CRÓNICAS DE LECTURAS – 90
LAS LECTURAS DE PAULA
Para Paula, mi hija
I
Paula
Para los que no lo saben ni
tienen por qué saberlo, les comentaré que Paula
es mi hija. Tiene ocho años de edad y es la mejor y más consecuente lectora y
crítica de estas Crónicas de Lecturas. Y la cuestión del porqué de esta Crónica
se reduce sencillamente a que el otro día agarró y me dijo sin advertencia
alguna, y sin anestesia: Papi, ¿por qué
no me haces una Crónica a mí? Yo lo pensé y aunque a veces es posible que
dude de ciertas pertinencias, si mi hija me pide que le haga una Crónica, pues
a mí no me queda más que rezongar un rato y preguntarme quién diablos me manda
tener una hija, y luego obedecer sin
dudas ni murmuraciones. Y ahí dejaríamos la cosa, porque después de todo
para eso es que estamos los papis en este mundo, para obedecer los caprichos de
nuestras vástagas. Claro que podría aprovechar para reclamar – ya sé que
inútilmente - por la descarada manipulación que las hijas que se saben queridas
ejercen sobre los padres. Es éste un abuso que clama al cielo, y que es preciso
denunciar. Pruebas al canto, véase a modo de demostración el siguiente y
esclarecedor diálogo, que arrojará luz sobre una situación invisibilizada de
abuso familiar frente al cual las autoridades no pueden ni deben mantenerse
indiferentes:
- Papi, ¿me compras una…?
- No.
- Ya pueeeessssss papi….
- Paula, yo te quiero mucho, pero tú – e – res – u –na – ma –ni –pu – la
– do - ra.
- Eso no es cierto, Papi… - se enfurruña conmigo, frunce el ceño,
se le colorean de rojo los cachetes, aprieta los labios en semisonrisa, entrecierra
sus ojos para mostrarme su molestia, y se vuelve ipso facto hacia su madre, cambiando la expresión de su rostro
mientras se vuelve para mostrar la más angelical de las sonrisas:
– Mami… ¿verdad que no soy manipuladora?
- No, Paulita, como se te puede ocurrir eso… - de ahí la jefa se
vuelve a mí, con cara de Toma de La Bastilla y de cómo abusas de tu hija, mal padre - y tú deberías comprarle a Tu Hija (no
me pregunten cómo, pero se distinguen las mayúsculas cuando ella las pronuncia) esa cosa que ella quiere, que ni que fuera
tan importante, y total, qué te cuesta.
- Gracias, mami…. ¿ves, papi? Mami dice que sí.
Así es, en apretado resumen, mi
vida. Informo, pues, a mis pocos o muchos lectores, que los libros, fascículos
y demás material escrito mencionado en la presente Crónica se determinaron en
el transcurso de una complejísima negociación que sostuve con la susodicha Paula, y en la que el chantaje
emocional y el bullying tuvieron
parte principal. Sintiéndome por ello (y por muchos otros motivos) dañado en
mis prerrogativas y derechos como Padre de Familia, acudí en consecuencia a la DEMUPANE (Defensoría Municipal de Papás
Abusados por Niñas Engreídas) más cercana, con el único resultado
positivo de constatar su inexistencia. Dada la futilidad de una resistencia que
en el mejor de los casos solamente seria preludio de una derrota aún más
vergonzosa, cedí a la violencia y decidí libremente escribir esta Crónica.
Claro que esta decisión se vio reforzada por el hecho que mi hija es mejor
lectora que la mayoría de personas que conozco, y que ya he hecho sobre ella
múltiples referencias en estas Crónicas. Así que, Paulita, ahí se manda tu viejo con esta Crónica, esperando que te
guste y te proporcione tanto gusto leerla como a mí escribirla.
