“Decir de lo que es, que es, es verdad. Decir de lo que no es, que es, es mentira” (Aristóteles)
Sendero es ahora un Huachimán de los narcotraficantes” (Anónimo)
Ahora que ha caído el camarada
Artemio, último miembro del Comité Central histórico de Sendero Luminoso,
tratemos de ver las cosas con cierta objetividad, sin tratar de forzar las
percepciones con falsos triunfalismos o escepticismos interesados. Las gafas
ideológicas que los medios de comunicación le clavan a la ciudadanía no son
inocentes. Echemos al fresco nuestro punto de vista, y tratemos que sea lo más
esclarecedor y equilibrado posible.
Narcotráfico y Terrorismo
Impuesto desde instancias de
mayor poder, el término “narcoterrorismo” fue machacado sin piedad desde los
medios de comunicación. Como las palabras significan algo, emplearlas no es
casual. Combinar los términos “Narcotráfico” con “Terrorismo” tenía y tiene un
sentido determinado. Significa vincular uno y otro de manera más o menos
indisoluble, de manera que no sea posible pensar el uno sin pensar el otro. Y
ello sería objetivo si es que en la realidad eso hubiera estado ocurriendo. Que
la gente piense subjetivamente que las cosas son relativas y que todo depende
del punto de vista no implica que necesariamente así sea. Si me pegan un balazo
o me ponen un coche bomba, ahí no hay nada de “relativo” ni “subjetivo”, no es
que me he muerto para mí y no para el resto. Como la cosa es clarísimamente real,
el resto son especulaciones vacías y retorcimientos de palabras y conceptos. No
hay nada de relativo ni de subjetivo en un cadáver. Si el término “narcoterrorismo”
hace fortuna es debido seguramente a que algo describe. Vale decir que la
percepción social de ese grupo de gentes armadas trata de encontrar una palabra
que dé razón de ellos, de quienes son y por qué hacen lo que hacen. Por ejemplo, que el prefijo “Narco” esté
delante de “terrorista” denota que lo “narco” está primero. Es decir, que el
Narcotráfico domina y controla al Terrorismo, de uno u otro modo. Tratemos de
analizar el asunto desde aquí.
Terrorismo
El Terrorismo es el empleo del Terror
con fines políticos. Es un método de hacer política con violencia, que se
emplea tanto en la guerra convencional como en los conflictos armados no
convencionales. Los actores del Terror importan relativamente poco para
determinar si es que hay Terror o no. Es un tema de método. Los estados, las
organizaciones políticas y militares, cualquier grupo que aterrorice a la
población para obtener réditos políticos, es Terrorista. Sendero Luminoso era
un grupo que pretendía tomar el poder político para ejecutar su muy particular visión
del mundo actuando desde el estado, y orientaba todas sus acciones en esa
dirección. En ello no se diferenciaba de ningún partido político, aunque sí en
sus métodos.
El método fundamental que Sendero
Luminoso consideró adecuado para alcanzar el poder fue la Violencia. Hay por
desgracia, demasiadas formas de Violencia. Una de estas modalidades de Violencia
aplicada a la Política es el establecimiento del Terror, y Sendero Luminoso
privilegió esta modalidad hasta el punto que resultaba verdaderamente
descriptivo llamarle Grupo Terrorista. Podríamos decir en abstracto que en este
caso el medio es el mensaje. Por eso es que Movadef no puede engañar a la gente
avisada, porque no hay modo de pasar por agua tibia las decenas y centenares de
miles de víctimas que la acción de Sendero Luminoso desató. Y eso no quiere
decir que el Terror sea exclusivo de Sendero. Que se le quiera hacer exclusivo
para limpiarse con disimulo la sangre, es otra cosa.
La condena absoluta e incondicional
del Terror y de toda violencia como método de acción política es algo que
nadie, absolutamente nadie, debería pasar por alto. Es hipocresía aceptar el
Terror “en determinadas circunstancias” o aceptar un “ContraTerror”, o creer
que el “Terror Blanco” es más mejor que el “Terror Rojo”. Organización terrorista es la que usa el
Terror, sea cual sea, venga de donde venga, no importa en nombre de qué. Sea de
la entidad que sea, debe ser combatida con absoluta firmeza y sin ninguna duda
ni murmuración. Terror es Terror. Que a Sendero Luminoso le haya divertido tener
la casi exclusiva del método en nuestro país no quiere decir que no haya quien
no se haya metido por los palos. Terror, lo repito, es Terror, lo haga quien lo
haga, y lo que el Grupo Colina y malos elementos de las Fuerzas Armadas
hicieron en esas épocas no fue agüita para chocolate. Esa es mi posición, puede
que a algunos les guste, puede que a algunos no les guste.
