gente. Importaba mucho dejar constancia de la humildad
del propio origen a fin de no pasar por molestos cuestionamientos. Andersen venía de familia pobre, y
aunque contemporáneo de Karl Marx y
del fantasma del comunismo que en sus
días recorre Europa, no da traza alguna de acusar recibo del hecho, que con él
no es. Estaba demasiado ocupado trabajando como una mula y empleando su talento
en no volver a la pobreza, se parece en esto a ese otro grande y desesperado
chambeador, Charles Chaplin.
El frágil Hans fue protegido por los amigos que hace en sus oscuros y amargos
principios en una hosca Copenhague. Trata de ser cantante de ópera, actor o
bailarín, y consigue ser protegido del Rey Federico
VI, que le enviará a la escuela, donde se encontrará a sí mismo como poeta.
La retorcida y epicena personalidad de Hans
refleja el gusto romántico de la época, lo que lo hace a veces ilegible hoy día,
pero que le ayudó en su creación literaria. Se vinculó con mujeres y varones en
amores platónicos e inalcanzables; frustrantes por no poder realizarlos, y limitados
por tener que quedarse, como decimos hoy, dentro
del clóset. Tales penas largas y profundas, tan del gusto de la época,
continuaban sus desgracias, desde la temprana pérdida de su padre y la miseria
y abyecto alcoholismo de su madre, que le inspiraría el cuento La niña de los fósforos. Como otros
autores procedentes de países pequeños y subordinados, tuvo que alcanzar éxito primero
afuera, en Alemania, Suiza, Francia e Inglaterra, y sólo entonces Dinamarca le
dio bola (Si hubiese sido francés o
inglés, entonces el mundo conocería mi nombre. Ahora me marchito, y mis canciones
conmigo; nadie las escucha en la distancia, miserable Dinamarca). Idealista
y soñador a la usanza romántica, ello es el forro de un realista y arrugado pesimismo,
la mezcla sale algo desconcertante. No se sabe muy bien para quien escribe, su
obra presenta altibajos: A su primer gran éxito, El Improvisador (1835) le siguen O.T. en 1836; Sólo un
violinista en 1837; Aventuras para los
niños en 1839; Las dos baronesas
en 1847; Ser o no ser en 1857; y los Cuentos, escritos y publicados en series
entre 1835 y 1872, casi lo único de él que hoy se lee. Le fascinaba viajar, puede
que por escapar de su miseria de manera tanto simbólica como monetaria, parte sustancial
de su obra son sus artículos periodísticos convertidos en Libros de Viajes (El
mejor parece ser El Bazar del Poeta,
de 1842). También compuso infinidad de poemas, piezas teatrales y guiones de
ópera, por los que no obtuvo tanto éxito, pero que en definitiva paraban la
olla, lo que en ninguna época es poco.
II
Del eventyr al historier
Andersen no apreciaba exageradamente sus propios Cuentos, tal vez
por ello son tan “adultos”, no parece se sintiera muy realizado escribiendo
para niños, el estatus asociado al escritor para niños no era el mismo que para
un novelista “serio”. No sentía tampoco antipatía por los niños, pero tampoco
mucho no los entendía. Es bastante probable que escribiera más bien para un
solo niño, el que tuvo metido en el alma toda su vida, bien sabido es que nos
pasamos la vida tratando infructuosamente de resolver nuestros traumas de
infancia, y bastante se nota en los cuentos de Andersen que es un magnífico narrador y poeta que se narra a sí
mismo lo que ya conoce. En su obra hay unos 168 relatos que podrían decirse “infantiles”,
aunque los cánones no siempre son del todo claros. A diferencia de sus
antecesores y contemporáneos, recopila menos de lo que saca de su imaginación. Arranca
del llamado eventyr (historia más o
menos fantástica que incluye seres sobrenaturales, propiamente infantil) y
desde ahí avanza hacia el historier,
es decir, el relato o cuento dirigido a adultos y basado en la realidad. Sin
embargo, entre sus eventyr y sus historier los límites son difusos, y esa
es una de las grandes genialidades del hombre, el estacionarse en el medio de su
desconcierto: En sus relatos hay los clásicos finales felices, pero no siempre;
y encontraremos hadas, pero no muchas ni en todos los cuentos; y hallaremos en
sus relatos seres fantásticos hasta en las historias propiamente de adultos, y
los objetos inanimados hablarán y actuarán tan sibilina e insidiosamente como lo
hacen los seres humanos. Como el Yin /
Yang, su obra es desigualmente luminosa y oscura, y cuando le gana la
oscuridad, lo dark, se nota que las
sombras de la existencia no solamente no le son extrañas, sino que de ahí proviene
su estro. En inventiva e imaginación parece superar con mucho a la gran mayoría
de los autores actuales, incluso cuando cae en esas efusiones románticas llenas
de signos de admiración tan normales en el romanticismo decimonónico.