II
Olivia, de Ian Woodward Falconer (Ridgefield, Connecticut, 1959)
Paula se familiarizó con esta deliciosa cerdita británica de seis
años de edad no a través de sus dibujos animados (Welcome to the World of the Pig Olivia, emitida en su momento en
los canales Nick y Disney), sino de sus libros, que
fueron la base de la serie de animación, que duró en pantalla dos temporadas y
treinta y tres episodios o capítulos, de los que no vimos ninguno sino mucho
después de la lectura de dos o tres de ellos empleados para la compleja tarea
de soporte para hacer dormir a la señorita. ¿Te has dado cuenta, Paula, que las voces de los personajes
se hacen en nuestras cabezas cuando leemos los libros? Cuando las vemos en la
tele no suenan igual, ¿no te parece? Piénsalo, cada vez que leemos un libro –
ilustrado o no – la voz de Olivia u otros personajes como la Reina
Roja, la Señora más mala del mundo o el Superzorro se escuchan en
nuestras cabezas. Yo sé decirte que cuando vi Mafalda por TV hace años,
las voces de ella y las de Libertad, Manolito, Felipe
y Susanita
no cuadraban para nada con los personajes de la Historieta de Joaquín Lavado (a) Quino. Y ni me preguntes
por qué porque no tengo la más mínima idea. Pero sí me he dado cuenta que pasa
más cuando conocemos la apariencia física del personaje, sea este Tin
Tin, Astérix y Obélix, o Iron Man. Esto tú no lo
sabes, pero para los que veíamos series como Los Picapiedra o la Familia
Addams hace muchos años, la voz de los personajes era la de los actores
mexicanos que los doblaban al castellano. Creo que por eso la Olivia
de la pantalla (con voz de la actriz Emily
Gray) no tuvo tanto éxito en casa como la Olivia de los libros de Ian Falconer.
Olivia vive en un mundo donde
las personas son cerdos. Sus libros se parecen a las Fábulas que hemos leído de
Esopo y otros, ¿te acuerdas?, en que
los animales hablan como los seres humanos. Claro que en Olivia los sustituyen y
viven en un mundo porcino, parecido al de Peppa y muy diferente al del cerdito
Babe,
en que animales y hombres coexisten pero no consiguen hablarse, como en el
excelente cuento La Feria de los Animales,
de Alfred Bester, que leerás dentro
de poco. Los argumentos de los libros de Olivia giran en torno a situaciones
cotidianas con las que la cerdita crece y se educa a sí misma al tratar con ellas.
Los sueños de Olivia son llevados a la realidad en parte, en la medida que
sus padres y hermanos viven sus propias vidas en la familia. La visita a la
galería de arte genera en Olivia el sueño de ser una artista,
por ejemplo, o el de organizar una banda con ella sola como integrante pues no
puede haber celebración sin banda, o en el dulce sueño en el que Olivia
hace ballet tras los fuegos artificiales, o en la impaciente espera de Santa
Claus en Navidad. En este proceso nos enseña comportamientos adecuados
y a compartir con amigos y familiares, así como a emplear nuestra imaginación,
a mantenernos activos físicamente, y a estar seguros de nosotros mismos. Yo
creo que no nos equivocamos contigo cuando decidimos que era mejor leer contigo
que irnos a contemplar pantallas. Es mejor leer, nos hace más inteligentes y
nos divertimos más. Tú ya sabes lo que siempre digo: Mucha pantalla vuelve a la gente brutita. Y yo no quiero que mi
hija se ponga así. Ya te habrás dado cuenta que no tenemos todos los libros de Olivia, ya tú me dirás si quieres los
que faltan, aunque el tiempo pasa y puede que ya no nos interesen tanto como
antes ¿no?. En fin, los libros son éstos:
· Olivia,
2000 – ganó el Premio Caldecott Honor
del 2001 / · Olivia Saves the Circus, 2001 - 2002 Este fue el
Libro Infantil Ilustrado del Año de Booksense
Illustrated / · Olivia's Opposites, 2002 / · Olivia Counts,
2002 / ·
Olivia...and the Missing Toy, 2003 / · Teatro Olivia, 2004 / · Olivia Forms a
Band, 2006 - 2006 Premio del Mejor Libro para Niños de Child Magazine / · Dream Big (starring Olivia), 2006 / · Olivia Helps with Christmas, 2007 - 2008 Con este Ian Falconer ganó el Premio de
Ilustrador del Año en el Children's
Choice Book Awards / · Olivia Goes to Venice, 2010 / · Olivia and the Fairy Princesses, 2012. Fíjate
cuáles tenemos y cuáles no. Y por cierto, si hay más libros de Olivia
aparte de éstos, yo no sabo.