Narcotráfico
El Narcotráfico es una actividad
económica ilícita. Consiste en la obtención de ganancias a través de la
comercialización de drogas psicotrópicas, es decir, de sustancias que alteran
las funciones corporales – esta es la definición de Droga. Se realiza no para
obtener el poder político ni el control del Estado, sino para llenarse obscenamente
los bolsillos. Le interesa el poder político, por supuesto, pero no la guía una
ideología más allá que la del Mercado Libre absolutamente irrestricto. Esto es,
su poder económico transforma al narcotráfico en un Grupo de Poder. No tiene un
interés acusado en capturar el aparato del estado, más bien de utilizarlo para
su beneficio. Le vacila la Libertad de Empresa en abstracto, no las leyes ni
las restricciones que la sociedad establece para defender a los ciudadanos del
poder desmedido de las empresas y grandes corporaciones. Es aliado natural del
extremismo de derechas, y seguramente le interesa financiar a aquellos cuya
acción desreguladora les favorezca.
El Narcotráfico existía desde
antes del Terrorismo. A diferencia de éste, ha estado creciendo,
desarrollándose e internacionalizándose. Controla territorios, tiene zonas de
producción, redes internacionales de distribución, abultadas cuentas en Bancos en
algunos paraísos financieros, y una organización vertical y jerárquica. Puede
poner en jaque la autoridad de los gobiernos, e incluso eventualmente
capturarlos en parte o en todo, aunque como hemos dicho, prefiera actuar en la
zona crepuscular entre lo legal y lo ilegal. En ese sentido es un enemigo mucho
más poderoso e insidioso. Si no me creen, pregúntenle a los colombianos y los mexicanos.
Relaciones
Cuando la Sociedad Peruana
destrozó el aparato de Sendero Luminoso a través de la acción combinada, aunque
descoordinada, de las fuerzas armadas, policiales y civiles de nuestra patria,
lo que quedaba de Sendero se encontró en serios problemas y trató de dirigirse
a zonas donde no se les pudiera encontrar con facilidad. Habían tenido relaciones
encontradas anteriores con el Narcotráfico, pero la necesidad tiene cara de
hereje, y al final los débiles – el Sendero golpeado – terminaron en las manos
de los fuertes – el Narcotráfico. Manos relativas, por cierto. Las columnas
supervivientes de Sendero estaban en posesión de sus armas, y los narcotraficantes
tampoco usaban pistolitas de papel. Eran dos fuerzas armadas, una frente a la
otra, y al final la razón instrumental se impuso, y la forzada convivencia se
probó provechosa para ambos. Así se produjo un extraño matrimonio de
conveniencia.
Artemio y los remanentes de
Sendero trataron de mantener cierta autonomía y algún control de sus propias
decisiones, y a la vez ser objetivamente útiles a sus patrones y financistas.
Su objetivo, obviamente, era apostar a durar, solamente a durar, y ser
huachimán del narcotráfico no es tan desdoroso. Los objetivos mayores – tomar el
poder político y el estado – no podían ser cumplimentados con los restos de un
aparato político hecho trizas en la cúpula y en la base. Así que decidieron
durar, y eso ya era bastante. Por el otro lado, los Cárteles y organizaciones narcotraficantes
podían utilizar y utilizaron a Sendero Luminoso para invisibilizarse, en las
formas de cortina de humo, pantalla, pararrayos y escudo protector. Muchos
políticos se llenaron la boca hablando contra el Terrorismo y pasando
cómodamente por alto el Prefijo. Las fuerzas policiales y militares se dedicaron
a combatir a Artemio, y dejaron en segundo plano durante mucho tiempo al
Narcotráfico.
Política práctica
En todo análisis político, lo que
se hace o deja de hacer puede explicarse por dos buenas razones: O porque no se
puede, o porque no se quiere. Si no se capturó antes a Artemio la pregunta es
por qué. Si había medios – nos han dicho hasta la saciedad que el Perú está
maravillosamente bien en plata – pues no acabo de explicarme porque se han
tomado diez años en capturar a Artemio. Puede ser que suelto resultara más
conveniente que preso. Una idea, no más, que suelto por lo que pueda valer. Es muy
cómodo tener a quien demonizar y a quien echarle la culpa de una serie de
cosas. ¿Miopía política, simple complicidad, indiferencia ideológica? Quién
sabe. Cuesta pensar que hayamos tenido que esperar hasta que llegara un
Presidente y un Gobierno que tratan de actuar en serio y no hacer sainete de la
política para lograr una captura que según parece pudo haberse logrado hace
mucho. Los medios siempre estuvieron ahí durante diez años. Quizá lo que
faltaba era la voluntad política.
Colofón
Es importante por varias razones
que el camarada Artemio haya caído. No solamente por el golpe que se le ha dado
a lo que queda de Sendero, sino al desmantelamiento de la cortina que esconde
al Narcotráfico y otras formas de violencia. También se satisface a la opinión
pública, pues caen los responsables de la Violencia política. Artemio en
particular parece cargar más de 1000 cadáveres sobre su conciencia, suponiendo
que tenga alguna. Naturalmente hay que
seguir escrupulosamente la legalidad, respetar los Derechos Humanos, y condenar
con absolutamente todo el peso de la Ley al culpable. De eso se trata ser
civilizado. Siempre se puede ser bestia, pero eso sería igualarse con los violentos.
En cambio hacer las cosas bien puede ser algo más molesto, pero en el mediano y
largo plazo es mucho más rendidor. Y punto por hoy.
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