Posiblemente el secreto del éxito
de la obra de Andersen es que no se
ubica en un contexto del todo claro, los relatos persisten montados sobre
ciertos límites que le permiten llegar a diferentes audiencias. No podemos
culparlo, el éxito para él era una necesidad absoluta e hizo lo necesario para obtenerlo.
Hoy en día esta característica de multisegmentación marquetera es buscada
adrede por los escritores profesionales, pero por entonces aún no se inventaba
el marketing ni los focus groups, y el éxito quedaba librado
a la mayor o menor inspiración de los autores, y a la mayor o menor intuición
de los editores. En el primer cuento del primer conjunto de relatos de 1835, El encendedor de yesca o El yesquero, se atisban los rasgos que
marcan esa única y original combinación entre fantasía y realidad: El soldado
protagonista no posee ni siquiera un anteproyecto de inquietud moral, actúa con
un alegre egoísmo en sus tratos con la bruja y con la princesa – clásicos
personajes de cuentos- y parece que se inaugura un nuevo tipo de personaje, vulgar
y verdadero, que le reventará la película a los clásicos tipos de los cuentos.
Tales personajes expresan la doble naturaleza humana, bondadosa pero también inherentemente
malvada, y la muestra tanto en la gente como en sus entes “inanimados” a los
que les encanta dar vida. Veamos la indiferencia y cursilería de la Princesa
que no puede dormir por un guisante (La
Princesa y el Guisante); la necedad de Reyes y Emperadores y la intriga y
adulación palaciega en El traje nuevo del
Emperador y Los cisnes salvajes, en
este último aumentadas con el furor de una plebe ignorante y supersticiosa; la tonta
solemnidad y la indiferencia ante las emociones del Emperador de la China y su
estrafalaria corte en El ruiseñor;
las rivalidades y desdenes en el medio ambiente de El firme soldadito de plomo; las burlas y ataques constantes que soporta
El patito feo; el injusto castigo que
sufre Karen en Los zapatos rojos,
debido a una sombra de envidia y resentimiento social; la injusticia del
destino en Una historia de las dunas;
y sobre todo y de modo extraordinario el que podríamos considerar el cuento mejor
narrado de Hans Christian Andersen, La Sombra, poco conocido en castellano, lindante
con el género de terror y de fantasmas, y en donde refleja con sanguinario
patetismo al parásito adulador, el arribista sin límites que vence sin
atenuante alguno al honesto y amable sabio, desarmado frente el control que la sombra extiende sobre él, hasta
arrebatarle incluso el final feliz, pues cuando ya no sirva a los fines del
sinvergüenza, (el) sabio no se enteró de
nada, porque le habían quitado la vida.