III
Princesas Olvidadas o Desconocidas, de Phillip Lechermeier (Strasbourg, 1968), y Rébecca Dautremer (Gap, 1972)
Déjame, Paulita, que te cuente algunas cosas sobre las princesas y lo que
papá y mamá piensan sobre ello. A mí las princesas Disney nunca me gustaron, en esto somos iguales papá y mamá, aunque
a mamá más le molesta Barbie, producto de la Corporación
Mattel, que desde 1959 vende muñecas de figura física adulta, buscando que las
niñas la imiten. El “nombre completo” de la muñeca es Barbara Millicent Roberts,
y tanto ella como Ken se inspiraron
en la hija (y su novio) de Ruth Handler,
esposa del dueño de Mattel, creadora de Barbie. El concepto de venta era
colocar la muñeca y luego la ropa diseñada especialmente para ella, y se han
vendido así más de mil millones de muñecas, cuyos modelos se van modernizando.
En 1968 aparecen Francie y Christie, Barbies afroamericanas;
en 1971 se cambió la mirada lateral propia de una modelo, a una mirada frontal
más natural; en 1997 aparece una Barbie con discapacidad. Tú dirás
que somos muy críticos, después de todo heredaste las Barbies de tus primas y
no parece que te hayan hecho daño. Pero tampoco vivimos en un mundo perfecto, y
lo que en verdad nos disgusta es que para ser Barbie hay que ser un poco brutita, y como te dije antes, a
mí no me gusta que las niñas piensen sólo en ser flacuchentas, en vestidos y
maquillajes. Algunas niñas se esfuerzan tanto en parecerse a la Barbie
que dejan de comer y se enferman de Bulimia
y Anorexia Nervosa. Hay países que
han prohibido la muñeca, imagínate: En 2003 Arabia Saudita prohibió la Barbie
por razones de cultura y religión, pero en este país y sus vecinos se venden
muñecas más modosas como Fulla, Dara y Sara.
La Barbie,
además de bonita y flaca llega, no sé cómo, a ser “princesa”. Desde 1980 se producen
películas en 3D cuyas princesas son los distintos modelos de Barbie,
que incluso aparecen en “papeles” menores en Toy Story 2 y 3. Tú
conoces bien esas películas: Las tienes todas.
Ahora te cuento de las Princesas Disney, que son caso aparte: Los personajes
femeninos clásicos de Disney se
crearon, uf, en los años ´30 a ´50 (yo ni había nacido), y los cambios sociales
de entonces acá les afectaron tanto como a otros personajes de otras empresas (Popeye
y Olive Oil, Superman y Lois Lane). Por ejemplo, Minnie,
Daisy
y Clarabella
tratan de ser chicas del siglo XXI en las series de hoy con cintitas en la
cabeza e incómodos zapatitos de tacón. Las Princesas Disney son una franquicia (un contrato) para un mercado de niñas y adolescentes,
muy distinto al de Mickey y su banda. Estas princesas se adaptaron de cuentos
infantiles universales: Blancanieves, Tiana y Rapunzel
(Hermanos Grimm), Cenicienta
y Aurora
(Perrault y Grimm), Ariel, Elsa y Anna (Andersen), Bella (Leprince de Beaumont), aparte de Jasmín,
Mulán,
Mérida
y Pocahontas,
cuyos referentes son difusos o abiertamente inexistentes. Las películas (a
veces las series de TV) tratan de presentarlas en un entorno monárquico pero
centrado en las obligaciones que la realeza tiene con el pueblo, que se muestra
poco, dando la ilusión de un mundo rosa que se basta a sí mismo. Incluso el
discurso Todas las niñas son princesas
es coherente con ello. Por otra parte, los guiones de cine se basan en obras de
calidad, adaptadas por competentes guionistas, en lo que se diferencian
notablemente de las producciones 3D de las Barbies como de seguro te has dado
cuenta. Estas películas también las conoces, varias las has visto en el cine, y
algunas las tienes en casa.
