Parches en la enseñanza / aprendizaje de la comprensión lectora
Para el año 2007, solamente el 15,9% de los estudiantes de segundo grado logró desarrollar las tareas lectoras esperadas para el grado, que corresponden al señalado Nivel 2. Un “aumento” del 45 % señalaría que del casi 16 % hemos pasado aproximadamente al 24 % en tres años, si nuestras cifras y razonamiento son correctos. Es decir, aproximadamente de uno de cada cinco alumnos a uno de cada cuatro.
Estoy profundamente extrañado por las declaraciones del Ministro de Educación, y Primer Ministro de pasadita, alrededor del “aumento” – es el término empleado - en 45 % en los niveles de comprensión lectora en alumnos de segundo grado de primaria en el período 2007 - 2010. Me extraña no solamente el éxito obtenido, tan poco consecuente con la política educativa de este gobierno, sino además la precisión de la cifra. No me extraña, por el contrario, que nuestro frívolo periodismo no se dedique a este tema.
Puede ser simplemente falta de información del suscrito sobre los indicadores empleados. Por otra parte El Peruano nos ofrece solamente la cifra escueta, no su desagregación por escuelas, regiones o niveles socio-económicos. Tampoco nada sobre el tema intercultural, que se refleja en el aprendizaje de las lenguas nativas, supuestamente también en sus versiones escritas. Sin embargo no es difícil suponer que se refiere a la alfabetización en idioma castellano.
La segmentación a segundo grado de primaria, donde se supone que las destrezas lectoras son desarrolladas también nos parece curiosa, por decir lo menos. En primer lugar porque nuestro sistema supone que al final de segundo las destrezas lectoras están logradas. Y en segundo lugar, si entendemos la lectura como una destreza combinada de decodificación – comprensión, se entiende que el objetivo de alcanzar las destrezas lectoras sería que el 100 % de los niños, o una cifra muy cercana, lo lograran. “Aumentar” la comprensión en 45 % resulta decir que se está mejorando aquello que el segundo grado de primaria supuestamente debería lograr de manera taxativa, por lo menos según lo que la currícula sugiere debe hacerse.
¿Qué significa entonces un “aumento” del 45 %? ¿Que nuestros niños de segundo grado “comprenden” en mayor grado lo que leen, y no solamente lo decodifican? ¿Que comprenden el significado, en su nivel por supuesto, de las palabras que se leen? ¿Que logran ligar los diversos significados de las palabras vinculadas en oraciones para determinar el significado de la oración, es decir, en el nivel de las microoperaciones? ¿O que consiguen ligar los significados de las tres oraciones que se señala se debe realizar para alcanzar el Nivel 2 para obtener el significado de dicha unidad de texto, es decir en el nivel de las macrooperaciones? Todo esto estaría en el nivel de los métodos y los indicadores que se empleen para determinar dichos resultados, a fin de superar de una vez por todas el “silabeo” como método generalizado de aprendizaje de la lectoescritura. En esto estamos aún, en el nivel informativo, huérfanos. Pero ya nos enteraremos.
Para el año 2007, solamente el 15,9% de los estudiantes de segundo grado logró desarrollar las tareas lectoras esperadas para el grado, que corresponden al señalado Nivel 2. Un “aumento” del 45 % señalaría que del casi 16 % hemos pasado aproximadamente al 24 % en tres años, si nuestras cifras y razonamiento son correctos. Es decir, aproximadamente de uno de cada cinco alumnos a uno de cada cuatro.
Supongamos por un momento que esto constituya un logro destacable. El tema no se agotaría ahí. La lectura es una habilidad que no puede ni debe compartimentarse como parte de un presunto curso de “Lenguaje”. No es una actividad más entre otras, es una operación generalizada, y que es y será empleada en absolutamente todos los terrenos. Inclusive es la marca esencial mínima que determina en buena medida la democratización de la enseñanza, el elemento mínimo que determina la igualdad entre los ciudadanos. País con altas tasas de analfabetismo, también el funcional, es país de democracia incipiente. Además la herramienta lectora se emplea masivamente en todo el aprendizaje de contenidos y procedimientos. No sabemos, y no creemos que exista, un mecanismo para relacionar los diversos contenidos de las diversas materias con el logro progresivo de las destrezas lectoras.
Vale decir, parece ser que se hubieran añadido ciertos procedimientos de enseñanza / aprendizaje de la comprensión lectora a la tradicional enseñanza / aprendizaje de la decodificación lectora. Ello no sería más que lógico, por otra parte, en la visión educativa del Estado. Probablemente el “aumento” corresponda a un énfasis algo mayor a la introducción de diversos métodos y técnicas de comprensión lectora para el nivel de segundo grado de primaria. Y todo ello no sería más que lógico. Pero los resultados debieran estar validados por las evaluaciones nacionales al respecto. Y dichas evaluaciones debieran ser confiables. Y sería importante que dichas evaluaciones sean difundidas. De ser cierto, en el período 2007 – 2010 la enseñanza / aprendizaje de las destrezas lectoras de comprensión habrían “aumentado” en casi la mitad, suponemos que cuantitativamente, sin desmedro de las habilidades de “decodificación”. Aunque no sabemos si este desarrollo se da en todos los niños, o en una parte de los niños, lo que a su vez implicaría que el aumento al 24 % de los alumnos capaces de llegar al Nivel 2, en un contexto donde debiéramos acercarnos al 100 % no resulta un logro tan extraordinario. Encima, el problema de las medias estadísticas es que esconden las diferencias de calidad educativa. De hecho, la reducción de las diferencias en la calidad educativa no es el fuerte de esta administración. Seguramente hay una enorme diferencia entre centros educativos de gestión estatal y no-estatal. Y dentro de la Educación Pública las escuelas unidocentes y multigrado están casi seguramente a la zaga. Y ello sin considerar los problemas propios de las zonas rurales, o los propios del segmento de niñas de dicho grado escolar. Ni hablar de las lenguas nativas.
Y sin embargo, aún así esto constituiría una noticia como para mostrar algún tipo de optimismo, que indicaría el principio del fin del cierre de la brecha de entre dos y cuatro años que existe en el aprendizaje de la lectura en nuestro país. Aunque para el período de tres años entre 2007 al 2010, no es precisamente un logro tan terriblemente destacable como para que se airee como se hace, encima para justificar presupuesto en el Congreso. De repente simplemente refleja el esfuerzo del gobierno de acomodarse de modo más o menos mecánico a los indicadores PISA y de otras evaluaciones internacionales. Si esto es lo mejor que se puede mostrar, junto con la carrera pública magisterial, los colegios emblemáticos – segmentación educativa inaceptable – o los fracasados intentos tanto de emular el éxito boliviano o uruguayo en alfabetización y computarización, como de municipalizar la Educación, pues no es como para saltar de gozo, ni decir que este fue un quinquenio tan exitoso en la administración educativa por parte de la administración aprista.
Y siempre quedan allí las otras taras – y tareas - subsistentes. Con superar la barrera del segundo de primaria no basta. La lectura debe ejercerse para poder ser desarrollada como herramienta estratégica del desarrollo de capacidades. Quizá sea el momento de mirar el tema lector como un tema nacional y constante, en especial desde que poseemos, por primera vez, un Premio Nobel de Literatura. El esfuerzo vale la pena de ser destacado, pero como esfuerzo de años, en realidad resulta ser un parchecito no muy bien aplicado.
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