III
Cuentos para Niños que no son para Niños
De toda la obra de Andersen, en su época lo menos
apreciado es lo que hoy se aprecia más, y a la inversa, en extraña reversión
que probablemente hable más de la diferencia entre las épocas que del autor
mismo. Posiblemente el secreto del actual éxito de Andersen estribe en el extremo vigor de sus caracteres y de las
situaciones que plantea, que les da a los guionistas de cine y televisión
muchas posibilidades para expresar sus propios talentos. No es sin embargo, el
único factor a considerar. Tomemos el caso de uno de los cuentos más conocidos
de Andersen: La reina de las nieves, de 1845, que se considera de lo mejor que
hizo, y que da base a la reciente película de animación Frozen, el reino de hielo, ganadora de un Oscar. La reina
de las nieves es todo un clásico, más novelita corta que cuento largo, y aunque
considerada una de las mejores, en realidad no está reflejada en la animación
sino en su séptimo y último Episodio. Tratemos de juzgar a Hollywood con
ecuanimidad, porque aunque tienda a hacerle a la Literatura zamarrada y media,
sin embargo tuvieron en este caso la conciencia de no ponerle La Reina de las Nieves a la película. Para
los que quieran disfrutar La reina de las
nieves en su versión original, hela aquí: http://bibliotecadigital.tamaulipas.gob.mx/archivos/descargas/31000000098.PDF.
En todo, caso, al revés de La Sombra,
este cuento-novela se ha publicado muchísimas veces en español, en ediciones de
todo tipo entre ellas las ilustradas, a las que parece prestarse por su extrema
visualidad, que en realidad es reflejo de la extraordinaria capacidad de Andersen para la descripción literaria,
la que casi nunca se incluye en las ediciones contemporáneas, que prefieren o
pasarla por alto o elipsizarla con ilustraciones en las publicaciones. Frozen es la última de una larga lista
de películas de animación, dramas televisivos, y videojuegos basados de modo
sumamente desigual en los cuentos de Andersen,
autor infantil al que probablemente sea al que más han cambiado a la hora de
adaptarlo.
Sin embargo, el respeto que los
autores de Frozen mostraron a Andersen no alcanzó a La Sirenita, obra tan representativa de
su autor, que Copenhague la consideró a la hora de levantarle el respectivo
monumento, mundialmente conocido como carácter fundamental de la ciudad capital
del Reino de Dinamarca. A La Sirenita de Andersen, Disney en 1989
le hizo lo que le suele hacer a la literatura, y el resultado no puede menos
que considerarse penoso, pero en todo caso, como no le parece así a millones de
niños y niñas en el mundo entero, es posible que tenga algunos méritos que yo
personalmente no le distinga, y es posible que quejarse de ello sea más bien
algo fútil. El anime japonés Andersen Dowa:
Ningyo Hime de 1975 es muchísimo más pegado al original, final infeliz
incluido. Pero es bien cierto que la tal Sirenita Ariel (nombre que no
aparece en ningún momento), coleccionista de objetos de las tierras emergidas, no
es absolutamente para nada la misma que la menor de las seis hijas del Rey
del Mar, que espera con desespero el momento de cumplir los quince años
para poder subir con sus hermanas a la desconocida y atrayente superficie del
océano. Pero dejemos que sea el mismo Andersen
el que lo narre, y notemos en esto la dificultad de la película de Disney para captar la poesía interna de
la narración del danés:
Cuando las hermanas subían de tal manera tomadas del brazo, la más
pequeña se quedaba totalmente sola y las miraba como si fuese a llorar, pero
las sirenas no tienen lágrimas: así se sufre mucho más.
-
Ay, si
solamente tuviera quince años… - decía – y sé bien que querría al mundo de
arriba y a los seres humanos que construyen casas y viven allá arriba.
Al fin cumplió los quince años.
-
Mira,
ahora ya eres lo suficientemente grande – dijo su abuela, la vieja reina viuda
-. Ven ahora, déjame adornarte como a tus otras hermanas – y le puso en el
cabello una corona de azucenas blancas; cada pétalo de la flor era la mitad de
una perla; a continuación, la vieja permitió que ocho grandes ostras se
prendieran a la cola de la princesa, con el fin de demostrar su alta clase.
-
Pero duele
mucho – dijo la sirenita.
-
Si uno
quiere lujos, algo ha de sufrir por ellos.