Y tras esta larguísima y algo
aburrida explicación, entramos en materia: Cuando tu mamá apareció con este
libro, Princesas Olvidadas o Desconocidas,
lo miré con alguna prevención, pese a que era muy bonito de ver: ¿Más princesas, todavía? Ya pues. Pero
me equivoqué: el joven y talentoso narrador francés Lechermeier y la excelente ilustradora Dautremer unen sus talentos en esta obrita encantadora, publicada
en 2004: Princesses oubliées ou
inconnues (En inglés es The Secret
Lives of Princesses y en castellano ya sabes). Lechermeier habla simple, como tantos papás inventores de cuentos,
y no es raro, porque relataba los cuentos a sus dos hijitas para dormir, y de
ahí los pasó al libro, que imaginó como una enciclopedia informal sobre el
mundo de las princesas, sobre los diferentes aspectos de su vida y sus rasgos
de personalidad, y con profusa información concreta sobre muchísimas Princesas
efectiva, injusta y decididamente olvidadas o desconocidas. Entre ellas están Tragaldabas
del Peloponeso, Rayo de Luna, Zulú Zazú, o las muchas y
exóticas Princesas Efímera de China, y sobre todo mi preferida, por varias
semejanzas de personalidad contigo: La Princesa Mirameh. Ahora espero que
no pretenderás que te narre ese libro que ya te conoces de memoria, lo he hecho
ya incontables veces para hacerte dormir – y me he quedado dormido a veces yo
mismo – que espero me ahorrarás ese trabajo… ¿cómo…? ¿Otra vez…? ¿más tarde…?
Está bien. Por ahora déjame terminar diciéndote a ti y a nuestros lectores que
este libro cuenta con una bonita página web interactiva: http://secretlivesofprincesses.com/
IV
Érase una vez el hombre, de Albert Barillé
Como no todo ha de ser contar
cuentos, Paula, y como de alguna
manera has de empezar a aprender Historia, la palabra mágica es
“aprestamiento”. Y aprestarte es como llevar el curso, pero más fácil y sin
exigencias. Me temo, hija, que la Educación en general no es como la ves en
casa y en tu colegio, que elegimos por ser amable y acogedor y cercano a tu
hogar. Pero ya tendremos tiempo de hablar de estas y otras cosas desagradables,
entretanto metámonos en la Historia de los seres y de las cosas. Como en todo hay una historia
atrás, veamos la de Albert Barillé (1920 – 2009), creador de Érase una vez… el Hombre, en cuyo mismo
título Il était une fois... l'Homme (ya
te enseñaré a pronunciarlo) se distingue la intención de tratar a la Historia
como lo hubiera hecho el gran sabio francés Voltaire, como un cuento bien
contado. Es que Barillé era una
buena persona, Paula, de esas que
hablamos siempre, que quería mucho a los niños y se esforzaba siempre por hacer
las cosas bien. Originalmente era dibujante y se dio a conocer en los dibujos
animados con un personaje llamado Colargol, un osito bailarín que
viajaba alrededor del mundo enseñándole cosas a su hijo. Luego Don Albert creó la empresa Procidis para llevar a la realidad su
gran idea: Il était une fois (Érase una
vez). Y empezó creando los personajes que ya conoces: El Maestro,
Pedro
(Pierre),
el Gordo
(que te gusta tanto cuando resuelve las cosas con sus puños y una gran
sonrisa), Flor, Pedrito (Pierrette), Florcita
y el Gordito,
protagonistas en todas las aventuras, con el Canijo (Nabot)
y el Tiñoso
como antagonistas. Y así Don Albert
empezó con Érase una vez … el Hombre (1978),
y siguió con Érase una vez … el espacio (1982),
Érase una vez … el cuerpo humano (1987),
Érase una vez … las Américas (1991), Érase una vez … los inventores (1994), Érase una vez … los exploradores (1996),
Érase una vez … la ciencia (2000 –
aquí combinó las dos anteriores en una sola serie), Érase una vez … la Música (2007 – Colección de 13 libros,
producidos y distribuidos solamente en España) y Érase una vez … nuestra Tierra (2008).
Bastante, ¿no? Es bonito saber
enseñar y a la vez entretener, Barillé
no era de los que creen tontamente que Saber más y Entretenerse son cosas diferentes.
Cada serie animada tenía 26 episodios, cada uno de unos 25 minutos, y tú te
conoces varios de los de Érase una vez…
el Hombre porque están en YouTube
y se encuentran con gran facilidad. El éxito de la idea de esta serie francesa hizo
que otros países como España, Italia, Canadá, Noruega, Japón, Bélgica, Países
Bajos, Suecia y Suiza colaboraran en hacerla para pasarla a sus niños. Apareció
en nuestra América Latina hacia 1980, y yo coleccioné sus fascículos, los que
te regalé hace ya algún tiempo, y que desde entonces te encanta tanto leer, o mejor aún, que te los lea. Los fascículos son los siguientes: 1. Nace
la Tierra / 2. El Hombre de Neanderthal / 3. El Hombre de Cromañón /
4. Los Valles Fértiles / 5. Los Primeros Imperios / 6. El Siglo
de Pericles / 7. La Pax Romana / 8. Las Conquistas del Islam / 9. Los
Carolingios / 10. Los Vikingos / 11. Los Constructores de Catedrales
/ 12. Los Viajes de Marco Polo / 13. La Guerra de los 100 Años / 14. El
Hombre del Renacimiento / 15. El Siglo de Oro Español / 16. Isabel y
el Gran Siglo Inglés / 17. El Esplendor de las Provincias / 18. El
Gran Siglo de Luis XIV / 19. Pedro el Grande de Rusia / 20. El Siglo
de las Luces / 21. América del Norte / 22. La Revolución Francesa /
23. La Primavera de los Pueblos / 24. La Belle Epoque / 25. Los
Años de la Locura / 26. Erase una vez la Tierra y me parece gracioso
que los leas sin seguir su orden cronológico. Los personajes muestran de modo
didáctico y divertido las diversas épocas: El Maestro hace de inventor
en todos los capítulos, así como de eminente genio de todas las artes y
ciencias en ciertos momentos, como en el Renacimiento donde se le ve como Leonardo Da Vinci de viejo; así como de
inventor de la guillotina en la Revolución Francesa. Pedro y el Gordo
son guerreros y soldados en los capítulos en los que aparecen guerras y
combates, y en todos se enfrentan con sus antagonistas el Tiñoso y su eterno
ayudante el Canijo dentro de las diferentes etapas históricas. Creo que a
estas alturas me podrías decir cuáles te gustan más y por qué.
V
Colofón
Me ha encantado cumplir con tu
deseo, Paulita, y por ello te estoy
agradecido, me ha encantado escribirte esta Crónica y espero que, como decía el
buen Tradicionista peruano Don Ricardo
Palma, te aproveche como si fuera
leche. Hasta otra.
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