IV
Más cuentos y situaciones
Traducido a más de 80 idiomas,
adaptado al cine y la televisión hasta la saciedad, inspiración para obras
artísticas de todas clases, inclusive la pintura y escultura, el ballet, la
música, el teatro, el cine de animación y el de actores, etcétera, este
cuentista no teme escribir sobre la muerte, el término de todo, el fin, y acaba
así muchos de sus cuentos: La niña de los
fósforos, El abeto, La sirenita, El firme soldadito de plomo, Historia de una madre,
Las zapatillas rojas, La margarita, La casa vieja, La piedra filosofal, El
muñeco de nieve, entre otros. Vale
la pena ver cómo acaba El Abeto,
pobre ente vivo que empieza a vivir precisamente cuando se está quemando: Ahora todo había acabado y el árbol había
acabado como el cuento. Acabado, acabado, que es lo que ocurre con todos los
cuentos. No me resisto en este punto a reseñar ligeramente la pequeña
incursión de Andersen por la Ciencia
Ficción en su cuento Dentro de Mil Años en
el que resume su experiencia como autor de libros de viaje con su fantasía
final y algo irónica en la que recorre Europa como el gran viajero - aquí se cita un nombre conocido en aquel tiempo
- ha demostrado en su famosa obra: Cómo visitar Europa en ocho días. No
dejará de mencionar en dicho sabroso relato el electromagnetismo, descubierto
por su amigo, tocayo y coterráneo Hans
Christian Oersted. Por otra parte, y ya que de amigos hablamos, el
sentimiento doble y finalmente trágico que alcanza a tantos de sus cuentos
parece se alimenta del mismo medio ambiente de donde extrajo su crítica
existencial su contemporáneo Sören
Kierkegaard. Tanto Andersen como
Kierkegaard reclaman un cristianismo
desde el corazón, desprecian la institucionalidad burguesa en la que han caído
las iglesias luteranas escandinavas, y ambos en sus escritos mostrarán una fe
religiosa basada en la esperanza de superar la existencia de este mundo ingrato,
como se distingue claramente en La
Sirenita y en El último sueño del viejo
roble. Sin embargo, su fe religiosa, como la de Unamuno, es atormentada, agónica, a veces escéptica, véanse Tía Dolor de Muelas o Lo que contó el viento sobre Valdemar Daae y
sus hijas. Es probable que estos encontrados sentimientos se hayan
expresado plenamente, como tantos han intuido, en el personaje del famoso Patito
Feo.
Algunos de los cuentos de Andersen más representados fuera del
ámbito del libro – y fuera de los ya mencionados - han sido Las Habichuelas Mágicas, Las zapatillas rojas (clásica película
británica de 1948, en color, de Michael
Powell), Pulgarcita (producción
irlandesa-estadounidense de 1994), Los
cisnes salvajes (mediometraje animado de la soviética SoyuzMosfilm de 1962,
y anime japonés de 1977: Hakuchou no Ouji),
El ruiseñor del emperador (producción
checa de 1949, de animación al peculiar estilo checoslovaco), etcétera. Un poco
como para hacerse perdonar sus faltas pasadas, Disney y Pixar se arriesgaron en 2009 a producir un corto de siete
minutos de duración narrando la triste historia de La Niña de los Fósforos.
Aquí se los dejo, vale la pena verlo: http://www.youtube.com/watch?v=UdH1hhImJaU.
En este punto podemos mencionar la película con actores de a de veras La reina de las nieves, del 2002, producción
canadiense-estadounidense con Bridget
Fonda, dirigida por David Wu, en
una adaptación muy extensa – tres horas – y bastante cuidada. Volviendo al
lenguaje escrito podemos en este punto presentar una bonita y amplia selección
de cuentos que se puede uno bajar sin remordimientos: http://www.bibliotecaspublicas.es/donbenito/imagenes/Hans_Christian_Andersen_-_Cuentos_-_v1.0.pdf;
pero los cuentos y otros escritos completos de Andersen se encontrarán mejor en
esta página web: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/euro/andersen/hca.htm
V
Colofón
Me está gustando mucho esta serie
de Crónicas sobre Literatura Infantil, pues estoy descubriendo e integrando
aspectos de la misma que no conocía. Bien dicen que si quieres aprender bien
una cosa, enséñala. Tengo en preparación dos (quizá tres) más de estas Crónicas
y debo decir que espero les guste a mis lectores leerla tanto como me gusta a mí escribirlas. Lean, chicos, no saben lo que se pierden al no hacerlo.
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